Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Embarazo deseado


 12-12-2018

Cumpleaños de Ezequiel

Fue especial. No la fiesta en sí, sino lo que pasó con mi hermana.

Era el cumpleaños de mi amigo Ezequiel y como siempre, nos matamos comiendo y bebiendo. Fue divertido todo.

En la fiesta estaba mi hermana Gabriela con su marido. Ella es hermosa, nada que ver conmigo, y estaba cursando su octavo mes de embarazo.

En un momento estábamos con mi hermana en el sillón y ella se levanta la remera y deja al descubierto su panza, para luego tomar mi mano y que acaricie la redondez de su vientre. Después la dejó en una zona y me hizo sentir la patadita de mi futuro sobrino. Quedó grabado en mi mente fue la tersura de su piel y la suavidad al tacto de su panza. Era una curva perfecta. En ese momento la miré y la vi más hermosa que nunca.

Pero hay algo más. En un momento, en que ella estaba de pie y de costado la miré de una manera diferente a como la había mirado hasta ese momento. La miré como mujer, en mis ojos había deseo, le recorrí el vientre redondo, las tetas hinchadas y el culo apretado por ese pantalón. Me excitaba contemplarla. Fui subiendo hacia su cara y me encontré con sus ojos mirándome. Creí morirme de vergüenza. No sé si ella notó la carga sexual que había en mis ojos

14-12-2018

10 días antes de la navidad. Se me ocurrió salir a correr. En realidad, más trotar y caminar que otra cosa, por el parque Centenario. Todo fue porque venía de fiesta en fiesta (cumpleaños, despedidas de año con amigos, trabajo) La cuestión es que me levanté con la necesidad de salir a hacer algo de actividad física para quemar algo de toda la ingesta de los días anteriores. Siempre fui de dormir muy poco a mis 40 años, así que pese a haberme acostado pasadas las 3 de la mañana, a las 9 ya estaba levantado y a las 9.30 dando vueltas por el parque.

Esto fue un viernes. Estaba sólo en mi apartamento ya que mi mujer se había ido con mi hijo al colegio y luego a trabajar en su local de flores y plantas. Afortunadamente ese día no tenía que ir a la oficina por lo que me pude vestir con short, zapatillas y remera.

Con tanto prólogo no me presenté a mí mismo: Mi nombre es Julián, tengo un cuerpo relativamente en buen estado para mi edad, mido 1.85 mts y peso 87 kilos. Vivo en la zona de Caballito de la Ciudad de Buenos Aires. Argentina. Mi aspecto no es llamativo, por el contrario, me considero poco agraciado, pero no me quejo de la fortuna que tuve para conquistar en mi juventud.

Decidido a hacer algo de deporte me lancé al Parque Centenario. Al principio trote tranquilo, de a poco fui intentando subir la intensidad, pero las noches de comida y alcohol comenzaron a pasarme factura y decidí bajar el ritmo para empezar un trote suave para después caminar y volver a trotar. Estaba punto de parar a descansar cuando veo sentada en el único banco con algo de espacio a una chica, decidí seguir y no sentarme a su lado para no incomodarla. Entonces seguí caminando y como el resto de los bancos estaban ocupados decidí sentarme al lado de una chica de unos 30 años, embarazada

¿Las casualidades existen? No tengo dudas y puedo jurar que no lo hice a propósito acercarme a esa chica en ese estado. Ni bien me senté, me miró y nos pusimos a conversar. Era evidente que ella tenía ganas de hablar.

-        ¿Cómo te llamas?

-        Lucía, ¿vos? 

-        Julián

-        ¿Venís siempre a correr al parque?, nunca te vi

-        Es la primera vez que vengo

-        Ah me parecía no haberte visto nunca. Yo desde hace 2 meses vengo todas las mañanas a esta hora

-        Es que me mudé hace poco acá a una cuadra y es la primera vez que salgo a correr, bueno, a intentar correr, jajá

