A partir de esa noche y como si fuese algo pactado entre los dos, ella se quedaba a mirar cómo me masturbaba. Yo siempre procuraba envolver la pija para que nada saliera disparado. Fue una de esas noches que mi mamá me dijo:
- Quiero ver como sale la leche
- Bueno, decía yo obedeciéndola
- A ver
Liberé mi pija del trapo y lo puse en una posición como para atajar los chorros que salieran. No se si fue el hecho de saber que mi madre quería verme lo que me excitó tanto, pero eyaculé como pocas veces antes. Varios y potentes chorros salían de mi verga. Ella miraba embelasada.
- Mmmmm, volvió a susurrar
- Te gusta? Me animé a decirle
- Si, dijo con apenas con un hilo de voz, ¿y a vos?
- También, le dije
Agarró el trapito, me dio un beso en la comisura de los labios y salió por la puerta.
Otra cosa que disfrutaba era que todo seguía normalmente en mi casa. Mi mamá, durante el día con sus quehaceres, mi papá volviendo de trabajar cansado, mis hermanos riendo y jugando divertidos. No había una sola mirada distinta por parte de mi madre hacia mí y eso me encantaba. Solo alguna que otra vez una sonrisa cómplice en presencia de mis hermanitos que estaban completamente en otra. Delante de mi papá, en la calle, en las reuniones familiares, ella se comportaba como una auténtuca señora.
Pero otro cambio se avecinaba, otro escalón que subir. Y llegó. Era la hora en que debía aparecer. Como siempre, yo estaba expectante. Y apareció, pero no fue una aparición mas. Esa noche, mi mamá vino con un camisón muy clarito transparente y sin corpiño debajo. Hasta ese momento todas las transparencias eran oscuras y había que imaginar mas de lo que se veía. En cambio, esta vez se marcaban perfectamente las areolas rosadas y los pezones hinchados. Me miró y sonriente me soltó:
- Este me lo compré para vos
- Me encanta, atiné a decir
- Si? Te gusta? Decía y se quedaba parada para que la observara
- Si, mucho, decía yo que, a mi edad y con esa imagen, tenía la pija como una roca
- A ver, me dijo corriendo la sábana y sentándose en la cama
- Mmmmm, dije y comencé mi lenta paja mirándola
- Vamos a sacar el trapito, dijo y me lo mostró
- Dame, dije estirando la otra mano
En ese momento sucedió lo que no esperaba
- No, dejame a mí, me dijo
- Si, dije yo y bajé mi mano libre
- Dejame a mi ayudarte, me dijo y su mano se posó sober la mía que se movía lentamente sobre mi pija
- Mmmmm, suspiré
Mi mamá agarró la pija por el tronco y comenzó a subir y bajar lentamente
- No voy a aguantar mucho, llegué a decir
- No te hagas problema, me dijo y mientras me masturbaba lentamente fue acercando su otra mano con el trozo de tela
- Aghhhhh, mmmmmm
- Mmmmm, siiiii, decía ella y me miraba a los ojos
- Mmmmm, yaaaaa
- Siiiii, decía ella acabá tranquilo...hermoso
- Aghhhhhh, dije y comencé a acabar
- Sos hermoso, Gabi
- Vos también, mamá
Creo que no llegaron a transcurrir 2 minutos entre que la mano de ella se posó en mi verga y el momento en que eyaculé, pero lo disfruté como nunca lo había hecho en mi vida. No se si fue lo mas curioso de todo, pero recuerdo que se levantó y se fue con el trapo para lavar.
Desde ese día, se repetía el ritual, ella me pajeaba. Lo bueno es que con el correr de los días ella iba extendiéndose en sus caricias. Recorría con sus manos mi cuerpo, mi pecho, mis piernas y mis bolas. Yo siempre eyaculaba mucha cantidad y eso parecía gustarle y provocarle orgullo
Todo esto siempre sucedía con mi padre profundamente dormido a unos metros de mi habitación. Por suerte, los armarios y el tipo de construcción impedían que mi papá escuchara. Y sumado a esto, mi padre tenía un sueño muy profundo.
