Un nuevo día comenzaba. En familia, con mi marido, mis hijos y con mi dotado hermanito recién llegado de Australia. Se venían días tormentosos. Cada parte de mi cuerpo lo sentía
Desayunamos todos juntos: los chicos, Ramiro mi hermano, Sebastián mi marido y yo. Al rato, como siempre sucedía, Sebastián se llevó a los chicos al colegio y se fue directamente al trabajo dejándonos solos a mi hermano y a mí. Ni bien me quedo a solas con mi hermano no esquivo el tema y le digo:
- Ramiro, tenemos que tratar de que no vuelva a pasar nada entre nosotros, ¿te parece?
- Tranquila nena. No pasa nada. Ya está. ¿Qué hacemos hoy?
- ¿Así nomás?
- Si, Clari, así nomás, no nos hagamos tanto rollo
- Bueno
¡Qué fácil me ponía las cosas mi hermano! Estaba muy agradecida por cómo había tomado todo, aunque en el fondo me sentía un poco decepcionada. Algo dentro de mi quería que mi hermano siguiera sintiendo deseos de volver a estar conmigo
- No sé. ¿Qué tenés ganas de hacer?
- Como ganas, tengo ganas de que venga Lorena y….
- Bueno bueno…
- Vos me preguntaste…
-
Suena el teléfono de mi tía diciéndome que tal me había parecido Ramón, el jardinero que me había recomendado. Yo le dije que bien y le pregunté si no tenía una chica que limpiara que me pudiera recomendar a lo que me respondió que la hermana de Ramón era una jovencita que era muy buena que le preguntara a él. Lo llamé a Ramón y se sorprendió cuando le pregunté por su hermana. Él me dijo que ella estaba disponible y podía empezar cuando quisiera. Le dije que la traiga al otro día y corté. Me gustó la distancia que tomé con Ramón. Parecía que todo se encarrilaba hacia la normalidad. Vuelvo la vista y Ramiro estaba en pantalón corto y sin nada más.
- ¿Vamos a la pile?, me dice. Yo me quedo mirándolo embobada
- ¡Dale! esperá que me voy a poner el bikini.
- Te espero
Salgo disparada a mi habitación. Me contemplo desnuda un momento antes de ponerme el bikini. ¡Estoy muy caliente! Me cambio rápidamente y bajo a la pileta. Ramiro ya está metido y entro directo zambulléndome con rapidez. No quiero pensar demasiado las cosas porque si no, no las hago y para ingresar a la pileta es así. Me voy nadando dónde está mi hermano y nos ponemos a hablar.
- Contame nene, empiezo.
- ¿Que queres saber que no te haya contado?
- ¿Qué tal Australia? ¿Cómo te sentías allá? ¿Te gusta? ¿Cuánto tiempo más te vas a quedar? Vas a volver más seguido? ¿Te ves radicándote allá?
- Eeeeehhhh pará de hacer tantas preguntas! Dejame que te vaya contando de a poco.
Era verdad lo abrumaba con preguntas generales para que no pudiésemos llegar al tema sexo y lo que había pasado ayer.
- Mirá, arranca. Voy a ir de apoco. No me voy a plantear un escenario a 10 años si ni siquiera sé lo que voy a hacer dentro de 15 minutos.
- Bueno, dentro de 15 minutos vas a estar en la pileta conmigo.
- Si, sí. Era una manera de decir. ¿Vos como andas?
- No sabía que decirle, pero no iba a mentirle.
- ¿Con Sebastián todo bien?
- Si, con Sebastián todo bien.
- Bueno, me alegro.
Silencio.
El silencio me incomodaba. No me podía sacar la imagen de la pija de mi hermano.
- ¿La pasaste bien ayer? Me suelta como si hubiésemos ido al cine
- La verdad que sí, no te voy a mentir. Dije ruborizada
- Yo también. Fue una experiencia muy linda.
- No sé qué me pasó, intenté excusarme
No tenés que avergonzarte. La situación estaba dada y había que aprovecharla. Mi hermano hablaba con una suficiencia y una madurez que no parecía él. Hasta un poco me molestaba.
- Y siiii.
- Igual no te voy a mentir, seguía él, me quedé con ganas de más…
- Y bueno ya habrá oportunidad, dije intentando calmar la cosa
- Y bueno. Es verdad. Ya habrá oportunidad.
- ¿Salimos?
- Dale. Y cuando sale él de vuelta tenía una carpa enorme en el pantalón. Sabía que lo hacía a propósito.
- Ahhh bueno! ¿Otra vez?!
- ¿Qué pasa? Me dice sonriendo…
- ¡Tapate eso nene!
- Pasame la toalla
- Bueno, tomá, le dije y se la alcancé
- ¡Cómo se te va la vista, eh!
- Y bueno, también, vos, lo haces a propósito, ¿no?