-        Jajá, rio ella y una sonrisa le iluminó el rostro

Lucía, era de estatura mediana, morocha y con unas tetas que impresionaban producto de lo que dios le proporcionó. Esto sumado al embarazo hacía que se vieran espectaculares. En un momento, ella vio como mi vista se dirigía a sus tetas, no pudo evitar notarlo y yo me sonrojé. Tenía puesta una musculosa que le otorgaba a su escote una vista espectacular y se le formaba un canalillo hermoso en el que daban ganas de sumergirse. Era de piel muy blanca y tersa, de una delicadeza que daba miedo tocar. No podía creer que estaba pensando en tocar a una mujer embarazada, pensé

-        Perdón, le dije

-        No, dijo ella muy resuelta

-        Es que…no sabía que decir

-        Sí, es que tengo mucho y con el embarazo están que explotan, dijo ella muy suelta de cuerpo

-        ¿De cuánto estas? Era la pregunta de rigor

-        De 8 meses

-        Ah te falta poco, dije la respuesta de rigor también

No sé porque en ese momento no quise mencionar que mi hermana estaba de 8 meses también.

-        Si

-        ¿Y cómo lo estas llevando al embarazo?

-        Muy bien, con pocos síntomas, sin nauseas al principio, y me siento realmente muy bien

-        ¿Y vos, venís todas las mañanas al parque? Le pregunté

-        Sí, me recomendaron que camine por la circulación de las piernas, pero hoy todavía no lo hice, llegué y me senté

-        Querés que vayamos a caminar un rato?, le propuse

-        Dale, me dice ella divertida, y se paró con mucha agilidad pese al tamaño de su vientre

Empezamos a caminar y me di cuenta que ella era muy suelta, estaba sola en su departamento porque su marido se había ido a trabajar, como todos los días, temprano y volvía tarde. Era maestra jardinera y por eso hacía ya varios días que no iba al colegio.

Realmente la estaba pasando bien con Lucía. Caminamos durante unos 30 minutos a un ritmo bastante normal pese a su embarazo. Le pregunté si estaba cansada y me di cuenta que no tenía intenciones de irse o dejar de hablarme por lo que le propuse

-        ¿No queres tomar algo? Un café

-        No se… bueno, dudó

-        Yo desayuné solo un café y me gustaría algo mas

-        Dale, me dice divertida

Nos encaminamos al café, yo con la ropa deportiva bastante transpirada porque hacía calor y ya debían ser las 10.30 y nos sentamos. No salía nadie a atendernos y nos estábamos muriendo de calor. Juro que en ese momento fue sin segundas intenciones, pero estábamos a 1 cuadra de mi departamento y desde la mesa en donde estábamos se veía el balcón de mi departamento en el piso 9

-        ¿Ves? Ese que está ahí es mi departamento, piso 9 le señalé con mi mano

-        Ay que lindo, debes tener una vista al parque hermosa

-        La verdad que sí. Suelo desayunar ahí algunas veces

-        Mmmmm, yo lo haría todos los días si tuviera esa vista…

-        Queres que vayamos a tomar un café ahí? Le pregunté suponiendo que me iba a decir que no

-        Es que…se sonrojó, no se…

-        No te sientas presionada, solo para que veas la vista del departamento y de paso te tomas un café, que por lo que parece, acá no quieren darnos

-        Buenoooo, estiró la o de manera muy sensual

-        Vamos, le dije levantándome y le ofrecí mi mano, que ella tomó para levantarse

Fuimos caminando y hablábamos de lo más suelto de las cosas del barrio, que ella me señalaba por conocerlo más que yo. Ni bien entrar, le mostré el departamento por completo y la llevé a la ventana que daba al balcón para que apreciara la vista.

-        Ayyyy, por Dios, que lindo que es esto, dijo desde la ventana sin pasar al balcón

-        Viste, la vista es espectacular,

Abrí la ventana, pasé y le ofrecí nuevamente la mano que tomó sin dudarlo, pero esta vez demoró un poco más de tiempo en soltarla. Un escalofrío me recorrió el cuerpo y por primera vez pensé que podría llegar a cogérmela, pese a su embarazo. Por un lado, pensaba: es una locura, está casada y esperando un hijo, no puede ser. Y por otro, me dije, ¿porque no? ¿No puede tener necesidades que no son satisfechas o simplemente ganas de coger?

