Lo que les voy a contar me tiene
totalmente atormentado. Me voy a tener que ordenar para narrarles uno a uno
como fueron los hechos que desataron todo esto.
Con Federico somos amigos desde
los 6 años. Fuimos juntos al colegio primario. Julieta, la mujer de Federico,
está muy buena y eso siempre supe que iba a ser una complicación.
Ella siempre hacía comentarios
sobre mi cuerpo: que estas muy bien, tenés buen cuerpo, estás flaco y ese tipo
de cosas que me hacían pensar en que ella me miraba más de lo que se debía
mirar al amigo de su esposo.
Antes de seguir voy a hacer una
descripción de los personajes
Julieta es la mujer de mi amigo
Federico, es morocha y está muy buena. Es alta con muy buenos pechos y una cola
hermosa.
Mi nombre es Germán, tengo 42 años,
la misma que mi amigo Federico y debo reconocer que la vida no me dotó de una
cara hermosa, pero supo darme un muy buen cuerpo y una pija bastante aceptable
Mi amigo, Federico, es un poco
obeso y quizás es por eso que su mujer siempre está pendiente del cuerpo ajeno.
Mi mujer, entre tanto, está muy bien, buenas caderas, pocos pechos y muy reacia
al sexo. Quizás esta suma de cosas hizo que se dé lo que se terminó dando.
Entre los dos matrimonios tuvimos
muchas cenas y vacaciones juntos durante los últimos 10 años, pero creo que lo
que desató todo fue la fiesta de 40 de mi amigo. Yo estaba medio tomado y
jodiendo digo en voz muy alta “la que está buena es la de rojo”
No creo que haya que aclarar que
Julieta estaba vestida de rojo. Con un vestido corto y con unas piernas
bronceadas que volvían loco a cualquiera.
-
Vos siempre subiéndome la autoestima, Germán –
me dijo ella
-
Vos sabes que estás muy buena – le digo más
tarde al oído
-
No me lo digas en ese tono
-
¿En qué tono? – le pregunté, no me di cuenta en
que tono se lo dije realmente
-
Ese tono no se corresponde al mejor amigo de mi
novio – me soltó
Juro que me re calentó su
comentario y la miré a los ojos. Ella estaba colorada y me sostuvo la mirada y
lo que vi fue a una mujer caliente. Habíamos dado un paso hacia adelante y
ambos lo sabíamos.
La fiesta siguió y no nos
acercamos mucho salvo en un momento en el que la veo que está sola y desde
atrás me acerco y le digo
-
Que sea el mejor amigo de tu novio no significa
que no pueda darme cuenta de que estas muy buena – Esta vez quise ser más
contundente.
-
Gracias – me dijo y me sonrió de una manera
especial, como nunca lo había hecho hasta ese momento.
Durante esa fiesta no pasó nada más,
pero yo me quedé “maquinando”
Yo tenía el WhatsApp de ella y un
día en que estaba medio en pedo veo una foto de ella en malla con sus hijos, en
Instagram. Nada demasiado explícito y le pongo un corazón, pero luego se me
ocurrió capturar la foto y mandársela por WhatsApp y decirle, es verdad lo que
te digo.
En ese momento, tiré el teléfono
y a los dos minutos me di cuenta que estaba yéndome muy lejos y fui a borrarlo
y me encontré con un “gracias, vos sabes que vos también”
En lugar de dejar todo ahí, no sé
si fue por el efecto del alcohol y la calentura o qué, pero le tiré:
·
“Estas muy buena, Juli”
·
¿Si? ¿Qué te gusta de mí?
Esa respuesta o digamos mejor esa
pregunta hizo que todo empezara a escalar. Ella tuvo oportunidad de poner
gracias o un corazón y listo, pero evidentemente decidía avanzar
·
No me hagas esa pregunta – le respondí como
dándole una segunda oportunidad
·
¿Por qué?
·
Porque lo que te puedo llegar a decir sí que no
se corresponde con el amigo de tu novio.
