Un regalo de año nuevo: Mi tía Mariana
En la cena de ese día mi tía me
esquivó la mirada todo el tiempo. Un par de veces la busqué, luego desistí y
traté de no buscarla. Solo en un momento me pescó mirándole las tetas y me
sonrió. Fue un pequeño gesto, que amé.
Me pasé toda la noche hablando
con mi prima y con su novio. La verdad es que el flaco terminó cayéndome mucho
mejor que la primera vez que lo vi.
En determinado momento lo miré
con una mezcla de envidia y lástima. Por un lado, el flaco se cogía a mi prima
y, por otro lado, yo me la había cogido y no se había enterado.
Terminó la cena y nos fuimos al
house con mi prima y su novio. Llegamos y había mucha gente de mi edad y no tardé
en encontrar a Luciana que tenía también un vestido blanco y hermosa.
Me acerqué y mis ilusiones se
desvanecieron cuando la vi de la mano de un chico que me presentó como su
novio. Evidentemente, todas las chicas querían empezar el año con su novio y eso
me restaba posibilidades.
Estuve dando vueltas por ahí y en
un momento la perdí de vista a mi prima. Le escribí un mensaje de que me iba a
la casa y me fui.
Se me ocurrió desviarme un poco
para la zona de los juegos infantiles y el banco donde había estado cogiendo
con mi prima y cuando me estaba acercando me di cuenta que había alguien. Me
acerqué y cuando estaba a la distancia justa pude darme cuenta que eran mi
prima y su novio que estaban cogiendo.
Me calentó verlos y me dio un
poco de celos no ser yo el que disfrutaba de ese hermoso cuerpo esta vez, pero
me dije a mi mismo que debía saber conformarme con lo que me había tocado, que
no era poco
Llegué a la casa y me tiré a
dormir muy caliente, pero preferí no masturbarme.
Al otro día me levanté y me
dispuse a ayudar a mi tío con el asado. Mi tía estaba con un vestido
transparente y con el bikini debajo. Me gustó verla e imaginarla desnuda.
Después de un rato de mirarla a
mi tía, me puse a observar a mi madre con mayor detenimiento y me di cuenta que
no tenía nada que envidiarle a mi tía. Un poquito más de volumen en sus caderas
y un poco menos en sus pechos, pero aún así estaba muy bien.
Mi prima vino a saludar con su
novio porque se irían a pasarlo a su casa y no volvería hasta el otro día.
Empezamos a comer y mi tío no
tardó en descorchar un malbec gran reserva que tenía diciendo que había que
empezar el año con un buen vino.
Primero los chorizos, las
morcillas y riñón. Más tarde mollejas y luego asado y entraña. Mi madre bebía
con mi tío diciéndole lo bueno que estaba el vino. Al rato, abrieron otra
botella y mi tía no tardó en reclamarle a su marido.
-
Me vas a emborrachar a mi hermana
-
No hay problema, mientras pueda llegar a la
cama, tiene toda la tarde para dormir
-
Es verdad – reía mi mamá
-
Ya estás en pedo – le decía mi tía
Nunca había visto a mi mamá tan
alegre. Mi tía tomaba muy poco. Mi tío bebía como nunca.
Al rato, abrieron un champagne y
comimos helado. Luego mezclaron el helado de limón con champagne.
El resultado fue que mi madre cuando
se quiso parar, casi se cae. La tuve que acompañar al cuarto y en todo el
camino fui abrazándola y sosteniéndola para que no se caiga. Cuando la ayudé a
acostarse involuntariamente rocé uno de sus pechos y riéndose me dijo
-
Uyyyy Tené cuidado que hace mucho que no reciben
caricias
-
Mami, estás re en pedo
-
Si si, jajajaaja – mi madre estaba en un esta
etílico terrible
Mi tío, en cambio, subió a su
cuarto con prestancia, pese a que se lo veía muy colorado y totalmente borracho
también
Mi tía me pidió ayuda para
levantar las cosas mientras iba poniendo todo en el lavavajillas.
Fue entonces que la vi agachada.
Debajo de su vertido transparente, la malla parecía más metida en su cola que
antes. ¿Me estaría provocando mi tía?
