Primer capítulo acá ------> Doble vida (1)
Natalia comenzó a vestirse y se
estaba yendo a su habitación cuando la detuve
-
¿Qué pensás de todo esto? – le pregunté
-
¿De qué?
-
De papá, creo que lo tenemos controlado – le
dije
-
Sí, creo que si – dijo ahora evadiéndose
-
¿Qué te pasa, Naty?
-
Nada, nada
-
¿Es por lo que te dije de la leche de papá?
-
No lo repitas, por favor – me suplicó
Era evidente que cuando la bajaba
la calentura, mi hermana empezaba a sentirse culpable. Había que dejarla
enfriar y no seguir con el tema
-
Andá a dormir y quedate tranquila
-
No me quedo tranquila, pero chau
-
Te quiero – le dije como un boludo
-
¿Queeee? – me miró espantada
-
Nada, chau
-
Chau – me dijo y cerró la puerta
Al otro día tuvimos la suerte de
no cruzarnos con papá ninguno de los dos. Él salió a trabajar temprano, Natalia
se fue a la facultad rápidamente y yo salí a andar en bicicleta más temprano
que todos ellos y cuando volví, solo estaba mamá que se iba también
-
Te felicito, Juan – me dijo ella al verme volver
con la bicicleta
-
¿Por?
-
Estas haciendo muchos cambios y muy positivos
-
Gracias, ma
-
Me dio un beso tierno en la mejilla y se fue
Me quedé solo en la casa y
aproveché para ponerme a trabajar luego de elongar un poco y cuando habían
pasado unos minutos y me había enfriado el cuerpo me fui a duchar. Fue muy
relajante el baño y salí y me puse a trabajar.
Al tiempo de estar trabajando me
entró un mensaje de un cliente llamado Carlos Rosetti, que me sorprendió. Después
de una charla larga concluyó en que me ofrecía un 80% más de sueldo si me iba
con él. No supe cómo actuar y me puse muy nervioso. Sentía que era una traición
a Ricardo, mi jefe, si me iba, pero un 80% de sueldo era mucho dinero. Eso me
permitía proyectar otras cosas, como irme a vivir solo, por ejemplo. Le pedí
que me lo deje pensar y que le iba a dar una respuesta la semana siguiente. Por
otra parte, Rosetti era un cliente al cual yo atendía y si me iba con él le
generaba un daño a mi actual jefe, que confiaba muy ciegamente en mí.
Recuerdo que trabajé mucho para
no pensar en eso y terminé el día agotado, pero, aun así, me costó mucho
dormir.
Al otro día, me conecté y mi jefe
me preguntó si tenía un minuto para charlar con él. Qué raro, pensé. Encendimos
las cámaras y nos pusimos a hablar. Como si supiera del ofrecimiento de este
cliente, comenzó diciéndome que estaba muy contento con mi desempeño y que
quería darme un nuevo espacio en la empresa.
-
Esperá – le dije
-
¿Qué pasa? – me dijo él preocupado
-
Antes de que sigas, quiero contarte que un
cliente me contactó para que trabaje para él y no quiero que sigas avanzando
sin que sepas esto
-
¿Y ya le dijiste que te vas con él?
-
Nooooo, esto fue ayer. No sé qué hacer, te digo
la verdad – me sinceré
-
Te agradezco la sinceridad y eso me demuestra
que puedo confiar en vos
-
Gracias – le dije
-
Bueno, en resumidas cuentas, mi idea es irme a
vivir a EEUU y armar algo mientras mantengo esto que tengo acá, pero necesito
que vos seas mi pata en Argentina
-
No tendría ni idea de cómo hacerlo – me sinceré
nuevamente
-
Yo te voy a enseñar todo
-
Me da miedo, te digo la verdad
-
No tenés que tener miedo, si te animas, puede
ser muy beneficioso para vos
-
Es que
-
No sé qué te habrá ofrecido Roseti, pero te
aseguro que esto es mejor
-
¿Cómo sabes que es Rosetti? Yo no te dije quién
era
-
No me cuesta mucho darme cuenta quien podía ser
-
Mirá, hacé una cosa, mañana vení y te explico
todo en detalle y vos podés decidir con tranquilidad
Cortamos la comunicación y me
sentí con una alegría que me aturdía. No cabía en mí. Sea cual fuere mi futuro
de mediano plazo, económicamente iba a tener una mejoría tremenda. Terminé un
par de trabajos, uno de ellos para Rosetti y me fui a comprar ropa. Estaba
saliendo cuando me la crucé a Natalia.
