Luciano estaba viviendo dos
mundos paralelos. Si se quiere, tres.
Por un lado, había cogido con su
madre y debutado sexualmente con ella. Estaba aprendiendo muchas cosas del sexo
y entre ellas ahora se había sumado la experiencia de un trío con Florencia, la
amiga de su madre.
Por otro lado, estaba avanzando
en su relación con Sofía a pasos agigantados en los últimos días.
Y si queremos agregarle un tercer
lado, era un hijo ejemplar para su padre y un hijo normal para su novia.
A veces, se preguntaba qué
pasaría si algún día Sofía se enteraba de las relaciones que él tenía con su
madre. No al punto de atormentarlo, pero lo pensaba muy seguido. Luciano no
quería perder su relación con Sofía y sabía que la gente veía como una
aberración las relaciones sexuales madre-hijo.
Al otro día, invitó a Sofía de nuevo
a su casa y se metieron nuevamente en la habitación ni bien llegaron.
Sofía había cambiado totalmente
su actitud. Hacía poco tiempo Luciano había sido un poco cortante con ella
diciéndole que era una nena que no se animaba a más cosas y que él estaba caliente.
Ella se enojó por eso y discutieron, pero sin llegar a pelearse. Luciano anduvo
muy esquivo durante unos días y ella empezó a sentirse mal. Una conversación
con su amiga la hizo reflexionar un poco cuando ésta le dijo: “no se la chupas
a Luciano? ¡Pero si ya hace un montón que salen! ¡Yo a esa altura ya cogía con
Marcos!”
Empezaron a besarse y ambos
notaban que los besos no tenían nada que ver con los besos de semanas atrás.
Abrían más la boca, se metían más la lengua, no sentían ningún tipo de pudor si
la saliva era exagerada. Habían pasado a otro nivel en los besos también.
Quizás fue por eso que no sintió
que nada lo frenara para decile a Sofía lo que le dijo. Y quizás fue porque
estaba muy acostumbrado a decírselo a la madre y saber que eso la calentaba.
Puede darse que uno se olvida del lugar y la persona con la que está y eso
puede ser muy peligroso. Se dio cuenta cuando luego de apoyar sus labios en el
oído de su delicada novia, le dijo:
-
¡Quiero cogerte!
-
Sos una bestia! Dijo ella separándose
En ese momento, Luciano se dio
cuenta de que nunca había usado ese lenguaje y menos ese verbo con su recatada
novia.
-
¡Es que me calentás mucho! Se excusó él
-
Lo sé, pero…
-
Deberías verlo como algo bueno y no como algo
malo
-
Ya sé, pero bueno, fue muy fuerte
-
Es lo que siento…
-
Ya sabes que en algún momento se va a dar, dijo
ella
-
Es que a veces creo que no va a llegar nunca ese
momento
Luciano la volvió a envolver con
sus brazos y la besó nuevamente. Ella lo correspondió abriendo la boca y
jugando con su lengua hábilmente.
¿Cuando? Preguntó
él
-
Yo lo veo mucho más cerca que antes
-
¿Si? Dijo él ilusionado
-
Sé que me va a doler, pero me voy a animar, dame
un poco de tiempo
Sofía se sentía culpable
doblemente. En primer lugar, por no ceder ante sus propios deseos y ser tan
nenita inocente y, en segundo lugar, por no hacer disfrutar a su novio
completamente. Creía que no estaba dispuesta a dar ese mismo día el gran paso,
pero sabía que pronto lo haría
Volvió a besarlo y se apretó
fuerte contra él. Sus pequeños pechos se apretaron contra el pecho de él. Sus
pezones se endurecieron y su concha empezó a mojarse.
Él por su parte se le pegó con
fuerza y le arrimó el bulto haciéndoselo sentir bien duro, tal como lo tenía.
En poco tiempo la ropa empezó a volar. Tal era la calentura que tenían los dos
que no se dieron cuenta que estaban casi completamente desnudos y con la puerta
entornada, pero no cerrada.
Se acostaron los dos en la cama y
Luciano, solo con los bóxers puestos, empezó a chuparle las tetas a la joven.
Ella, que también había quedado solo en una diminuta tanga, le acariciaba el
pelo con una mano, mientras la otra iba en búsqueda de su paquete. Lo encontró.
