Pasaron unos días cuando María estaba en la parte de arriba de la casa y escuchó las risas de Luciano y su novia que llegaban del colegio. Se asoma desde arriba y ve que se están besando con desesperación. Las manos de su hijo recorren el cuerpo de la delicada chica, pero ella no se queda atrás y responde con mucha pasión, pero lo advierte:
- Pará, que puede aparecer tu mamá
- No debe estar en casa
- ¿Seguro?
- Si, dice él y vuelve a besarla
María los mira desde arriba y no puede creer la visión que tiene y que ellos no se den cuenta. Las manos de él bajan al culo de la pequeña chica y se meten debajo de la pollera del uniforme y le acaricia las nalgas con muchas ganas. Ella, por su parte, se separa de él y se saca el suéter bordó y vuelve a besarlo. Luciano le quiere desabrochar un primer botón de la camisa.
¿Van a coger acá? Piensa María. ¿Hasta dónde piensan llegar?, se pregunta. Las manos de él quieren ir hacía la parte de adelante para tocarla y ella se la agarra y se las vuelve a poner en el culo. Sabe poner límites, pero sin embargo se deja desabrochar primero uno, luego dos y ahora tres botones de la camisa para dejar ver un inocente sujetador blanco. Él la atrae hacía su cuerpo y la apoya con fuerza. Ella se deja hacer siempre sin dejar de besarlo.
María ve absorta como se besan con pasión y como él sube la mano intentando dejar al aire un pecho de ella.
- Pará, dice ella
- No puedo parar, dice él y le baja el corpiño
Un pezón rosado e hinchado sale y Luciano se queda mirando, contemplándolo como a un cuadro. Desde arriba, la vista de María es perfecta y sin darse cuenta una mano se mete dentro de su bombacha y se descubre muy mojada, como nunca lo estuvo cree.
¿Acaso se está excitando con su hijo y su novia? Es algo muy perverso y lo sabe, pero no puede dominarse. Abajo, el juego apasionado de los adolescentes no se detiene.
- Mmmmm, la boca de su hijo se apodera del pezón
- Sofía tira la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados
- Mmmmm, Luciano sigue prendido del pezón
Todo se detiene en ese instante en el que Sofía abre los ojos y ve a María asomada desde arriba. Se separa de Luciano como si un rayo la hubiera atravesado. Se acomoda rápidamente la ropa y empieza a agarrar su bolso.
- ¿Que te pasa? Reacciona Luciano
- Nada, me voy
- ¿Que te pasa? Disculpame, le dice él sin entender
- Está tu mamá arriba
- No pasa nada, no te vayas
- Sí, me voy, me da vergüenza
- Bueno, te acompaño
Salen los dos y como a la hora vuelve Luciano muy serio
- Hola ma
- Hola Luchito, ¿qué pasa?
- Ya sabes…
- ¿Que se?
- Que Sofía vio que la viste
- A los dos los vi. Sofía no estaba sola
- Claro
- Si, bueno, los vi. ¿Y que tiene?
- Que le dio vergüenza y no quiere venir más a casa
- Ayyyy no, que no sea tonta, no pasa nada
- Es que nos viste en una situación…
- No te hagas problema, no vi casi nada
- Bueno, es que
- Aparte es normal que hagan esas cosas
- Gracias má, sos una genia
- Vení dame un beso y quedate tranquilo, le dijo María
Luciano la besó y le dio un abrazo
- Má, te puedo preguntar algo que me tiene preocupado?
- ¿Que? Decime, no me preocupes
- Me duele un poco abajo
- ¿Donde?
- Acá, y se señala el bulto
- ¿En el pene?
- No, siento que es en los huevos
- Luciano!!!! ¡¿No podés decir testículos?!!!
La palabra huevos la sobresaltó un poco, pero no pudo evitar reírse porque entendía a que se debía ese dolor
- ¿De que te reís?
