Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mamá caliente (6)


Pasaron unas horas apenas de ese caliente encuentro con su hijo. Al pasar por el baño principal, Luciano estaba en la ducha nuevamente y se oía el agua caer. Se preguntaba a sí misma que tan mal estaría entrar desnuda y ducharse con su hijo. No debía hacerlo, pero las ganas eran muy fuertes. Llegó a tomar el picaporte con la mano y se quedó unos minutos oyendo el agua e imaginándose el cuerpo de su hijo desnudo y sobre todo la pija esa hermosa que él tenía.

Un pensamiento la invadió y no quiso reprimirse. Abrió la puerta y se asomó

-        ¿No te duchaste hoy?

-        Ahhh, me asustaste, mami, dijo Luciano con una sonrisa

-        ¿Otra vez duchándote?

-        Sí, porque fui al gimnasio y estaba transpirado

-        Muy bien, lavate bien, dijo María con una sonrisa y una pícara mirada a la verga de su hijo que ya empezaba a tomar forma

-        Queres ayudarme?

-        Nooooo, mejor te dejo que te bañes solo, dijo ella y salió disparada

-        Esperá…

María salió corriendo espantada de sus propias ganas de entrar en esa ducha y bañar a su hijo, pero se había prometido detener el contacto físico y sólo estimular juegos más inocentes, aunque últimamente las palabras que utilizaban en esos juegos no tenían nada de inocentes

Fue en uno de esos pensamientos en los que se recordó a sí misma diciéndole a su hijo “te gusta ver cómo me pajeo” y abierta de piernas frente a él y se calentó de una manera tremenda.

Volando se fue a llamarla a su amiga y ni siquiera le mandó un mensaje de WhatsApp antes

-        Hola Flor

-        Hola nena, ¿qué pasó que me llamaste así de golpe?

-        Nada, bah lo de siempre

-        ¿Que pasó esta vez? ¿Se la chupaste?

-        Nooooo, pero estuvimos pajeandonos los dos

-        Uffff se pajearon juntos, vos a él y él a vos?

-        Nooo, pará, cada uno se tocó a si mismo frente al otro

-        Ahhhh, y? ¿qué tal estuvo?

-        Genial, hermoso, cada día… María dejó en suspenso esa frase que no pasó inadvertida para su amiga

-        ¿Cada día que?

-        Cada día me gusta más este juego

-        Vas a terminar chupándole la pija a tu hijo

-        Ufff, que fuerte suena, ¿no?

-        Si, y más fuerte va a ser cuando lo hagas

-        No, porque me prometí jugar, pero sin tocarnos el uno al otro

-        Eso es peor

-        ¿Por qué?

-        Porque van a quedar más y más calientes y cuando se suelten van a estar como locos, los dos

-        ¿Vos decís?

-        Si, Acordate lo que te digo

-        Bueno, voy a ver.

-        Andá dosificando

-        Claro, claro

-        Y pregunta, si se puede saber, ¿dónde acabó él?

-        Ah sí, acabó sobre su pecho y en mi bombacha

-        Uhhhh, que lindooooooo

-        Siiii

-        Pero… ¿cómo en tu bombacha?

-        Sí, me la había sacado y se la di

-        ¡Ah, pero veo que no te reprimís nada, eh!

-        Sí, me pareció un poco fuerte, pero estaba muy caliente

-        Me imagino, ¿como fue?, ¿te la sacaste y se la diste?

-        Él me la pidió

-        Uffff, que caliente que está ese pendejo!

-        Y yo también, mirá que para animarme a sacarme la tanga toda empapada y dársela…

-        Sí, es verdad

-        ¿Sabes cuando acabé?

-        No, ¿cuando? Florencia preguntaba curiosa y caliente

-        Cuando le pasó la lengua a la parte mojada de mi bombacha

-        Aghhh, nena, ¿me queres hace acabar acá mismo?!!

