Primer capítulo acá ------> Doble vida (1)
Al otro día cuando mi madre, mi
padre y mi hermana me vieron salir vestido así no podían creerlo. Decían que parecía
otra persona.
La mirada de mi madre era
hermosa, no recuerdo que en los últimos 15 años me haya mirado nunca así. Era
orgullo por su hijo. Ahora encima de que trabajaba, se cuidaba y adelgazaba, se
vestía bien.
-
Sos un bombón – me dijo mi mamá cosa que me hizo
ruborizar
Nunca una mujer me había halagado
en mi vida y ahora ya lo había hecho María la amiga de mi hermana, mi hermana,
la vendedora del shopping se había calentado conmigo. ¿Podría ser posible todo
esto?
-
Si no me lo dice mi mamá – dije yo
-
No, es verdad – dijo mi mamá
-
Bueno, gracias
-
Sabes que te pareces mucho a tu padre cuando
éramos novios – dijo y su mirada pareció perderse en sus recuerdos de juventud
-
Las cosas que habrán hecho con papá, ¿no? - dijo Natalia
-
Mejor me voy porque no quiero llegar tarde
Me fui al trabajo así vestido y
me sentí extraño los primeros minutos, pero conforma pasaba el tiempo me iba
sintiendo más seguro. Pasé por varios negocios con vidrios y me miré y me
gustaba lo que veía. Cuando llegué a la oficina y local. Ricardo, mi jefe, me
miró extrañado.
-
¿Qué haces así vestido? ¡Muy bien, che!
-
Aproveché para comprarme ropa porque adelgacé
-
Siiii, ¿cuánto adelgazaste?
-
Más de 30 kg, pero me queda todavía
Me llamó la atención que había
otro chico atendiendo el local y no nos presentó. Lo miré al chico que no
tendría más de 25 años y me lo presentó. Después me miró y me dijo:
-
Vení, vamos – me dijo
Me llevó dos pisos para arriba a
un local cerrado y abrió con una llave. Cuando entré no podía creer lo que
veía. Era un local más grande que el otro, y estaba dividido en dos partes: una
con estantes con componentes muy diversos y caros, detrás de esta e invisible a
primera vista, otra con un escritorio amplio y una computadora y un monitor de
55 pulgadas con cámaras, de los pasillos de la galería, del local y una de la
calle misma. Me sorprendió tanta tecnología. Al costado del escritorio había
una caja fuerte.
-
Vení sentate, que queres tomar?
-
Un café doble negro – dije con total
tranquilidad
Llamó por teléfono y a los 10
minutos sonó un timbre. Los cafés, dijo. Tomó la precaución de salir a recibir
los cafés a la puerta del local y no permitió que entrara nadie ni siquiera a
la parte delantera
-
Bueno, ya conoces la baticueva – me dijo
-
Ah si – dije yo
-
Esta semana empezó el chico en el local y armé
esta oficina – empezó
-
¿Pero no tenés ganas de irte a Estados Unidos? – mi ansiedad pudo mas
-
Mirá, para eso falta poco, pero necesitaba dar
este paso. Confío en vos – me tiró con esa frase que no entendí
-
Si, Ricardo, yo…
-
Tomé la decisión un poco apresurado. Mi idea es viajar
y radicarme allá y que vos manejes toda la operación en Buenos Aires – acá hizo
una pausa - y que vos seas mi socio. Obviamente que con un porcentaje en las
ganancias totales – siguió él. -Seguirías
recibiendo tu sueldo con un aumento del 50% más el 15% de las ganancias
mensuales.
En mi mente hice las cuentas de
los componentes que había ahí y no dudé que movía mucho dinero por lo que este
15% debía ser mucha plata.
-
Yo tengo fecha de viaje la semana que viene –
dijo y me puso más que nervioso
-
Es que yo no voy a poder…
-
Vas a poder porque la semana que viene me voy a
ir a empezar a armar todo en Estados Unidos, me voy a ir por 15 días y vuelvo,
pero te voy a necesitar un poco más acá.