-        Quedate un rato en el balcón, sentate en el sillón y relájate un rato que voy a poner la cafetera y mientras se hace el café voy a ducharme rápido

También, llegué a pensar, era una locura de mi parte meter a una desconocida en mi departamento. Si bien no tenía nada de mucho valor, podía salir de ducharme y encontrarme con que me faltaban cosas, de modo que me duché en 5 minutos y salí. Me puse rápidamente un short y ojotas. Me había quedado la paranoia de un robo y encima la vista del departamento vacío me hizo pensar lo peor, para colmo no divisé la billetera donde la dejo siempre y me preocupé, luego recordé que nunca la había sacado del jean la noche anterior. Fui raudamente al balcón y allí estaba Lucía. Se había levantado la parte de inferior de la musculosa a la altura de sus tetas dejando toda su panza al aire libre y con la vista perdida en el parque contemplaba el cielo. Me quedé mirándola absorto. Ella abrió los ojos, me miró y me sonrió. Se detuvo en mi pecho desnudo y ahí me di cuenta que no me había puesto nada arriba.

-        Discúlpame, dije no me di cuenta

-        No pasa nada, estás en tu casa, sos hombre y hace calor. Ustedes tienen esa suerte de poder andar medio en bolas y nosotras no

-        Sí, es verdad, igual dejá que vaya a ponerme una remera…

-        Por mí no hay problema, me dijo

-        Ok, voy por el café entonces

-        Perfecto, dijo ella divertida

Volví con las dos tazas, le di una y coloqué sin dudarlo mi silla pegada a la de ella y me senté. Los dos estábamos con la vista en el horizonte y hablando del calor que hacía.

-        Si, dice ella, estoy toda transpirada y con el café va a ser peor

-        Queres que vayamos adentro y ponemos el aire? Le dije

-        Ahora no, déjame disfrutar de esta vista

-        Como quieras, le dije y mis ojos se fueron de vuelta a sus tetas

-        Disfrutemos de la vista, dijo ella picarona

-        Claro, solté, pero esta vez no pedí perdón

-        Es hermoso todo, me dijo y me miró

-        Como vos, le dije sin dudarlo

-        Gracias, me dijo, esta vez más ruborizada que antes

-        La panza te queda muy bien, le dije de manera tonta

-        ¿Te gusta? Y se acaricia el vientre ella misma

-        Sí, me encanta…

-        Vení, dice y me toma la mano y la coloca sobre su panza recorriéndola por toda su extensión. Me impresionó porque fue tal cual lo había hecho mi hermana el día anterior

-        Mmmmm, que tersa tenés la piel! Me encanta…le dije

-        Que calor, dice ella, estoy toda transpirada

-        Queres sacarte la remera? Le tiré

-        Mmmmm, te parece? ¿Acá en el balcón?

-        Al estar frente al parque podés tener la seguridad de que nadie te ve, le dije

-        Mmmmm, no sé, aunque se me está pegando toda la remera me parece que si…

-        Dejame que te ayude, le digo y ambos nos paramos

Ella se para y yo hago lo mismo por instinto y me doy cuenta que tengo una erección tremenda y evidente por el short que tengo puesto. Ella lo nota, pero no dice nada. Es increíble, pero aún en ese momento y llegados a ese punto, yo no tenía la seguridad de sus intenciones

-        Está muy apretada, dice luchando por quitársela

-        A ver le digo poniéndome detrás de ella y rozando accidentalmente o no tanto un pecho por encima de su corpiño

-        Ahí sale, dice ella y sigue tironeando

-        ¿Estás más cómoda?

-        Si, mejor… ella se apoya en la baranda y gira hacia mi lado

-        Ahora sí que la vista es espectacular le digo mirando su corpiño en el que se transparentan completamente sus pezones

-        ¿Te gusta?

-        Me encanta le digo sentándome y contemplándola

-        ¿Qué te gusta? Me pregunta

-        Vos. Sos hermosa, le suelto

-        Gracias, pero específicamente…

-        Tu cuerpo, le dije, no me animé a decirle otra cosa

-        ¿Siiii? ¿Así en general?

-        Tus tetas. Le dije lacónico

-        Mmmmm, ¿sí?

-        Si, aunque no las puedo ver bien, ¿no queres sacarte el corpiño así estamos en igualdad de condiciones?