- Te juro que no, jaja
- Daleeeee, le digo
- Bueno un poco puede ser
- ¡Viste! Por lo menos lo reconoces
Fuimos entrando en la casa y secándonos los trajes de baño. Yo le miraba el bulto sin disimulo, tanto como él me miraba el cuerpo. Yo aproveché para, a propósito, secarme con más vehemencia en las tetas y una se salió parcialmente del triángulo dejando asomado un pezón fruncido por el frío y la excitación, Su pija se movió dentro de su short y no pasó desapercibida para mi
- ¿Qué pasa? Queres ir a tocarte al baño?
- Porque? ¿No puedo hacérmela acá?
- Jaja, te animarías a hacértela acá
- Después de lo de ayer me animo a cualquier cosa
- Bueno hacétela, le dije desafiándolo
- O podrías hacer vos que se me baje, me desafía él
- Mirá que lo hago, le digo
A esa altura muy caliente y con ganas de más. Mi concha es un lago y puedo sentirlo, Por más que sienta el frío del bikini mojado, me doy cuenta que vuelo de calentura. No se cómo me animo, solo sé que se lo digo
- Vamos a mi habitación.
- Vamos, dice y me agarra de la mano
Subimos las escaleras y entramos. Ni bien llegamos a la habitación me agarró, me tomó de la cintura y me besó como si fuese una novia adolescente. Nos metíamos la lengua de una manera increíble. A mí se me iban las manos por todo su cuerpo. Le acariciaba la espalda, el culo, el pelo. Lo besaba, me separaba, lo miraba y lo volvía a besar. Hasta ahí seguíamos los dos con la ropa de pileta totalmente mojados. Él me empezó a pasar la mano por el culo. Yo me derretía en sus brazos. Lo volvía a besar. Me desabrocho el corpiño del bikini y lo arrojó. Yo le metí las manos dentro del short y se lo empecé a bajar. Se trababa con la pija parada, pero aun así lo conseguí y, con su ayuda, lo terminé de sacar y lo tiré también. Volví a besarlo y me acerqué a su oído:
- que queres que te haga hermanito?
- Chupame la pija por favor, me susurraba.
- Siiiii?
- Si, por favor
Me arrodillé la agarré con la mano y mirándolo a los ojos le volví a preguntar:
- Queres que te chupe la pija?
- Siiiii decía con una cara de súplica total.
- Quiero que me lo pidas mucho:
Entonces fue que me dediqué completamente a su pija. Se la chupaba con toda la fuerza del mundo. El gritaba:
- si si, chúpame la pija así!!!
Yo seguía chupándosela poniendo el mayor empeño que puse en mi vida. Se la levantaba y le chupaba los huevos. Todo esto sin dejar de mirarlo a los ojos.
- Ayyyy siiii que bien que la chupas Clari!!! Susurraba él. Fue entonces cuando le empecé a chupar con mucha fuerza y le acariciaba el culo cada vez con mayor intensidad. Fui buscando su ano y lo presioné con mi dedo pulgar.
- Mmmmm, suspiró mi hermano dándome la aprobación para el siguiente paso
Me la saco de la boca y mirándolo le digo:
- Quiero que me acabes en la boca y quiero tragarme toda, toda tu leche.
Él me miraba atónito. Me metí la pija hasta el fondo de mi garganta y en el mismo movimiento le metí mi dedo índice entero en el culo.
- Oooooohhhhh gritó mi hermanito y empezó a acabar con todo dentro de mi boca.
No sé cómo hice, pero tragaba y chupaba y no dejé escapar una sola gota. Él temblaba y seguía acabando hasta que se tira rendido en mi cama, en la cama en la que horas antes había dormido con mi marido. Yo, desnuda como estaba me acosté a su lado. Intenté, con cuidado, besarlo. Cuando se dio cuenta de mi intención abrió su boca y me besó apasionadamente. Sentía el sabor de su propio semen y no le importaba o, lo que era aún mejor, lo toleraba para poder besarme nuevamente. ¡Por Dios! No podía creer que en menos de 24 horas le había chupado la pija dos veces a mi hermano. Pero ahí no terminó todo.
- Ahora me toca a mí, dijo él al tiempo que me agarraba con fuerza de la cintura con clara intención de empezar a besarme.
