Ella se arrodilló entre las piernas de Agustín y comenzó a bajarle pantalón y calzoncillo juntos para estar más cómoda. No dudó un segundo y cuando tuvo esa verga dura, hermosa y caliente a disposición la tomó con la mano y comenzó a pajearlo mirando al amigo de su marido a los ojos.
- Preguntale si tiene muchas ganas de que se la chupes, decía Martín que evidentemente sabía jugar muy bien este juego
- Tenes muchas ganas de que te la chupe, Agustín?
- Siiiiii, decía Agustín y la voz se le quebraba de excitación
Silvina le dio un beso en la cabeza y abriendo la boca, y sin dejar de mirarlo a los ojos, comenzó a tragarse lentamente la pija de Agustín y a pajearlo con una mano. Sintió que el sillón se movía y era su marido que se levantaba para ponerse detrás de ella y comenzar a bajarle la bombacha mientras le besaba la espalda. Ella sintió un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo. El ambiente ya olía a sexo y eso la excitaba aún más, si es que se podía. Silvina ya estaba totalmente concentrada en la verga de Agustín y no paraba de subir y bajar con su boca por todo el tronco de esa pija. Y le encantaba
- ¿Está rica? Decía Martín
- Muy rica, decía ella
- ¿Te gusta? Agustín de a poco se animaba a jugar
- Mucho, mucho, y volvía a metérsela en la boca
- Mmmmm, Agustín se retorcía
- ¿Viste que bien chupa la pija mi mujer? Martín insistía
- Mmmmm, es tremendo…
- No sabes lo mojada que está…decía Martín mientras unos dedos se metían en la concha de su mujer que no cesaba en su felación poniendo cada vez más ganas
Agustín le acariciaba el pelo y la mejilla mientras la miraba. Por su parte, Silvina lo miraba con deseo y le decía
- Me encanta tu pija
- Y a mí me encanta verte chupándola
- Se nota que estás caliente, decía Martín mientras le chupaba el culo a Silvina
- Aghhhh, siiii, me encanta,
decía ella por todo: por sentir la calidez de la mano de Agustín acariciándole la mejilla y el cabello, por la dureza de su verga y sentirla con su propia boca, y por la chupada de culo que le estaba dando su marido desde atrás sin dejar de meterle dos o tres, vaya a saber cuántos, dedos en la concha.
Era todo surrealista. Todo había empezado con una conversación y con una pregunta y ahora estaban a punto de montar una orgía a toda orquesta.
- ¿Te gustaría sentir esa pija adentro?, le preguntó Martín al oído
- Mmmmm, agggg ahhh ahhh, estoy acabando dijo ella
- Mmmmm, siiiii, decía Martín a su oído y su boca casi roza la mano de Agustín que no dejaba de acariciarla con cariño
- Aghh ah ah ah ah ahhhhhh Me hiciste acabar cuando me dijiste de tenerla adentro…
Era su noche. La noche de Silvina, su mujer, pensaba Martín. Fue por eso que no intentó penetrarla. Quiso que sea Agustín quien lo haga primero.
- Bueno, entonces te doy permiso a que te la meta
- Mmmmm siiiii? Vamos a nuestro cuarto entonces, dijo ella
- Vamos, dijo Martín y se puso de pie
- Vení, Silvina agarró a Agustín de la mano y con la otra tomó a su marido
Los tres desnudos caminaron por el pasillo y entraron en el cuarto. Sobre una de las mesas de luz estaba una foto del matrimonio con una joven y por entonces inocente Silvina sonriendo a cámara junto a Martín. Silvina encendió las luces del cuarto. Quería ver todo bien, no era el momento de imaginar. Quería sentir, ver, tocar, oler y saborear todo lo que sucedería en su habitación matrimonial.
Silvina lo agarró a su marido y lo besó en la boca con mucha pasión. Él sintió el sabor de la pija de su amigo en la boca de su mujer, pero no le importó. Silvina le dijo “gracias” y se giró para besar a Agustín que por primera vez sentiría su lengua jugando con la de ella y sin dudarlo la abrazó y la apretó junto a él. Martín pensó en acariciarla de atrás, pero se contuvo y por el contrario dio un paso hacia atrás para poder ver mejor a la pareja. Ahora lo sabía, lo excitaba ver a su mujer y a su amigo así.
Ella tomó las riendas del asunto. Volvió a girarse para besar a su marido y al verlo lejos, entendió que él prefería tomar un rol más secundario en ese momento. Besó nuevamente a Agustín y le ordenó:
- Acostate!
