Todo estaba bien. En realidad, ahora que lo escribo me doy cuenta de que no, todo estaba mal. Hasta que llegó ella y cambió nuestras vidas para siempre. Ella es Mariana. La jovencita que llegó en 2015 a casa para hacer las tareas domésticas y que lentamente se adueñó de todos nosotros.
Empiezo por presentarme: mi nombre es Julia tengo 41 años, soy morocha de estatura mediana rondando los 170 cm y tengo un muy buen cuerpo que logro mantener gracias a una buena genética de mi madre, al cuidado con las comidas y mis rutinas de spinning.
Mi familia está compuesta por mis dos soles que son mi hijo Hernán que tiene 19 años y mi hija Paula que tiene 18. Por último está mi marido que se llama José y tiene 57 años.
Somos una familia que vive muy bien afortunadamente gracias a un negocio familiar heredado de los padres de José, una panadería con mucho suceso en la ciudad de Buenos Aires.
José, mi marido, trabajaba toda la noche dirigiendo a los empleados para hacer las mejores delicias de la ciudad y cuando llegaba el día tanto Paula como Hernán se iban a la facultad y yo me dedicaba a atender el local. Creo que si siempre tuvimos éxito con la panadería fue porque tanto José como yo nunca descuidamos la atención.
Tantas tareas en la panadería hicieron que tomara la decisión de contratar a una persona para que se encargue de las tareas domésticas. Después de darle vueltas para conseguir una persona de confianza apareció Mariana una joven de 30 años que José conocía del negocio desde niña y que se había quedado sin trabajo luego de que los ancianos a los que cuidaba fallecieran ambos.
Mariana era una chica divina, que tenía un cuerpo espectacular con dos tetas hermosas, un culo de infarto y cabello oscuro. Si bien no llamaba la atención con su forma de verter era tal el cuerpo de esta morocha que no podías no darte cuenta que estaba buenísima. Ya veníamos probando con más de una chica que no nos convencían. Algunas no trabajaban lo suficiente, otra nos robó y luego apareció Juana, la madre de Mariana con la novedad de que su hija se quedaba sin trabajo y volvería a vivir con ella. Ahí se le prendió la lamparita a José y me dijo que me parecía que probásemos con Mariana para las tareas del hogar.
En principio, y para ir viendo como se desempeñaba, le propusimos a Mariana que venga 2 veces por semana y le pagábamos por hora. Esta situación duró solo 2 semanas porque veíamos que era muy eficiente en su trabajo. Durante este tiempo yo, de manera adrede, deje varias veces dinero para medirla y nunca nos faltó nada. Al mes de comenzar Mariana ya venía 4 de los 5 días de la semana y limpiaba, se ocupaba de la ropa y hasta en una ocasión nos preparó la comida. Cabe decir que más de una vez vi como tanto a mi hijo como a mi marido se le iban los ojos en el cuerpo de Mariana. Ella lo notaba pero nada hacía para provocar así que me quedé tranquila. Ya a esta altura de los acontecimientos había arreglado un buen sueldo con Mariana.
Un día sin querer paso por la habitación de mi hija y escucho que está conversando con Mariana
- Mary (así le decíamos todos) estás de novia o algo?
- No, hace bastante que estoy sola.
- Pero algo debes tener. Con ese lomazo que tenes no te deben faltar candidatos decía mi hija.
No sé porque pero me detuve tras la puerta y me puse a escuchar como seguía esta charla de dos jovencitas. Quizás me permitiría tener más información de mariana y de mi Paula que nunca había sido muy confidente conmigo.
- Algo hay, algún amigarcho (me pareció muy graciosa la conjunción de amigo y garchar) jajaja
- Jaja es verdad. Hay que mantener ese cuerpito y usarlo que para eso lo tenes.
- Vos tampoco estas nada mal, le decía Mary a mi hija.
- Bueno, gracias, pero comparado con tu cola y tus tetas son una tabla.
- No te creas, aparte vos también tenes un culito súper parado y más de una vez vi cómo te lo miraban.
- Quién? Pregunto Paula intrigada.
- Un día salías de la panadería y una amiga que venía con migo me dijo: por el pan dulce se nota que José hace cosas de calidad.
- Epa! Y una chica con lo envidiosas que son. Es más que un halago.
- Si si, y es verdad tenes un culito hermoso, Pauli.
- Me vas aponer colorada.
A los dos meses y cuando ya todos tratábamos a Mariana como una integrante más de la familia ésta me vino con el planteo de un adelanto de 2 meses para poder mudarse sola ya que no quería vivir más con sus padres, que se llevaba mal, que quería más intimidad, que no eran como nosotros que la queríamos mucho y otras cosas entre lágrimas. Le dije que lo pensaría y que lo tenía que hablar con mi marido pero que se quedara tranquila que íbamos a hacer todo lo posible para ayudarla.