-        ¡¿Viste que caliente?!

-        Sí, decí que no puedo tocarme donde estoy ahora

-        Fue el súmmum, te juro, decía María

-        Te imaginaste que te chupaba la concha, ¿no?

-        No te voy a mentir, sí. Totalmente

-        Y te imaginaste chupándole la pija, ¿no?

-        …

Se hizo un silencio, María tardó en responder

-        Flor, me estás re calentando con tus preguntas

-        No me respondiste

-        Sí, obviamente que me lo imagino todo el tiempo, no sabes lo que es esa pija

-        Me la tenés que mostrar

-        Uffff, pero ¿cómo?

-        No sé, sacale una foto y decile que es para vos, para guardar

-        Mmmmm. Lo voy a ver, no te prometo nada

-        ¿Te vas a tocar un ratito?

-        Queres que te diga la verdad, acabé recién mientras me preguntaste si me imaginaba chupándole la pija

-        ¿Ah sí? No me dijiste que te estabas tocando

-        No, es que de repente me dieron ganas y rápidamente acabé

-        ¿Te hice acabar? Jajaja

-        Si, ajajajaj

-        Él también te hace acabar, ¿no? Jugaba Florencia

-        ¡Y como!, no sabes…

-        Bueno amiga, te mando un beso, hoy me dejaste caliente y cuando llegue a casa me pego una tocadita

-        Bueno, besos, tocate lindo, se despedía María

-        ¡Voy a pensar en la pija de tu hijo cuando me toque, eh!

-        Bueno, jajaja

Ese comentario la calentó y al mismo tiempo le dio celos a María, que se debatía entre el deseo de esa verga y la culpa de una madre abusadora.

Durante el resto del día, María se dedicó a la casa y ya por la tarde se quiso mimar yendo a comprarse algo de ropa. Fue a un shopping abierto por zona norte y estuvo paseando un rato cuando se da cuenta que estaba su hijo con Sofía. Se había rateado (no asistir a clases, sin que lo sepan tus padres) del colegio. Eso lo consideró una falta, pero, aunque esto sea algo grave, lo que mas le molestó fue ver a su hijo a los besos con la jovencita. Se decidió a seguirlos sin ser vista. Los jóvenes parecían estar en otro mundo: se reían, se empujaban y volvían a abrazarse. En un momento, con un descaro inusual, Luciano le metió la mano debajo de la pollera del colegio y ella pareció enfadarse.

La joven y caliente madre estuvo siguiéndolos durante un tiempo y decidió irse a su casa y ver la reacción de su hijo al llegar. A la hora exacta en que regresaba siempre del colegio, Luciano atravesaba la puerta de su casa. María hizo un acting perfecto:

-        Hola Lucho, ¿como andas?

-        Bien, ma

-        ¿Como te fue en el cole?

-        Bien, que se yo

-        ¿Que tuviste hoy?

Ya a Luciano empezaban a molestarle tantas preguntas

-        Biología, Matemáticas y Estadística

-        Ah, ¿y todo bien?

-        Si si, respondía raro

-        Ah, me alegro

-        ¿Vos todo bien, mami? Decía Luciano

-        Sí, todo bien, estuve en casa todo el día

-        Ah que bien, decía Luciano

-        Iba a ir al shopping a la tarde, pero después no fui

-        Ah, dijo Luciano sobresaltado

-        ¿Qué pasa?

-        Nada, ¿por?

-        Es como que te pusiste nervioso…

-        ¿No, yo? No, ¿por?

-        No sé, te dije lo del shopping y te pusiste nervioso

-        Es que…

-        ¿Que pasa Lucho?

-        Pasa que no fui al colegio a la tarde y me fui con Sofi al shopping

-        Ah, ¿y porque no me dijiste? Si yo te hubiese dejado hacerlo

Mentía María, no le hubiese permitido a su hijo faltar al colegio para ir a pasear al shopping

-        No sé, pensaba que no daba

-        Bueno, tenés un poco de razón, no daba

Ahora por mentirme, esta semana no salís a la tarde y el fin de semana tampoco.