- Nooo, quedate tranquilo
- Bueno, decime
- Es que tenemos que hablar como adultos de ciertas cosas
- Si, hablemos
- Bueno
María no sabía cómo encarar a su hijo con lo que venía a continuación, pero supo que ese era el momento y no había que dejarlo pasar.
- ¿Cuanto hace que no te masturbas?
- ¿Queeeeee?
- Yo sé que es un tema raro para hablar con tu madre, pero decime
- Mami es que….
- Podes hablar con tranquilidad conmigo
- No sé, es que…
- Es que desde que empezaste con Sofía no te tocaste más, ¿no?
- Como sabes eso…
- Lo sé porque suele pasar
- ¿Que es lo que suele pasar?
- Eso, que la pasas muy bien con Sofía, algo pude ver, jajaja
María quiso sacarle un poco de dramatismo a la conversación y soltó una pequeña carcajada para distender un poco. Se venía una explicación.
- Sigo sin entender, mami
- Esto deberías hablarlo con tu padre
- Ya sé, pero con vos es más fácil
- Lo sé, te digo que te sientas tranquilo y sepas que conmigo podés hablar todo con confianza
- Gracias, má
- Bueno, el tema es este
- ¿Que tiene que ver como la paso con Sofía?
- ¿No te imaginas?
- Algo, pero
- Pasa que cuando estás empezando con una chica y te besas, como te pasa con Sofía, imagino que tendrás erecciones todo el tiempo, ¿no?
- Siiii, reconoció tímido y con una sonrisa
- Bueno, cada vez que te excitas, y eso debe estar sucediéndote muy a menudo, los testículos…
- Huevos, mami, podes decirlo
- Si, huevos, lo dijo María
- Bueno, los huevos, ¿qué?
- Los huevos producen esperma
- Ahhhh
- Esperma que nunca sale porque no eyaculas
María sintió un escalofrío recorrerla al momento de pronunciar el verbo eyacular
- y volves a tener otra erección y otra…, siguió tratando de que no se le notara el rubor
- Ah claro, cada vez que se me para…
- Claro, claro, decía María que se imaginaba la erección de su hijo y se calentaba inevitablemente
- Entonces…
- Sí, lo que tenés que hacer es eso
- Hacerme la paja
Un escalofrío volvió a recorrerla cuando oyó a su hijo decir “hacerme la paja”, pero se mantuvo incólume y siguió
- Claro, eso
- Ah no sabía, ¿entonces debería hacérmela?
- Claro, mi amor, hacelo, es muy sano a tu edad
- Ah
- Bueno, a toda edad es sano…
- ¿Vos lo haces? le soltó su hijo
Era un momento tenso para ella que no había hablado nunca de eso con su hijo, pero sentía que no debía mentirle.
- Sí, claro
- Ah, no sabía que se hacía más de grande
- Es algo que te acompaña toda la vida, le dijo María con una sonrisa
- Ah, bueno me voy a hacer la paja con más tranquilidad ahora
- Claro, claro, dijo ella, andá tranquilo ahora al baño
- ¿Ahora?
- Sí, ¿porque no?
- No se…
- Andá dale, te va a hacer bien
Luciano subió y María se volvió a encerrar en su habitación y no pudo evitar masturbarse, pero esta vez pensó en su hijo masturbándose, bueno “haciéndose la paja” a escasos metros de ella. Pasaron 15 minutos y Luciano apareció con cara de preocupación
- ¿Que pasa? Preguntó María
- Es que ya me hice la paja, pero me duele todavía
- Luciano!
- ¿Que?
- ¿No podés decirlo de otra manera?
- Bueno, me hice una pajita, jajaja
- ¡Como sos eh!, Y?
- Me duele
- Jajaja, tranquilo que no es automático, en unas horas estas perfecto
- Bueno, dijo, pero seguía con nervios
Al otro día fue María la que lo encaró
- ¿Y? ¿Como te sentís?
- Mejor má, mucho mejor
- ¡Viste!
- Sos una genia!
