Llegamos a Buenos Aires con mi
mamá y desarmamos las valijas rápidamente sin mencionar nada de todo lo vivido
durante el viaje. Yo me preguntaba si dormiría con ella en su cama, de qué
manera la despediría al irme a dormir y como sería en resumen nuestra vida de
ahora en adelante.
Para mi sorpresa, mi mamá se me
acercó y me besó con pasión en la boca. Luego se separó y mirándome a los ojos
me dijo:
-
Nico, fue hermoso lo que vivimos en el viaje de
vuelta, pero no podemos seguirlo acá
-
¿Por qué? – le pregunté
-
Porque no, Nico, tenés que entender que fue una
locura, una locura hermosa y que disfruté mucho, pero no puede ser
-
Está bien – reconocí agachando la cabeza
Mi madre me tomó la barbilla con
dos dedos y continuó
-
No te pongas triste, pensá en todo lo que
disfrutaste de mí de tu tía y de tu prima, aunque eso nunca me lo contaste
bien.
-
Si, mami, tenés razón, tuve más de lo que
imaginé alguna vez tener
-
Yo también, y me gustó mucho todo lo que hicimos
-
Se notó, mami – reí ahora
-
Jajaja, si y mucho se notó – mi madre reía ahora
Me despedí de ella con un corto
beso en la boca y me fui a dormir
Así pasaron varios días sin saber
de qué manera abordar a mi madre para intentar cogérmela. Hice algunos
intentos, pero ella supo esquivarlos y no dejar crecer ciertos climas y
comentarios en doble sentido.
Estuve mucho tiempo pensando que
no iba a haber ninguna posibilidad con mi mamá hasta que un día se dio un
curioso diálogo con mi mamá
Ese día vino a estudiar a mi casa
un amigo de nacionalidad venezolana con el cual me había relacionado en los
últimos meses. Era un pibe muy copado, se llamaba Jeffrey y era negro, alto y
muy delgado. Siempre vestía de una manera simple y tenía una mirada vivaz y alegre.
Sus dientes blancos contrastaban con la oscuridad de su piel generando que su
cara parecía iluminarse cada vez que se reía.
El año anterior me lo había
cruzado solo en algunas materias y se destacaba por sus aportes y sus buenas
notas. Alguno hizo en algún momento un comentario en privado del tipo “este
negro encima que estudia gratis, nos hace quedar como boludos a los argentinos”
Resulta que este año me estaba
costando un poco demás esta materia y decidí preguntarle a Jeffrey si no quería
venir a estudiar a casa.
-
Si, amigo, ¿si tú me invitas cómo no voy a ir?
Así de simpático era Jeffrey.
Ese día estudiamos y comimos los
tres con mi madre. Él se mostraba muy amable con mi mamá y no dejaba de
alabarle la comida que había preparado, en este caso lasagna (es una comida
italiana con partes de masa de pasta fresca y capas de verdura, ricota, jamón y
carne todo con salsa y gratinado con queso al horno)
-
¿Es un placer esta comida, de verdad que tú la
hiciste? – decía Jeffrey
-
¿Qué pasa? ¿No pensás que yo pueda cocinar así?
Noté en mi madre un todo de
seducción que me puso realmente celoso, pero nada podía hacer. Ella estaba en
su derecho. Era una mujer sola que estaba muy buena y yo no tenía derechos
sobre ella, pero después de todo lo vivido me daba muchos celos.
-
No, preciosa – decía Jeffrey – no quiero decir
eso. Lo que digo es que tú eres una mujer moderna y bella
-
Gracias Jeffrey, pero eso que tiene que ver
-
Que este tipo de comidas, en mi Venezuela, las
preparan las tías y abuelas gordas y viejas
-
Bueno, yo soy tía y bien podría ser abuela
-
Pero tú no eres ni gorda ni vieja… - el
venezolano la recorrió con la mirada como si yo no estuviera presente
-
Ay que galán que es tu amigo – me decía ahora mi
mamá
Los celos me estaban corroyendo
al mismo tiempo que me calentaba la idea de ver a mi madre cogiendo con el
negro.