·
Mmmmm ahora me da intriga
·
Mejor que no te lo diga
·
Sos cagón, eh!
·
No soy cagón
·
¿Qué te gusta de mí? Decilo
·
Tu cuerpo
·
¡Ah! Y tanto miedo para decirme eso
·
Bueno, me moderé porque no quise ser tan
explícito
·
Bueno, y de mi cuerpo ¿qué es lo que más te
gusta?
·
Juli, mirá que te lo digo sin filtro, eh!
·
Uhhh cuantas vueltas, decilo! ¡No soy una monja,
nene!
·
Tus tetas me vuelven loco
·
Ah ¿sí? ¡Mirá vos lo que escondías!
·
¡Viste! fui más específico porque me lo pediste,
no te quejes
·
No me quejo, al contrario, es lindo saber que
una gusta a los hombres
·
¿Me vas a decir que nunca te lo dijeron?
·
Hace mucho que no me dicen cosas así
·
¡Y eso que me controlé! No sabes el repertorio
que tengo para decirte
·
Uhhhh esto me está gustando - y manda emoji de
fuego
·
Juli, acabas de sacarle el candado a una jaula.
No la abras porque sale el monstruo en cualquier momento
·
Mirá vos! Bueno, vamos a dejar la jaula cerrada,
pero el candado ya no está, desapareció, ¿no? Jajaja, es muy buena tu metáfora
·
Besos, Juli
·
Gracias, me gustó mucho lo que me dijiste
·
Te mando un beso – insistí yo
No pasó nada más hasta que llegó
el verano y los invité a mi amigo y a su mujer a mi casa. Yo tengo una casa con
pileta en la zona norte del Gran Buenos Aires, más precisamente en un barrio
privado de Pilar.
Ya desde el almuerzo hubo un par
de miradas y sonrisas con Julieta de las cuales no podía no darme cuenta de la
tensión sexual que había entre nosotros. Ahora era nuestra responsabilidad que
esa tensión sea reprimida y no expuesta y avanzar más en nuestro incipiente
juego
El problema empezó cuando llegó
la hora de la pileta, mi amigo se sacó la remera y se metió y atrás, yo hice lo
mismo. Estaba en la parte más profunda de la pileta cuando la veo a Julieta que
me mira desde lejos. Creo que solo yo lo noté. Así como estaba, parada de
frente a mí se saca el vestido y se queda en malla: un bikini de triángulos y
tanga blanca que le quedaba espléndida. Ellos también tienen pileta por lo que
estaba muy bronceada y sabía que lucía un cuerpo espectacular.
Fue tanto lo que me shockeó verla
así, tan espectacular, que me metí bajo el agua y me giré de espaldas a ella,
charlando con mi amigo de temas sin importancia
El vino que habíamos comido en el
asado hizo que muchas inhibiciones nuestras cayeran y pude notar que Julieta
también estaba un poquito achispada, hacía comentarios graciosos y se reía más
de lo habitual. Estaba hermosa.
Debe haber estado 15 minutos
charlando con mi mujer y mirando a los chicos que jugaban en el césped cuando
de repente dijo:
-
Me voy a meter, no doy mas
Yo me giré y la miré como
avanzaba entrando en la pileta. Fue meter el primer pie en el agua, que estaba
bastante fría, para que los pezones se le endurecieran de una manera tremenda.
Fue un impulso, como un rayo, no pude dejar de mirarle las tetas y a ella a los
ojos. Ella hizo lo mismo y me miró. Su mueca fue de seriedad primero, y luego
de una sonrisa diciendo “está fría”
Hasta ese momento, me calentaba
el juego, el chichoneo, pero cuando la vi entrando en la pileta con esas tetas
y esos pezones duros, juro que pensé “como me la cogería”. Por suerte, mi amigo
estaba totalmente en otra porque creo que la cara que tuve en ese momento era
de boludo total.