- Jajaja
- ¿Como sabes tanto?
- Bueno, yo tuve mis novios e hice mis cosas también
- Ah, sí sí, claro, a Luciano lo incomodó pensar a su madre con otro que no fuera su padre
- A propósito…
- ¿Que?
- En algún momento vas a tener que hablar con tu padre por el tema de tener relaciones y el uso del preservativo
- ¡Uy má! ¿No puede ser con vos?
- No se…
- Es que con vos es mejor, tengo más confianza…
- Bueno, gracias
Pasaron unos días y Luciano volvió del colegio, un poco apenado
- ¿Qué pasó?
- Que Sofía no se anima a venir porque le da vergüenza que la viste
- Decile que no tenga vergüenza, que es normal lo que estaban haciendo
- Sí, se lo dije
- Yo hice cada cosa a tu edad… se entusiasmó María
- ¿Si, má? ¿Que hiciste? Quiso saber Luciano
- No te puedo contar, pero quedate tranquilo que no me horrorizó lo que vi, al contrario
- ¿Como que al contrario? ¿Te gustó?
- Claro, mi amor, me encanta que disfrutes, eludió María con una respuesta sagaz
María se estaba metiendo en un berenjenal, pero su excitación iba subiendo y, empezando a ponerse colorada, siguió
- El sexo es para disfrutarlo, está muy bien besarse, tocarse
- Si, a mí me gusta mucho
- A mí también…se arrepintió de lo que dijo
- Con papá lo hacen siempre, ¿no?
- Nooooo, con papá…la tristeza invadió su rostro sin poder evitarlo
- ¿Qué pasa?
- No pasa nada, pero ya de grande no lo haces con tanta frecuencia, aunque tengas ganas
- Es que es algo lindo…
- Sí, ya lo creo, y su mirada se perdió en los recuerdos de su adolescencia
- Se nota que te gusta mami, ¿no? y que haces entonces?
- Lo mismo que vos para descargarte y no sentir dolor ahí
- Ahhh, a vos también te duele
- No, no me duele, pero tengo necesidad
- Ahhhh, siiii? ¿Y muy seguido lo haces?
- Bueno, hijo, no sé si está bien que te lo cuente
- ¿Qué tiene?
- Yo te conté y supiste exactamente cuando me hice la paja…
- Ahhh, un escalofrío la volvió a recorrer
- ¿Vos no me podés decir cada cuanto te tocas?
- Es que no hay una frecuencia, es según el momento
- Ahora, ¿por ejemplo?
- Muy seguido, reconoció
- Mmmmm, mirá vos a mi mamita
- ¿Y en dónde?
- ¿Cómo en dónde? Basta, Lucho, no te puedo contar todo
- Bueno, perdoname
En ese momento María bajó la vista y vio que se formaba una carpa enorme en el pantalón de su hijo. No pudo evitar ver el tremendo bulto que tenía su nene y sin poder evitarlo, un chorro de flujo bajó por su ya húmeda vagina. Él pudo ver a su madre mirándolo y dijo instintivamente
- Perdón es que…
- No pasa nada, andá a descargarte
- ¿Debería?
- Claro, estuviste con Sofía y ahora estás de nuevo…
- Con la pija parada…dijo el
- Luciano! Le gritó ella y casi se derrite con la palabra “pija”
- ¿Qué pasa?
- Como vas a decir eso…
- Perdón es que…
- Andá al baño
- ¿Y vos?
- ¿Yo que?
- ¿No te vas a tocar?
María no podía creer lo que le preguntaba su hijo.
- ¿De que hablas?
