Ramiro, mi hermano
Me fui a buscar a mi hermano al aeropuerto. Salí del barrio y ni bien tomé la autopista me puse a pensar, ya más calmada, en lo que habían sido mis últimos días. Una sucesión de encuentros sexuales desenfrenados. Primero, con Lorena mi vecina y amiga (ahora íntima) Después, con Ramón, el jardinero y ella haciendo un trío, animándome a cosas que nunca me hubiese atrevido. Y por último lo que acababa de hacer con el llamado a mi esposo mientras me cogía Ramón.
Si bien el recuerdo cercano me excitaba, era consciente de que debía parar o por lo menos tomar ciertos recaudos. La posibilidad de que me descubriera mi marido había estado cerca. Ahora en horas nomas iba a estar mi hermano en la casa todo el día, ya que volvía de Australia después de 5 años, y no iba a poder hacer nada con Lorena y mucho menos con Ramón por al menos un mes, que era el tiempo que se iba a quedar mi hermano en Buenos Aires.
Llegué al aeropuerto con 10 minutos de adelanto. Ahora que lo pensaba, no podía creer que hacía 5 años que no veía a mi Ramiro, mi hermano, por lo que debía tener 23. Mi último recuerdo de él era el de un flaquito muy tímido, alto, lleno de granos y con unos rulos muy graciosos.
Después de veinte minutos apareció. Juro que no lo reconocí. Me di cuenta cuando veía encarando para mi lado. Era igual de alto, con los mismos rulos y un cuerpo realmente escultural. No era un fisicoculturista, pero tenía exactamente todo en su sitio. Encima estaba todo bronceado y vestido con una onda que no le conocía, traía un sombrero una remera gris gastada un pantalón cómodo para el viaje y unas zapatillas muy lindas. Lo recuerdo como si fuera hoy porque lo miré de arriba abajo para cerciorarme de que era mi hermano. ¡Tenía mucha onda!
Él, evidentemente me reconoció al instante porque vino enseguida a mi encuentro. Y soltando su valija me abracé levantándome en el aire y dándome un cálido beso en la mejilla. En ese momento se me humedecieron los ojos. Él volvió a besarme en la mejilla y me bajó despacio. Tenía unos músculos y una fuerza tremendas.
- ¡Como tardaste! Le dije
- Es que pasé por el free shop y me entretuve un rato
- ¿Qué compraste?
- De todo un poco
- A ver ¡Dejame mirarte!, dije separándome un metro para atrás
- ¿Qué pasa?
- ¡Estás muy bien! ¡Mucha onda!
- ¿Querés decir que era un aparato antes?
- No, no, pero ahora pegaste una onda australiana que mata
- ¡Gracias!
Fuimos caminando hacia la camioneta y seguimos hablando. Al llegar a la camioneta subió la valija con una facilidad que me conmovió nuevamente. Mi hermano tenía unos brazos súper fuertes. Durante los primeros kilómetros se dedicó a configurar su teléfono y le cayeron unos mensajes.
- ¿Estás de novio?
- Ahora no, pero algo tuve, dijo misterioso
- Epa, pero que intrigante que volviste
- Jaja, no no, nada demasiado serio
- Me imagino en que andarás, de una en otra, ¿no?
- Jajá, hay que disfrutar el momento
- ¿Qué tal estuvo el vuelo?
- Bien, tranquilo, dormí bastante
- Tengo tantas cosas para preguntarte…
- Dale, yo también…
- Mi vida no cambió mucho en los últimos años
Mientras pensaba que en los últimos días había cambiado mucho, aunque de esto nunca se enteraría mi hermano. Lo miré a mi hermano y lo vi muy bien. Y ano parecía el chico aquel desgarbado y aparatoso. Ahora era un joven musculoso. Ramiro era fruto de una segunda relación de mi mamá, por eso es que tenemos 15 años de diferencia. Él se parecía bastante a Jorge, su padre, el actual marido de mi mamá que tiene 50 años y está muy bien. De él heredó su pasión por el rugby y por la ingeniería.