Ella se metió en la pileta y jugó
un rato con uno de los chicos. Luego se acercó a su marido, agarrándolo desde
atrás. Yo pude ver la parte de atrás del bikini que casi se le metía en la cola
totalmente. Por suerte, también mi mujer se metió y estuvimos un rato charlando
los cuatro. Al poco tiempo, empezamos a
sentir frío. MI amigo se levantó para ir a secarse afuera. Mi mujer salió y sólo
quedábamos nosotros dos en la pileta. Se hizo un silencio incómodo y me lancé
sin dudarlo:
-
Me equivoqué la vez pasada. No estás buena,
estás buenísima.
-
Gracias, Ger – me dijo con una voz que casi hace
que se me pare la pija
-
Tenés unas tetas hermosas – ya estaba totalmente
entregado
-
Gracias, veo que te gustan porque me las miraste
mucho
-
¿Se notó?
-
Si
-
¡Uy perdón! – le dije
-
¡No! ¡No me pidas perdón! Me gusta
-
¿Qué te las miren? ¿O que yo te las mire?
-
Que vos me las mires – me dijo
La pija se me empezó a parar y no
supe cómo reaccionar. Miré alrededor y todo parecía bajo control, mi amigo se había
metido en la casa y mi mujer estaba con uno de los niños, nadie escucharía
nuestro diálogo. Quizás fue eso lo que hizo que me animara a decirle
-
No te puedo explicar lo que me calienta esta
conversación
-
A mí también – dijo ella
-
Sé que está mal que me caliente con la mujer…
-
Shhhh – me detuvo ella y luego de mirar a todos
lados puso su dedo índice sobre mi boca en señal de que no dijera lo que
pensaba en ese momento
Por un momento se me cruzó la
idea de chuparle el dedo, pero me contuve
-
¿Qué pasa? – pregunté sorprendido
-
Ya lo sabemos los dos eso, está mal, pero nos
divierte, ¿no? – dijo ella con una sonrisa que me dieron ganas de besarla en
ese instante
-
Sí, es así.
-
Bueno, decime algo mas
-
¿Cómo qué?
-
Algo más, no se... algo que me guste
-
No sé, tengo miedo de irme al carajo – me atajé
-
No tengas miedo, ya te dije, no soy una monja –
decía ella
Era un cuadro muy caliente. Los
dos en la pileta, metidos hasta los hombros y hablando muy cerca. Mi mujer
estaba completamente en otra, al igual que mi amigo. Sí, mi amigo, el marido de
la mujer que me gustaría cogerme en este mismo momento
-
¿Qué le harías a mis tetas? Por ejemplo – me
dijo con la voz ronca de calentura
Eso sonó en mis oídos e hizo que
mi pija se parara aún más al instante. Pese a eso me costó entender la pregunta
-
Ufff no me preguntes eso porque…
-
Dale, soltalo y no me pidas permiso – me animaba
ella
-
Te las tocaría y te las chuparía todas
Se le endurecieron los pezones y
se los miró y volvió a mirarme a los ojos.
-
Mirá cómo se ponen – me dijo
-
Yo tengo la pija re parada – le solté
-
Y yo estoy mojada por fuera y por dentro – dijo
ella con un juego de palabras que me volvió loco en ese instante.
Ese comentario hizo que mi pija
diera un respigo y mi mente se nublara al punto de no cuidarme de mi mujer y de
mi amigo.
-
Como te chuparía la concha…
-
Aghhhh, basta, me voy – dijo ella y me dejó así
con la pija re dura en el medio de la parte profunda de la pileta
-
Pero…
-
Te juro que no respondo de mí sí me quedo – me dijo
cerrando los ojos.
La vi salir caminando y me pareció
que movía el culo más que nunca. La noté más sexi que nunca y en ese momento me
juré que, aunque sea una locura, aunque era esposa de mi amigo de toda la vida,
iba a seguir estimulando nuestros juegos eróticos.