Esa cena transcurrió con
normalidad y cuando mi amigo se fue le pregunté con clara intención a mi madre
qué le pareció mi compañero
-
Divino y súper simpático – me dijo ella
-
Se le escapó un tiro para tu lado, ¿no?
-
¿Qué decís?
-
Que te tiró que eras linda y de buen cuerpo
-
Pero eso se lo debe decir a todas de puro
simpático que es – mi madre se hacía la tonta
-
¿Me vas a decir que no te gustó lo que te dijo?
-
¿Estás celoso?
-
Un poco sí, le dije y me acerqué a acariciarla
-
Ojo Nicoooo, dijimos que no íbamos a hacer nada
y lo venimos cumpliendo
-
Es que me calentó un poco imaginarte con Jeffrey
– le decía ahora y me acercaba más
Fui dando pasos hacia ella y me
sostuvo la mirada sonriente todo el tiempo.
-
Nicooo, ¿que dijimos?
-
No me importa ahora – le dije y la abracé
apoyándola de frente
Mi pija empezaba a estar muy dura
y se la hice sentir a mi madre. Ella me recibió y pasó sus brazos por mi
cuello. No dudé en besarla en la boca. Por fin se daba este esperado beso de
lengua en Buenos Aires
Mi mano rápidamente se coló
debajo de su pantalón de jogging y le amasé el culo. Ella me besaba con pasión.
Seguí acariciándole esa cola hermosa y aproveché para que uno de mis dedos
juegue con su fruncido ano.
Para mi sorpresa ella abrió más
su boca y metió su lengua con profundidad en mi boca. Se notaba que estaba muy
caliente. Yo la apoyaba descaradamente con mi duro bulto contra la concha
mientras un dedo empujaba su agujerito trasero.
-
Me estas calentando mucho con ese dedo – me dijo
y no pude creerlo
-
Mmmmm – le besé con más pasión
Sin dudarlo, me la llevé de la
mano a su habitación. La hice pasar adelante y caminaba detrás de ella
apoyándole la cola con descaro.
La paré frente a la cama y
comencé a besarle el cuello desde atrás mientras le amasaba las tetas.
-
Mmmmm – decía ella y se dejaba hacer
Yo la besaba y le hice volar toda
la ropa de la parte superior. Quiso darse vuelta, pero se lo impedí. Le bajé
los pantalones y la bombacha al mismo tiempo quedando toda su ropa en sus
tobillos, cosa que le impedía moverse con facilidad.
Bajé mi mano delantera y comencé
a acariciarle la concha. Era un lago, pura excitación. Mis dedos entraban con
facilidad.
Con mi otra mano me bajé pantalón
y bóxer al mismo tiempo y saqué mi dura pija. Se la acomodé desde atrás en la
concha y se la metí de un golpe
-
¡Agh! – apenas pronunció ella
-
¡Te quiero coger! – le dije
-
Mmmmm siiiii
Ella se inclinó hacia delante y
apoyo ambas manos en la cama. Con dificultad, pero sin dejar que mi pija se
salga de su interior. Se arrodilló
en la cama y comencé a cogérmela mirando ese hermoso agujero.
Sin poder resistirlo la tiré boca abajo en la cama y le abrí la cola con
las dos manos. No quería dejar de cogérmela, pero el deseo de chuparla fue más
fuerte.
La hice poner en cuatro patas y me arrodillé detrás de ella para chuparle
el culo y la concha. Comencé a hacerle un trabajo de artesano. Chupaba su culo
y su concha a grandes lametones y luego le metía la pija, la sacaba y volvía
chuparla. Le dejaba el culo lleno de saliva y le metía el dedo mayor.