Al instante pudo reconocer mi
cara de alegría
-
¿A dónde vas tan contento?
-
A comprarme algo de ropa
-
Queres que te acompañe? – me dijo ella
-
Si – dije
Me pareció una buena idea. Ella
tenía buen gusto y era más joven y moderna. Me vendría muy bien su
asesoramiento.
Agarramos el auto y salimos en
dirección al shopping Abasto. Ni bien subir al auto, me hizo las preguntas de
porqué la alegría que tenía y le conté con detalles ambos proyectos. Es decir
que tenés que ir muy bien presentado mañana, dijo ella. Si, concluí y mientras
bajábamos por la av. Almafuerte, pasamos el hospital Churruca, luego tomamos 24
de noviembre y por último Anchorena hacia al abasto. En el camino, nos fuimos
distendiendo. Ella puso música y me preguntó a cuanto ascendía mi presupuesto.
Le dije que no había problema con eso, pero que no quería comprarme mucho
porque pensaba perder 10 kilos más. Ya estás perfecto así, me decía ella.
Recorrimos el shopping y me
aconsejó realmente muy bien. Me hizo comprar un pantalón chino (no sabía que se
llamaban así, para mi eran pinzados) una camisa y zapatillas con mucha onda.
Pasamos por un local de ropa femenina bastante caro y ella miraba sin pasión.
Le dije mirándola con intensidad:
-
Quiero regalarte algo
-
No, acá todo es muy caro
-
No me importa, puedo – le aclaré
-
No, no
-
Dale, entremos – la agarré de la mano y no me
soltó
Miramos juntos y se decidió por
un vestidito que fue a probarse. La vendedora me miró y sentí un cosquilleo
porque no lo hizo de manera casual. Pensaba que eran ideas mías hasta que me
dijo: le va a quedar muy lindo a tu novia. No es mi novia, es mi hermana, dije
automáticamente
-
Vení Juan, fíjate como me queda – escuché a
Natalia dentro del probador
-
A ver
Abrió la puerta y la muy hija de
puta se había sacado el corpiño para probárselo. La vendedora se puso detrás de
mí para mirarla y me apoyó descaradamente una teta en la espalda
-
¿Te gusta? – decía mi hermana
-
Te queda perfecto
-
Si, tu hermana tiene un cuerpo chiquito, pero
perfecto – dijo la vendedora
-
¿Cómo sabes que soy su hermana? – quiso saber
Naty
-
Él me lo dijo recién – soltó la chica
Pude ver el brillo de los celos
en los ojos de mi hermana. Miró a la vendedora con odio y me agarró de la mano
metiéndome con ella en el probador. No sabía que podía haber probadores tan
grandes, me asombró la dimensión
-
Ayudame a bajarme el cierre – dijo
-
Si, Naty
-
¿Te gusta la vendedora?
-
Está muy bien, ¿no?
-
¿Por eso te apuraste a decirle que soy tu
hermana?
Natalia se quitó el vestido y
quedó delante de mí dentro del probador solo con la bombacha puesta. La
situación era de lo más excitante y para colmo ella se sentó en el banquito y
comenzó a bajar el cierre de mi pantalón
-
¡Pará! ¡¿Qué haces?! – le dije
-
Quiero chuparte la pija acá – me dijo sacándola
rápidamente
-
Esperá a que lleguemos a casa
-
Va a estar mamá o papá
-
Permiso – se escuchó y la vendedora entró en el
probador
Instintivamente me separé de Natalia
y ellas se miraron a los ojos como midiéndose. Se produjo un incómodo silencio
que duró segundos. Natalia no dijo nada y volvió a sacarme la pija del pantalón
y a chupármela. La vendedora nos miraba. Yo no entendía lo que sucedía en el
shopping, pero estaba seguro que volvería al Abasto en algún momento y a ese
local específicamente. No supe que hacer, pero entendí que no tendríamos mucho
tiempo. La vendedora interpretó lo mismo. Se desabrochó su pantalón y
agarrándome una mano me la metió dentro de su bombacha para que la masturbara
ahí mismo.
