Un regalo de año nuevo: Mi tía Mariana está caliente
Entonces me envalentoné y me fui
con más profundidad en su cola. Ahora mis dedos pulgares se metían en su cola y
rozaban su concha con descaro.
-
Ayyyy Nico, esto no está bien
-
Dejame que siga un poco más – le pedí
Entonces mi dedo pulgar se metió
de costado y sentí una de las arrugas de su ano.
Ella se levantó tomando el
corpiño del bikini con ambas manos y sin dudar, se tiró a la pileta en tetas de
espaldas a mí.
Sin que yo pudiera ver nada se
fue acomodando el corpiño y se giró diciéndome con una sonrisa
-
Necesitaba enfriarme…
Yo me quedé sentado en la
reposera mirándola sin saber qué hacer. Era evidente que no estaba molesta,
pero no me atrevía a dar el siguiente paso. Dudaba como un boludo (que lo soy)
entre meterme, quedarme en la reposera o irme
Mi pija era un verdadero
escándalo debajo de mi short celeste. Miraba a mi tía y ella me miraba con una
sonrisa. Necesitaba una señal de su parte para saber cómo seguir. No tardó en
llegar…
-
Vení, metete y abrochame el corpiño – me dijo
Siempre fui muy cagón para
meterme en la pileta cuando el agua está fría, pero esta vez lo hice en un solo
movimiento. Me puse de pie sin importarme la carpa que se me formaba en la
malla
-
Upaaaa como te pusiste! – me dijo mi tía
-
Como “ME” pusiste! – le aclaré mostrándome con
descaro frente a ella
Siempre supe que mi pija no era
chica, digamos entre normal y grande, pero en ese momento mi erección era tan
descomunal que sabía que era digna de exhibirse. Después de unos segundos me
tiré a la pileta y me fui detrás de mi tía
-
Vení que te ato la malla – le dije
Mi tía cuando sintió mis dedos
rozando su espalda y buscando el cordón del bikini, se fue un poco para atrás –
para mí que lo hizo a propósito – y su culo se topó con mi paquete. En seguida,
se retiró para adelante diciendo:
-
Uhhhh como está eso…
-
Sí, me pusiste así – le dije intentando reforzar
su capacidad de calentarme
-
Mirá vos tu vieja tía como te pone – me dijo
No necesité más, ya le había
atado el nudo en la espalda, y me adelanté agachándome un poco y la punta de mi
pija se metió entre sus glúteos de una manera totalmente descarada mientras la
tomaba de la cintura y le decía
-
No digas eso, mirá como me pusiste
-
Aghhhhhh – dijo ella y se restregó un momento
contra mi pija
Yo creí morir esos segundos al
sentir como su culo se frotaba con mi pija siendo ella la que hacía el
movimiento.
-
Voy a nadar un poco – dijo y se tiró hacia
adelante nadando
Mi tía se me escapaba nadando. Yo
la miraba y la veía como una sirena que me calentaba a mas no poder. No parecía
real todo lo que estaba viviendo. Había dos cosas que sí eran muy reales. Mi
madre y mi tío estaban dentro de la casa a escasos 50 metros.
Dentro de todo lo lento que puedo
ser en estas situaciones, me di cuenta que mi tía estaba caliente y tenía que
tratar de aprovecharlo.
Fue entonces que me decidí a
seguirla de cerca en su nado y me pasaba por su lado para que sintiera la
cercanía de mi cuerpo sin llegar a tocarla.
Seguí así dos o tres pasadas
hasta que fue ella la que buscó el contacto de un brazo en el costado de mi
pecho. Yo me acerqué y ahora rocé sus tetas con mi antebrazo. Ella escapó. Yo
la seguí. El juego había comenzado.
Ahora me iba detrás de ella con
decisión y ella soltó una risa metiéndose debajo del agua. Yo la busqué y no
oculté mi intención de atraparla para apoyarla o rozar sus partes con descaro.
Cuando la alcancé la agarré desde
atrás y la traje hacia mí apoyándole la pija en el culo con absoluto
desparpajo, cosa que no fue mal recibida por ella que se dejó hacer e incluso
ahora volvió a mover su culo buscando un mayor contacto.