-        ¡¿Mmmmm, para que estemos en igualdad de condiciones? ¡¿o porque queres verme las tetas, chanchito?!

-        Nooooo, dije yo divertido, es solo para que te sientas en igualdad

-        Jajá, dijo ella, sos tremendo Julián

-        No puedo dejar de mirarte, le decía con mis ojos en sus tremendos pechos y sus pezones rojos que se transparentaban debajo de su corpiño

-        ¿Y mis ojos? Me decía, te gustan mis ojos

-        Me encantan, le decía yo

-        No dejes de mirarme a los ojos, me miraba fijamente con una sonrisa perversa

-        No, por supuesto, decía yo sosteniéndole la mirada

-        Concentrate en mis ojos, me decía y llevó sus manos para la espalda desabrochándose el corpiño

-        Estoy concentrado, le dije sin quitar mis ojos de los suyos

-        Muy bien, dijo ella dejando caer su sujetador al piso

Sus tetas saltaron y quedaron expuestas por encima de su inflamado vientre, pero no quería perder este duelo con Lucía y me mantuve fija mi mirada en sus pupilas.

-        ¡Viste! Le dije sin dejar de mirarla

-        Ahora sí, estamos en igualdad de condiciones

-        Tenés unas tetas hermosas, le dije ahora si bajando mi mirada a sus tetas

-        ¿Te gustan? Y se las tocaba sensualmente

-        Son perfectas

-        ¿Te gustaría tocarlas?

-        Nada me gustaría más, le dije

-        Siiii? Me preguntaba sensualmente

-        Vení, sentate encima de mí y miremos juntos la vista

-        Mmmmm, siiii, dale

Lucía se sentó en mi regazo y mirándome a los ojos me acercó sus labios carnosos para besarme. No solo que no rechacé el beso, sino que le metí la lengua y empecé a besarla como un descontrolado. Ella también me correspondió en ese sentido y estuvimos largo rato con nuestras bocas fusionadas y nuestras lenguas moviéndose descontroladas en la boca del otro.

Le empecé a tocar las tetas y sus pezones se irguieron inmediatamente. Me impresionaba lo tirante que estaba la piel, parecían a punto de explotar como un globo inflado con agua a punto de reventar. Es por eso que me dediqué con delicadeza a explorar sus hermosas montañas blancas. Las sopesaba en mis manos y volvía a acariciarlas.

Quería chupárselas y no sé si fue por el temor a que salga líquido de sus pechos o porque motivo, se me dio por pedirle permiso aun sabiendo que me lo iba a otorgar

-        Quiero chuparte las tetas

-        Mmmmm, siiiii? Evidentemente le gustaba que le hablaran

-        Si, te las quiero chupar mucho

-        ¿Me vas a chupar las tetas, chanchito?

-        Si, te voy a chupar esos pezones hermosos que tenés…

-        Agggg, siiiiii, me encantaría

Ahí nomás me abalancé sobre sus pechos y empecé a chuparlos con auténtica devoción. Le apretaba las tetas, se las lamía, me metía el pezón en la boca. En un momento le junte las tetas con las manos y sus pezones quedaron muy cerca, así que alternativamente se los chupaba uno y otro. Ella se volvía loca y me tomaba la cabeza apretándome los cabellos y haciendo presión para que no me despegue.

En un momento ella misma toma una de sus tetas por debajo y la levanta acercando el pezón a su boca. Entendí la señal y nos pusimos a chupar juntos el pezón. Creo que pocas cosas me excitaron tanto en mi vida como chupar un pezón junto con la dueña de ese botón erecto y precioso. Empezó a salir un líquido de color amarillento y empezamos a beberlo en conjunto

-        ¡Es calostro! Dijo ella

-        ¡Ah! Dije yo deteniéndome

-        ¡Es la primera vez que me sale!

-        Ah, la miré y la besé con ese sabor en la boca

-        ¿Te gusta? Me dijo

-        Si, y volví a chuparle las tetas ahora bebiéndome ese néctar que salía de las mismas

No duramos mucho tiempo más así. Ella tomo la iniciativa, se puso de pie y me tomó la mano llevándome hacia adentro.