- Los chicos deben estar enormes
- Si
- Uf, claro, que bárbaro… decía mi hermanito
Entre estas y muchas cosas más que hablamos, llegamos a casa. Mi hermano entró detrás de mí con la valija y nos fuimos directo a la que iba ser su habitación. Pasamos por la cocina y no pude evitar recordar que hacía unas horas había estado ahí cogiendo con Ramón. Le fui mostrando la casa que estaba en construcción cuando él se había ido y se mostraba súper contento de que yo tuviera un lugar tan lindo para vivir
Acá estaba mi hermanito después de 5 años sin verlo. Ramiro se recibió de ingeniero en Australia a donde fue a jugar al rugby a un club de allá que nunca recuerdo el nombre. Un pensamiento enseguida me vino a la cabeza: Lorena cuando lo veo lo que va a pensar. Estaba mucho mejor que Ramón. Lástima que era mi hermano. No podía creer que estaba pensando eso, cuando Ramiro me sacó de mis pensamientos
- Mañana salimos a correr y me mostrás el barrio, ¿sí?
- Dale, no estoy tan en forma como vos, pero me banco una trotadita por el barrio, le dije mientras miraba su cuerpo con cierto descaro
- Yo te veo muy en forma…, y detuvo su mirada en mis tetas
- ¿Qué haces, nene? ¿Qué me miras? Pregunté divertida
- Eso no lo tenías cuando yo me fui… volvió a posar sus ojos sobre mis tetas
- Claro, claro, me puse hace 3 años, dije y agradecí que el corpiño que tenía era grueso porque mis pezones se erizaron en el momento
- TE quedan muy bien, me dijo totalmente suelto
- Gracias, vos también
- Yo no me puse tetas….
- No, digo que vos también mejoraste mucho físicamente
- Gracias
Al poco tiempo llegó mi marido con los chicos y hubo una apertura de regalos muy divertida y festiva. Ramiro dio muy bien con todos los regalos, una consola para mi hijo. Mucha ropa estilo surf para mi hija, whiskies y tabaco del free shop para mi marido y a mí me trajo dos perfumes que me encantaron y chocolates para todos.
En la cena Ramiro nos contó a todos como era su vida en Australia. Me sorprendió lo suelto que estaba y lo divertido que era. Tenía una sonrisa espléndida y los cuatro (mis hijos, mi marido y yo) nos quedábamos embobados mientras nos contaba sus aventuras. Se fue a dormir temprano porque venía con un cambio de horario tremendo que acomodó rápidamente durmiendo una buena siesta en Australia y un poco en el avión.
Ni bien entré al cuarto mi marido me agarró y comenzó a besarme. Recordé que lo había calentado por teléfono mientras cogía con Ramón sin que él supiera. Esa imagen me hizo volver a calentarme y cogimos un rato no muy largo, porque Sebastián acabó enseguida. Pero como buen matrimonio que funciona hace tiempo, él sabía cómo hacerme acabar y lo hizo para después acabar el dentro de mi concha.
Al otro día le dije a mi marido que se vaya tranquilo al trabajo que yo con Ramiro llevaría a los chicos al colegio. Cuando me bajé a la cocina sale Ramiro en bóxers ajustados con un bulto que me pareció tremendo. Me detuve en seco cuando lo vi. Él con las dos manos se cubrió el bulto
- Perdón, iba al baño, me dijo
- Rami, ponete un short que está tu sobrina y no quiero que vea ciertas cosas y en cierto estado
- Ah bueno, sí, perdón, dijo y volvió sobre sus pasos para ponerse un pantalón corto
No pude evitar hacer ese comentario “en cierto estado” de su enorme paquete recién levantado. Menos mal que se volvió a cambiar porque detrás de mi bajó Martina ya vestida para el colegio y atrás mi marido y mi hijo. Desayunamos rápido los cinco y Sebastián, mi marido, se fue para el trabajo y a los cinco minutos Ramiro, mis hijos y yo fuimos a al colegio a dejarlos. Ramiro, pese a saber que todo el mundo en casa estaba pendiente de él, mantenía su humildad y cordura que siempre lo habían caracterizado. Es verdad que ahora estaba mucho más suelto y canchero, pero no por eso dejaba de ser el hermano bueno y querible que siempre fue.
Llegamos y directamente nos fuimos cada uno a su cuarto a cambiarse de ropa para salir a correr. Ramiro tenía mucha y muy buena ropa deportiva producto de sus años en Australia. Salió con una remera de running muy ajustada al cuerpo y me quedé mirando, ahora más en detalle, el cuerpazo que tenía. Él me sacó de mis pensamientos, diciendo:
- ¿Vamos?
- Vamos
Y salimos a recorrer el barrio, trotamos despacio y hablábamos de las casas, de cuál le parecía más linda. Ya habíamos trotado un buen tiempo, cuando pasamos por la casa de Lorena y le dije acá vive una amiga que me hice en el barrio y me llevo muy bien.