Siempre que me pajeaba, me miraba a los ojos y me decía “mi nene hermoso”
En una de esas noches y mientras ella me masturbaba, se había bajado los breteles del camisón transparente que había comprado para mí. No me animaba a hacerlo, pero tomé coraje y le acaricié una teta rozando su pezón hinchado. Era muy impresionante, que, por su carácter de pezón invertido, se hinchaban muchísimo cuando se excitaba.
Se sobresaltó, no se lo esperaba. Pero para mi fortuna, lo tomó bien. Cerró los ojos y dejó que siguiera acariciándole las tetas. Mas luego los abrió con una sonrisa mirándome mientras continuaba su hermosa paja:
- Te gustan las tetas de mami
- … no pude articular palabra
- A mi me gusta que me toques las tetas
Continué con mi mano acariciando sus tetas y era algo que me encantaba y quería seguir disfrutando durante mucho tiempo mas, pero el escuchar esta frase de parte de mi madre hizo que yo acabara en el instante. Me limpió, como siempre, con mucha suavidad y sin dejar de mirar alternadamente mi pija y mis ojos. Despacio se levantó de la cama para irse.
Cuando se estaba yendo, se giró y me dijo
- Te quiero mucho, Gabi
Me sorprendió porque nunca me llamaba Gabi. Siempre me decía Gabriel. Creo que se dio un quiebre ese día.
Así seguimos varios días o, mejor dicho, varias noches. Como dije, ella me pajeaba con mucha suavidad, me acariciaba también otras partes de mi cuerpo como el pecho, los testículos, las piernas y algunas veces me rozaba la cara. Yo sentía ganas de besarla en la boca, pero no me animaba a hacerlo.
Las masturbaciones de mi madre continuaban y realmente lo disfrutaba muchísimo. También disfrutaba verla en la casa durante el día. Verla pasar y saber que yo tocaba esos pechos de noche. Ella se movía por la casa y no me dedicaba una sola mirada, nada que pudiera delatarla. Sin embargo, al llegar las noches, aparecía con su camisón transparente y sin corpiño para que yo la disfrutara a pleno
Recuerdo esa noche especial. Creo que había pasado un mes sin ningún avance. Ella vino como siempre y se sentó a mi lado en la cama. Su mirada era de una excitación tremenda. Ella me agarró mi mano y empezó a llevarla a su teta desnuda. Yo le presionaba suavemente los pezones hinchados y ella se sacudía como si tuviera descargas de electricidad. En un momento apretó mi mano contra su pecho y la agarró y la llevó a su cara, abrió la boca y metió un dedo en su boca chupándolo suavemente. Casi acabo en ese momento, pero lo mejor aún estaba por llegar
Bajó mi mano a que la siguiera tocando y así lo hice usando mis dos manos. Mi madre me pajeaba suavemente, como siempre. En un momento, ella me mira seria y con los ojos brillosos de excitación. Recuerdo que su cara hizo una mueca de nervios.
- Vamos a probar algo para no ensuciar
- Si? Pregunté ingenuo
- Si, dijo ella
- Que? Pregunté
- Ya vas a ver, dijo y retiró suavemente mis manos de sus pechos
- Per…
Fue entonces cuando, sin dejar de mirarme a los ojos, se agachó y se metió mi pija en la boca. No puedo describir con palabras lo que sentí en ese momento. Yo no entendía nada. Fue un momento increíble. Como pude a los pocos segundos balbucié:
- Se me sale…
Ella lo entendió, sin embargo, no cesó en su chupada y siguió subiendo y bajando su cabeza en mi pija. Varios chorros salieron disparados dentro de la boca de mi madre que no dejaba de chupar y de tragar mi leche. Mmmmm, gemía ella. Era la gloria. Ella seguía chupando. Yo seguía acabando.
Cuando termina de salir todo, ella me mira desde su posición y me dice:
- ¡Que rico, Javi!
- Mmmmm, siiii? Dije
- Me encanta, me dijo
Ella agarró el trapito y se limpió la boca. Subió lentamente y por primera vez desde que iniciamos este hermoso juego erótico me beso en la boca conun suave beso.
- Espero que duermas bien, me dijo
- Mejor que nunca, le dije sonriente
Esa noche me dormí con una sonrisa. Era feliz
(continua acá)