-        Vamos a estar más cómodos adentro, ¿no?

-        Si, le dije deteniéndola en el living

Me paré detrás de ella y empecé a frótale mi pija por el culo, ambos con la parte de abajo aún puesta, mientras mis manos desde atrás recorrían sus tetas y también su panza. Una mano mía se coló dentro de su short y bombacha y para mi sorpresa estaba totalmente depilada

-        Mmmmm, estas toda depilada

-        Mmmmm, siiii, me hice la definitiva antes de quedar embarazada

-        Me encanta, le dije

-        Vamos a tu habitación, me dijo ella

Evidentemente era un paso muy fuerte coger en la cama en la que dormía con mi mujer. Lucía evidentemente no tenía problemas ya que ella lo había propuesto. Para no cortar el clima y como el sillón del living no era de lo más cómodo, preferí acceder e ir al cuarto

La cama estaba sin hacer, pero no nos importó. En diez segundos lo que quedaba de nuestra ropa voló por los aires. La recosté en la cama boca arriba le puse su cola en el borde, le abrí las piernas y me recosté sobre el piso en la alfombra para chuparle la concha con comodidad. Obviamente que ella no se negó. Yo levantaba la vista y lo único que veía era la montaña de su embarazo. Eso me encantaba, nunca había estado con una embarazada que no fuera mi mujer, es decir que el hijo dentro no fuera mío. Seguí chupándole y era impresionante lo empapada que estaba, Le metí un par de dedos que entraban con mucha facilidad Me concentré en su clítoris y enseguida empezó a acabar

-        Aghh aaahh ah ah ah agh, siiii estoy acabando, me encanta

-        Mmmmm, si me encanta hacerte acabar

-        Aghh, ah ah se fue calmando ella

-        Mmmmm, fui despegándome sin dejar de besarle todo el contorno de la vagina

-        Vení ponete a mi lado, me dijo ella

-        Subí y me acosté volviendo a besarla

-        ¿Qué queres que te haga?

-        Lo que vos quieras, no me animé pedirle nada

-        ¿Queres que te chupe la pija?

-        Mmmmm, claroooo, le dije

-        ¿Y porque no me lo pedís?

-        ¡No me animé!

-        Ja, sos tímido justo ahora

-        Si, jeje

-        Parate en la cama, me ordenó

Evidentemente ella sabía lo que quería, y cómo lo quería. Me paré en la cama en el borde tal como me lo ordenó y ella también de pie porque era más baja empezó a mirarme a los ojos mientras me pajeaba. Después empezó a frotarse mi pija por sus pechos, mirándola y tocándose ella misma los pezones.

Sin dudarlo empezó a chuparme la pija de una manera deliciosa mirándome todo el tiempo a los ojos. Sentía que usaba mucha saliva para lubricarme y eso me ponía en el cielo. En determinado momento tomó sus tetas y envolvió mi pija en ellas y empezó a pajearme con sus pechos. La sensación era maravillosa y me estaba volviendo loco. Se lo hice saber

-        Pará porque voy a acabar sino…

-        ¿No queres acabarme en las tetas?

-        Uffff, siiiii, le dije

-        Mmmmm, daleeee

la soltó con las tetas y volvió a chupármela, esta vez con más intensidad si es que se podía, Me hizo abrir un poco más las piernas, Reconozco que más de una vez estuve a punto de perder el equilibrio parado en la cama. Ahí hizo algo que terminó de sorprenderme y me hizo acabar. Me empezó a acariciar los huevos sin dejar de chupármela. El masaje era suave por momentos y más intenso por otros al punto casi de dolerme y con esto retrasar un poco la eyaculación. Cuando ella quiso, acabé.

-        ¿Te gusta cómo te chupo la pija? Me preguntó

-        Me encanta…le sonreí

-        ¿Me vas a acabar en las tetas?