-
¡Que buena que estás, tía! – le dije y salí rápidamente
Volví y seguía guardando cosas y
ordenando la cocina
-
¿Lo decís en serio? – me preguntó
-
¿Que cosa?
-
Lo que me dijiste recién
-
Ah si – dije en un tono despreocupado, pero
mirándola a los ojos – estás muy buena
Vi cómo se ponía colorada como
una quinceañera y siguió con lo suyo. Yo iba y venía y en un momento la rocé y
sentí como ella se estremeció. ¿Que le pasaba a mi tía?
Me fui a mi cuarto con la
intención de no perturbarla más. Ella se fue al suyo en donde seguramente
estaría acostada al lado de su marido.
La sorpresa llegó en modo de
mensaje de WhatsApp
-
Gracias por lo que me dijiste hoy, me hizo
sentir bien
De vuelta los mensajes con mi
tía, ya mi pija comenzaba a despertar.
-
Si es porque te dije que estás buena, es lo que
pienso y no tenés nada que agradecerme
-
Es que, a mi edad, que un joven de 22 años me
mire y me diga eso es para levantarle el ego a cualquiera
-
Tía, no te asustes con lo que te voy a decir,
pero hay confianza entre nosotros, ¿no?
-
Si si – me respondió ella
-
Ya te lo dije el otro día, estás muy buena, tenés
un cuerpo espectacular y no me cansaría nunca de mirarte
-
Ayyyy que cosas lindas que me decís, Nico
-
Es la verdad, aparte lo comprobé con la foto que
me mandaste el otro día
-
¿Si? ¿Te gustó?
-
Mucho, y hoy con ese vestido y ese bikini debajo,
me encantó
Lo que me dijo a continuación me
sorprendió y lo aproveché al máximo
-
Me están entrando los calores, me voy a ir a la
pileta
-
Si vas con esa malla que tenías hoy, sería muy
lindo verte
-
Bueno, vení vos también – me dijo invitándome
-
Yo voy a ir con la misma inflamación en la zona
que te mostré el otro día - le dije
jugándomela
-
Eso también sería muy lindo de ver - me respondió y mi pija se paró aún mas
Salí para el jardín. En la casa
reinaba un silencio sepulcral. Mi tío y mi madre seguramente estarían durmiendo
a pata suelta.
Cuando me acercaba a la pileta la
vi. Estaba con ese bikini y la malla más metida en la cola que antes.
Sin ningún tipo de pudor me metí
la mano dentro de la malla y me acomodé la pija para arriba para que no sea tan
escandaloso mi bulto. Me acosté en la reposera que estaba al lado de mi tía y
ella de pie se sacó el vestido quedando en malla a menos de un metro de mi
vista
-
Uffff que buena que estás, tía!
-
¿Si? – mi
tía giró modelando para mí
-
Ummmm tenés un cuerpo perfecto – le decía yo
-
Graciasssss
Mi tía se acostó en la reposera y
comenzó a pasarse protector. Yo no podía dejar de mirarla. Primero se pasó en
las piernas, luego en la panza, más tarde en la cara y dejó la zona de sus
pechos para lo último.
-
¡Como te gusta mirarme! – me decía risueña
-
Me encanta, te dije que no me cansaría de
mirarte
-
Bueno, mirá todo lo que quieras
Entonces comenzó a pasarse el
protector por el pecho y me miró
-
¿Te gusta cómo me paso el protector?
-
Me encanta
Sus dedos recorrían sus tetas por
fuera de los triángulos del bikini, pero en un momento metió sus dedos y pude
imaginar cómo debajo de la tela se acariciaba el pezón.
-
Ayyyy tía – le dije sin poder evitarlo
-
¿Que pasa?
-
Me gustas mucho…
-
Ayyyy que zarpadito que sos, Nico
-
Si, tía – le dije y me acomodé el paquete con
descaro
-
Como te estás poniendo con tu tía vieja – me
decía
-
De vieja, nada – le dije – y sí, me pones como
loco con tus tetas
-
Ayyy Nico, no me digas esas cosas – dijo ella y
miró sus tetas y sus pezones parados debajo de la malla
-
Me pones la p… -
Me detuve para no decir lo que se
me había ocurrido por miedo a irme totalmente a la mierda.
