Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mi regalo de Reyes: mi madre toda para mí

 


No podría creer lo que estaba viviendo en este hotel en Junín, la noche de Reyes venía con un regalo especial. Mi madre

Había hecho acabar a mi mamá y me había chupado la pija permitiéndome que le acabara en las tetas. Ahora estaba toda manchada con mi semen pasándoselo por sus tetas y la veía hermosa.

-        Dejame bañarte – le pedí

-        ¡A esta altura es lo mínimo que deberías hacer! Mirá como me dejaste! – reía mi madre ahora

No pude contenerme y la besé nuevamente en la boca. Ella lo correspondió, pero esta vez la sentí más fría y rápidamente se deshizo de mi abrazo y comenzó a frotarse el jabón por el cuerpo. Yo la ayudaba y le amasaba las tetas con la espuma del jabón que me permitía masajearle ya que resbalaba muy bien por todo su cuerpo.

La puse nuevamente de frente al espejo para que se mire y se ruborizó esta vez. Era notorio que bajaba su calentura y tomaba conciencia de todo lo que habíamos vivido

-        ¡Es verdad que sos hermosa, ma!

-        Gracias, no sé cómo llegamos a esto

-        Bueno, nos dejamos llevar y nos gustó

-        Ya lo creo – dijo ella ruborizada

-        Tomá – le dije sirviéndole otra copa de champagne

-        No, mirá lo que hice hasta ahora por estar medio borrachita…

-        El alcohol fue la excusa, teníamos ganas y lo hicimos

-        Es que somos madre e hijo

-        Será nuestro secreto, como con la tía…- le dije

-        Sos terrible, Nico – dijo y bebió de un sorbo todo el contenido de la copa

-        Vamos a la cama – le dije

-        ¿Así? ¿Desnudos?

-        Si, ¿por qué no?

Con mi pija en descanso me sequé con el toallón, la ayudé a mi madre a secarse y me tiré en la cama desnudo y prendí la tele.

Mi madre se acostó a mi lado, pero se había tapado con el toallón. No quería exponerse, le daba un poco de pudor, lo podía presentir.

Nos pusimos a hablar de todo un poco. La estábamos pasando bien. Puse una película en la tele y luego recordé que tenía el canal porno y cambié de canal. En la pantalla apareció un negro penetrando en cuatro patas a una rubia mientras que la chica le chupaba la concha a otra morocha.

-        Ahhh bueno, tranqui lo que pusiste

-        SI si, me gusta mirar porno a veces

-        Yo alguna vez he visto, pero nunca imaginé que lo haría con mi hijo, mejor sacá eso

-        Es un rato nomás, dejame ver, es una fantasía eso de estar con dos chicas

-        Jajaja todos los hombres son iguales?

-        No se, nosotros estamos cerca…

-        ¿Como?

-        Claro, ahora llamo o le escribo a la moza y se viene

-        Jajajajaja – reía mi madre

-        ¿No te animás?

-        Vos estás loco?

-        Si, puede ser – ahora en la tele las dos chicas le chupaban la pija al negro

-        Que ideas que tenés – reía mi madre

Ahora mi pija estaba recobrando su erección mientras miraba la pantalla

-        Y te imagino así, como en la pantalla, con la chica del bar y mirá como se me pone

En ese momento me comencé a hacer una lenta paja ante la mirada atenta de mi madre

-        Que calentón que sos

-        ¿A quién habré salido?

-        Jajajaja – mi madre reía

Aproveché y serví lo que quedaba de champagne en una sola copa y se lo dí a tomar volcándole en la pera y se la chupe

-        Ayyyy Nico no empecemos

-        No empezamos, seguimos

-        No Nico, no, por favor – me decía mi madre

Le solté el toallón que la envolvía y le tiré un poquito en sus tetas comenzando a chuparla con avidez.

-        Ayyyyy Nico, nooooooo

-        Mmmmmm te lo debo – le decía yo

-        Noooo no me debes nad…aghhhh me encanta como me chupas

-        Mmmmmm – le tiré un poco en la panza y le pasé la lengua bajando

Mi madre abrió las piernas instintivamente y supo que iba por eso. Te tiré un chorrito de champagne en la concha y metí mi boca instintivamente ahí.