Al día siguiente hablé con mi marido y mis hijos en la cena y a Pauli se le ocurrió algo que nos sorprendió a todos. Y si le preparamos la habitación de atrás? Debo contarles que tenemos una habitación detrás de la casa que comunica con la misma y tiene a su vez entrada independiente por el costado de la casa. Nos sorprendimos y nos miramos con José y dijimos que no nos parecía una mala idea. Le preguntamos a los chicos si no tenían problema y dijeron que no.
Al otro día se o planteamos a Mariana que con lágrimas en los ojos me abrazó muy fuerte haciéndome sentir lo duro de sus tetas en el abrazo y diciéndome que se sentía muy feliz de que la aceptaran dentro de la casa.
Comienzan las miradas
No tardó más de 2 días Mariana en venirse a vivir a nuestra casa. Al principio todo seguía igual con Mariana haciendo las tareas de la casa y saliendo a ver a sus amistades y sus padres.
Un día al levantarme veo que Mariana está preparando el desayuno para Hernán y que éste la miraba a cada rato. Me di cuenta de que Mariana no se había puesto corpiño y se le movían las tetas de una manera muy excitante. Podría haber quedado todo ahí, cuando en un momento Hernán se levanta tapándose el bulto y camina hacia la heladera. Al volver lo miro con disimulo y veo que tenía una erección de campeonato. El, y creo que yo también, seguía mirando a Mariana de una manera súper descarada. Yo le miraba el bulto a él y no podía creer su tamaño, en que momento creció tanto mi niño?, pensaba yo y no pude dejar de imaginarme lo que sería esa pija en todo su esplendor. Hernán se levantó y se fue a su habitación. Que paja se va a hacer! Me decía a mí misma y la calentura se empezaba a apoderar de mí. Tenía que aclarar mi mente y empezar a marcar un poco la cancha como la adulta que maneja la casa
- Mariana, te puedo pedir un favor?
- Si, señora
- No me digas señora Mariana que siempre me tuteas
- Es que por el tono en el que me habló sentí que me iba a retar
- No, no. Solo quiero pedirte que te pongas corpiño cuando te levantas
- Si, señora
- Pero! Otra vez con lo de señora
- Es que se me escapa, decía tímidamente. Aparte usted siempre me dice Mary y esta vez me dijo Mariana
- Es verdad.
- Ya me voy a cambiar.
- No hace falta que lo hagas ya. Es por Hernán que está en una edad…
- Hay una edad para eso?
Me pregunta Mary a mí? O lo dice de manera general? No sé a dónde apunta su pregunta. Pero yo aprovecho el momento y le respondo de la manera más cálida que puede haber
- Mary, lo que pasa es que vos todavía sos joven y las hormonas siguen alteradas pero ya se te va a ir pasando con los años
- Es que yo a veces creo que a mí nunca se me van a tranquilizar
- Por qué lo decís?
- Porque me gusta mucho el sexo, me suelta poniéndose colorada y mirándome a los ojos
Yo en ese momento no sabía ni qué hacer ni que decir. Me quedé en blanco y mi concha se empezó a mojar. No sé si fue por la imagen del bulto de Hernán sumada al movimiento de las tetas de Mariana y ese comentario. Gracias a Dios Mariana me sacó de mi embotamiento:
- Disculpe señora, no sé cómo me atreví a confesarle algo así
- Otra vez con lo de señora!
- Si! Es que se me escapa.
