Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Doble vida (19)


 

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Doble vida - capítulo 19

Al otro día cuando mi madre, mi padre y mi hermana me vieron salir vestido así no podían creerlo. Decían que parecía otra persona.

La mirada de mi madre era hermosa, no recuerdo que en los últimos 15 años me haya mirado nunca así. Era orgullo por su hijo. Ahora encima de que trabajaba, se cuidaba y adelgazaba, se vestía bien.

-        Sos un bombón – me dijo mi mamá cosa que me hizo ruborizar

Nunca una mujer me había halagado en mi vida y ahora ya lo había hecho María la amiga de mi hermana, mi hermana, la vendedora del shopping se había calentado conmigo. ¿Podría ser posible todo esto?

-        Si no me lo dice mi mamá – dije yo

-        No, es verdad – dijo mi mamá

-        Bueno, gracias

-        Sabes que te pareces mucho a tu padre cuando éramos novios – dijo y su mirada pareció perderse en sus recuerdos de juventud

-        Las cosas que habrán hecho con papá, ¿no? -  dijo Natalia

-        Mejor me voy porque no quiero llegar tarde

Me fui al trabajo así vestido y me sentí extraño los primeros minutos, pero conforma pasaba el tiempo me iba sintiendo más seguro. Pasé por varios negocios con vidrios y me miré y me gustaba lo que veía. Cuando llegué a la oficina y local. Ricardo, mi jefe, me miró extrañado.

-        ¿Qué haces así vestido? ¡Muy bien, che!

-        Aproveché para comprarme ropa porque adelgacé

-        Siiii, ¿cuánto adelgazaste?

-        Más de 30 kg, pero me queda todavía

Me llamó la atención que había otro chico atendiendo el local y no nos presentó. Lo miré al chico que no tendría más de 25 años y me lo presentó. Después me miró y me dijo:

-        Vení, vamos – me dijo

Me llevó dos pisos para arriba a un local cerrado y abrió con una llave. Cuando entré no podía creer lo que veía. Era un local más grande que el otro, y estaba dividido en dos partes: una con estantes con componentes muy diversos y caros, detrás de esta e invisible a primera vista, otra con un escritorio amplio y una computadora y un monitor de 55 pulgadas con cámaras, de los pasillos de la galería, del local y una de la calle misma. Me sorprendió tanta tecnología. Al costado del escritorio había una caja fuerte.

-        Vení sentate, que queres tomar?

-        Un café doble negro – dije con total tranquilidad

Llamó por teléfono y a los 10 minutos sonó un timbre. Los cafés, dijo. Tomó la precaución de salir a recibir los cafés a la puerta del local y no permitió que entrara nadie ni siquiera a la parte delantera

-        Bueno, ya conoces la baticueva – me dijo

-        Ah si – dije yo

-        Esta semana empezó el chico en el local y armé esta oficina – empezó

-        ¿Pero no tenés ganas de irte a Estados Unidos?  – mi ansiedad pudo mas

-        Mirá, para eso falta poco, pero necesitaba dar este paso. Confío en vos – me tiró con esa frase que no entendí

-        Si, Ricardo, yo…

-        Tomé la decisión un poco apresurado. Mi idea es viajar y radicarme allá y que vos manejes toda la operación en Buenos Aires – acá hizo una pausa - y que vos seas mi socio. Obviamente que con un porcentaje en las ganancias totales – siguió él.  -Seguirías recibiendo tu sueldo con un aumento del 50% más el 15% de las ganancias mensuales.

En mi mente hice las cuentas de los componentes que había ahí y no dudé que movía mucho dinero por lo que este 15% debía ser mucha plata.

-        Yo tengo fecha de viaje la semana que viene – dijo y me puso más que nervioso

-        Es que yo no voy a poder…

-        Vas a poder porque la semana que viene me voy a ir a empezar a armar todo en Estados Unidos, me voy a ir por 15 días y vuelvo, pero te voy a necesitar un poco más acá.