-        Aghhhhhhhhhh Nicoooooo

-        Mmmmmm – yo comencé a chuparle la concha con desesperación

-        Aghhhh Nicooooo me encanta – decía

-        Mmmmmm

-        ¿Esto le hiciste a tu tía?  – decía mi mamá

-        Mmmmmm siiiii – yo me sonreía

-        Con razón se la veía tan contenta en la pileta, lo hacés muy bien

-        Mmmmm – yo chupaba y chupaba

-        Me vas a hacer acabar de vuelta…

-        Es lo que quiero

-        Que bien se siente, seguí asiiiii

-        Mmmmm – me concentré en su clítoris

Necesitaba hacer acabar a mi madre con mi boca. Seguí y seguí manteniendo el ritmo y sin cambiar ni un poquito en el modo en que lo hacía

-        Aghhhh Nicooooo, acaboooooooo aghhhhhh

-        Mmmmm – me levanté para besarla y que sienta su propio sabor en la boca

El beso fue muy apasionado y no reparé en que al ir a besarla mi pija quedó en la entrada de su empapada concha. Mi glande tocó el sensible botoncito de mi madre y ella tuvo una reacción espontánea

-        Ojo que está muy sensible todo ahí abajo

-        Mmmmmm sí? – le dije agarrando mi pija con la mano y pasándola por su concha

-        Ojo Nicoooo tené cuidado

-        Mucho cuidado – le dije mirándola a los ojos

Puse la punta de mi verga en la entrada de su concha mojada

-        Nicoooo nooooooo

-        Mami, siiiiiii

Empujé y la cabeza de mi verga entró en su húmeda y cálida vagina. Mi sensación fue de placer total.

-        Nico noooooo

-        Siiiii, mami, siiiiiiiii

-        Nico nooooooooooooo

-        Si, mami

Empujé un poco más ya que sus palabras no se correspondían con sus deseos. Yo la conocía. Mi medre me necesitaba dentro de ella, pero no se animaba a decirlo

-        Ayyyyy Nicooooooooo

-        Decime la verdad, mamiiiiii

-        ¿Que? Aghhhhhhh aghhhhh

-        Queres que la saque? – la miré a los ojos

-        Ayyyy Nicoooooo no me preguntes eso

Mi maldad fue mayor. Ante su falta de respuesta me fui retirando hasta sacarle completamente la pija de su concha y la miré a los ojos.

-        Noooo, está bien, metémela por favor

-        ¿Segura?

-        Siiii Nico metémela, por favor

-        Queres que te coja?

-        Siii Nico, por favor no me hagas sufrir más!

Pero el diablo se había apoderado de mí o algo por el estilo me sucedía, porque se la metí por completo y la saqué diciéndole

-        Pedime que te coja

-        Ayyy Nico, por que sos tan malo?

-        Pedimelo

-        Cogeme, Nico, cogeme por favor

-        Siii?

-        Sí, mi amor, cogeme, necesito tu pija adentro

-        Ahí va

Me adelanté metiéndosela toda y mi madre ahora me abrazó con brazos y piernas como una araña, apretándome contra ella

Comencé a moverme mientras sentía que un nuevo orgasmo suyo se venía.

-        Ayyyy Nico, siiii, siiii, mi amor

-        ¿Te gusta, mami?

-        Me muero del placer, siiiii, seguí así

El orgasmo de mi madre venía y yo debía hacer esfuerzos para no venirme con ella. Todavía estaba en edad fértil y no tenía pareja estable por lo cual sería un riesgo acabarle adentro. Necesité decirle

-        Voy a acabar en cualquier momento

-        Yo también mi amor, no la saques por favor

-        Es que estoy a punto

-        Yo ta… aghhhh ahhhh ahhhhhhhh

-        Acabo mami

-        No la saques, acabame adentro, no importa

-        Es que aghhhh ahhhhh acabo mami

-        Aghhhh ahhhhh siiiii acabemos juntos mi amor

-        Aggghhh mami, me encanta

-        Esto es hermoso, bebé, acabame adentro que me encanta sentirte

Los espasmos que daba mi pija dentro de su concha eran brutales. Ella apretaba la concha para provocarme más placer. Largos y potentes chorros estaban bañando internamente la concha de mi madre. El placer era extremo, podía sentirlo. Ella también aullaba gozando

-        Aghhhh ahhhhhhh

-        Aghhhh ahhhhhhh – acababa yo como un poseído

-        Ayyyy suuuuu mi amor, acabemos juntos – gritaba ahora mi madre

-        Aghhhhh esto es hermoso – le decía yo mientras me desplomaba sobre su cuerpo

La besé con pasión. Debería decir que la besé con amor. La lujuria había dado paso a un sentimiento de amor filial. Me sentía pletórico, feliz.

Mi madre me acarició la cabeza y me abrazó sintiendo el peso de mi cuerpo sobre el suyo, pero no se quejó y nos quedamos así un largo rato.

 

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