-        Siiii

-        Quiero que me las llenes de leche…

-        Siiiii siiii

-        Dame tu lechita calentita, por favor…

Puso una cara de bebota tremenda y me miró. Eso me hizo estallar y le avisé por las dudas. Sin embargo, siguió chupándomela hasta que sintió el primer chorro en su garganta. EL resto los tiró en sus tetas mientras me decía sin dejar de pajearme

-        Siiiii, acabame en las tetas asiiiii

-        Uffff, decía yo

-        Dame la leche, dale, me ordenaba

-        Aghhhh, yo no podía parar de acabar

-        Mmmmm, vení

Me hizo acostar en la cama y se puso de costado con su enorme panza. Me empezó a besar de una manera deliciosa. Sentí el sabor de la mezcla de calostro, mi propio semen y su saliva y me pareció un coctel delicioso. No dejaba de besarme, no yo a ella. Nos quedamos acostados y ella empezó a hablar

-        Sé que te va a parecer raro lo que hice, pero mi marido no me da bola, dice que le da impresión, y yo estoy muy caliente. Desde los seis meses que estoy así y te juro que no me alcanza con masturbarme. Hoy te vi y cuando estábamos caminando ya se me cruzó por la cabeza la idea de cogerte

No me resultaba chocante la manera en la que se expresaba, al contrario, la celebraba.

-        Qué suerte que tuve que justo hoy fui al parque

-        Lo que pasa es que las embarazadas estamos muy calientes en los últimos meses y encima yo soy muy caliente de por si

-        Sí, me di cuenta

-        No, esto que hice con vos no suelo hacerlo, pero me siento desatada, no se

-        Sabes que me genera curiosidad eso de las hormonas y el embarazo

-        ¿Por?

-        Mi mujer estaba caliente a esa altura del embarazo y justamente mi hermana en este momento está embarazada de 8 meses, como vos…

-        Uh lo bien que la debe estar pasando tu cuñado, me decía Lucía y su panza se apretaba contra mi costado

-        No sé, no se… dije

-        ¿Porque dudás?

-        Me parece que mi cuñado es como tu marido, dije dudando

-        ¿Cómo sabes?

-        Porque una vez mi hermana deslizó un comentario de que ella era más fogosa que él

-        Ah, entonces puede ser, pobre debe estar con unas ganas de coger tremendas, como yo

-        Si, puede ser, y mi pija dio un respigo

-        ¿Y está buena tu hermana? Me preguntó

-        Si, bah no sé, que se yo

-        Algo debes saber, porque cuando te dije que tu hermana debía estar con unas ganas de coger tremendas, tu verga se movió

-        ¿Ah sí?

-        No te hagas el boludo porque ahora te pasó lo mismo

-        ¡Qué raro! Dije avergonzado

-        Quizás proyectaste en mi querer cogerte a tu hermana embarazada

-        Ehhh, dije, pero mi pija me estaba traicionando y se estaba volviendo a parar

-        Preguntale si está caliente, dijo ella y volvió a apretarse contra mí

-        Le voy a preguntar,

-        Me parece bien, quizás… dijo ella inquisitiva

-        ¿Quizás qué?

-        Te enteras cosas que no sabes de tu hermana…

-        Me voy a ir, me dijo Lucía levantándose

-        ¿Ya? Le pregunté

Imaginaba que después de esto vendría sexo con penetración y me sentí desilusionado. Aparte se me había empezado a parar de vuelta. Ella se levantó y dijo:

-        Mejor me voy y me ducho en casa

-        No queres ducharte acá, le dije

-        Es una tentación, pero prefiero ir a casa, no te enojes, me dijo comprensiva mientras miraba mi verga casi erecta

-        No, no, tranquila, es que yo pensaba…

-        Yo también pienso lo mismo, me quedo con ganas de coger, pero esto ya fue bastante, me parece

-        Bueno, si…

-        Si volves a salir a correr otro día quizás me encontrás, y si no, es porque se adelantó el parto

-        Me parece que voy a entrenar más seguido

-        Jajá, me besó de vuelta con mucho cariño

Lucía era divina, como para enamorarse. Suelta, relajada, divertida. Se terminó de cambiar y de la nada me dijo:

-        Prefiero no darte mi número así no hacemos cagadas ni corremos riesgos, ¿te parece?

-        Me parece perfecto, mentí. La verdad es que me hubiera gustado tener manera de contactarla

Me quedó dando vueltas en la cabeza volver a cruzarme con Lucía para cogérmela. ¿Podría volver a encontrarla?

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