Comenzó a acariciarlo por fuera de la prenda y lentamente fue haciéndole una
suave paja. La cabeza de la pija de Luciano salía por la parte superior de su
prenda íntima.
Él le metió la mano dentro de la
bombacha y se encontró con una humedad que le dijo todo: Sofía estaba muy
caliente. Ni bien hizo un poco de presión, el dedo se coló dentro de la concha
de la adolescente
-
Aghh, susurró ella
-
Mmmmm, le dijo él al oído
-
Tocame, por favor, como ayer
-
Te voy a hacer acabar
-
Siiiii, dijo ella
-
¿Te gusta cómo te toco?
Ya un dedo de él se había metido
bien profundo y ahora metía un segundo mientras aprovechaba el dedo pulgar para
tocarle el clítoris
-
Aghhhhhh, se estremeció Sofía
-
Dejame, no digas nada
Luciano se arrodillo en el suelo
y volvió a meterle dos dedos en la concha, anular y mayor, pero esta vez le corrió
la bombacha para el costado y el clítoris se lo estimulaba con la otra mano. La
lubricación de Sofía era total.
Él no dudó y supo lo que debía
hacer en ese momento. Acercó su boca y comenzó a chuparle la concha a si joven
novia. El sabor le pareció suave y delicado. En un punto le gustaba, pero
también extrañaba el sabor de su madre, más intenso. Se metió de lleno en la
tarea de darle placer a Sofía que susurraba
-
Aghhhh aghhhhh aghhhhh
María salía de su cuarto con un
montón de ropa para lavar en los brazos. Quizás el hecho de ir descalza ayudó a
no ser escuchada por los jóvenes calientes. Un gemido de mujer la alertó y sigilosamente
se fue acercando. Cuando se asomó a la puerta el cuadro que vio la impactó.
Sofía con las piernas abiertas en tetas, con los ojos cerrados y con sus manos
acariciando la cabeza de su hijo que estaba metida entre sus piernas.
Luciano en cuatro patas en la
alfombra de su cuarto, se notaba que chupaba sin cesar y se aferraba con sus
fuertes manos a los muslos de la pequeña y frágil Sofía.
-
Aghhhhh ahhhhh ahhhhh acabo, decía Sofía
-
Mmmmm, chupaba Luciano
-
Aghhhh esto es lo mejor, se recomponía la joven
abriendo los ojos
Fue entonces cuando su mirada
chocó con la de María que observaba desde la puerta. Sofía dio un respingo y miró
en dirección a la puerta. Luciano iba a girarse cuando, la niña le dijo
-
No, chupame más, y le agarró la cabeza
María siguió mirando, ahora con
libertad, y Sofía le sonrió como aceptando el juego de ser vista por su suegra.
Sofía, perversa, empezó a tocarse las tetas y miraba de vez en cuando en
dirección a la puerta. María dejó la ropa en el suelo y se metió la mano dentro
del pantalón de jogging y dentro de la bombacha. Su concha era un lago.
Otra sonrisa apareció en el
rostro de Sofía, que dijo fuertemente:
-
¡Me encanta lo que haces!
María se mordía el labio y se
tocaba. Sofía se revolcaba en la cama. Luciano chupaba y chupaba, y mientras lo
hacía se fue bajando y sacando el calzoncillo. Sofía lo veía de reojo y María
también. El riesgo de que Luciano viera a su madre espiando era tremendo.
Sofía era una chica muy
inteligente y siempre demostró salir de situaciones comprometidas, pero esta
vez le costaba pensar. Quería seguir disfrutando de la mirada de su suegra,
pero no quería que Luciano la viera. Se le ocurrió algo muy inteligente
Agarró la remera de Luciano del
suelo y le dijo parate. Todo esto de espaldas a su madre que se asomaba en la
puerta.
-
Te voy a vendar los ojos porque no quiero que me
veas.
-
Mmmmm, Luciano se dejaba hacer
Se puso de pie y María pudo ver
de costado el enorme aparato de su hijo totalmente erecto. Sofía, en puntas de
pie, lo tapó rápidamente y lo ató con fuerza.
-
No veo nada, dijo él
-
Esa es la idea, dijo ella
Sofía ayudó a Luciano colocándolo
más de costado de manera que la visión de María ahora era total. La joven
dirigió su mirada a María y ésta le sonrió con excitación sin sacarse la mano
de dentro de la bombacha. Sofi, con su blanca bombachita y sus turgentes pachos
desnudos se exhibía ante la madre de su novio. No dudó en arrodillarse en la
alfombra y empezar a pajear a su novio mirando a su suegra que se tocaba sin
cesar.