- Ah mirá, me dijo
- Y que tal está tu amiga? Me preguntó el zarpado
- Nene, es casada! Le dije
- Y que tiene? Mejor… me dijo
- ¿Porque mejor?
- Porque no tienen complicaciones. Saben lo que quieren y buscan eso. Lo consiguen, y listo
- Que quieren? O que queremos? Porque yo pertenezco a ese grupo
- No digo que todas, pero muchas
- Que quieren supuestamente para vos? …. Lo desafié
- Coger, me soltó
Juro que en ese momento prácticamente se me nubló la vista. Bajé el ritmo. Él también y de a poco me fui acomodando. Empezamos a caminar y seguimos la charla
- O sea que, para vos, ¿muchas de las mujeres casadas quieren… bueno, tener sexo con alguien fuera de la pareja?
- Sí, creo que la mayoría
- No sé de donde sacaste esa estadística
- En los últimos años
Llegamos a casa y nos fuimos a la cocina a tomar unos mates en la barra de la cocina. Ambos estábamos sentados en una banqueta cada uno. Como la conversación se había puesto interesante, le pregunté
- ¿Vos estuviste con alguna casada?
- Sí, me contestó
- ¿Con más de una?
- Si, con tres. Me dijo
- Ah bueno! Míralo vos a mi hermanito
- Es que me doy maña con las computadoras y entre reparación y reparación alguna oportunidad se me dio y la tomé
- Contame un poco más, ¿cómo fue? Preguntaba yo curiosa
- ¿Estas segura de que queres saber cómo fue?
- No sé si con el nivel de detalle que hablo con mis amigas, pero podés contarme, le tiré
- Bueno, no sé cuál es el nivel de detalle que manejas, pero no me animo a contarte yo con mis palabras las cosas que hice
- ¡Que tímido resultaste! Un hombre de mundo, pero un poco tímido
- Por mí no hay problema, pero no te quiero espantar siendo muy específico y detallista
- Nene, ¿qué te pensás que soy? ¿Una hermana de convento? Tengo 15 años más que vos (38 yo y 23 vos) así que por mí no te censures
Lo estaba apurando a mi hermano y sabía que el desafío era lo que más lo motivaba. Ceo que fue un poco por eso y otro poco porque se empezó a calentar que me fue narrando su primera aventura con una casada
- Bueno, te cuento, se llamaba, o se llama mejor dicho Jessica
- Nombre de trola, dije yo riendo
- Allá no tanto, acá puede ser
- Pero por lo que me vas a contar seguro que una santa no es…
- Ja, no, pero tampoco trola, solo una mujer con ganas de tener sexo y sin tabúes
- Mirá vos la experiencia de mi hermano el joven ingeniero
- En esa época era estudiante había llegado hacía 1 año a Australia y para conseguir trabajo y manejar mis horarios me especialicé en notebooks de todas las marcas y fui reparando compus al principio, casi al costo para hacer el boca a boca
- Ah mirá vos, ¿y cómo conociste a la señora?
- Bueno, señora… tenía 40 años
- ¡Más grande que yo nene!
- Sí, estaba muy bien
- ¿Mejor que yo? Pregunté un poco celosa y excitada
- No, contestó lacónico
- Ah, no estaba buena? Le pregunté para indagar un poco más sobre lo que pensaba de mí y la respuesta me encanto
- Si, estaba muy buena
- Entonces no entiendo, dije haciéndome la boluda
- Estaba muy bien, pero vos estas mejor
- Ay gracias, se nota que sos mi hermano
- No, no, te lo digo en serio
- Ah bueno, seguí dale… no quise seguir por ese camino de elogios hacia mí porque me parecía que no correspondía
- Bueno, era la madre de un chico del club
- Ah que hijo de puta que sos… ¿la madre de un amigo?
- Quien dijo amigo? Un pibe que jugaba conmigo, jajá
- Bueno, pero…
- El tema es que le arreglé la compu a él, le andaba muy lenta y le quedó andando tan bien que en unas semanas hablando me dijo que si podía pasar por su casa que la notebook del hogar no andaba bien. O preferís que te la traiga? Me dijo él. No, dejá paso yo y la miro y quizás la pueda arreglar en el momento.
- Ah, estuviste bien, le dije interesada en su relato
- Bueno, la cosa es que paso y estaba la madre. No me la imaginaba así. Rubia, buen cuerpo, en shorts y remera. Claro estaba en su casa y el boludo del hijo no le había avisado nada de qué pasaría.
- ¿Tu amigo no estaba?