-        No hay problema – dije nervioso

-        No te apures ni te preocupes, sé que es mucho todo junto – me dijo – pensalo con tranquilidad y me decís mañana. El trabajo es importante, pero confío en tu capacidad. Ya me demostraste que sos muy bueno con los números.

-        Gracias, Ricardo -  le dije

Estuvo explicándome durante dos horas de todos los manejos de esa oficina. Sin que yo le dijera que sí, volvimos al local y le dijo al chico que cualquier duda me preguntara a mi si no se podía comunicar con él.

Al otro día le respondí que sí y a las dos horas me dijo que ya se había encargado de llamar al cliente para decirle él mismo que yo no iba a trabajar más en su cuenta y que ahora haría otras tareas. El cliente me llamó y le dije que había cerrado algo con él.

Esa semana la viví con muchos nervios. Me tuve que comprar una camisa y un pantalón más porque todos los días empecé a ir al centro. Ni estaba en mi casa en todo el día y volvía realmente muy tarde. Me di cuenta que Ricardo tenía un emporio en cuanto a hard y soft. Vendía soluciones informáticas a todo nivel ¡Y ahora yo sería parte de esto! Me costaba entender la generosidad de Ricardo.

Una de esas noches, mientras cenaba con Ricardo, recibí un mensaje de Natalia, mi hermana

-        ¿A qué hora vendrás esta noche?

-        No tengo ni idea, ¿paso algo?  – le pregunté alarmado

-        No, pero tengo una sorpresa

-        Mmmmm, una de esas que me gustan? – le dije entusiasmado

-        Sí, yo que vos me apuro

Ni dudé, necesitaba relajarme. Llegué a casa a eso de las 22 hs y muy cansado. Cuando paso por el cuarto de Natalia escucho ruido y risas. Me acerqué a la puerta y pude escuchar la voz de María, su caliente amiga. Solo con reconocer la voz de la pequeña, mi pija comenzó a pararse. Mi cansancio y agotamiento desapareció por completo. Armándome de valor tomé el picaporte de la puerta y abrí

Las dos estaban vestidas “normales” Natalia ya tenía su pijama y María un pantalón de Jogging y una remera. Ambas estaban descalzas

-        Hola, te estábamos esperando – dijo mi hermana

-        Me ducho y vuelvo – les dije

-        Mamá y papá ya se acuestan – me aclaró Natalia

-        Qué bueno, no hagan mucho ruido por las dudas

Antes de entrar a ducharme los veo a mi mamá y mi papá en la cocina tomando un té y comiendo unas galletitas que había traído María.

-        Queres una? – me tentó mi madre

-        Probá una – dijo mi padre

-        Las trajo María – aclaró mi madre

-        Si, María – dijo mi padre acercándome una galletita y guiñándome un ojo – ¿no tenés ganas de comértela?

-        Si, muchas ganas – le dije sonriente y él se sonrió conmigo

Me comí la galletita, charlé un rato y mientras ellos se iban a su cuarto, yo me fui a duchar.

Con la excusa de cerrar bien la puerta del cuarto de mis padres, inventé una pregunta absurda a mi madre, pero al entrar estaban los dos completamente dormidos. Me resultó muy extraño. Con la toalla en mi cintura y sin nada más me iba a mi cuarto y escucho las risotadas de mi hermana y su amiga María

Abrí la puerta nuevamente y se giraron a mirarme dejando sus teléfonos.

-        Chicas, bajen la voz que van a despertar a mamá y papá – les dije

-        ¿Ya duermen?  – preguntó Natalia con una sonrisa

-        Si, rarísimo, se durmieron enseguida – le comenté por comentar

Yo seguía con la toalla envolviéndome y debajo de ella, nada absolutamente.

-        Se durmieron muy rápido, ¿no? – Natalia se sonreía

-        No me digas que…

-        Si, les puse una pastillita a cada uno en el té que se tomaron recién

-        Ahhhh con razón – dije

-        No queríamos que nos molesten – dijo María y me miró a los ojos

Verlas a las dos hizo que mi pija comenzara a despertarse y la toalla se movió. María y Natalia me miraron en la zona y fue peor, ahora el bulto era tremendo.

