Volviendo con mi mamá: un viaje muy caliente
Me había cogido a mi tía en la pileta, mientras su esposo y mi madre (su hermana) estaban en la casa.
Cuando nos repusimos, ella
hábilmente corrió su malla tapando su concha y volvió a cubrir sus pechos. Me
miró con una sonrisa, giró la cabeza y vi como su rostro se transformó. Su cara
ahora trasmitía pánico.
¿Qué pasaba? ¿Quién estaba? ¿Quién
nos había visto?
Miré en dirección a la casa y vi
a mi mamá que venía caminando con una botella de agua en la mano.
-
Hace calor, ¿no? – dijo mi mamá
-
Acá en la pileta se está bien, metete – dijo mi
tía
-
Sí, me voy a meter, pero primero quiero tomar un
poco de agua
-
Tomaste mucho, ma – le dije
-
No me des lecciones ahora – me dijo mirándome
con dureza
Esto me hizo pensar que mi madre
había visto todo y me puse tan nervioso que lo único que atiné fue a meterme
debajo del agua.
Me sentí atormentado, tanto que
no quería salir de debajo del agua. Abrí los ojos y vi a lo lejos el cuerpo de
mi tía en su bikini blanco. Era hermosa. No entendía como había llegado tan
lejos sin tomar el recaudo de mirar hacia la casa. Salí a la superficie.
El rostro de mi tía era neutro y
no sabía si había hablado algo con mi madre, que ahora se estaba metiendo en la
pileta por la escalerita en donde había cogido con su hermana. No podía
preguntarle a mi tía y mucho menos a mi madre.
Empezamos a hablar de cosas
triviales y de a poco me fui distendiendo.
Mi madre me pidió que la
sostuviera desde abajo para intentar hacer la plancha. Me sentí un enfermo
cuando le miré las tetas a mi madre y el relieve que formaba su pezón. Me
pregunté si sería como el de mi tía.
Estaba absorto en esos
pensamientos cuando escucho a mi tío que sale de la casa y viene corriendo a
tirarse de cabeza en la pileta.
Toda la tensión se disipó
rápidamente y comenzamos a hablar los cuatro sentados en la escalerita mientras
de a ratos yo iba y venía por la pileta.
Esa noche recuerdo que cenamos
los cuatro juntos. Durante esa cena sentí ciertas miradas de mi madre a mi tía.
En un momento, mi tía me dice que la acompañe a buscar el helado. Ahí nomás
mientras abría la heladera me le fui encima apoyándola desde atrás.
-
Pará Nico, tengo miedo de que tu mamá o tu tío
nos vean
-
Solo dejame volver a tocar esas tetas hermosas
Se las amasé desde atrás mientras
la apoyaba. Agarramos el helado y nos fuimos al comedor. Me pareció que mi
madre miró hacia mi bulto, pero o le di importancia y se lo atribuí a ideas
mías.
EL 4 de enero a la noche nos
fuimos a acostar temprano y sin tomar vino. Esos días en Mendoza van a quedar
grabados en mi mente por tres cosas: Mi prima, mi tía y el vino mendocino.
El 5 de enero a las 5 de la mañana
nos levantamos para volvernos a Buenos Aires
El día de la despedida mi prima ni
se levantó. Los días anteriores se comportó como si nunca hubiese pasado nada.
En cambio, mi tía me llevó un rato afuera y me dijo muy seria:
-
Nico, creo que tu mamá nos vio el otro día en la
pileta
-
¿Por qué lo decís?
-
Me hizo un comentario de que yo era muy cariñosa
con vos
-
¿Y qué le dijiste?
-
Me hice la boluda
-
¡Uy qué cagada!
-
La conozco a mi hermana y se bien que no va a
hacer ninguna boludez como decirle a tu tío, pero tené cuidado y si averiguas
algo, Contame – terminó mi tía
-
Dale, tía
Mi tía me abrazó y apretó sus
pechos contra mi cuerpo. Yo no pude evitar calentarme
-
Me gustó mucho, tía
-
A mí, también, Nico – me dijo
-
Espero volver algún día
-
En marzo tengo pensado ir a Buenos Aires – me
dijo ella con una sonrisa enorme en los labios
-
Me encantaría verte y estar con vos
En ese momento, se acerca mi mamá
-
¿Qué están cuchicheando ustedes dos? – dice mi
madre
-
Nada, le preguntaba si la pasó bien
-
Yo estoy segura que la pasó bien – dijo mi mamá
En su tono noté cierta ironía y
creí morirme cuando detrás de ese comentario la miró a su hermana y le preguntó
-
¿Y vos como la pasaste?
-
¡Bien, muy bien! – dijo mi tía colorada y con
una sonrisa
-
Me alegro, pero debes ser más cuidadosa,
hermanita
Mi tía se ruborizó de tal manera
que se fue a su habitación y se encerró en el baño a lavarse la cara.
Mi madre y yo comenzamos a cargar
los bolsos en el auto. Mi tío nos llenó el termo de agua caliente para ir
tomando unos mates.