- Si, jeje y se sonrió
- No te puedo creer que él estaba y…
- Pará, no seas ansiosa. Me dijo.
Era verdad, estaba ansiosa y excitada. Para colmo Ramiro relataba muy bien con detalles, que parecían intrascendentes pero que ambientaban muy bien todo lo que contaba.
- Buen dale, seguí
- Cuando me abrió la puerta nos miramos y le expliqué que era amigo de su hijo y que venía a ver la computadora de la casa que no andaba bien. La casa es muy parecida a esta con una distribución similar, con la diferencia de que, como no hay inseguridad, las casas no están en barrios cerrados. Ella subió a cerciorarse que era amigo así y mi compañero bajó me presentó y ahí la saludé con un beso. Eso la desconcertó porque eran más de darse la mano, nadie daba un beso en la mejilla de entrada. Bueno me fui a un escritorio en donde estaba la compu y mi amigo y su madre me siguieron. Esta computadora la usa solo mi mamá me dijo él así que seguro que se le debe haber metido algún virus o algo. Bueno, me fijo. La encendí y estaba realmente muy lenta por lo que mi amigo dijo me voy a mi cuarto si no te jode porque vas a tener un buen rato. La madre se quedó ahí conmigo. Un poco me incomodaba al principio, pero como era muy simpática nos pusimos a hablar. Me preguntaba de Argentina, yo le preguntaba cosas de su vida de donde era, donde había vivido. Mientras tanto yo seguía con la compu. Yo recuerdo que tenía puesto un jogging gris. Seguíamos hablando y realmente había conexión, ella era muy agradable y si bien había tenido la oportunidad de irse más de una vez, se quedó conmigo
- ¿Y cómo fue? Estaba ansiosa
- Bueno, mirando la compu sin que ella lo notara miré las páginas que había visitado y me di cuenta que muchas eran de contenido erótico. Al principio, pensé que podría haber sido el marido, pero después dije ¿porque no?
- Claro… las mujeres también miramos esas cosas
- Claro, dijo él y siguió como si, nada. En un momento me pregunta si había dejado novia allá y esas cosas. Yo le decía que no, y mejor porque en Australia las mujeres son muy bonitas, como vos. Y ella se ruborizó un poco, pero siguió porque se notaba que le había gustado mi comentario. Lástima que ya estoy vieja y ese tipo de cosas que yo supe que eran para que la halague y lo fui haciendo despacio por dos motivos, uno no desubicarme con la madre de un compañero y otro que él estaba a 20 mts de ahí, porque la casa era grande
- Mmmmm, y? ¿Cómo fue?
- Bueno, la cosa es que, en un momento, le digo, podes poner la contraseña. Te la digo, me dice. No ponela vos, le dije que quiero que hagas una cosa vos. Se me coloca detrás y pasa los brazos por mi costado apoyándome las tetas en la espalda
- Mmmmm, que turra
- Si, ¡te juro que ahí se me empezó a parar! Uy perdón
Eso fue como un mazazo para mí. No pude esconder una cara de sorpresa cuando dijo eso y aunque me quise hacer la superada, la excitación me estaba matando
- No importa, está bien seguí
- Bueno la cosa es que se retiró y se sentó de costado a mí en otra silla, muy pegada al punto que a cada rato para mirar me apoyaba la teta. Mi pi... perdón mi cosa estaba enorme y se re notaba seguramente. Ella bajó la vista a mi bulto y cuando la levantó se dio cuenta que la estaba mirando. Ese era el momento para retirarse con una excusa, pensé. Pero no lo hizo. Ahí me di cuenta que podría avanzar
- Muy bien mi hermano captando las señales, dije en un estado de ebriedad
- Si, enseguida me di cuenta, ¿me das otro mate?
Tan enfrascada en la escucha me encontraba que me había olvidado del mate. Le serví uno y pude ver que su bulto estaba más crecido que antes, pero por suerte él no me enganchó mirando porque justo se distrajo con un mensaje de su celular. Yo aproveché, le cebé el mate, se lo di y miré un rato el celular sin nada importante
- ¿Sigo?
- Si dale! Lo apuré
- Aproveché para decirle que no tenía que cambiar la máquina, tenía que correr un antivirus porque en ciertas paginas aparecían ventanas emergentes y bajaban cosas, pero es una computadora buena y andaba muy bien
- ¿Y que tenía que ver?