-        Ayyy Juan, ¿qué pasa ahí abajo? – dijo mi hermana

-        Pasa que saber que están ustedes acá y recordando la video llamada del otro día…

Dije eso y se me paró más aún. La carpa era descaradamente grande. Las chicas se reían y me miraban en la zona. Yo estaba con la ropa usada en la mano.

Mi hermana se arrodilló en la cama y me dijo

-        Vení Juan, quiero ver cómo está eso

-        Esperá que dejo las cosas en mi cuarto y vengo

-        Bueno, pero vení, así como estás, no te pongas nada

A mí seguía dándome vergüenza mi cuerpo con tanta piel colgando, pero parecía que a ellas no les importaba demasiado por la forma en que me miraban

Pese a eso me fui a mi cuarto y me puse una remera y volví con la toalla sin nada debajo. Abro la puerta y oh sorpresa

Las dos estaban en ropa interior y arrodilladas en la cama. Mi pija se puso más dura que nunca y mi hermana se acercó a acariciarla por encima de la toalla. María miraba y no se animaba a nada.

Natalia empezó a besarme la pija por encima de la toalla. De a ratos le daba suaves mordidas y se la metía en la boca, siempre por encima de la tela. Todo eso, lo único que hacía era calentarme más. María solo miraba, parecía que no se animaba. Fue Naty la que le tuvo que insistir

-        Vení, tocala, aunque sea

-        Mmmmm – María se acercó muy despacio y apoyó suavemente su mano sobre mi pija

-        Mmmmm siiii – articulé yo

-        ¿Viste que dura está?  – le decía mi hermana

-        ¿Quieren verla en vivo y en directo?  – dije yo como un tarado

-        Mmmmm si – dijo mi hermana

María no se animaba a nada, se la notaba nerviosa. Tardaba mucho en soltarse y eso empezaba a preocuparme. Por suerte Natalia sabía cómo manjar la situación o al menos, eso parecía

Natalia metió su mano debajo de la toalla y agarró mi verga comenzando a pajearla. María veía los movimientos de su mano debajo de la toalla y ya empezaba a notarse ansiosa

-        ¡No sabes lo dura que la tiene!

-        ¿Si?  – preguntó la morenita

-        Si, vení meté la mano vos

Natalia le agarró la mano a su amiga y la llevó a mi pija. María me abrazó la pija con sus dedos y comenzó una lenta, muy lenta paja

-        Mmmmm – alcancé a susurrar

-        Viste que dura – decía Natalia

-        Siii, muy dura – se entusiasmaba ahora su amiga

-        ¿Vamos a verla?  – dijo mi hermana

Naty me desanudó la toalla de la cintura y la arrojó al piso. Mi pija quedó liberada de la tela, pero no de la mano de María que ahora la pajeaba y se mordía el labio

-        Pajealo así mientras le chupo la cabeza

Naty comenzó a chuparme la cabeza de la verga mientras María me pajeaba. Yo instintivamente le acaricié la cabeza a ambas. María se acercó con su boca a la mía y juro que no podía creer lo que estaba a punto de suceder. Esa nena que tanto había visto y deseado, que tantas veces había admirado al punto de sufrir por no ser correspondió de ninguna manera, esa nena, estaba ahora a punto de besarme

Cerré los ojos y sentí el contacto de sus labios. La presión de los suyos fue suave mientras abría la boca. No supe que hacer, pero ella sí. Inclinó apenas su cabeza y haciendo un poco más de presión sobre mi boca abrió los labios y sacó su lengua al encuentro de la mía

Aghhhhh. Que locura, que sensación. La saliva me pareció dulce. Su lengua de una suavidad tremenda. Y sus movimientos perfectos. Tanto así que perdí un poco de mi erección ya que todos mis sentidos los tenía puestos en el beso a María.

