Debo reconocer que me quedé re caliente con mi yerno. No fue solo por su pija, cuya forma y tamaño eran perfectos, sino también por la actitud que tenía y por la intuición que me había despertado que acabara justo cuando mi hija le dijo “mi mamá también chupa la pija”
Dicen que la verdadera edad de una persona es la de la persona con la que tiene sexo. Si bien no tenía sexo con nadie que no fuese mi marido, estaba dispuesta a buscar al novio de mi hija para provocarlo. Quizás por ese motivo me sentía como una adolescente caliente, inquiera e desconforme. Creo que esa mezcla de sentimientos fue la hizo que desde ese momento empiece a buscar con mayor frecuencia encontrarme con Mariano, mi yerno
Fue una mañana de esos días, me desperté muy caliente y le pedí a mi marido que me chupe la concha y me dice, pero solo un ratito. Juro que lo quería matar en ese momento, pero como tantas otras veces, no hice nada. En resumen, me quedé con unas ganas tremendas.
Justamente fue ese mismo día que íbamos todos con las nenas y sus novios a una quinta con pileta de mi hermano en un pueblo cercano.
No era más de una hora de viaje. A la ida fuimos mi marido y yo adelante y mis hijas atrás con Mariano. Miré por el espejito y vi cómo iban besándose con mucha pasión y no pude evitar recordar la escena que había presenciado hacía unos días de mi hija chupándosela a su novio. Otra cosa que me llamó la atención es que pese a que intentaban disimular no podían controlarse y que mi otra hija los miraba curiosa más de una vez
Al llegar a la casa, las chicas y Mariano bajaron rápidamente. Detrás veníamos mi marido y yo. Fue entonces cuando mi marido me dice tomándome de la mano:
- ¿Viste como se besaban Agustina y el novio?
- Si, ¿Qué tiene?
- Me pareció desubicado.
- Son chicos, le dije.
- Si, pero estábamos nosotros y su hermana al lado
- A esa edad queres coger todo el día.
- Si, ya se, dijo mi marido,
- ¿Y entonces?
- En el auto con su padre y su madre tienen que controlarse.
- Es difícil a esa edad le decía y le acaricié el paquete.
- ¿Qué haces? me dice sorprendido
- A mí me cuesta todavía, le dije.
- No ves que nos pueden ver? Me dice horrorizado
- Somos marido y mujer, calmate, le digo enojada y me voy para adentro
Saludos y charlas de bienvenida con mi hermano y su mujer. Fuimos pasando a la casa y mis hijas rápidamente a cambiarse y a charlar y mostrarse el teléfono con sus primos. Los más adultos nos quedamos en la galería charlando mientras mi marido se iba con mi hermano al costado de la parrilla.
Yo no me metí en la pileta hasta después de almorzar, fue entonces donde se dio el primero de esos momentos inquietantes con mi yerno. Yo estaba charlando con mis hijas y a él se le escapaba la mirada hacia mis tetas. Al principio lo noté, pero no dije ni hice nada. Después de un rato me metí bajo el agua y me acomodé la malla para que se me asome un pezón apenas y salí de frente a él.
La cara que puso mirándome el pezón fue de película.
- Mami, me dijo una de mis hijas señalando mi pezón
- Ups, dije yo y acomodé mi teta mirando a mi yerno
- Casi se te sale, me dijo Agustina
- Espero que no hayas visto nada, le dije a Mariano
- No no, dijo apesadumbrado y ruborizado
- Y que vas a decir, no? Dije yo divertida
En la pileta no sucedió nada más, salvo algunos toques y rozamientos, pero mi intención era que nadie sospeche nada, así que apenas si lo rocé una vez a mi yernito y con una teta en un brazo, y nada más. La verdad es que estaba muy caliente desde la mañana
Cuando tuvimos que volver éramos 6 en un auto no tan grande y decidimos que las chicas viajen juntas adelante y yo atrás con sus novios. El novio de Agustina se sentó al medio y yo en uno de los costados: EL viaje sería de una hora que se hicieron 80 minutos por el tráfico que había. Cuando habíamos hecho 10 km, el novio de Micaela se durmió y también lo hizo Micaela de modo que quedamos Agustina y el padre iban adelante despiertos y Mariano y yo atrás.