- Dale mami, vos podés hacerlo también
- Eso a vos no te importa
- Bueno, no te enojes
- Es que es algo muy íntimo
- Bueno, bueno, es que…
Primero subió Luciano, luego María. Ambos se masturbaron y acabaron como locos. Fue increíble. María se reprochaba haber llegado tan lejos en la conversación con su hijo
Los días pasaban y al poco tiempo, fue Luciano el que sacó el tema
- Mami, cuando me podés explicar lo de las relaciones
- Cuando quieras, pero creo que debes saber mucho ya…
- Me refería al preservativo
- Podes mirar un tutorial en internet, también, ¿no? Dijo María
- Prefiero que me expliques
- Debería ser con tu padre
- Ya sabes que él nunca está, nunca puede
- Si, lo sé
- Yo prefiero con vos
- Bueno, cuando quieras, dijo María
- ¿Ahora?
- ¿Ahora? Dijo ella que estaba en otra
- Sí, ¿porque no?
- Bueno, pero hay que tener un preservativo
- Tengo
- ¿Ya estas por tener relaciones con Sofía?
- No sé, mami, ella no quiere, pero el día que quiera…
- Bueno, dale tiempo
- Es que en ese momento estoy muy caliente
- Y ella seguro que también
- ¿Vos decís?
- Estoy segura, pero debe tener miedo
- Tiene miedo
- Bueno, ¿es su primera vez?
- Si.
Eso no la sorprendió a María. Pero pensó ¿porque tiene tanto miedo esta chica? Se preguntaba. Son otros tiempos y otra información. Aparte su hijo parecía quererla, cuidarla y tratarla bien
- Bueno, quizás te quiere mucho y quiere esperar
- No es eso
- ¿Que pasa?
- Me da vergüenza decírtelo
- ¿Que cosa?
- Dice que le va a doler
- Es normal, un poco duele, pero no es para tanto
- Es que…
- ¿Que pasa Luciano?, decime
- No se, es que…
- Dale Luciano, hablá
- Dice que tengo la pija muy grande, soltó él
- Luciano!
María se tuvo que reponer de la expresión “tengo la pija muy grande” y realmente le costó. En un segundo su cabeza era un remolino. Pensaba que su marido tenía algo totalmente normal y nada que ver con ser grande y mucho menos que diera miedo.
- Perdón mami
- Está bien, traé un preservativo
- ¿Me bajo el pantalón?
- Nooooo, ¿estás loco? María se separó alarmada como si su hijo tuviera electricidad
- ¿Que?
- Te explico con una banana y después probas solo
- Ahhh
- Jajaja, ¡estás loco nene!
María estalló de risas y de nervios ante la posibilidad de estar frente al miembro de su hijo.
- Bueno, bueno
- Esperá que busco una banana, vos traé el preservativo
Luciano subió y María eligió la banana más grande para desafiar a su hijo para adivinar el tamaño de su verga. Tomó una de unos 22 cm y gruesa. Era increíble que ella estuviera tan excitada ante esto. Sabía que estaba mal excitarse con el miembro de su hijo, pero no podía evitarlo. Luciano bajó con una caja de preservativos en la mano. María lo esperaba con una enorme banana en la mano. Él no parecía inmutarse.
- ¿Así está bien la banana de tamaño?
- Sí, creo que si
- Bueno es un poco grande, ¿no?
- ¿Es grande? ¿Si?
- ¿Que? ¿Me vas a decir que la tenés de este tamaño? Preguntaba excitada María
- Si, más o menos
- ¿Cómo sí más o menos? No podía creer que su nene tuviera semejante verga
- Claro, cuando se me para, es más o menos así
A María se le nubló la vista y casi que se desmaya de solo imaginar una verga de ese tamaño. Por suerte, se recompuso
- ¿Estas bien, má? Luciano notó a su madre muy rara
- Si si
- Te noto rara…
- Es que es un tema que, ya te dije, debería explicarte tu padre, se excusó María
- Bueno, dale
María quería enseñarle bien a su hijo. Y decidió jugar un juego de rol para provocarlo en el momento.
- Dale, abrí el preservativo
- Tomá, Luciano le entregaba la cajita
- No, mi amor, vos tenés que hacer todo
- Ah bueno, empieza a abrir la caja
- Dale, apurate
- ¿Porque me apuras, má?