-
Pajeame – me ordenó al oído
-
Mmmmm siiiii – dije yo
-
Dale que acabo enseguida – dijo ella
-
Mmmmm – Natalia chupaba y miraba hacia nosotros
-
Aghhh ahhh ahhhhh ya acabo seguí – decía la
chica que parecía ser muy práctica a la hora de gozar
-
Mmmmm que bueno – decía yo que me dedicaba a
disfrutar la mamada de mi hermana
-
Mmmmm – Natalia se sorprendió cuando la chica
abrió la puerta y salió rápidamente
-
Este probador está trabado – dijo y puso un
cartel
-
Mmmmm, acabame en la boca – me dijo Natalia
-
Aghhhh aghhh siiiii – tres potentes chorros se
colaron dentro de la boca de mi hermana que no paraba de chupar y chupar.
En segundos me recompuse y salí.
La chica me esperaba afuera con una sonrisa. Pegó un grito hacia adentro
-
¿Qué tal te quedó?
-
Muy bien – gritó Naty desde adentro y salió con
el vestido en la mano
-
¿Lo llevas?
-
¿Al vestido? Sí – dijo mi hermana
-
¿Y a él? – dijo ella señalándome a mi
-
También, es mi hermano – dijo Naty muy resuelta
-
No les creo
-
¿Vos nos cobras? – preguntó Natalia
-
Si
-
Mirá mi documento y el de él – y sacó el suyo
Yo detrás de ella le di el mío y
la tarjeta de crédito y ella cotejando nos miró una y otra vez sin poder
creerlo. Pagué y me estaba yendo cuando la chica nos dice
-
Nunca había visto a una hermana haciéndole esas
cosas a su hermano
-
¿Viste? Y las cosas que hacemos que no te
imaginas – dijo mi pequeña hermana con una sonrisa y tomándome de la mano salió
del local
Fuimos caminando por el shopping
tomados de la mano como dos novios y casi que lo éramos, o al menos lo
parecíamos porque no noté ninguna mirada rara. Comimos en el patio de comidas,
ella una hamburguesa y yo una ensalada. Ya se había hecho tarde y empezamos a
bajar las escaleras mecánicas en dirección a la caja de pago del
estacionamiento.
Cuando vamos a pagar el
estacionamiento, ella me detiene y me dice:
-
No vamos al auto a dejar la bolsa y después
venimos a pagar
-
¿Por? – le dije sin entender la lógica
-
Porque quiero que me cojas en el auto, no doy más
– me dijo con total soltura
La pija se me empezó a parar
desde ahí y cuando llegamos al auto estaba más que dura. Natalia no dudó y se
metió en el asiento de atrás.
-
Corré los asientos para adelante – me ordenó
-
Vení – le dije y me bajé pantalón y calzoncillo
juntos
-
Chupame las tetas – estaba desatada Natalia
-
Siiiiii
-
Me re calentó chuparte la pija delante de una
desconocida
En dos segundos se había sacado
el pantalón y la remera y me estaba cabalgando. Al ser tan chiquita ella se
podía mover muy bien dentro del auto. Comenzó a cabalgarme y a cogerme con una
desesperación que me asombró desde el primer momento.
-
Aghhh aghhhh ahhhhh cogeme, si si si, cogeme –
me rogaba
-
¿Te puso celosa la vendedora esa? – le dije
-
Sí, quiero que tu pija sea solo para mí – decía Naty
que cabalgaba mi verga sin cesar
-
¿Te gustó chuparme la pija delante de ella?
-
Siiiii, mucho
-
¿Y que sepa que eras mi hermana?
-
Me encantó, aghhhhh
-
Vas a acabar? – le pregunté
-
Siiiaghhh ahhhhh ahhhhhhhhh
-
Me hubiese gustado que las dos me chupen la pija
– le dije
-
Aghhhh estoy acabandooooooo aghhhhhh ahhhhhh
aghhhh
-
¿Vos me la vas a chupar con María, tu amiga? – le dije
-
Como te gusta preguntarme cosas – me dijo
mientras me besaba
-
Quiero saber, soy curioso
El auto no era el lugar más
cómodo así que dejé mi acabada pendiente para cuando lleguemos a casa.
Finalmente me quedé con las ganas
y no tuve nada con mi hermana. Estaba mi madre dando vueltas y yo quería ir
temprano a juntarme con mi jefe
(continúa acá)
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