Cuando caí en la cuenta de que debajo estaba mi hermana chupándome la verga, esta dio un respingo de excitación y mi hermana volvió a chupar con fruición.

Tanto me gustó el beso a María que la agarré de la nuca y volví a besarla, pero ahora tomando yo la iniciativa. Mi hermana se salió y se fue detrás de María para sacarle el corpiño. Yo me arrodillé en la cama y seguí con mi beso a la morena mientras sentía unas manos entre mi cuerpo y el de ella. Eran las de Natalia que le amasaba las tetas a su amiga.

-        Chupémosle la pija entre las dos – sugirió Naty

-        Eso les gusta a los chicos – dijo Naty

-        Y si son dos bellezas como ustedes quien se podría resistir – dije excitado

Lo que vino a continuación fue una sucesión de bocas, lenguas y besos sobre mi pija. Se alternaban. Se juntaban a chuparme la cabeza y luego se besaban apasionadamente entre ellas. María me chupaba con fuerza la pija y Natalia los huevos. Casi acabo en ese momento.

-        Esperen – atiné a decir

-        ¿Qué pasa?  - preguntó María preocupada

-        Quiero cogerte, María – le confesé

-        Tenés muchas ganas de cogerte a mi amiga? – jugaba Natalia

-        Muchas

-        ¿Desde cuándo?  – preguntó

-        Desde siempre

-        Ay yo pensé que era desde que viste el video – decía ingenuamente María

-        No, desde siempre, desde que entraste a esta casa por primera vez

-        Pero era muy chiquita – jugaba María

-        Ya tenías un culito hermoso – dije y acaricié la cola siguiendo la tela que se perdía dentro de sus nalgas

-        ¿Te gusta el culito de María?  – jugaba Naty

-        Si mucho

-        Es un culito virgen, ¿sabías?  – decía ahora María

-        No como el mío – reía Naty

-        ¿Cómo queres cogerme, Juan?  – dijo María y volvió a besarme en la boca y creí que acabaría en ese momento

-        EN cuatro, quiero cogerte en cuatro y tener el primer plano de ese culo hermoso

Y así fue como sin sacarse la tanga, se la corrió para el costado y poniéndose en cuatro patas me pidió:

-        Vení cogeme que no doy mas

Solo escuchar esas palabras me llevaban al borde del orgasmo. No dudé me puse detrás de ella y Natalia me detuvo.

-        Ojo que no se cuida, no le vayas a acabar adentro

-        No, pero no sé cuánto voy a poder aguantar – confesé

-        Vení cogeme por favor – dijo María llevando su mano atrás y tomando mi pija para metérsela en la concha

Empujé y entró la mitad. Salí para no acabar en ese momento. Empujé nuevamente y entró casi toda. La calidez de la concha de María era perfecta. Era cobijo, refugio, calor, estrechez, humedad, todas las condiciones que hacen perfecta una concha

-        Aghhhh que pija hermosaaaaa

-        ¿Te gusta?

Tuve que sacarla por completo y meterle los dedos en la concha para no sentir la sensación en la pija porque

-        ¿Qué pasó? ¿Por qué la sacaste?  – se quejó María

-        Para no acabar

-        ¿Tanto te gusta?  – preguntó la morena con una voz de puta hermosa

-        Mucho mucho

Natalia como una experta se situó detrás de mí y me agarró la pija apretándola en la base. Sentí un poco de dolor, pero eso hizo que mi excitación se calmara un poco.