-        No, maaaa, por favor

-        No, Lucho, me mentiste y eso no me gusta

-        Dale maaaa, Luciano se acercaba a su madre

-        No Lucho, no insistas

Luciano la abrazó cariñosamente sin ningún tipo de deseo sexual, aunque María sí sintió ese llamado del deseo interior. Como pudo, se escabulló del abrazo y se fue. Quería ser fuerte con su hijo.

Así llegó la noche y cenaron junto con el padre de Luciano en un ambiente normal, pero María no quiso contarle a su esposo del castigo que tenía su hijo ni lo que había hecho. Luciano tomó eso como un gran gesto de parte de su madre.

Ya llegada la noche, María se fue a acostar y estaba leyendo un libro en la Tablet cuando ve que se ilumina la pantalla del celular, que estaba sin sonido para no despertar a su marido, que ya dormía profundamente a su lado.

Le llamó la atención que era su hijo que le mandaba un whatsapp a esta hora de la noche. Raro. Nunca lo hacía

-        Gracias má

-        ¿Porque?

-        Por todo

-        ¿Por todo que, Lucho?

-        Por no contarle a papá de la rateada de hoy

-        Ah, bueno, no me pareció

-        Aparte por todo lo que hiciste por mí en estos días

-        Soy tu mamá, cualquiera lo haría

-        No, hay cosas que hiciste que otras mamas no hacen y me gustaron mucho

María sintió una puntada en la concha al leer este mensaje

-        Sí, es verdad, cosas que no hace cualquier madre

-        Y que me gustan mucho, sabias, ¿no?

-        Si, lo sé, se nota mucho que te gustan

-        Podrías decir que nos gustan, ¿no? Porque a vos también te gustan, ¿no?

-        Si, Lucho, a mi también me gustan mucho

Los dedos de María se movían con una velocidad increíble sobre el teclado del teléfono y la última palabra MUCHO la escribió y borró 3 veces, hasta que se decidió y la mandó

-        Es que tenes unas tetas muy lindas, mami

-        Gracias, vos también la tenes muy linda

María empezaba a mojarse irremediablemente. Esto empezaba a subir de tono y le gustaba mucho el juego. Siempre tuvo una actitud lúdica que la volvían loca y se descubría a sí misma muy activa y predispuesta a seguir hasta donde sea

-        ¿Si? ¿Te gusta mi pija, mami?

No podía creer lo que leía en su teléfono: “¿TE GUSTA MI PIJA, MAMI?” ¿Cómo podía haber llegado a eso? Bueno, pero era todo vía chat, no había riesgos de nada. Estaba muy caliente y quizás fue por eso que se animó a escribir con todas las letras lo siguiente:

-        Sí, me gusta mucho tu pija, mi amor

-        Mmmmm, mami, no sabes como la tengo

-        ¿Como? Contame, María estaba desatada

-        Muy dura y muy grande

-        Mmmmm, María le mandó un emoji de fuego

-        Me encantaría que estuvieras acá para que la sientas

-        Mmmmm, no me digas esas cosas

-        ¿Porque?, estas muy caliente?

-        MUY, María lo escribió con mayúsculas

-        Sabes que me estoy haciendo una paja mientras te escribo, mami

Pero que obsesión tenía este chico por cerrar todas las frases con la palabra mami. Eso lejos de darle culpa, la calentaba aún más. El placer del incesto se le hacía carne.

-        Uffff, ¿sí? ¿Está muy dura esa pija? María ya no se reprimía

-        Muy dura ¿queres verla?

-        Uffff, a ver…María juagaba con fuego

Apareció una imagen en primer plano de la verga dura y venosa de su hijo. Su concha largó una pequeña lágrima de excitación y una de sus manos se dirigió a la zona y se coló dentro de la bombacha. Sí, estaba empapada.

