El sábado siguiente vino mi hermano con su familia y después de cenar se armó una partida de carrera de mente, que es un juego de preguntas y respuestas por equipo muy popular acá en Argentina desde hace mucho tiempo
Antes de describir los equipos debo hacer un alto para contarle un poco de la familia de mi hermano y recordarles algunas cosas
Mi hermano se llama Marcelo, es morocho, alto, delgado y tiene 40 años, su mujer se llama Romina y tiene 38 años. Ella es rubia teñida, con una cola muy llamativa y con poco busto, pero muy paradito. Fue ella la que me vio con mi yerno en la cocina hacía unas semanas y guardaba muy bien el secreto. Mis sobrinos son Agustín de 19 años, muy flaquito y desgarbado con granos y una cara muy tierna y Antonella, la más chiquita e inocente, de hermosa carita y muy flaquita
Nos formamos por equipos, al ser 9 decidimos armar 3 equipos de 3 personas cada uno
El equipo 1: Romina mi cuñada, Mariano mi yerno y yo. Le podríamos haber puesto “somos cómplices” de nombre al equipo, pero preferimos llamarnos nro. 1
El equipo 2: Agustina mi hija, mi marido y mi sobrina Antonella
El equipo 3: Mi hija Micaela (otra cómplice ahora), mi sobrino Agustín y mi hermano Marcelo
La verdad es que a los efectos del juego no podría haber sido más parejo el armado de los equipos.
Por arriba de la mesa, empezó el juego y nos divertimos mucho. Estábamos sentadas mi cuñadita y yo una a cada lado de Mariano.
Por debajo de la mesa sucedían otras cosas. En un momento y sin que nadie lo notase, metí la mano y le empecé a acariciar el paquete a mi yerno. Romina desde su posición pudo verlo y se jugó con un movimiento y sin que mi yerno lo notara, me acarició la mano por encima del paquete de él. Mi cuerpo vibró. Yo me encontraba excitada de por sí, y esto fue un shock tremendo. Nos miramos a los ojos y nos sonreímos. Retiró la mano lentamente y Mariano no se dio cuenta de nada
Seguimos jugando y en un momento vuelvo a poner la mano en su paquete y la miro a Romina. Ella vuelve a hacerlo y empiezo a mover mi mano. Romina no se achicaba y me frotaba con fuerza. Mariano lo nota y se la para la verga como un garrote. Encima muevo la mano y la de ella empieza a tocarlo directamente a él ahora. Mariano está totalmente colorado y nervioso, pero muy excitado. Vuelta a mirarnos con Romina y sonreírnos. En eso la miro a Micaela y me mira desafiante imaginando lo que sucede debajo de la mesa.
Fue Micaela la que tiró a propósito un lápiz y se agachó a recogerlo. Romina rápidamente retiró la mano, pero yo la dejé y cuando Micaela se levantó me miró sonriente. Mi cuñada no entendía nada. Mariano, mi yerno, estaba acalorado y excitado.
El juego seguía y nosotros íbamos últimos porque nos costaba concentrarnos a los tres. En un momento, Micaela propone: El equipo que pierda tiene una prenda. Y tiene que ser dolorosa. Perfecto gritaron todos, inclusive nosotros.
Tratamos de concentrarnos, pero igual terminamos perdiendo. Empezaron a deliberar todos los ganadores y terminaron estableciendo que nosotros tres debíamos ocuparnos de todo hasta que termine la noche y eso incluía ir a comprar el helado, servirlo, lavar todo después, hacer el café y lo mismo, servirlo y lavar todo
Fue entonces cuando le dije a Mariano que agarre las llaves del auto para ir a comprar el helado conmigo y con Romina.