En un momento veo que a Mariano se le empiezan a ir los ojos de vez en cuando a mi escote. Quise jugar un poco fuerte y empecé a mover la parte de mi escote y levantarla para que el pudiera ver un poco más.
Al principio disimuló, hasta que nuestras miradas se cruzaron y le sonreí pícara. Ese fue un punto de inflexión. A partir de ahí, ya no disimuló y empezó a mirarme de manera fija en las tetas por varios segundos. Yo, como no me achicaba, aproveché y le mostré el pezón por completo y en ese momento pude ver como su bulto se movía. Me acerqué a su oído y le dije
- ¿Te quedaste con ganas de mirarme más en la pileta?
- No yo… dudaba él
- Shhhh, quedate tranquilo que no te estoy retando
- Ah bueno
- Solo te digo que aproveches a mirar ahora que nadie te ve, le dije sugerente
- Mmmmm, a bueno, si…decía nervioso
- Que hablan ustedes dos? Dice mi hija
- Nada pavada, le digo y me vuelvo a acomodar disimulando
Esperé a que pasaran 5 minutos y vi que mi hija también se dormía. Fue entonces cuando me envalentoné y con mi mano me levanté corrí el bretel y me acaricié mi propio pezón. Miré en dirección a su bulto y vi que su paquete dio un latigazo propio de un domador. Su verga se movía gracias a mis tetas, y eso me encantaba
- Mirá bien, le dije
- Si si
- No sé si vas a tener otra oportunidad
- Gracias, me dijo
- Te estás poniendo durito? Le dije mirando su paquete
- No, bueno, si, no es para menos, dijo mirando mis tetas con descaro
- ¿Sí o no? Le pregunto para provocarlo
- Si, muy duro, me respondió
- Mmmmm, que zarpadito que sos, eh!
- Si si, perdón, me dijo
- Shhhh tranquilo que yo no digo nada.
- ¡Qué bueno! Dijo con una sonrisa nerviosa
- Sí, soy muy reservada
- Ah ok SI si
Lamentablemente el camino se despejó y no pude hacer mucho más, aunque estaba muy caliente y dispuesta a mas, aun con mi marido manejando a medio metro de distancia.
Llegamos y me bajé del auto con una calentura que no daba más, como pude me metí en el baño de mi habitación echándole la culpa al largo viaje. Trabé la puerta y me saqué toda la ropa mirándome desnuda en el espejo. Una risita nerviosa se me escapó de la excitación que tenía y de la travesura que había hecho. Me pellizqué los pezones y se endurecieron aún más.
Fue rozar apenas mi clítoris y sentir que un escalofrío recorría mi cuerpo. Mmmmm aghhhh, me froté 5 o 6 veces y me apreté el pezón en el momento de acabar. No hace falta aclarar que el pezón que me apreté era el que le había mostrado a mi yerno y que pensaba que él me lo estaba tocando con una mano temblorosa de miedo y excitación
Un gemido se me escapó y llamó la atención de mi marido que ya estaba en la habitación y yo ni siquiera lo había notado.
- Estas bien? Me preguntó él sacándome de mis pensamientos
- Siiii, fue un desahogo, le dije divertida
- ¿Tantas ganas tenías de hacer pis?
- Siiiii, tenía muchas ganas
Lo peor es que ahí sí me dieron ganas de hacer pis así que para disimular abrí el bidet y me senté para hacer pis en él
Era una locura lo que había hecho: calentar al novio de mi hija. Sabía que tenía que detenerme, pero no podía. Estaba muy caliente con mi yerno y el juego de calentarlo a escondidas, me estaba haciendo recorrer un camino que iba en una sola dirección. O me detenía o las cosas terminarían muy mal.
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