- Ya me voy a cambiar
- Mejor, le dije yo. Encima tenes unas lolas (no me atreví a usar la palabra tetas) que hacen que a cualquiera se le vaya la vista
- Te parece? Y en ese momento se asó las manos por la remera y se le marcaron los pezones que se endurecieron al instante
En ese momento una mezcla de excitación y vergüenza se apoderaron de mi cuerpo pero no pude dejar de mirarle las tetas mordiéndome el labio inferior. No sé si ella se habrá dado cuenta pero mi cara debía ser un poema. Gracias a Dios otra vez me sacó de mis pensamientos
- Mejor me voy a cambiar
- Si, mejor, dije yo aunque una parte de mi quería quedarse mirándola todo el día
Durante los siguientes días todo parecía transcurrir normalmente hasta que un día sucedió algo que ahora que lo pienso marcó el comienzo de todo. Otro desayuno en el que lo veo a Hernán mirándola a Mariana y su paquete con un tamaño. Pero esta vez no hacía ningún esfuerzo por disimular su erección, sino que al contrario parecía exhibirla. Yo no sabía cómo actuar. Mariana se daba cuenta. Paula no estaba porque se había quedado a dormir en lo de una amiga y mi presencia no parecía inquietarlo en absoluto. Fue caminando hacia la heladera luciendo su erección, que debo confesar, que era descomunal y porque no decirlo, hermosa. En un momento, Mariana estira los brazos hacia arriba como desperezándose y se le pudo ver la parte de arriba de su bombacha y el comienzo de su vello púbico. Eso pareció ser el colmo para Hernán que la miró como embobado e instintivamente se tocó su bulto como acomodándoselo. Me fui a mi habitación porque estaba totalmente descontrolada. Llegué al baño y fue bajarme el pantalón, la bombacha y darme cuenta que tenía la concha empapada. Dudé en qué hacer, si masturbarme en ese mismo momento o bañarme con agua fría y salir. Ninguna de las dos cosas. Me lave la cara con agua fría y salí al pasillo. Ahí entré en el cuarto de Paula y vi que estaba todo acomodado y salí. Me dirigí al cuarto de Hernán que estaba con la puerta cerrada, qué raro, pensé, puse la mano en el picaporte y abrí ingresando directamente. Lo que vi en ese omento no me lo puedo sacar de mi cabeza: Hernán, mi hijito adorado, recostado en la cama, con los pantalones y calzoncillos por lar rodillas, su cabeza de lado, la mirada absorta en la Tablet y agarrándose la pija, qué digo pija, agarrando su tremenda verga, enorme, dura y venosa y sacudiéndosela violentamente. En ese momento nuestras miradas se cruzaron, debo aclarar que él me debe haber estado mirando 2 segundos antes durante los cuales yo no podía dejar de mirar esa pija hermosa. En un acto reflejo se subió los pantalones, yo me dí media vuelta y me fui cerrando la puerta.
A partir de ese momento los hechos se suscitaron de una manera vertiginosa. O al menos así lo recuerdo.
Las cosas con Hernán habían cambiado radicalmente, de ser mi niño mimado pasó a ignorarme totalmente. De saludarme y abrazarme todos los días pasó a esquivar mi mirada. No lo soporté y decidí encararlo un día en que estábamos solos en la casa:
- Hernán, tenemos que hablar
- Ya sé mamá, perdóname
- Perdoname? Dije yo. Hijo, yo debo pedirte perdón por entrar sin avisar
- Bueno, yo tampoco estaba concentrado estudiando…
- No, me di cuenta. Dije yo riendo. Me gustaba que se desdramatizara la cosa
- Te prometo que no lo hago más…
- Jajá, ya me hiciste reír antes, no hace falta que mientas
- Jajá, reíamos los dos y lo abracé
- Podes hacerlo todas las veces que quieras, es más debes hacerlo, sobre todo ahora que Mariana te genera esas cosas… Es sano. No me horroriza para nada. Solo me sorprendí un poco y no solo por lo que estabas haciendo…
- Ah, no? Porque más te sorprendiste?
- Bueno, mi niño ya creció y muuucho, dije yo mirando su bulto que empezaba a crecer
- Ah, sí. Dijo el entre colorado y excitado
- Bueno, dije yo te dejo porque eso está empezando a crecer y veo que no solo mirar a Mariana
- Jajá, gracias mami. Todo me calienta. Jajá
- Jajá, te dejo para que te desahogues. Disfrutalo. Y miré por última vez su miembro
No sé qué me pasó pero me excité de una manera brutal, casi animal. Entré en mi habitación y me tiré en la cama. Metí dos dedos dentro de mi concha que era un charco. Creo que rocé mi clítoris 3 o 4 veces y acabé como hacía mucho tiempo que no lo hacía. En mi cabeza daban vuelta las imágenes de la pija de mi hijo, las tetas de Mariana. Me lo llegué a imaginar a Hernán chupando las tetas y cogiéndose a Mariana. Lo raro fue que en cuanto acabé no me sentí culpable, ni desahogada. Todo lo contrario seguía muy caliente y con muchas ganas de seguir jugando y experimentando esto que estaba sucediendo. Sabía que no podía suceder otra vez pero… como haría para evitarlo?
A los pocos días estábamos tirados en los sillones con Hernán y Paula, ellos sentados delante de mi mirando una serie en Netflix y pasó Mariana. Vi como Hernán la miró y lo busque con la mirada y me miró y me sonrió. Yo me reí, él también. Paula nos dice de qué se ríen ustedes dos?. Nada nada; Hernán se levanta con una carpa tremenda y pasa por mi lado sin cortarse ni un poco yo le sigo el paquete con la mirada y mirándome descaradamente se lo acomoda. No puedo explicar lo que sentí en ese momento. Sabía que el subiría a masturbarse y yo no quería ser menos. Cuando estoy subiendo las escaleras la cruzo a Mariana:
- Como lo tenes a Hernán pobre, le digo
- Mal no le va a hacer, es joven…
- Ya subió a hacérsela paja. Yo estaba sacada, no me importaba nada
- Mmmmm que rico, me dice Mariana sin ponerse colorada y mirándome
- Yo haría lo mismo si fuese él, le suelto
- A mí me parece que varias vamos a hacer lo mismo ahora… retruca Mariana elevando la apuesta
- Ssssiiiiii, suelto la respiración cierro los ojos y me encamino a i habitación
- Disfrutalo… Mariana ya no se achicaba
- Quedate tranquila que lo voy a disfrutar. Vos también disfrutalo hermosa… le suelto ya visiblemente excitada
Lo que sucedió en cada habitación en ese momento no lo sé, pero lo imaginé en las otras dos y lo viví en la mía. Juro que nunca había sentido un orgasmo tan intenso masturbándome en toda mi vida. Y mi hijo y Mariana lo habían logrado.