- Sí, dijo Agustín y se arrojó de espaldas en la cama
- Te voy a coger, dijo Silvina al ver esa pija enhiesta
- Cogetelo! Cogete a esa pija! Le decía Martín
- Siiiii, decía ella colocando una rodilla y otra a ambos costados del amigo de su marido
- Mmmmm, me vas a coger? Preguntó Agustín
- Siiii, te voy a coger, hermoso! Preparate
- Estoy preparado para que me cojas, hermosa
Martín se agachó para ver como su mujer, tan tímida en tantas ocasiones, ahora tomaba la verga de Agustín y la ponía en la entrada de su concha y comenzaba a descender tragándose centímetro a centímetro.
La sensación de tener la concha llena de pija era inigualable. Si bien la pija de Martín tenía un tamaño correcto, está la llenaba completamente y eso le encantaba. Comenzó a descender y subir en esa pija. Se agachó para besar a Agustín al tiempo que le ofrecía sus tetas para que las chupe. Él no dudó y se abalanzó sobre sus pechos llenándola de chupones, besos y mordiscones que la volvían aún más loca. Agustín la tomó de la cintura y acompañaba el movimiento de esa cabalgata hermosa que estaba dándole la mujer de su amigo.
Martín por su parte se retiró para mirar mejor la penetración. Silvina se movía como una serpiente y se notaba que estaba excitada. Agustín ya al borde del orgasmo luchaba por no acabar, aunque era imposible. Encima, las palabras de ella lo hicieron ir de manera irreversible hacia la eyaculación.
- Me vas a hacer acabar, hermosa, dijo Agustín como previniéndola
- Mmmmm, me vas a llenar de leche?
- Aghhh, Aghh ahhh ahhh ahhh ahhhhh agggggg, acabooooooo
- Aghhhh aghhh yo también
Silvina se sentía totalmente llena de pija. Y ahora, al estar llena de leche también, el orgasmo se precipitó en segundos y gritó
- Aghhh ahhhh ahhhhh, miró a Agustín a los ojos y los de él le devolvieron la mirada
- ¿Te gusta como coge mi mujer?, terció Martín
- Es la mejor
- Gracias chicos, dijo Silvina
- ¿Te gustó? Preguntó Martín
- ¡Me encantó! Ahora vení vos, le ordenó a su marido
Silvina se había cogido al amigo de su marido. Todo hacía pensar que su fantasía ya estaba cumplida, pero no. Ella quería más, mucho más. Después de ordenarle llamar a su marido a la cama, estaba lista para seguir y terminar de la mejor manera
Martín se acostó boca arriba y Silvina se sentó a horcajadas para montarlo.
- Mmmmm, me vas a coger? Preguntó Martin
- Siiiii
- ¿Y vos vas a mirar cómo me coge mi mujer? Le dijo Martín a su amigo
- Sí, quiero ver
Silvina se sentó encima de su marido y se clavó la pija hasta el fondo. Empezó a moverse lentamente y gimiendo
- Me encanta que me cojan
- Mmmmm, suspiraba Martín
- Vení chupame las tetas, le pidió a Agustín que miraba la escena arrodillado al lado de la pareja
- Mmmmm, siii
Agustín se acercó aún más y comenzó a chuparle el pezón. Se dio un momento raro, aunque no del todo incómodo cuando la lengua de Agustín paso por el dedo de Martín que acariciaba la teta de su mujer.
- Besame, le ordenó Silvina a Agustín
- Mmmmm, este la obedeció y le metió la lengua profundamente en la boca
- Mmmmm, la boca de Silvina estaba llena de lengua y de saliva de Agustín}
Silvina, desatada como estaba, separó apenas a Agustín y se inclinó sobre su marido para besarlo profundamente. El la correspondió con pasión y mucha lengua. En ese momento a ella la excitó mucho que las salivas de los amigos estuvieran en la misma boca y eso le disparó una fantasía que nunca había tenido. Se volvió a incorporar y besó nuevamente a Agustín con mucha lengua.
- Me encanta como besan los dos, dijo loca de pasión
- Mmmmm, Agustín volvió a chuparle una teta
- Levantate y chupame la otra le pidió a su marido
Martín se sentó y comenzó a chuparle una teta mientras su amigo le chupaba la otra. Silvina los agarraba de la cabeza y los apretaba contra ella. En un ataque de calentura, agarró la cabeza de su marido de los pelos y la de Agustín también y las llevó hacia su boca para besarlos a los dos al mismo tiempo. Agustín miró descolocado y Martín se sonrió como no entendiendo que sucedía. No sentía su masculinidad en juego y se acercó sin temor a la boca de su mujer, aunque esta estuviera a centímetros de la de su amigo. Agustín, por su parte, dudó y se acercó también. Las lenguas, al principio tímidas, empezaron un juego apasionante y el beso de a tres se hizo presente en todo su esplendor, pero aún quedaba más.