El resto de la tarde transcurrió
lo más normal salvo algunas miradas cómplices y alguna que otra sonrisa entre
Julieta y yo
El lunes, en el trabajo, estuve
muy a full y no tuve mucho tiempo de pensar. No me animaba a mandarle un
mensaje y por suerte, cuando no me lo esperaba, llegó el de ella y mi corazón
empezó a agitarse como queriendo salirse de mi pecho
-
Hola
-
Holaaaa – no me animé a nada mas
-
Que tremendo lo del otro día en la pileta – me
escribió ella
Ahora debería medir como estaba,
por lo pronto, no parecía enojada. Si era así, me propondría algún avance,
aunque sea mínimo
Debía actuar con calma, pero no
podía. Mi calentura ya era extrema. Esta mujer me llevaba al límite.
-
Sí, me re calenté
-
Y yo… - eso me encantó leerlo
Ahora me tiré de lleno. No iba a
dar vueltas. Si ella quería cortar todo, que lo haga ahora mismo, recuerdo que
pensé. Y si quiere seguir escalando en esta calentura, le voy a dar el pie.
-
Me pusiste la pija a mil, no sabes
-
Mmmmm sí?
Ese comentario hizo que me diera
cuenta de que ella estaba tan caliente como yo
-
Si, como ahora
-
Ah, ¿sí? ¿Ahora también?
-
Claro, no sabes cómo tengo la pija ahora – le
dije yendo a fondo
-
¿Tanto te caliento?
-
Mucho, mucho
-
Vos a mí, también – me reconoció ella y yo pegué
un saltito en mi asiento
El problema, si es que podemos
llamarlo así, era que yo estaba solo en mi casa y me puse de pie sacando mi
pija del pantalón
-
Tengo la pija a full – le repetí
-
¿Dónde estás? – quiso saber ella
-
En mi casa, solo – eso sonaba a invitación
-
Mmmmm y la tenés muy dura? – ella jugaba el
juego a la perfección
-
Muy dura
-
No te creo… - me dijo ella
-
¿Te mando una foto?
-
¿Te animás? – ella fue la que me retó a hacerlo
Le mandé la foto de mi pija
totalmente parada
-
Mmmmm
-
Ahora decime vos a mí lo que le harías a mi pija
-
Primero darle un beso
-
Ajá, eso me gusta
-
Esperá – me escribió
Fue entonces que sucedió y me
envió una foto de sus tetas. Eran perfectas, pezones duros, tetas hermosas, una
locura
-
La pondría entre mis tetas, ¿te gustaría eso? – me escribió ella
-
Me encantaría, Juli – le puse ya sin miedo
Cuando leí en la pantalla que
decía grabando audio, creí que me moriría ahí mismo de un infarto
El audio no tardó en llegar y
tardé en darle play porque los nervios no me dejaban. Cuando escuché su voz,
caliente, ronca y entrecortada por los nervios y la excitación mi corazón dio
un vuelco y mi pija se puso a gotear como una canilla rota
-
Ayyyy Ger, no sabes lo caliente y lo mojada que
estoy, te juro que me estoy tocando mientras miro tu pija
Yo no dudé en lo que hice a
continuación y comencé a grabar un video de mi pija mientras me masturbaba y
mientras tanto le decía
-
Juli, mirá lo dura y caliente que me la pones,
voy a acabar pensando en vos, en tus tetas, en tu concha…
Lo detuve ahí y se lo mandé
porque estaba a punto de acabar y sentí que necesitaba su autorización
Esperaba que me escriba algo y no
llegaba. No podía entender por qué motivo se demoraba tanto. ¿Se habrá tocado y
ya no tiene más ganas? ¿Se habrá arrepentido de llegar tan lejos? El caso fue
que pasaron más de 15 minutos y yo estaba decepcionado como un nene al que se
le escapa un globo de helio
Me volví a la computadora y entró
un mensaje. Mi corazón se aceleró, pero fue en vano, no era ella. Me animé y le
escribí
-
¿Qué pasó?