Al poco tiempo otra situación hizo que las cosas sigan fluyendo. Hernán con la pija al máximo me mira y me sonríe y justo Mariana nos ve. No sabía dónde meterme. La cosa siguió y Hernán se va con su carpa mirándome a mí y a Mariana. Ya no había vuelta atrás, los tres estábamos metidos en esto. En seguida Mariana se me acercó:
- Veo que no soy el único que lo pone así a Hernán
- Mariana! Que decís? Él se excita con vos…
- No sé, recién los vi cruzando unas miradas…
- El tema es que lo enganché masturbándose en su cuarto y quise que no se hiciera problema, y ahora cada vez que se le para, por vos, le sonrío cómplice
- Te puedo hacer una pregunta? Me dice seriamente Mariana y poniéndose colorada por primera vez en todos estos juegos calientes que habíamos empezado. Eso me preocupó y me hizo sentirme culpable porque no sabía con qué me podía salir.
- Decime, le digo
- Es muy fuerte…
- Está bien, si es muy fuerte, no me lo digas, dije tratando de zafar de la situación
- Mmmm no se…
- Decime dale, ya la intriga le ganaba a la razón
- La tiene tan grande como parece?
Me subieron los colores. Que debía hacer? Debía ponerla en su lugar y decirle que nos estábamos pasando? debía describírsela con lujo de detalles tal como la recordaba? Opté por lo primero
- Mariana, discúlpame pero me parece que no corresponde que te dé detalles de cómo es el aparato de mi hijo. Espero que entiendas..
- Si! Si! Tiene razón señora no sé cómo me atreví a preguntarle semejante cosa
- No pasa nada y no por esto dejes de tutearme
- Está bien. Pero perdóname, no sé cómo…
- Ya está y sonriendo le digo quédate con las ganas…
- Jajá, mejor, mejor
Al poco tiempo estábamos hablando con Paula y Mariana de no sé qué tema y en un momento salió el tema del sexo y de lo importante que es tener información. Yo le decía a Paula que todo lo que quisiera saber me lo preguntara. En un momento Mariana le dice a Paula mirándome: Tu mamá no te va a ocultar ninguna información, a mi quizás si… En ese momento nos empezamos a reír. Paula, enojada, que les pasa? Todos se ríen y me dejan afuera… No es nada, un pavada…Al rato la agarro a Mariana:
- Me hiciste reír pero tenemos que tener cuidado…
- Ya sé, pero quería meter esa pregunta jeje
- Veo que te estás muy intrigada…
- No sabes… Mariana tenía una cara de deseo tremenda
- Bueno, te voy a contar
- Si?
- Es grande
- Ah, suelta Mariana con gesto de decepción
- Que pasa?
- Nada más me vas a decir?
- Que más quieres saber?
- No sé, tamaño, grosor, que se yo… Mariana ya suplicaba
- Es muy raro para mi ponerme a describir la pija (no sé porque me salió esa palabra tan explícita) de mi hijo… espero que entiendas
- Está bien, si te molesta…
- No, no, la corté
- Ok
- Es muy grande, gruesa, y se veía bien dura. Muy dura…
- Uff me parece que le voy a dedicar un dedo a tu hijo
- Y eso que no la viste….No sabes lo que es
- Se nota en tu cara que es hermosa esa pija (ahora lo dijo ella), y yo no daba crédito a lo que oía ni a lo que sentía
- Mejor me voy, dije con el último resquicio de razón que me quedaba
- Esperá, dice Mariana tomándome del brazo
- Que pasa?
- Decime una cosa más, como es de linda?
- Es la pija más hermosa que vi en mi vida, eso querías saber?
- Uffff, si eso quería saber… me voy a pajear ya, chau
- Chau y me quedé mirando cómo se iba Mariana
Creo que a esta altura de los acontecimientos no hace falta aclarar que me masturbé ni bien llegué a mi dormitorio. La imagen de la pija de Hernán volvía a hacerse presente en mi cabeza pero ahora me imaginaba al mismo tiempo a Mariana y también me calentaba! Que me pasaba? Me estaba volviendo lesbiana? Ya no entendía nada pero debía pararlo como fuera.
continúa acá