Silvina agarró la cabeza de ambos hombres para llevar las bocas a su pezón derecho. Ellos, ya masa relajados, entendieron que era ella quien mandaba y aceptaron jugar el juego. Fue raro para Martín y también para Agustín jugar con la lengua de su amigo mientras chupaban el pezón de Silvina. En un momento, ella les ordenó
- Quiero que se besen
- Si, dijo Martín y se acercó a su amigo sin ningún pezón de por medio
- Mmmmm, me encanta verlos, decía Silvina totalmente excitada
- Mmmmm, la boca de Agustín se abrió y recibió a la de su amigo
Sus bocas se apretaban mientras sus lenguas danzaban. La pija de Agustín empezó a pararse y rozar costado de Silvina.
- Mmmmm, esto ya se está poniendo duro de vuelta, dijo ella
- Mmmmm, siiii
- Parate que te la chupo mientras Martín me coge
El tema es que Martín estaba chupándole las tetas a su mujer y el costado de la cadera de su amigo le rozaba la cara. La situación era por demás excitante. Silvina chupaba la pija de Agustín y Martín ahora la miraba muy cerca y empezó a chuparle el cuello a su mujer. Silvina se sacó la pija de la boca para exclamar
- Mmmmm, que rica que está esta pija!
- Mmmmm, siiiii? Preguntó Martín sumándose al juego y con la gruesa pija de Agustín a centímetros de su boca
- Mmmmm, Agustín no se retiró y siguió de pie en la cama y tomando su verga por la base la pasó por la boca cerrada de Silvina y rozó la mejilla de Martín
- ¿Viste que caliente y dura que está? Le dice Silvina a su marido
- Mmmmm, seeeeee, dice Martín excitado
Silvina le agarra firmemente la pija a Agustín y vuelve a metérsela en la boca chupándola con frenesí. Acto seguido, la saca y besa a su marido en la boca haciendo que éste sienta el sabor del líquido pre seminal de su amigo. Eso pareció excitarlo más a Martín ya que su pija dio un latigazo dentro de la concha de Silvina. Ella lo entendió y volvió a chupar la pija de Agustín diciendo
- ¡No sabes lo rica que está, Martín!
- ¿Muy rica? Preguntó él
- ¿No queres probarla? Dijo Silvina
- No se…decía Martín con dudas y jugando un poco
- ¿No te molesta si me ayuda Martín a chupártela? Le preguntó Silvina mirando a los ojos a Agustín
- Nooooo, no me molesta, dijo él en un suspiro
Martín sacó la lengua y la pasó alrededor de la cabeza de la pija de su amigo
- Aghhhhhh, suspiró Agustín mirándolo
- Mmmmm, ahora Martín se metió la verga de su amigo hasta la mitad y comenzó a chuparlo
- Mmmmm, Silvina lo ayudaba chupándole la parte del tronco que quedaba afuera y un poco de los huevos
- Te gusta mi pija parece, dijo Agustín
- Mmmmm, siiiii, dijo Martín
La pija de Martín estaba por explotar dentro de la concha de su mujer y ésta lo notó.
- Martin vas a acabarme en la concha?
- Mmmmm siiii, decía Martín sacándose la verga de su amigo de la boca para dársela a su mujer
- Mmmmm, Agustín, de pie, les acariciaba la cabeza a ambos y suspiraba
- Quiero que acaben los dos juntos, dijo Silvina
- Mmmmm, dijo Martín
- Ya casi estoy, dijo Agustín
- ¿Nos vas a llenar la boca de leche a tu amigo y a la esposa, chanchito?
- Aghhhhh siiiiiii siiiii, dijo Agustín mientras un chorro de leche caía dentro de la boca de Silvina
- Tomá dijo ella sacándosela y poniéndola en la boca de su marido
- Aghhhh ahhh, Mmmmm, mmmmmmm, mmmmmmm, mmmmmmmmm, mmm, mmmm, Martín comenzó a acabar él cuando sintió un grueso y potente chorro dentro de su boca
- Aghhhhh ahhhhg, Agustín no paraba de acabar
- Aggghhhhhhh, acabo yo también, dijo Silvina.
- Mmmm, Mmmmm, Martín no podía, ni quería, sacarse la pija de la boca
- Mmmm, besame le pidió ella
- Mmmmm, Martín besó a su esposa con la leche de su amigo en sus fauces y excitados, comenzaron a jugar con sus lenguas
Después Agustín se arrodilló en la cama y volvieron a besarse los tres. Juntos y alternativamente. Era la primera vez que experimentaba besar a un hombre y se dio cuenta de que le gustaba.
Martín, por su parte, se sentía contrariado, aunque sabía que había disfrutado mucho de este encuentro con su mujer y su amigo
Silvina estaba exultante y disfrutaba mucho que dos hombres hicieran todo lo que ella les pedía. Sobre todo, que dejaran a un lado sus represiones y jugaran a sentirse libres.
Después de esa noche, volvieron a juntarse los tres, pero esta vez ya sabiendo Agustín a lo que iban, pero eso será parte de otra historia.
FIN