- Porque en ese momento no vas a querer perder tiempo
- Ajajaja, tenés razón má
- Dale, dale, Luchito que tengo ganas
- Mamiiiiii jajaja, Luciano se reía nervioso y le costaba abrir la caja
María estaba disfrutando el momento y decidió jugar un poquito más fuerte
- Dale que estoy caliente, Luchoooo
- Maaaa
- ¿Así te dice Sofi?
- Sí, me dice Lucho
- ¿No podes?
- Si si, mirá, Luciano con dificultad pudo sacar el sobrecito de la caja
- Bueno, ese paso lo tenés que hacer antes de empezar
- ¿Que cosa?
- Sacarlo de la caja
- Ah
- Dejá solo el sobrecito
- Está bien
- Acá es donde vos y ella están muy calientes y tenés que ser preciso
- Ok, estaba serio Luciano y llevó el sobrecito a la boca para romperlo con los dientes
- No muerdas el sobre, tiene una muesquita
- Ah sí si
- ¿Ves? Lo abrís por ahí
- SI si, Luciano prestaba atención
- Ahora te voy a enseñar cómo se coloca exactamente
- Bueno
- y lo pones así, mirá bien
María le enseñó a no dejar aire en la punta y con su mano encima de la de su hijo le enseñó a desenrollarlo todo hasta la base. Su madre estaba en un estado de excitación y sin saber cómo se animó a tanto, le dijo
- Viste, no es tan difícil, el tema es el momento
- Claro, claro
- Vamos a probar otra cosa, vení
- ¿Que cosa?
- Agarrá otro preservativo, María intentaba sonar lo más técnica posible
- Si, si
- Pensá que estas con ella, vení vamos al sillón
- Bueno
- Sentate ahí y yo te sostengo la banana
- Ah ok ok
María lo hizo sentar y le puso la banana a la altura de su bulto. No lo hizo a propósito, pero el canto de su mano cerrada agarrando la fruta se apoyó y sintió la verga de su hijo debajo de la tela
- Ahora dale, sácalo
- Bueno
- Mmmmm, dale que tengo muchas ganas de que me la metas, le dijo para ponerlo nervioso y asumiendo el rol de la novia
- Ay maaaaa
Pero ese comentario jugó en contra y sintió como debajo de su mano la verga de su hijo crecía y se hinchaba. María se excitó mucho y la boca se le secaba. No sabía si seguir el juego o detenerse. Eligió seguir y fue más a fondo. Con su concha emanando jugos le dijo:
- ¿Como le dice Sofi a tu pito?
- No sé, que se yo, pija
- Ah, María se estremeció al oír la palabra pija
- ¿Para que queres saber?
- Para ponerte en contexto y que lo vivas como en el momento
- Ahhhh
- Dale Luchoooo, me vas la vas a meter, te va a decir Sofi, ¿no?, jugaba María, pero no se animaba a pronunciar la palabra pija
Lo que no se imaginó es que el miembro de su hijo iba a tomar la dimensión que estaba tomando debajo de su mano. Luciano intentaba con el forro, pero los nervios le jugaban una mala pasada. La excitación de María estaba por las nubes. Iba a tener que masturbarse para calmar el fuego que sentía en su cuerpo
- Siiii, espero que esté con ganas, dijo él inocentemente
- Si la tenés como esta banana, seguramente si
- Ahí me lo puedo poner a ver…
- Seguro que va a estar con ganas de que se la metas
Como yo en este momento, pensaba María. Estaba tan caliente que perdía el control de las palabras que salían de su boca
- ¿Ella te la chupa? María sintió el respingo debajo de su mano
- No, mami, todavía no
- ¿Ni siquiera te hace la paja? Ya la dureza debajo de su mano era total y aprovechó para mover la mano y sentirla
- Ya está, ya me lo puse, ¿está bien?