-        Ufff que pija hermosa, María no daba mas.

-        Mirá como está

Ahora fue un video el que apareció y sonó el sonido ambiente. María tuvo que bajar el volumen rápidamente para que no se despierte su durmiente marido.

En el corto video la mano de Luciano subía y bajaba haciendo de esta lenta paja una imagen hipnótica para María

-        Ahghhhhh, te estas pajeando mi amor?

-        Si Mami, y me gustaría que vos lo hagas

A que se refería, Luciano, se preguntó María. A que yo lo pajee a él o a que me pajee yo. Como sea su calentura era tan grande que se metió la mano y empezó a frotarse el clítoris

-        Me estoy tocando yo también, María no se animó a escribir “pajeando”

-        Mmmmm, si, mami, tocate y acabemos juntos

-        Ayyyy Lucho, estoy re caliente

-        Y yo mami, te imagino tocándote y me muero porque vengas

-        Mmmmm, siiii?

-        Si mami, y que entres en mi cuarto y me hagas la paja

-        Mmmmm, ¿sí? ¿Y que más te gustaría que te haga? Juana ya se estaba extralimitando y lo sabía, pero no podía contenerse

-        Que me chupes la pija…

-        Aghhhhhh acabo, Lucho

-        Yo también, mami

María empezó a vibrar en la cama con su marido al lado. Por suerte, la tecnología de los colchones de resortes hacía que esas vibraciones no fueran advertidas por su marido.

Por su parte, entre gemidos apenas audibles fue soltando chorros de semen que caían en su desnudo pecho. Pensó en su madre con el teléfono en la mano escribiendo y tocándose con su padre al lado y decidió hacer una jugada más. Le mandó la foto de su pecho todo manchado de semen a su madre

-        Mirá como quedé, le escribió al pie de la imagen

-        Mmmmm, cuanta leche, mi amor!

-        Vos me sacaste todos esto, mami

-        Y vos a mi me hiciste acabar muy lindo, también, hijo, se animó a escribir la palabra hijo

-        Bueno, gracias una vez mas, mami

-        Besos, dormite que mañana vas al cole

-        Borrá el chat, mami

-        Si, dijo ella, pero no lo hizo inmediatamente

María volvió a repasar las fotos y el corto video y decidió hacer una travesura. Le escribió a Florencia

-        Hola

-        Hola, que haces a esta hora escribiendo

-        Tengo una sorpresa para vos

-        ¿Estás bien?

-        Si, muy bien

El marido de Florencia la miraba como diciendo: ¿qué pasó?  pero Florencia, hábil, le dijo que era una boludez de María que quería encontrarse a tomar algo con otras chicas. Siguió con el chat con su amiga. Volvió rápidamente al chat con su amiga

-        Qué raro, a ver

-        Queres verla?

-        ¿A quién? Florencia no quería pensar que le iba a mostrar la pija de su hijo

-        A la pija de Luciano

A Florencia se le secó la boca, pero con mucho disimulo y preguntándole al marido algo trivial, escribió

-        Si

No pudo esperar mucho, tal eran las ganas que tenía de ver esa herramienta que tan bien había descripto su amiga.

La imagen era elocuente. Una verga venosa, larga y tiesa abarcó toda la pantalla del celular.

-        ¿Es hermosa o no? Escribió maría cuando vio las dos tildes azules

-        Es hermosa

-        Viste, bueno mirala bien porque te la borro

-        No, esperá, dejame guard…

No llegó a tiempo a escribirlo porque María la borró

-        No, por seguridad, prefiero borrarla, disculpá

-        No, está bien, Florencia se sintió frustrada

Aún así volvió a su marido y borró los últimos chats con su amiga

María, por su parte, creó una carpeta segura y guardó solo la foto de la pija de su hijo en su teléfono.

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