No obtuve respuesta por otros 10
minutos más. Empecé a pensar que todo se había terminado cuando llegó un audio
de ella
-
Hola Ger, discúlpame, pero me estaba pajeando
cuando vino la señora que limpia y fui a atenderla y encima se me ponía a
hablar y no paraba. Ahora me vine al auto para poder mandarte este mensaje y
que no me escuche. Me quedé re caliente, mal. Disculpame que te haya dejado
así.
Me volvió el alma al cuerpo y mi
pija recobró su estado. Le mandé un audio sin dudar
-
Juli, yo también quedé re caliente. Ahora no
puedo hacer nada yo tampoco – le mentí con la intención de una segunda
oportunidad – pero sabé que te quiero chupar y coger toda.
Así cerré mi mensaje y tiré el
teléfono para no verlo por un tiempo. Quería vengarme un poco de la calentura
que me había hecho agarrar y que no pude terminar
Al rato, volví a agarrar el
celular y estaba un audio de ella que decía
-
Que calentura hermosa que me hiciste agarrar
ahora me voy a ir a pajear al baño pensando en tu pija. Y me gustaría que vos
hagas lo mismo pensando en mí.
Juro que me fui al baño y
reproduje el audio y acabé como loco. No sabía cómo hacerlo y grabar al mismo
tiempo así que no quedó evidencia de esa paja hermosa que acababa de hacerme.
Los días pasaron y llegó el
momento en que mi amigo me dice de ir a cenar a un restaurante en Puerto Madero
los cuatro solos, es decir las dos parejas. Le respondí rápidamente que sí y
quedamos en ir a Mare, una versión mejorada de La Parolaccia di Mare que nos
supo despertar curiosidad cuando vimos un posteo en Instagram.
Llegó la noche en cuestión y
acordamos encontrarnos en el restaurante. Nos vestimos un poco mejor, tanto mi
mujer como yo y fuimos a la zona portuaria / gastronómica.
Llegamos y dejé el auto con el
valet parking y entramos al restaurante. Ellos decían que llegaban en 5 minutos
así que los esperamos en la recepción mientras nos ofrecieron un Campari con
jugo de naranja. Al rato, mi mujer me dice, ahí vienen y me giré para mirarlos,
en realidad, para mirarla a ella.
Venía con un vestido verde corto
y sus piernas hermosas torneadas, perfectas y bronceadas. Llevaba encima del
vestido una chaquetita negra con brillos y de cara me pareció más hermosa que
nunca.
Cuando me fue a dar un beso,
sentí una caricia en mi cintura y supe que todo lo que habíamos vivido y jugado
los días anteriores no habían quedado en la nada.
Nos acompañaron a la mesa y nos sentamos
en una mesa redonda yo tenía en frente a Julieta y de cada uno de los lados a
mi mujer y a mi amigo Germán.
¿Se animaría ella a tocarme por
debajo de la mesa? Me pregunté en ese momento. No sucedió. Solo una mirada
cómplice en un momento en el que mi mujer fue al baño. Cuando promediaban los
postres, me levanté para ir al baño y ella me miró sonriente.
Cuando estaba entrando al baño
siento que me agarran del brazo y me tiran para atrás. Era ella, Julieta. En un
solo movimiento, me besó en la boca con mucha lengua y pasión. Fue un beso de
no más de 10 segundos. Yo la agarré y la apreté contra mi cuerpo. Ella se
apretó con más fuerza aún y se soltó, metiéndose en el baño de mujeres.
Antes de cerrar la puerta, me
miró diciéndome:
-
Disculpame, pero no me aguantaba
-
Está bien – articulé y no la vi mas
Me costó orinar porque una
erección se había generado de manera inmediata y ahora costaba bajarla. Mi
mente no se podía aclarar, era verdad lo que había sucedido recién. Julieta, la
increíble mujer de mi amigo, me había besado con mucha pasión.
Tardé más de lo que debía y ella
ya estaba sentada en la mesa hermosa como siempre, aunque debo reconocer que
esta vez la vi más hermosa que nunca.