-
No hay problema – dije nervioso
-
No te apures ni te preocupes, sé que es mucho
todo junto – me dijo – pensalo con tranquilidad y me decís mañana. El trabajo
es importante, pero confío en tu capacidad. Ya me demostraste que sos muy bueno
con los números.
-
Gracias, Ricardo - le dije
Estuvo explicándome durante dos
horas de todos los manejos de esa oficina. Sin que yo le dijera que sí,
volvimos al local y le dijo al chico que cualquier duda me preguntara a mi si
no se podía comunicar con él.
Al otro día le respondí que sí y
a las dos horas me dijo que ya se había encargado de llamar al cliente para
decirle él mismo que yo no iba a trabajar más en su cuenta y que ahora haría
otras tareas. El cliente me llamó y le dije que había cerrado algo con él.
Esa semana la viví con muchos
nervios. Me tuve que comprar una camisa y un pantalón más porque todos los días
empecé a ir al centro. Ni estaba en mi casa en todo el día y volvía realmente
muy tarde. Me di cuenta que Ricardo tenía un emporio en cuanto a hard y soft.
Vendía soluciones informáticas a todo nivel ¡Y ahora yo sería parte de esto! Me
costaba entender la generosidad de Ricardo.
Una de esas noches, mientras
cenaba con Ricardo, recibí un mensaje de Natalia, mi hermana
-
¿A qué hora vendrás esta noche?
-
No tengo ni idea, ¿paso algo? – le pregunté alarmado
-
No, pero tengo una sorpresa
-
Mmmmm, una de esas que me gustan? – le dije
entusiasmado
-
Sí, yo que vos me apuro
Ni dudé, necesitaba relajarme.
Llegué a casa a eso de las 22 hs y muy cansado. Cuando paso por el cuarto de
Natalia escucho ruido y risas. Me acerqué a la puerta y pude escuchar la voz de
María, su caliente amiga. Solo con reconocer la voz de la pequeña, mi pija
comenzó a pararse. Mi cansancio y agotamiento desapareció por completo. Armándome
de valor tomé el picaporte de la puerta y abrí
Las dos estaban vestidas
“normales” Natalia ya tenía su pijama y María un pantalón de Jogging y una
remera. Ambas estaban descalzas
-
Hola, te estábamos esperando – dijo mi hermana
-
Me ducho y vuelvo – les dije
-
Mamá y papá ya se acuestan – me aclaró Natalia
-
Qué bueno, no hagan mucho ruido por las dudas
Antes de entrar a ducharme los
veo a mi mamá y mi papá en la cocina tomando un té y comiendo unas galletitas
que había traído María.
-
Queres una? – me tentó mi madre
-
Probá una – dijo mi padre
-
Las trajo María – aclaró mi madre
-
Si, María – dijo mi padre acercándome una
galletita y guiñándome un ojo – ¿no tenés ganas de comértela?
-
Si, muchas ganas – le dije sonriente y él se
sonrió conmigo
Me comí la galletita, charlé un
rato y mientras ellos se iban a su cuarto, yo me fui a duchar.
Con la excusa de cerrar bien la
puerta del cuarto de mis padres, inventé una pregunta absurda a mi madre, pero
al entrar estaban los dos completamente dormidos. Me resultó muy extraño. Con
la toalla en mi cintura y sin nada más me iba a mi cuarto y escucho las
risotadas de mi hermana y su amiga María
Abrí la puerta nuevamente y se
giraron a mirarme dejando sus teléfonos.
-
Chicas, bajen la voz que van a despertar a mamá
y papá – les dije
-
¿Ya duermen? – preguntó Natalia con una sonrisa
-
Si, rarísimo, se durmieron enseguida – le
comenté por comentar
Yo seguía con la toalla envolviéndome
y debajo de ella, nada absolutamente.
-
Se durmieron muy rápido, ¿no? – Natalia se
sonreía
-
No me digas que…
-
Si, les puse una pastillita a cada uno en el té
que se tomaron recién
-
Ahhhh con razón – dije
-
No queríamos que nos molesten – dijo María y me
miró a los ojos
Verlas a las dos hizo que mi pija
comenzara a despertarse y la toalla se movió. María y Natalia me miraron en la
zona y fue peor, ahora el bulto era tremendo.