- A ver…
María hizo el movimiento de una paja sobre la banana y con el dorso de la otra mano acarició el bulto de su hijo mirándolo a los ojos
- Que sea buena y te haga esto, no cuesta tanto
- Siiii, me encantaría…
En ese momento, María hizo algo que nunca hubiese imaginado. Por encima de la tela del pantalón, le acarició la pija a su hijo y le dijo:
- andá al baño que necesitas descargarte
- Si, mami, necesito hacerme la paja
- Mmmmm, vas a hacer muy feliz a Sofi con esto, María volvió a acariciarle la pija
- Gracias má…
El bulto que formaba la pija de su hijo era tremendo. Su concha era un lago, no daba más. Como en un estado hipnótico y sin poder contenerse, le dijo a su hijo:
- Hasta a mí me calienta pensar en una…cosa así
- ¿Si, mami?
- Si hijo, tenés una muy buena pij…
- ¿Mami, que ibas a decir?
- Casi lo digo, Ya lo sabes, agradecé lo que Dios te dio
- Bueno, me voy a mi cuarto, dijo María.
- Yo me voy al baño y ya sabes a que, dijo Luciano
- Yo no sé si no hago lo mismo que vos…
A María se le escapó ese comentario. Luciano la miró sorprendido. Ella no podía creer lo que había dicho, lo que le había confesado a su propio hijo
- Bueno mami, que lo disfrutes
María dio media vuelta y se fue en dirección al cuarto. Entró y cerró la puerta con llave. Cuando Luciano escuchó la llave girar supo que su madre se iba a masturbar y se excitó aún más. Ninguno de los dos tardó más de 5 minutos en acabar. Luciano se fue a su cuarto en silencio. María, por su parte, se quedó acostada pensando en todo lo que había pasado.
Se sentía muy contrariada. Era su hijo y no podía excitarse con él. En realidad, pensaba, no me estoy excitando con él sino con su pija. Por otra parte, sentía un deseo irrefrenable de tener una verga así en sus manos, en su boca, en su concha. Sabía que no podía ser, pero no podía evitarlo
En la cena, evitaban mirarse como si hubiese pasado algo raro. Por suerte, el padre de Luciano, miraba más el celular que a ellos y pasó todo rápidamente.
Al otro día, Luciano la encaró
- Gracias mami por ayer
- Ah, no tenés nada que agradecerme
- Por enseñarme y por darme confianza
- ¿Por darte confianza?
- Si
- Pensé que te había puesto nervioso con la escena
- No, eso sí
- Pero después me dijiste eso que me ayudó
- ¿Que cosa?
- Que tenía una buena pija y que iba a hacer feliz a Sofi
- Bueno, si es como decís similar a esa banana…
- Claro es muy parecida
- No te puedo creer…se mordió el labio en un gesto de deseo que no pasó desapercibido para su hijo
Ya María se empezaba a excitar imaginándose esa pija
- Si, si queres te la muestro
- Nooooo, estás loco?
- Yo para que la veas si no me crees
- ¡Te creo porque ayer pude tantear algo y tenías un bulto tremendo!
- Y eso que ayer no la tenía parada del todo
- Ah, ¿puede crecer más? María estaba ida
- Sí, mucho mas
- Ah, qué bueno entonces, a María se le endurecieron los pezones y Luciano llevó sus ojos ahí
- Ayer te tocaste, ¿no?
- No debería contarte eso
- Sé que sí…
- ¿Como sabes?
- Porque cerraste con llave ni bien entraste
- Ahhh, claro, María tembló pensando en que podría haber escuchado un gemido
- ¿Te calienta pensar en una pija así?
- Luciano!!! ¿Que es esa pregunta?
- ¡Te pregunto, má! Tenemos confianza
- Sí, pero no sé si necesitas saber tanto
- Yo quiero saber de vos también
- Bueno, dejemos esto acá. Tratá de convencer a Sofi de que te ayude
- Con Sofi vamos muy lento
- Dale tiempo, si es tan grande como decís es normal que tenga un poco de miedo
- Al final no sé si está bueno tenerla grande
- Creeme que si
- ¿Si?