Mi tía Andrea salió a despedirnos
un poco más recompuesta. Nos subimos al auto con mi mamá y salimos en dirección
a Buenos Aires. Me esperaba un largo viaje.
Hicimos los primeros kilómetros
en silencio o hablando de cosas triviales. Yo me había bajado una lista en
Spotify para el viaje, de modo que la puse. Acordamos que mi madre manejaría
los primeros kilómetros y después de un rato sería yo el que manejaba.
-
¿Queres dormir un rato? – me preguntó mi mamá
-
No, no, estoy bien
-
Yo te decía para que estés más descansado
-
Está bien – dije yo reclinando mi asiento
Era una manera de no hablar y
pasar kilómetros de ruta sin mencionar nada del tema. Me dormí rápidamente y
solo me despertaba cuando mi madre se detenía o aminoraba mucho por alguna
circunstancia
De ese mondo pasamos San Luis y
nos íbamos en dirección a Villa Mercedes por la Ruta 7.
En un momento me dormí y comencé
a soñar con que mi ex novia Juliana me estaba chupando la pija y mi tía la
miraba y le decía que debía aprender.
Estábamos saliendo de Villa
Mercedes cuando me despierto de ese hermoso sueño y veo que en mi pantalón
corto se había armado una carpa tremenda. Miré a mi mamá y esta se sonreía con
picardía
-
¿Que estabas soñando?
-
¿Por qué? -
pregunté
-
Contame – me respondió
-
No me acuerdo, ¿por qué? ¿Dije algo?
-
No no dijiste nada, pero se pe hizo una carpa
tremenda ahí
-
Ah sí sí, bueno… - dije y me acomodé con
disimulo
-
¿Estabas soñando con tu tía Mariana?
El dardo de mi madre dio en el
centro de mis inseguridades. No supe que responder y decidí no decir nada
-
Jajaja, no te pongas nervioso y andá
preparándote para manejar que yo cebo unos mates
-
Si, mejor – dije contrariado
-
Voy a parar en la estación de servicio, lleno el
tanque, voy al baño y manejas vos, ¿sí? – me dijo ella
-
Está bien – le dije
Ahí caí en la cuenta de que mi madre
debía estar molida. Habíamos hecho 400 km sin parar, eran las 11 de la mañana
ya que la ruta estaba cargada y terminamos saliendo a eso de las 6 de la ciudad
de Mendoza
-
¿Te parece que compremos unas medialunas o
galletitas y dilatamos el almuerzo para eso de las 3 de la tarde? – le propuse
-
Dale – me dijo ella
La realidad es que nos demoramos
mucho entre la carga de combustible, la ida al baño, la compra de las
medialunas y terminamos saliendo a las 11.40 hacia Bs As. El viaje iba a ser
largo.
Arrancamos y la ruta se veía muy
cargada de camiones cosa que hacía que tuviéramos que ir como máximo a 80 km/h
y a veces a menos.
De la nada, mi madre me dio un
mate y me dijo:
-
¿Me vas a contar lo que pasó con tu tía en la
pileta?
Mi rostro se puso de todos los colores.
No supe que decir ni como decirlo.
-
No sé qué te imaginas que viste – empecé
-
No me mientas, Nico – me aclaró
-
Bueno, la verdad es que jugamos un poco y se nos
fue de las manos, a los dos, más a mí que a ella. No fue culpa de ella
-
Mirá Nico, ya tenés 22 años y tu tía 47, desde
ese lado no hay ningún tipo de delito
-
Es que una cosa llevó a la otra
Yo miraba los mojones y veía que
no pasaban más los kilómetros y me temía que llegaríamos a Buenos Aires a la
noche y muertos de cansancio. Encima mi madre estaba inquisidora y no se le
escapaba nada.
-
Tenemos todo el tiempo del mundo para que me
cuentes
-
Fue solo eso, lo que pasó en la pileta
-
¿Ah sí? No te creo – me dijo
Ahí me sentí más seguro porque
sabía que no mentía y que era cierto eso.
-
Entonces contame como fue
-
Primero fue por un chat de WhatsApp en donde yo
le decía que estaba muy linda
-
Eso es verdad, siempre fue la más linda de las
dos – me dijo mi madre
-
No, mami, vos no tenés nada que envidiarle
-
Vos decís eso para quedar bien y porque soy tu
mamá
-
No, mami, te juro que el otro día las veía a las
dos en malla y no tenés nada que envidiarle
-
¿Me mirabas a mí de la misma manera que mirabas
a tu tía? – dijo ella sorprendida
-
¿La verdad? Sí, mami, estás muy buena vos
también
-
Bueno, está bien, gracias, pero no nos desviemos
del tema
-
¿Qué hiciste con mi hermana? Con tu tía
-
Bueno, el tema es que después ella fue a la
pileta
-
Ajá…
-
Yo la seguí y terminó pasando lo que viste
Yo no quise entrar en detalles de
lo que ella había visto y lo que no. Mi madre pareció calmarse con la respuesta
y mirando en dirección de mi paquete me preguntó
-
¿Qué te pasa? ¿Te pone así recordarlo?