Ella vibraba de placer y se retorcía pidiendo más. Empecé a cogérmela y
sacaba mi pija llena de sus jugos y le apoyaba la cabeza en el ano lubricándolo
con su néctar. Me la volvía a coger y le metía el dedo pulgar en su culo
lubricado. Un pensamiento vino a mi cabeza y no pude reprimir la frase
-
¿Te
gustaría que te cojamos entre Jeffrey y yo?
-
Aghhhhhh
ahhhhhhh – mi madre acababa solo con escuchar esa frase
Fue entonces cuando en el medio de su acabada, le saqué la pija de la
concha y le apoyé la punta en la entrada de su culo.
-
Imaginate
que cogemos entre los dos
-
Aghhhh
ahhhhhhh
Ahora ella se metía dos o tres dedos en la concha mientras mi pija empujaba
su agujerito
-
Te
metemos las dos pijas juntos – le dije
-
Aghhhh
ahhhhhh ahhahhhhh
Empujé y su culo cedió entrando mi cabeza por completo
-
Queres
que te cojamos entre los dos? – insistí
-
Aghhhhh
-
Decime…
queres que te cojamos la concha y el culo
-
Aghhhh
Ayyyy siiii cójanme! – decía mi madre
-
No te
escucho – me la jugué
-
Siiii
cójanme! ¡Los dos! ¡Métanme la pija quiero sentirlos!
-
TE
gusta que te cojamos el culo y la concha
Mi madre empezó a empujar hacia atrás para que la penetración anal sea
total y vaya si lo logró. Mi pija comenzó a entrar y terminé con mis huevos
chocando la concha de mi madre y sus dedos que jugaban en ella
-
La tenés
toda adentro – le dije
-
Siiiii
cogeme el culo, mi amor – me dijo ella
-
Queres
que te cojamos el culo con mi amigo?
-
Aghhh
basta Nico, ya acabé dos veces
-
Me
gusta jugar a que te cogemos los dos
-
Ya
sabes que me gusta, basta
-
Quiero
acabarte dentro de la cola – le dije
-
Mmmmm
si dale – dijo ella
Yo estaba a punto de acabar, pero, aun así, quise jugar un poco más con mi
madre
-
¿Te
gustaría que te llenemos de leche Jeffrey y yo en esta cama?
-
Aghhhh
que hijo de puta que sos…
-
Decime
dale…
-
Aghhh
me vas a hacer acabar de vuelta
-
Pedime
que te llenemos de leche
-
Llename
de leche Nico
-
No,
pedile a Jeffrey también
-
Ayyy
noooo – mi madre no se animaba a pronunciar su nombre
Yo sabía que, si mi madre se desataba apenas un poco, estallaría
rápidamente.
-
¿Quiere
que la coja señora?, te pregunta Jerry – le dije en un tono firma
-
Ayyy
siiii cogeme Jeffrey cogeme negrito hermoso – dijo mi mamá tímidamente
Lo había logrado, pero ahora quería mas
-
Pedinos
que te llenemos de leche…
-
Llenenme
de leche los dos
-
Aghhhh
ahhhhhh ahhhhh – comencé a acabar llenando el culo de mi madre
Era surrealista como mi pija latía en el apretado culo de mi madre mientras
ella gritaba y gemía, pero aún quedaba una media sorpresa más: escucho su dulce
voz diciendo:
-
Ayyyyy
siiii cogeme el culo Jeffrey
Yo no lo podía creer. ¡Mi madre imaginando que mi amigo le cogía el culo!
-
¿Te
gusta, hermosa, que el amigo negro de tu hijo te llene el culo de leche?
-
Aghhhh
siiiii siiiii rómpeme el culo Jeff….aghhhhhhhhh
Mi madre se tiró en la cama jadeando como una loba sedienta. Yo me tiré
encima de ella y le dije al oído
-
Me
encantó esto, mami
-
Sos
terrible, me hiciste hacer y decir cosas que nunca imaginé
-
Pero,
¿te gustó?
-
Nunca
gocé tanto en mi vida, te juro
Continúa acá --------> mi amigo Jeffrey y mi madre
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