Pagamos y acordamos ir a caminar
por la zona. Preguntamos al valet parking sin no había problema y nos dijo
hasta que hora estaba.
Caminamos del otro lado de los
diques y nos reímos de mil cosas. Mi amigo es gracioso y las chicas también lo
son.
En un momento, fuimos a cruzar
por el puente de la mujer, una obra del arquitecto español Santiago Calatrava y
decidimos tomarnos una foto los cuatro juntos. Le entregamos el celular mío y
de mi amigo a un chico para que nos la saque.
La casualidad hizo que me tocara
al lado de Julieta y le pasé la mano por la cintura. El chico estaba buscando
la mejor toma cuando una idea cruzó mi mente y mi corazón se aceleró como
queriendo salirse de mi pecho
Bajé mi mano y acaricié
suavemente la cola de la mujer de mi amigo. Pude tocar una nalga firme por sobre
la fina tela del vestido y fui un poco más allá y hundí un poco mi mano por el
centro de su cola. El riesgo que estaba tomando era total.
Lo mejor llegó cuando sentí su
mano acariciarme a mí la cola y se giró para decirme al oído “sos un hijo de
puta, pero me encantó”
No tuve tiempo a responder.
Seguimos camino y nos fuimos a los autos de cada uno. Cuando paré en el primer
semáforo me lancé sobre mi mujer y la besé con pasión.
-
¿Qué te pasa?
-
Nada – le dije
-
¿Y ese beso? – me preguntó
-
Es un anticipo de lo que te voy a hacer cuando
lleguemos ya que los chicos no están.
Habíamos dejado a los chicos en
casa de sus abuelos y eso me hizo estar más relajado al momento de coger con mi
mujer. Creo que pocas veces me he cogido a Romina como me la cogí ese día. No
llegamos al dormitorio que empecé a besarla ni bien atravesamos la puerta. La
besé por todos lados, me pidió un minuto para ir a lavarse y no la dejé, le
quise chupar la concha, así como estaba. Le dije de todo y la hice hablar en
voz alta a ella. Pedime que te coja! Le decía yo y ella se soltaba y me lo
pedía. No tengo que aclarar que en todo momento me imaginé que era Julieta a
quien me estaba cogiendo.
Cuando terminamos Romina, mi
mujer me miró extrañado
-
¿Qué te pasaba hoy?
-
No me pasaba nada, pero como hacía mucho que no
estábamos solos me solté un poco mas
-
¡Me gustó como te soltaste! – me dijo ella
-
A mí me gusta también que vos te sueltes – le
dije
Así pasó nuestra noche y cuando
fui al WhatsApp vi que en archivados (donde había dejado el chat – vacío
obviamente – con Julieta) figuraba que había 5 mensajes
Mi corazón nuevamente de aceleró
y agarré mi teléfono y me fui a la cocina.
-
¿Queres algo para tomar? – le pregunté a mi
mujer
-
Bueno, traete algo – dijo ella
Fui a agarrar una botella de agua
mientras leía los mensajes. Cuando comencé a leerlos todos los nervios se
fueron convirtiendo en nueva excitación
o
Hola, como me calenté hoy abajo en el baño
o
Me encantó como me tocaste cuando nos sacamos la
foto
o
Me re mojé en ese momento
o
No sabes lo caliente que estoy
o
Me gustaría que estuvieses acá para sentir como
estoy
Yo le respondí al instante
-
¡No sabes cómo tengo la pija yo!
-
Me gotea pensando en vos, en chuparte y en
cogerte
Mi pija se paró como un resorte
leyendo estos mensajes. Cuando fui a cerrar la heladera vi una botella de
champagne y la saqué. Agarré 2 copas y entré en el cuarto. Romina seguía
desnuda y cuando me vio entrar se acercó preguntando:
-
¿Champagne? Pensé que ibas a traer agua
-
A vos te gusta el champagne – le dije
-
Pero me pone mimosa… - rio ella
-
Eso no sería problema – le dije mientras servía
las dos copas y brindaba
Me sentía medio hijo de puta con
toda la situación, pero no podía detenerme.