-
Ayyy Juan, ¿qué pasa ahí abajo? – dijo mi
hermana
-
Pasa que saber que están ustedes acá y
recordando la video llamada del otro día…
Dije eso y se me paró más aún. La
carpa era descaradamente grande. Las chicas se reían y me miraban en la zona.
Yo estaba con la ropa usada en la mano.
Mi hermana se arrodilló en la
cama y me dijo
-
Vení Juan, quiero ver cómo está eso
-
Esperá que dejo las cosas en mi cuarto y vengo
-
Bueno, pero vení, así como estás, no te pongas
nada
A mí seguía dándome vergüenza mi cuerpo
con tanta piel colgando, pero parecía que a ellas no les importaba demasiado
por la forma en que me miraban
Pese a eso me fui a mi cuarto y
me puse una remera y volví con la toalla sin nada debajo. Abro la puerta y oh
sorpresa
Las dos estaban en ropa interior
y arrodilladas en la cama. Mi pija se puso más dura que nunca y mi hermana se
acercó a acariciarla por encima de la toalla. María miraba y no se animaba a
nada.
Natalia empezó a besarme la pija
por encima de la toalla. De a ratos le daba suaves mordidas y se la metía en la
boca, siempre por encima de la tela. Todo eso, lo único que hacía era calentarme
más. María solo miraba, parecía que no se animaba. Fue Naty la que le tuvo que
insistir
-
Vení, tocala, aunque sea
-
Mmmmm – María se acercó muy despacio y apoyó
suavemente su mano sobre mi pija
-
Mmmmm siiii – articulé yo
-
¿Viste que dura está? – le decía mi hermana
-
¿Quieren verla en vivo y en directo? – dije yo como un tarado
-
Mmmmm si – dijo mi hermana
María no se animaba a nada, se la
notaba nerviosa. Tardaba mucho en soltarse y eso empezaba a preocuparme. Por
suerte Natalia sabía cómo manjar la situación o al menos, eso parecía
Natalia metió su mano debajo de
la toalla y agarró mi verga comenzando a pajearla. María veía los movimientos
de su mano debajo de la toalla y ya empezaba a notarse ansiosa
-
¡No sabes lo dura que la tiene!
-
¿Si? –
preguntó la morenita
-
Si, vení meté la mano vos
Natalia le agarró la mano a su
amiga y la llevó a mi pija. María me abrazó la pija con sus dedos y comenzó una
lenta, muy lenta paja
-
Mmmmm – alcancé a susurrar
-
Viste que dura – decía Natalia
-
Siii, muy dura – se entusiasmaba ahora su amiga
-
¿Vamos a verla? – dijo mi hermana
Naty me desanudó la toalla de la
cintura y la arrojó al piso. Mi pija quedó liberada de la tela, pero no de la
mano de María que ahora la pajeaba y se mordía el labio
-
Pajealo así mientras le chupo la cabeza
Naty comenzó a chuparme la cabeza
de la verga mientras María me pajeaba. Yo instintivamente le acaricié la cabeza
a ambas. María se acercó con su boca a la mía y juro que no podía creer lo que
estaba a punto de suceder. Esa nena que tanto había visto y deseado, que tantas
veces había admirado al punto de sufrir por no ser correspondió de ninguna
manera, esa nena, estaba ahora a punto de besarme
Cerré los ojos y sentí el
contacto de sus labios. La presión de los suyos fue suave mientras abría la boca.
No supe que hacer, pero ella sí. Inclinó apenas su cabeza y haciendo un poco más
de presión sobre mi boca abrió los labios y sacó su lengua al encuentro de la
mía
Aghhhhh. Que locura, que
sensación. La saliva me pareció dulce. Su lengua de una suavidad tremenda. Y
sus movimientos perfectos. Tanto así que perdí un poco de mi erección ya que
todos mis sentidos los tenía puestos en el beso a María.