- Yo los acompaño, dijo Agustina mi hija agarrando a su novio
- No, dijo Romina cortante, vamos solos los que perdemos
Nos subimos al auto y Romina se me anticipó y se subió adelante. La quería matar, no sé qué pretendía hacer yo, pero quería ir adelante con mi yerno. Por suerte fue ella la que una vez que hicimos dos cuadras le ordenó a Mariano:
- Pará la camioneta, estacioná acá
- Si, obedeció él
- ¿Qué vas a hacer? Pregunté yo confundida
- Vayan los dos para atrás y hagan lo que quieran que yo voy manejando, después compro el helado y nos volvemos.
- Ah bueno, dijo Mariano y se vino al asiento de atrás conmigo
- Gracias, le dije a mi cuñada
- Me debes dos ahora, me dijo cómplice.
- Siiii, pedime lo que quieras, le dije
No me daba para ponerme a chapar con mi yerno delante de ella y mucho menos para tocarlo Tanto Mariano como yo estábamos muy tímidos al principio, pero gracias a Dios Romina, muy viva, nos ayudó a romper el hielo.
- ¿Qué pasa que no empiezan?
- No sé, digo yo con timidez,
- ¿Así? adelante tuyo? dijo Mariano
- Sí, yo no miro, quédense tranquilos
- Bueno, dije yo
- Arranquen que no van tener mucho tiempo, sentenció mi cuñada
- Mmmmm, le pasé la mano por la pija a mi yerno
- Mmmmm, siiiii, dijo él como toda respuesta y se vino con sus manos a mis tetas
A todo esto, Romina seguía conduciendo rumbo a la heladería. Nosotros en el asiento de atrás continuábamos tocándonos sin pausa
- Ufff, si, dijo mi yerno cuando sintió que le empezaba a desabrochar el cinturón para sacar afuera su pija
- Quiero verte la pija, le dije casi susurrando, pero Romina escuchó
- Muy bien, dice mi cuñada riendo mientras seguía manejando
- Y yo las tetas, dijo él
Sin dudarlo, me saqué la remera y el corpiño liberando totalmente mis tetas. Se me dio por mirar hacia el espejo retrovisor interior y me crucé con la mirada y la sonrisa de mi cuñada
- Mmmmm, Mariano se lanzó sin dilación a chupar mis tetas
- Mmmmm, le agarré la pija y empecé a pajearlo
El vehículo se detuvo y Romina con mucha tranquilidad se bajó. Había estacionado a la vuelta para que podamos seguir tranquilos
- Compro el helado y vuelvo, dijo
- Mmmmm, gracias, le dije en susurros mientras me dejaba chupar las tetas por mi yernito
- Sacate todo, me pidió él
- Vos estás loco? Le dije
- Sí, quiero verte completamente desnuda
- ¿Acá? ¿En el auto estacionado en la calle?
- Dale…
- Vos estás loco…
- Por vos, me dijo y me derritió
- Entonces vos también sacate todo
- No tengo forros, me dijo él
- ¡No vamos a coger nene! Le dije abruptamente
- Bueno entonces te quiero chupar, decía mi yernito muy caliente mientras terminaba de desnudarse
No podía creer lo que estábamos haciendo. Los dos desnudos completamente en el asiento de atrás de la camioneta. Afortunadamente los vidrios estaban polarizados y nada podía verse desde el exterior, solo asomándose por el vidrio de adelante y Romina tuvo la precaución de estacionarse detrás de un camión bien pegada, de modo que no corríamos riesgo de ser vistos por nadie que pasara. Nos miramos desnudos y nos contemplamos por unos segundos. Lo tomé de la cara y lo besé en la boca metiendo mi lengua bien profunda. Él correspondió el beso y nos pegamos completamente desnudos el uno al otro.