-
Ojo Nico con lo que vas a decir, porque hay
lugares de los que no se vuelve, eh
-
Si si, tía, me detuve para no decirte nada tan
fuerte
-
Yo no me horrorizo de nada, pero hay que tener
cuidado, somos tía y sobrino
-
Lo sé, pero es que cuando me caliento…
-
Tomá, ponete protector que el sol está fuerte
-
Como vos – le dije y me eché a reír
-
Jajajaja, sos terrible, Nico
Me puse protector y dejé de
hablarle por un momento y la miraba de a ratos sin saber cómo abordarla para
intentar algo.
Mi tía estuvo al sol unos 15
minutos y al rato llegó el momento esperado. Se levantó de la reposera, le bajó
el respaldo – siempre bajo mi atenta mirada – se acostó boca abajo y se desprendió
el corpiño con dificultad. Giró la cabeza y no se sorprendió de que la
estuviera mirando
-
¿Me haces un favor, Nico? – me dijo
-
Si, tía
-
Me pasas protector por la espalda
-
Sí sí.
Creo que me levanté como si me
hubiese clavado algo en el culo. Fue tan rápida mi reacción que ella se sonrió
y me dijo Gracias, Nico
Me senté a su lado y le tiré
protector en la espalda. 5 o 6 gotas y comencé a pasarle por toda la espalda.
Ella se levantó apenas para acomodarse el cabello de costado en la nuca y mi
vista se dirigió a sus tetas que parecían querer despegarse de su sostén. No
pude ver nada.
Comencé a pasarle por toda la
espalda recorriendo con mis manos toda la superficie. De a ratos pasaba por los
costados y rozaba el globo de sus tetas. Ella no decía nada, pero su
respiración se inquietaba y yo lo notaba.
-
¿Te paso en las piernas? – le pregunté solícito
-
Dale – me dijo ella
Comencé mi labor en las piernas,
como corresponde, desde abajo hacia arriba. Iba y venía con mis manos siempre
en las pantorrillas. Luego a la parte posterior de las rodillas y subí por sus
firmes muslos. No pude contenerme y le lancé:
-
¡Que lindas piernas que tenés, tía!
-
Gracias, seguro que no me estas mirando solo las
piernas – me soltó
-
“I’m guilty”(me declaro culpable) – le dije y reímos juntos
Lo que siguió fueron masajes en
los muslos pasándole abundante crema. Mi verga estaba casi estallando cuando me
atreví y le dije
-
¿Te puedo pasar en la cola?
-
No me parece… - me dijo
Yo seguí con las piernas y el
interior de los muslos. Ella abrió un poco sus piernas y mi mano no tardó en
subir y rozarle su interior con el canto de mi mano en una de las pasadas
-
Mmmmm – murmuró y se estremeció
-
Perdón tía – le dije
No respondió nada y me decidí a
seguir con el masaje, porque los dos sabíamos perfectamente que ya le había
puesto protector en toda la zona.
Nuevamente mi mano, esta vez con más
presión y decisión, tocó la zona de su concha y ella dio otro respingo e hizo
algo que me descolocó. Llevó sus manos para atrás y se metió la prenda
totalmente en la raya del culo y me dijo:
-
Está bien, pasame protector en la cola que si no
se me va a poner colorada
El que me estaba poniendo
colorado era yo, pero de calentura. No dudé y ahora comencé a acariciarle la
cola junto con el protector.
Entonces me envalentoné y me fui
con más profundidad en su cola. Ahora mis dedos pulgares se metían en su cola y
rozaban su concha con descaro.
-
Ayyyy Nico, esto no está bien
-
Dejame que siga un poco más – le pedí
Entonces mi dedo pulgar se metió
de costado y sentí una de las arrugas de su ano.
Ella se levantó tomando el
corpiño del bikini con ambas manos y sin dudar, se tiró a la pileta en tetas de
espaldas a mí.
Sin que yo pudiera ver nada se
fue acomodando el corpiño y se giró diciéndome con una sonrisa
-
Necesitaba enfriarme…
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