- Pará, me dijo. Ahí vino el momento en que me la dejó picando porque me dijo “está viejita como yo”. Primero, vos no estas vieja para nada y con la mirada la recorrí entera. Y segundo, como la compu, tiene muy buenos componentes (le miré las tetas con descaro y ella se mordió el labio) hay que tratarla bien porque se nota que son buenas y las nuevas no se la bancan tanto. En ese momento, ella se me acercó de vuelta a mirar la compu y rozarme el brazo con la teta y yo me moví con mi mano sobre mi brazo para que el roce sea en mi mano. Ella lo notó y se frotó más y yo giré la mano y…bueno el resto…
En ese momento paró. No podía creer que se detenía justo ahí. Yo estaba empapada y necesitaba terminar la historia.
- No, ya me imagino, sí, pero contame un poco más, dije totalmente excitada
- Es que a partir de acá se pone muy hot, me dijo
- No importa, seguí
Yo realmente estaba súper caliente y quería saber que más había pasado y como había hecho con el amigo a 20 mts.
- ¿Estas segura?
- Si nene, dale que no me horrorizo de nada
- Es que…
- Dale! Le dije
- Bueno voy a tratar de medir el vocabulario, me dijo
- Por mí, no midas nada, nene
- Atrapé, como te decía, su teta con mi mano y ella se restregaba acercándose. Giré la cabeza y la besé, o me besó, no sé. Pero nos matamos en 30 segundos. Se la notaba desesperada, y yo también. Los dos seguíamos sentados en una silla cada uno. Ella se levantó y salió por la puerta a ver por donde estaba su hijo. Yo me paré también para acomodarme porque estaba muy duro y se re notaba
- Me imagino, no es para menos, le dije en un estado de excitación tremendo
- Volvió y me agarró de la mano. Esperá, dejame pensar. Vení, me dijo. Recuerdo que estaba toda colorada y con los pezones súper parados. Perdón me dijo
- No tenés que pedir perdón nene, usa las palabras que quieras, dije y aproveché a mirar mis pezones para ver si se notaban, gracias a Dios, no
- Sigo.
- Si, dale
- Me llevó escaleras abajo y me metió en un cuarto, pero no cerró la puerta. Desde acá puedo escuchar si mi hijo baja y nos da tiempo. Me señaló la puerta del baño si escuchamos algo vos, te metes ahí. La abracé y la volví a besar con más pasión si se podía.
Que bien que contaba las cosas mi hermano, me tenía excitada y totalmente atrapada en su narración. Me sentía la madre de su amigo. Qué bárbaro, era mi hermano y me estaba excitando de una manera totalmente inapropiada, pero tremendamente erótica
- Seguí, le rogué
- No nos podíamos sacar nada por las dudas. Se levantó la remera y le empecé a chupar las tetas, me metí la mano dentro del short y la toqué
- Ummm, se me escapó eso
- Uffff, me acuerdo y… mi hermano se acomodó el bulto, pero preferí no mirarlo
- Seguí, ¿y? estaba desesperada y se notaba en mi voz
- Bueno con mucha incomodidad hicimos algunas cosas, no tenía forro y ella no se cuidaba así que hubo que tomar ciertos recaudos, pero acabamos los dos
- Bueno, está bien tanto detalle de cómo hicieron no, aunque hay cosas que me cuesta imaginar cómo las resolvieron
- Me voy a bañar dijo él poniéndose de pie y acomodándose el bulto
- Buenoooo, le dije cuando me cruzó con la mirada y se dio cuenta de que lo había visto
- Perdón, pero me puso caliente el relato, me dijo
- Jaja, si estuvo lindo, no quise reconocer que a mí también me había calentado
- Bueno me voy a duchar, dijo y se perdió
- No tardes en la ducha como cuando tenías 15 años, o te pensas que no sabía lo que hacías le grité divertida
- Jaja, me parece que esta vez sí voy a tardar también
- Jajá, está muy bien, Jessica se lo merece
Me fui para mi cuarto, cerré la puerta con llave por las dudas y ni bien me saqué la ropa empecé a masturbarme parada contra la pared imaginándome que era Jessica la madura australiana que mi hermano se había cogido o que al menos había masturbado. Creo que no duré ni dos minutos que acabé como una loca.
Entré a ducharme y me fui calmando Empecé a sentir culpa por masturbarme pensando en mi hermano cogiendo con la mujer esa. Pero al menos no pensé en él cogiéndome a mí, me dije. O en su pija, me mentí a mí mismo porque ahora que pasó el tiempo creo que en la pija que pensaba, era en la de mi hermano
Voy a tratar de controlarme, sino estos 30 días con mi hermano van a ser un suplicio, pensé en ese momento
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