Cuando caí en la cuenta de que
debajo estaba mi hermana chupándome la verga, esta dio un respingo de excitación
y mi hermana volvió a chupar con fruición.
Tanto me gustó el beso a María
que la agarré de la nuca y volví a besarla, pero ahora tomando yo la
iniciativa. Mi hermana se salió y se fue detrás de María para sacarle el
corpiño. Yo me arrodillé en la cama y seguí con mi beso a la morena mientras
sentía unas manos entre mi cuerpo y el de ella. Eran las de Natalia que le
amasaba las tetas a su amiga.
-
Chupémosle la pija entre las dos – sugirió Naty
-
Eso les gusta a los chicos – dijo Naty
-
Y si son dos bellezas como ustedes quien se
podría resistir – dije excitado
Lo que vino a continuación fue
una sucesión de bocas, lenguas y besos sobre mi pija. Se alternaban. Se
juntaban a chuparme la cabeza y luego se besaban apasionadamente entre ellas.
María me chupaba con fuerza la pija y Natalia los huevos. Casi acabo en ese
momento.
-
Esperen – atiné a decir
-
¿Qué pasa?
- preguntó María preocupada
-
Quiero cogerte, María – le confesé
-
Tenés muchas ganas de cogerte a mi amiga? –
jugaba Natalia
-
Muchas
-
¿Desde cuándo? – preguntó
-
Desde siempre
-
Ay yo pensé que era desde que viste el video –
decía ingenuamente María
-
No, desde siempre, desde que entraste a esta
casa por primera vez
-
Pero era muy chiquita – jugaba María
-
Ya tenías un culito hermoso – dije y acaricié la
cola siguiendo la tela que se perdía dentro de sus nalgas
-
¿Te gusta el culito de María? – jugaba Naty
-
Si mucho
-
Es un culito virgen, ¿sabías? – decía ahora María
-
No como el mío – reía Naty
-
¿Cómo queres cogerme, Juan? – dijo María y volvió a besarme en la boca y
creí que acabaría en ese momento
-
EN cuatro, quiero cogerte en cuatro y tener el
primer plano de ese culo hermoso
Y así fue como sin sacarse la
tanga, se la corrió para el costado y poniéndose en cuatro patas me pidió:
-
Vení cogeme que no doy mas
Solo escuchar esas palabras me
llevaban al borde del orgasmo. No dudé me puse detrás de ella y Natalia me
detuvo.
-
Ojo que no se cuida, no le vayas a acabar
adentro
-
No, pero no sé cuánto voy a poder aguantar –
confesé
-
Vení cogeme por favor – dijo María llevando su
mano atrás y tomando mi pija para metérsela en la concha
Empujé y entró la mitad. Salí
para no acabar en ese momento. Empujé nuevamente y entró casi toda. La calidez
de la concha de María era perfecta. Era cobijo, refugio, calor, estrechez,
humedad, todas las condiciones que hacen perfecta una concha
-
Aghhhh que pija hermosaaaaa
-
¿Te gusta?
Tuve que sacarla por completo y
meterle los dedos en la concha para no sentir la sensación en la pija porque
-
¿Qué pasó? ¿Por qué la sacaste? – se quejó María
-
Para no acabar
-
¿Tanto te gusta? – preguntó la morena con una voz de puta
hermosa
-
Mucho mucho
Natalia como una experta se situó
detrás de mí y me agarró la pija apretándola en la base. Sentí un poco de
dolor, pero eso hizo que mi excitación se calmara un poco.