-
¡Que grande que es! Decía divertida la rubiecita
pícara
-
Mmmmm, me encanta que me pajees así
-
¿Te gusta? La miró a María
-
…., María asintió con la cabeza
El morbo se había apoderado de la
habitación. María se frotaba por dentro y dejaba de hacerlo de a momentos para
retrasar la llegada del orgasmo. Una pequeña gota de líquido pre seminal
asomaba en la punta del pene de Luciano. Sofía no lo hubiese hecho en otra
circunstancia, pero esta vez estaba muy caliente y sabía que Luciano lo
merecía, y su mamá también
Sacó la lengua y la pasó por la
punta de la pija. Miró a su suegra que movió la cabeza asintiendo, pero esta
vez más lentamente.
-
Es la primera vez que chupo una…dijo Sofía
-
Mmmmm, susurraba Luciano
-
No lo sé hacer, decía ella
María pensaba: las ganas que
tengo de enseñarte, pero no se animó a hacerlo y solo asentía lentamente con la
cabeza. Luciano susurraba:
-
Vas bien…
-
A ver…, dijo Sofía
La rubia jovencita abrió su boca
lo más grande que pudo y se metió la cabeza del pene de Luciano y con la mano
comenzó a pajearlo.
Nada mal para ser su primera vez,
pensó María
-
Agggghhhh, me encanta, dijo Luciano
-
Mmmmm, ¿sí? Sofía se la sacó para preguntar
Era totalmente absurdo lo que
estaba pasando, chuparle la pija a su novio y que su suegra la mirara, pero la
excitaba y no se sentía incomoda, sino que, al contrario, se calentaba más.
Sofía ahora adelantaba y retiraba su cabeza haciendo una chupada de verga de
campeonato, no parecía una primeriza.
En la intimidad de su cuarto, esa
mañana, Sofía había mirado varios videos porno y hasta llegó a googlear como
chupar una polla, técnicas para felatio y otras cosas. Aprendió rápidamente,
como siempre.
Luciano se sorprendió cuando la
mano de Sofía le acarició los huevos mientras continuaba con la chupada
magistral de pija. Ella miraba en dirección a su suegra que se adelantó un paso
en la habitación y sigilosa se puso al lado.
María vibraba de nervios. Estaba
a un metro de ellos y Luciano no sabía nada. Con una mano corrió un mechón de
cabello de la joven que no entendía el próximo paso de su suegra. Sofi se
aferró a las caderas de su novio y comenzó a chupar con fuerza.
María ahí de pie se animó con una
pequeña locura. Agarró una mano de Sofía que se apoyaba en el costado de su
hijo y la retiró. Y una mano de María, acarició los huevos de su hijo.
-
Mmmmm, dijo Luciano, siiii, acariciame así
-
Mmmmm, te gusta?
Jugaba Sofía
María le recorrió los huevos con
su mano una vez mas
-
Voy a acabar, dijo Luciano
-
Mmmmm dijo Sofía, que hago
-
Lo que quieras dijo él
María la miró y le hizo señas
tocándose el pecho como diciéndole “que te acabe en las tetas”
-
Queres acabarme en las tetas? Dijo Sofía
-
Quiero verlo
María salió rápidamente de la
habitación y se fue tomando la ropa
-
Mirame, escuchó a Sofía a sus espaldas
-
A ver, Luciano se sacó la remera
Delante de él estaba su inocente
novia con su carita sonriente, su rostro rojo de calor y excitación y sus ojos
celestes mirándolo a la cara. No pudo contenerse ni un minuto mas
-
Acabo, dijo él
Agarró su pija por encima de la
pequeña mano de ella y la pajeó apuntando a las tetas blancas de su novia.
Varios chorros salieron disparados e impactaron certeramente en los pechos de
Sofía. Los tres acababan de vivir una locura hermosa, aunque Luciano se perdió
una parte por tener los ojos vendados.
Se escuchó una puerta, era la del
cuarto de María que se encerraba a terminar su masturbación, ahora en soledad.
Luciano se sobresaltó y cerró la
puerta que estaba entornada. Sofía pensó: si supieras que no va a volver ahora…
(continúa acá)
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