-        Quiero ayudarte a que te la cojas – dijo mi hermana y se puso de costado agarrando mi verga y colocándola en la entrada de la concha de María

Natalia no se aguantó y se agachó y me dio una rápida chupada de pija y luego le pasó la lengua a la concha de su amiga

-        Quiero verlos coger – dijo Natalia

-        Mmmmm siiiii – dijo María cuando sintió que mi verga volvía a entrar

-        Aghhhhh, que hermoso se siente – dije yo empezando un movimiento delante y detrás cogiendo a María

Sentí que unos dedos rozaban mi verga y supe que era María que se llevaba su mano a la concha para estimular su clítoris

-        Aghhhhh – decía María

-        Mmmmm, te gusta cogerte a mi amiga? – decía Natalia

-        Me encanta, pero… - ya estaba al borde del orgasmo

-        Aghhhh ahhhhh aaagggggghhh ah ah ah ahhhhhhh acabo Juannnnnnn – decía María

-        Noooooo - dije yo - no que acabo yo también

-        No la saques ahora, por favor – decía María

-        Pero ya acabo – hice el intento de retirarme

-        No importa, acabame adentro – casi gritó María

-        ¿Si?

-        Siiiiii acabame adentro, no la saques – me pedía

-        Aghhh ahhahhhhhhhh ahhh ahhhhhh ahhhhh ahí voy – dije ridículamente como un pirata que está a punto de lanzarse del barco

-        Siiiii cogeme seeeeeee – gritaba María

-        Mmmmm ssshhhhh – Natalia la besó en la boca

-        Mmmmm – María la correspondió

-        No grites que les di una pastilla a mis padres, no los maté – dijo Natalia riendo

-        Aghhhh Mmmmm mmmmmm – acababa yo en la concha de la niña

-        Aghhh ahhhh ahhhhhh – gemía María

-        Mmmmm

-        Vení tirate encima de mí sin que se salga la pija – decía María

-        Siiii – me desplomé sobre ella y me apreté para que no se saliera mi verga

-        Quiero seguir sintiendo tu pija adentro – decía ella

-        ¿Te llenó de leche? – Natalia preguntaba sacándole todo romanticismo a la escena

-        Siiiii – dijo su amiga

-        Mmmmm – me acerqué con mi boca al cuello de María

Ella se corrió el cabello para que pudiera besarla con comodidad en su cuello. No lo dudé y la llené de besos. Mi pija no perdía su dureza.

María, que evidentemente pensaba en todo, me pidió que la agarrara fuerte de la cintura y me girara de espaldas quedando ella encima de mí.

-        Así no se chorrea toda la cama donde voy a dormir – dijo

Hice el movimiento y ahora yo estaba boca arriba y María encima de mi penetrada por mi verga.

-        Voy a salir para arriba y va a caer todo en tu panza, levántate la remera

-        Dale – dije obediente

María hizo el movimiento y se salió mi pija. Sin que ninguno de los dos se lo esperara, Natalia comenzó a chuparle la concha a su amiga y a tomarse toda mi leche que salía.

-        Mmmmm quiero la leche de mi hermanito – decía la muy hija de puta

-        Aghhhh que bien que me cogiste, Juan – dijo María

Ese comentario me llenó de orgullo, recuerden que mi autoestima seguía muy lesionada.

-        Me encantó cogerte, María – le dije

-        Mmmmm – María se giró apenas y me besó en la boca

-        Mmmmm, que rica concha y que rica lechita – dijo mi hermana

Natalia se levantó a vestirse y a acomodar un poco todo. María no se soltaba de mi beso y una vez más me sentía pletórico con mis ojos cerrados. Me sentía en un sueño

Todo mi mundo se vino abajo cuando los abrí y vi que detrás de la puerta había un par de ojos en la oscuridad. María no dejaba de besarme y pude reconocer que esos ojos no eran los de mi padre. Sin entender bien la situación miré en dirección al costado y vi a mi hermana mirándome.

Evidentemente era mi madre quien estaba detrás de la puerta. Volví a mirar y ya no vi nada. ¿Era verdad o era todo producto de mi imaginación? Me sacudí de repente y separé a María.

-        ¿Qué pasa?  – dijo ella

-        Nada, me pareció ver a mamá mirando por la puerta

-        ¿No estaba cerrada?  – dijo Natalia mirando en dirección a la puerta

-        No sé, andá a fijarte – le ordené

-        Ahí voy - dijo Natalia

-        Me muero – dijo María

-        Y yo

Natalia demoró unos segundos y salió por la puerta.

 

 (continúa acá)

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