Después de brindar le tiré un
poco de champagne y volví a chuparle las tetas, aunque esta vez con más tiempo
y dedicación
Romina me chupó la pija y cerré
los ojos para imaginarme a Julieta. Paramos un rato y fue mi mujer que se
mostró sorprendida por querer tener un segundo encuentro. No recordábamos
cuando había sido la última vez.
Yo sé que está mal lo que hice,
pero me volví a la cocina con la excusa de guardar un ratito el champagne y
volver a leer los mensajes
Mi sorpresa fue mayúscula cuando
tenía 3 mensajes más en archivados (todos de ella, obviamente)
o
Ayyy como me calienta pensar en tu pija
o
¡Cómo te la chuparía, por Dios!
o
Ahora te debes está cogiendo a Romi, ¿no?
Le respondí automáticamente
o
Pensá en mi pija que ya la va a tener para vos
o
¿Me la vas a chupar mucho? – quise dejarle una
pregunta
o
Si, Romina va a disfrutar sin saber que estoy
pensando en vos
Dejé el teléfono en la cocina,
guardé la botella y me fui al cuarto. Mi mujer estaba desnuda esperándome y ni
bien llegué me tiré en la cama para chuparle la concha. No se cuánto tiempo
estuve haciéndolo. Solo sé que ella me pidió que parara que ya había acabado y
quería que me la coja. No dudé un segundo en ponerla en cuatro y cogérmela como
una bestia.
-
Aghhh ahhhhh ahhhhh – vibraba mi mujer
-
Te voy a coger toda – le gritaba yo
-
¿Siiiii? – preguntaba ella
Acabé imaginando que lo hacía en
la concha de Julieta, la increíble mujer de mi amigo.
-
Aghhhh ahhhhh ahhhhh acaboooo – le anuncié
-
Siiii cogeme así, acabame así – mi mujer
colaboraba con lindas frases para calentarme
-
Aghhhh – me fui dentro de mi mujer
-
Aghhh yo también – decía mi mujer mientras se
giraba a besarme
Me había olvidado por completo de
que era mi mujer. Solo cerré los ojos y me imaginé que era Julieta una vez más,
necesitaba cogérmela para sacármela de la cabeza.
Mi mujer me reconoció que tuvo
que frotarse ella misma el clítoris para acabar porque se había dado cuenta de
que yo estaba completamente Volví a la cocina por la botella de champagne y no
pude evitar leer si había algún mensaje de Julieta. Y había
-
No sé si me voy a animar a hacerlo algún día,
pero si ahora te tengo a mi lado, te cojo TODO
-
Tu amigo también disfruta la comida que vos
calentaste
Me estaba volviendo loco con los
mensajes de la mujer de mi amigo. No aguanté la tentación y le escribí
nuevamente
-
Yo también te cogería toda
Detrás de mí, apareció mi mujer
diciendo, con quien hablas a esta hora. Me sobresalté de tal manera que el
teléfono se me cayó de las manos. Cuando lo recogí rápidamente abrí twitter
(ahora X) y me puse a escribir un twit
-
¡Ay que cagazo que me hiciste pegar! Estaba
escribiendo una boludez en twitter
-
A esta hora
-
Quiero contarle a todo el mundo que me eché dos
polvos en una noche, jajajaja
-
Ni se te ocurra que te sigue mi mamá – me
respondió ella
-
Jajajaja, no estaba respondiendo otra cosa
-
Ahhh, menos mal. ¿Venís a la cama? – me preguntó
mi mujer
-
¿Otro más?
-
Jajajaja noooo ya estoy para dormir
-
Esperá que agarro el champagne
Aproveché la distracción de mi
mujer y agarré el teléfono cerrando todo
Este relato termina acá -------> La increíble mujer de mi amigo 2 FINAL
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