-
Quiero ayudarte a que te la cojas – dijo mi
hermana y se puso de costado agarrando mi verga y colocándola en la entrada de
la concha de María
Natalia no se aguantó y se agachó
y me dio una rápida chupada de pija y luego le pasó la lengua a la concha de su
amiga
-
Quiero verlos coger – dijo Natalia
-
Mmmmm siiiii – dijo María cuando sintió que mi
verga volvía a entrar
-
Aghhhhh, que hermoso se siente – dije yo
empezando un movimiento delante y detrás cogiendo a María
Sentí que unos dedos rozaban mi
verga y supe que era María que se llevaba su mano a la concha para estimular su
clítoris
-
Aghhhhh – decía María
-
Mmmmm, te gusta cogerte a mi amiga? – decía
Natalia
-
Me encanta, pero… - ya estaba al borde del
orgasmo
-
Aghhhh ahhhhh aaagggggghhh ah ah ah ahhhhhhh
acabo Juannnnnnn – decía María
-
Noooooo - dije yo - no que acabo yo también
-
No la saques ahora, por favor – decía María
-
Pero ya acabo – hice el intento de retirarme
-
No importa, acabame adentro – casi gritó María
-
¿Si?
-
Siiiiii acabame adentro, no la saques – me pedía
-
Aghhh ahhahhhhhhhh ahhh ahhhhhh ahhhhh ahí voy –
dije ridículamente como un pirata que está a punto de lanzarse del barco
-
Siiiii cogeme seeeeeee – gritaba María
-
Mmmmm ssshhhhh – Natalia la besó en la boca
-
Mmmmm – María la correspondió
-
No grites que les di una pastilla a mis padres,
no los maté – dijo Natalia riendo
-
Aghhhh Mmmmm mmmmmm – acababa yo en la concha de
la niña
-
Aghhh ahhhh ahhhhhh – gemía María
-
Mmmmm
-
Vení tirate encima de mí sin que se salga la
pija – decía María
-
Siiii – me desplomé sobre ella y me apreté para
que no se saliera mi verga
-
Quiero seguir sintiendo tu pija adentro – decía
ella
-
¿Te llenó de leche? – Natalia preguntaba
sacándole todo romanticismo a la escena
-
Siiiii – dijo su amiga
-
Mmmmm – me acerqué con mi boca al cuello de
María
Ella se corrió el cabello para
que pudiera besarla con comodidad en su cuello. No lo dudé y la llené de besos.
Mi pija no perdía su dureza.
María, que evidentemente pensaba
en todo, me pidió que la agarrara fuerte de la cintura y me girara de espaldas
quedando ella encima de mí.
-
Así no se chorrea toda la cama donde voy a
dormir – dijo
Hice el movimiento y ahora yo
estaba boca arriba y María encima de mi penetrada por mi verga.
-
Voy a salir para arriba y va a caer todo en tu panza,
levántate la remera
-
Dale – dije obediente
María hizo el movimiento y se
salió mi pija. Sin que ninguno de los dos se lo esperara, Natalia comenzó a
chuparle la concha a su amiga y a tomarse toda mi leche que salía.
-
Mmmmm quiero la leche de mi hermanito – decía la
muy hija de puta
-
Aghhhh que bien que me cogiste, Juan – dijo
María
Ese comentario me llenó de
orgullo, recuerden que mi autoestima seguía muy lesionada.
-
Me encantó cogerte, María – le dije
-
Mmmmm – María se giró apenas y me besó en la
boca
-
Mmmmm, que rica concha y que rica lechita – dijo
mi hermana
Natalia se levantó a vestirse y a
acomodar un poco todo. María no se soltaba de mi beso y una vez más me sentía
pletórico con mis ojos cerrados. Me sentía en un sueño
Todo mi mundo se vino abajo
cuando los abrí y vi que detrás de la puerta había un par de ojos en la
oscuridad. María no dejaba de besarme y pude reconocer que esos ojos no eran
los de mi padre. Sin entender bien la situación miré en dirección al costado y
vi a mi hermana mirándome.
Evidentemente era mi madre quien
estaba detrás de la puerta. Volví a mirar y ya no vi nada. ¿Era verdad o era
todo producto de mi imaginación? Me sacudí de repente y separé a María.
-
¿Qué pasa? – dijo ella
-
Nada, me pareció ver a mamá mirando por la
puerta
-
¿No estaba cerrada? – dijo Natalia mirando en dirección a la
puerta
-
No sé, andá a fijarte – le ordené
-
Ahí voy - dijo Natalia
-
Me muero – dijo María
-
Y yo
Natalia demoró unos segundos y
salió por la puerta.
(continúa acá)
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