- ¿A vos te gustan grandes?
- Luciano, no te zarpes
- Bueno, solo preguntaba
- Está bien, andá a tu habitación o al baño que ya está tomando forma eso
María le miró descaradamente el bulto.
- Sí, me caliento muy fácil, perdón
- Saliste a mamá, me parece, reconoció ella excitada
¿Que le pasaba? ¿Como podía decirle eso a su propio hijo? María se desconocía cuando estaba caliente.
- ¿Vos también estas caliente?
- Un poquito
- ¿Te vas a tocar?
- A lo mejor, le sonrió pícaramente
Sabía que se había extralimitado con ese comentario. Esas cosas no se hablan con un hijo, pero era tal la confianza que tenía con su hijo sumado a lo caliente que estaba que no se pudo contener. Encima, el bulto de Luciano era tremendo y no pasaba desapercibido ante su mirada
- Como se está poniendo eso, eh
María no se reconocía. Las palabras le salían solas de la boca
- Viste, má
- Sí, es verdad que parece grandecita
- Mirá, Luciano se empieza a desabrochar el cinturón
María está parada en la cocina y su hijo a 2 metros desabrochándose el pantalón a punto de mostrarle la pija. Debe detenerlo, debe gritarle que pare, pero no puede
Luciano, se desabotona el pantalón y baja el cierre. Abre y el bulto que forma en el calzoncillo es un escándalo a todas luces. María no puede creer lo que está viendo. Con el dedo gordo toma el elástico del bóxer y empuja hacia adelante mientras mete su otra mano agarrándose la verga. María no pestañea y se moja los labios. Su hijo baja la parte delantera de la tela y aparece una pija hermosa, enorme, venosa, con la cabeza colorada, grande y brillosa. Ella no da crédito a lo que ve. Luciano hace el movimiento de empezar una paja. Ahí delante de su madre.
Eso la sacude en un temblor, la concha se me moja más aún, pero es muy fuerte todo, lo sabe. Como puede, da un paso hacia atrás y grita apenas
- Luciano! ¡¿Que haces?!!!!
- ¡Nada má! Pensé que te gustaba
- Sí, pero…
- Que la querías ver…
- Sí, pero, andá a tu cuarto
- Vos también, ¿no?
- Sí, claro, reconoce María
- Me gusta saberlo
- ¡No podemos hacer esto, Lucho!
- ¡Ya está má! Vamos a pajearnos
- Cada uno en su cuarto, sí, alcanza a intervenir María
María le acababa de confesar a su hijo que se iba a masturbar después de ver su verga. Todo era una locura. Una locura hermosa.
Suben corriendo y cada uno se encierra en su cuarto. Los gemidos de Luciano se escuchan claramente porque no cierra la puerta. María la cierra, pero esta vez no del todo porque quiere escucharlo y también siente el deseo de que su hijo la escuche.
Todo parece suceder como en una película muy lentamente. En el momento que escucha un aghhhhhh de su hijo, sabe que está acabando con esa verga hermosa y no puede reprimir su propio gemido. Aghhhhhhhhhhh, aghhhh ahhhhhh
Está despatarrada en la cama, toda despeinada, con la cara colorada y con una mano dentro de su bombacha y una teta fuera del corpiño cuando mira por la abertura de la puerta y lo ve a su hijo que está mirando.
- ¿Que haces Luciano? Dice haciendo contacto visual con él
- Nada, estaba yendo a buscar papel al baño porque manché todo
- Ahhhh, ¿me estabas mirando?
- No no, no vi nada, quedate tranquila
- Bueno, andá y limpiá bien todo
Se miró y tenía un pecho exhibido que había visto su hijo. Necesitaba retomar el control. Habían dado un paso muy peligroso. María lo sabía y tenía que actuar en consecuencia, sino esto podía llegar a desmadrarse.
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