Empezó por las tetas, se recreaba en los pezones, uno y otro, volvía a mi boca. En un momento me levanta la teta y me chupa un pezón mirándome y estirando hacia arriba intenta acercar la teta a mi boca sin dejar de chuparme el pezón. Entendí claramente lo que quería y entre ambas lenguas chupábamos mi propio pezón. Esto me volvió loca. Después bajó y me empezó a chupar la concha, me volvía loca, me mordía el clítoris, me metía dos dedos, los sacaba, y los volvía a meter. Yo ya estaba por acabar y se lo hice saber: Seguí hermanito, seguí así que acabo. En ese momento sacó sus dedos empapados de mi concha, aprisionó mi clítoris con sus labios y metió de un solo movimiento esos dos dedos lubricados de un solo movimiento dentro de mi ano. Juro que en ese momento perdí el conocimiento y después de un trance que no se si duró 30 segundos o 15 minutos. Lo único que sé es que acabé como una loca. Cuando me repuse tenía la cara de mi hermano a un cm de la mía y me miraba con preocupación. ¿Estás bien? Me preguntaba y yo que no podía estar mejor le decía: ¡Estoy muy bien! Muuuuy bien! Me encantó como me chupaste…
Ahí podría haber concluido todo, pero no, en ese momento y sin dudar ni un segundo mi hermano me vuelve a agarrar de las piernas, las abre y coloca su pija en la entrada de mi concha. Yo no podía creer nada. En primer lugar, que ya se le había parado de vuelta la pija. En segundo lugar, que estaba a punto de ser cogida por mi propio hermano. Era muy fuerte y se lo hice saber: Para Ramiro, me parece mucho que cojamos. Una cosa es el sexo oral, pero… En ese momento sin dejar de prestarme atención se agarra la pija y me frota el glande contra mi clítoris. Ok, me dice. Es muy fuerte. Pero me muero de ganas hermanita. Si, ya se, le decía cada vez con menos fuerzas. Bueno, entonces dejame al menos jugar un poquito me dice metiendo sólo la cabeza dentro de mi concha y acostándose hacia adelante y dejando caer parte de su peso cobre mí. Vuelve a sacarla y a frotar el glande todo lubricado sobre mi clítoris. Me susurra al oído: ¡me muero por cogerte hermanita! Ayyyy Ramiro no me hables de esa manera por favor!! Y sigue: Me muero por enterrarte la pija en esa concha hermosa que tenés. ¡Basta Rami que no respondo de mí, por favor!, suplicaba a estas alturas yo. Otra vez el glande dentro de mi vagina. Otra vez su boca en mi oído. Otra vez esas palabras que me lanzaban al abismo: ¡Hermana! ¡Quiero que me sientas dentro tuyo! Y en ese momento de un solo empujón me mete toda la extensión de su pija dentro de mi apretada concha. Instintivamente abrí mis piernas lo más que pude y lo apreté del culo para sentir bien profunda esa penetración. No pude reprimir el grito y la súplica: ¡Aaaaaaayyyyyyyy siiiiiiiiiiii Cogemeeeeee por favor! Cogemeeeeeee! Cogemeeeeeee! Cada vez que pronunciaba esta palabra era una vez que me embestía con fuerza… Cogemeeeeee! Cogemeeeeee! Daleeee! Asiiiiiiiii! Siiiiiiiii. ¡Estoy acabando! Cogemeeeeee! Cogemeeeee todo el día! Cogeme toda la vida!!!! ¡Pero no pares de cogerme nunca!!!!! Él por su lado me susurraba: ¡Mirá que voy a acabar yo también!! Yo no daba más. pero mi conciencia volvió y le dije: ¡Nooooo! ¡No me acabes adentro!!! Se salió y me tiré encima a chupársela y de vuelta, esta vez con dos dedos dentro de su culo, me volvió a llenar la boca de leche. Me volvió a besar. Me volvió a acariciar. Me volvió a amar. Como hermano. Como novio. Como amante.
No sé cómo me repuse. Lo cierto es que todo el día lo pasamos con mi hermano riéndonos, y nunca lo había sentido tan cercano. Más de una vez nos mirábamos y nos reíamos. Cuando fui a consultar el teléfono tenía 5 mensajes de Lorena. Todos muy ubicados: Hola. Holaaaaa. ¿Estas? ¿Todo bien? Y el último No me quiero imaginar…No se equivocaba en los momentos que mandaba los mensajes estaba ocupada.
La llamé y me contó que había invitado a su hermana a la pileta que si queríamos ir con Ramiro. Yo le dije a Ramiro y no tuvo problemas. Fuimos a la casa de Lorena. La hermana no había llegado por lo que se respiraba mucha tensión y si no hubiese sido porque la hermana estaba por llegar creo que hubiese pasado algo. Pero bueno, las cosas estaban así y todo indicaba que esa tarde transcurriría tranquila. En un momento mi hermano pidió permiso y fue al baño. Ahí Lorena me preguntó que había hecho ese día que no contesté los mensajes. Le dije brevemente que me había estado divirtiendo con mi hermano y se me enojó: contame todo hija de puta! Jajaja, tranquila la jodía yo. En ese momento vuelve mi hermano diciendo: ¿de qué estarán hablando ustedes dos?!!! De vos, lo encaró directamente Lorena. ¿Y que están hablando de mí? De lo bien que nos trataste ayer, continúa Lorena. Mmmmm no se, puede ser, decía mi hermano, aunque yo me sentí muy bien tratado, también. Ya te voy a volver a tratar bien, como ayer. Y mejor, amenazaba Lorena. Yo era una espectadora de lujo de esta conversación provocadora.
Estábamos en lo mejor cuando suena el teléfono que estaba Natalia en la entrada. Ojo que viene mi hermana, aclara Lorena. Ella es muy diferente a mí, no es tan zarpada como yo. Para decir verdad es medio monja. Así que, por hoy, mientras esté mi hermana, no vamos a poder hacer nada, dijo Lorena. Uy que lástima, dice mi hermano totalmente lanzado.
(continua acá )