-
Jajajaa – dije acomodándome
-
Parece que la tía disfrutó de un buen
instrumento, ¿no?
-
No se quejó al menos, jajajaja
-
Jajajaja – reía mi madre y eso me relajaba
La ruta estaba pesada y llegamos
a Rufino con un hambre terrible. Paramos a comer algo y se dio una conversación
rara
-
Vamos a llegar re tarde – dije yo
-
Si, podríamos parar acá un rato y después
salimos
-
Bueno, comamos tranquilos así descansamos
-
¿Comemos algo en la estación de servicio?
-
Entremos al pueblo y de paso lo conocemos, ¿sí?
-
Dale, me dijo ella
A esa hora en Rufino estaba casi
todo cerrado. Recorrimos el pueblo, estacionamos en la plaza cerca de la
municipalidad, la iglesia y el Banco Nación.
Nos bajamos del auto y comenzamos
a estirar las piernas. Mi madre tenía un pantalón de gimnasia y yo unas
bermudas. Le pregunté si no quería cambiarse y ponerse un short. Accedió y se
puso a revolver su valija. Salió con el short y le propuse ir a la YPF a
cambiarse y mientras tanto pedíamos algo para comer
Volvió caminando y no pude dejar
de mirarla y contemplarla como mujer, como pocas veces lo había hecha. Ella lo
notó y poniéndose colorada me dijo
-
Dejá de mirarme así
-
¿Así como?
-
Como mujer y no como madre
-
Disculpame, pero no puedo evitar verte como una
mujer hermosa
-
Ayyyy, así seguramente fue como tu tía se dejó
c… - se frenó y no lo dijo
-
Bueno, en realidad fue un chat
-
Ah mirá vos…
-
Queres verlo? Lo tengo guardado
-
¿Es muy caliente? Mejor no
-
Como quieras…
-
Bueno, dale, mostrame
Le mostré el teléfono
-
Soy una
vieja para un fueguito
-
No tía, te
mereces más de un fueguito – le tiré
-
Vos tené
cuidado con lo que haces con tu prima debajo de la mesa
Mi madre me miró y me dijo: “con
tu prima también?” no llegué a responderle y ella siguió leyendo
-
Son
juegos, tía, nada mas
-
Hay juegos
y juegos y ustedes ya no son tan chicos
-
Tenés
razón tía.
-
Vos sos
joven, lindo y tu prima está muy buena, así que cuidado
-
Si si,
tía, Gracias, mi prima salió a vos
-
Jajaja no
te hagas el seductor conmigo para que no me enoje
-
No, no, te
juro que pienso eso, estás muy buena – le solté
-
Soy la
hermana de tu mamá, sos un atrevido, jajajaja
Mi madre me miró sonriente y me
soltó: “sos terrible” Por suerte, no parecía enojada. Siguió leyendo
-
Que buena
estás, tía
-
Gracias
Nico – fue su respuesta y quizás eso me envalentonó a dar el siguiente paso
-
Si no
fueras mi tía… - creí haberme ido a la mierda
-
¡Qué
sobrino pícaro que tengo, eh!
-
Si tía,
soy pícaro, pero es verdad que estás muy buena y si no fueras mi tía…
En este punto mi mamá me leyó en
voz alta y creía morirme
-
Si no
fuese tu tía, ¿qué?
-
Si no
fueses mi tía ya me hubiese ido a la mierda con lo que te hubiese comentado
acerca de tu cuerpo
-
Te doy
permiso para que te vayas a la mierda
-
¿No te
animás a decirme nada lindo?
-
Si, tía,
es muy lindo, pero es fuerte
-
Tengo 47
años nene, nada me puede parecer tan fuerte
-
Siendo
así… - le puse
-
Tenés unas
tetas hermosas, tía
No puedo creer que le pusiste
eso, me dijo mi mamá. Y eso no es nada, seguí leyendo, le dije
-
Ahhh mirá
que lindo que sos, me gusta lo que me decís
-
Si, tía es
la verdad
-
Como te
pueden gustar las tetas de una vieja de 47 años
-
Tía, tus
tetas están perfectas, son hermosas, vos, sos hermosa – tiré con todo
-
No te
podés calentar con una vieja y menos con tu tía
-
Lo siento,
es tarde, jajaja
-
Mmmmm ya
estas calentito? Mirá que cochino! ¡Con tu tía!
-
Es una
combinación de factores…
-
¿Qué
combinación de factores?
-
Uno, que
estás muy buena. Dos, verte en malla con esas tetas hermosas. Tres, que seas mi
tía me da morbo.
-
¿Ah, pero
que fuerte lo que me decís, pero Querés que te diga la verdad?
-
Si, tía,
decime
-
A mí me
calienta esta conversación, también
Mi mamá me devolvió el teléfono
diciéndome “mejor lo dejo acá” podía percibir sus pezones parados debajo de la
remera. ¿Mi madre se estaría excitando tanto como yo?
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