- Te quiero chupar me dijo él nuevamente
- Ya me chupaste, le dije aun sabiendo a lo que se refería
- La concha, aclaró y me mojé toda
- Mmmmm, le dije y me recosté hacia atrás bajando una pierna y levantando la otra y dejando mi concha abierta
- Mmmmm, se tiró de cabeza y se acomodó como pudo
Me empezó a chupar la concha de una manera deliciosa, primero en mis labios mayores con la lengua, luego se concentró en chupar bien profundo llevándome al éxtasis total. Estaba llegando al clímax cuando se abrió la puerta del conductor, era Romina con el helado, que miró y dijo
- Bueno, veo que se están relajando
- Mmmmm, sí la miré con una sonrisa y cerré los ojos
- Mmmmm, seguía mi yernito ahora abocado más al clítoris
- Aghhh estoy por acabar, susurré
- Mmmmm, se concentró más en mi clítoris
- Aghhh Ag ah, decía y abrí los ojos para ver que mi cuñada me miraba con una cara deformada de calentura
- Mmmmm, seguía él chupando
- Pará ya está, le dije
- Mmmmm, quería seguir, dijo él
- No, quiero chuparte la pija, tenemos que volver, le dije ahora en voz alta para que me escuche mi cuñada claramente
- Esto lo quiero ver, dijo ella y se dio vuelta mirándolo a él
Yo me deslicé hacia abajo y me acomodé para chuparle la pija a mi yernito. Al principio solo lo pajeaba y lo miraba, después le empecé a pasar la lengua por toda la cabeza de la pija y comencé a metérmela toda y a chuparlo con muchas ganas. Mi cabeza subía y bajaba a un muy buen ritmo mientras él me acariciaba el cabello. En un momento en que lo miro, veo que él está haciendo contacto visual con Romina. Giro la cabeza para mirarla sin sacarme la pija de la boca y me mira
- Me encanta verte chupar la pija me dice
- Mmmmm, le digo
- Aggghhh voy a acabar, dice Mariano
- Mmmmm, si acabame en la boca, le digo y me la vuelvo a meter
- Mmmmm, se escucha a mi cuñada
- Aghhh ah ah ah ah, acaba mi yerno
Varios chorros salieron e impactaron en mi garganta. Nunca, en ningún momento, dejé de chupar y de tragar. Estábamos los dos desnudos en el asiento de atrás y yo tragándome la leche cuando siento una mano recorrer mi espalda, pasando por mi cola, y me estremecí cuando la reconocí suave y pequeña como la de mi cuñada. La mano se separó
- ¿Vamos volviendo? Preguntó ella arrancando la camioneta
- Si, si, le dije recomponiéndome y besando a mi yerno en la boca
Nos fuimos cambiando y cuando ya estábamos listos me pasé al asiento de adelante y la miré a Romina
- Gracias, le dije
- No es nada, pero…
- ¿Pero qué?
- Quedé más caliente que una pipa, me soltó y miró a Mariano por el retrovisor
Mariano venía sentado atrás en el medio. Feliz como un nene al que le acaban de regalar un juguete.
- Jaja, como va a ligar mi hermanito hoy, le dije
- Si, después de ver la pija de Marianito, necesito una adentro si o si
- Mmmmm, no será la de Mariano, pero algo es algo, ¿no?
- Mirá que tu hermano no tiene nada que envidiarle a la pija de Marianito
- ¿Ah sí? Le pregunté curiosa
- Si, si, tu hermano tiene una muy buena verga, también
- Mirá vos a mi hermanito, no lo tenía
- Llegamos, dijo Mariano y se bajó con los paquetes de helado
- Que hermoso pendejo que te estas comiendo, me dijo Romina cuando quedamos solas un segundo
- ¡Viste! Escuchame Romi…la detuve un segundo antes de bajarnos
- Si, ¿qué pasa?
Recién sentí una mano que me acarició la espalda, ¿fue la tuya?
- Sí, claro, dijo relajada
- Ah bueno, es que…
- En el momento me tentó acariciarte
- Está bien, le dije
- Es que estaba, bueno estoy, muy caliente,
- No pasa nada, me gustó
- Ah bueno, ¿también te queres comer a tu cuñada? Jajaja
- Jajaja,
Nos bajamos del auto entre risas
(continua acá)