Ahora apoyaba la palma de mi mano
en su panza, comenzando a subir lentamente. EN ese momento, el tiempo se detuvo
y ambos nos quedamos paralizados por lo que estaba ocurriendo en ese instante.
Mi mano subía lentamente por su
abdomen y el dedo pulgar estaba ahora debajo del cordón que unía los dos
triángulos blancos. Seguí subiendo, supe que no podía detenerme en ese momento.
Ahora el dedo índice rozaba su teta pesada y también lo hacía el anular. Subía
lentamente y mi mano estaba invadiendo su intimidad mientras se disponía a
apoderar todo su redondo pecho.
Mi pecho se apoyaba en su espalda
y mi pija contra su culo. Mi corazón latía con fuerza y mi mirada no podía
concentrarse en nada. Todos mis sentidos estaban puestos en esa mano que subía
dentro de la fina tela.
Cuando mis dedos índice y mayor
tocaron ese pezón fruncido y tieso creí morirme de placer. Estaba rozando ese
mágico botón que tanto placer me provocaba a mí e imaginaba que a ella también.
Ahora lo apreté entre mis dos
dedos y con mi mano envolví completamente su pecho, sopesándolo y apretándolo
con la totalidad de mi mano. Ella tiró la cabeza para atrás. Yo busqué que el
contacto de mi verga con su culo sea mayor. Ella se apretó contra mí moviendo
su redondo culo. Yo subí la otra mano y abracé de la misma manera su otro
pecho.
-
Aghhhhh – dijo ella con los ojos cerrados
-
Me calentás mucho – le dije yo
Con ambas manos apreté sus tetas,
mientras con mis dedos jugaba con sus enhiestos pezones. Mi pija ahora
descaradamente se apoyaba contra su culo y me movía con desfachatez.
No supe que hacer, que decir, ni
como seguir. Creí que lo más oportuno, por mi inseguridad, era preguntárselo a
ella
-
Quiero… - no me animé a seguir
-
¿Que? –
preguntó ella apresurada mientras giraba la cabeza
Su boca estaba a centímetros de
la mía y no pude evitar mirársela con deseo de besarla.
-
Me gustas mucho… - le dije
-
Vos a mí también – me dijo ella
Me adelanté para besarla en la
boca. Ella corrió la cara, y su boca se fue a mi oreja:
-
Esto es una locura
-
Lo sé, tía, pero no puedo parar
-
Pero debemos parar…
-
Los dos queremos seguir
-
¿Hasta dónde? – me preguntó ella
-
Por mí, hasta donde sea – le dije sin temor
-
En este momento, yo… - no quiso seguir
Sabía que tenía que llevarla al
extremo del deseo para poder avanzar con ella.
-
En este momento, ¿que? – le dije
-
No quiero decirlo – me dijo ella
-
Pero yo puedo decirlo – le solté
-
…. - Ella asintió con la cabeza
-
¡En este momento te cogería, tía! – le dije al oído
Su cuerpo se estremeció en mis
manos. La sentí temblar como una hoja en mis manos.
Ella miró hacia la casa y yo miré
también. El clima era de una quietud total. Su marido y su hermana (mi madre)
seguían durmiendo y teníamos toda la pileta a nuestra disposición.
No sé si fue el miedo a que apareciera
mi tío o el temor a dejarse llevar por su calentura, pero lo cierto es que,
luego de forcejear apenas, se soltó de mí.
Mis manos, que tenían
aprisionadas sus tetas, se vieron vacías, solas. Se fue nadando a la otra punta
de la pileta. Yo me fui tras ella nuevamente. Necesitaba volver a sentirla.
-
¡¿No te parece que estamos yendo muy
lejos?! – me dijo mirándome a los ojos
-
Ya te lo dije, tía…
-
Dejá de decirme tía!
-
¿Por qué?
-
Porque todo se ver peor cuando me decís así
-
¿Como queres que te llame? Mariana?
-
No sé, no se
Me acerqué un poco más y la
abracé. Esta vez de frente.
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