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Doble vida - 22
Al otro día me levanté con la cabeza dando vueltas en torno
a lo ocurrido a ambos lados de la puerta del dormitorio de mis padres
Recapitulaba todo el tiempo sobre
esta locura familiar. Gemidos de mi madre. Juego de rol con mi padre y ella
imaginando mi pija. Mi hermana acabando mientras pensaba que era su padre quien
la chupaba. Por último, yo, imaginando a mi madre entregada al placer y siendo
yo – su hijo - el que le daba ese placer.
Sin desayunar me fui para el centro, casi sin saludar a mis
padres y sin ver a mi hermana. Ya en el colectivo tomé la decisión de que si
las cosas en el trabajo mejoraban tanto como parecían, pronto me iría a vivir
solo.
Llegué y Ricardo, mi jefe, me estaba esperando. Cuando me
vio no dudó en preguntarme.
-
¿Qué pasa?
-
Nada, problemas en casa
La realidad es que no había ningún problema y que la
situación era mi miedo por haberme calentado con mi madre. Yo ya tenía
asimilada totalmente mi relación de sexo con Natalia, mi hermana, pero mi madre
era otra cosa un paso mucho más jugado
-
Vivís con tus padres, ¿no?
-
Sí, Ricardo
-
Bueno, mirá, si finalmente aceptas la posición
que quiero para vos, vas a poder alquilar el departamento que quieras y en
donde quieras
-
Nunca lo había pensado – mentí
-
Ya deberías pensarlo, podrías vivir más cerca,
eso sí … - dejó los puntos suspensivos y solo me llevó a donde él quería
-
Eso sí, ¿qué? – le pregunté ansioso
-
Si aceptas lo que te propongo
-
Ricardo – le dije mirándolo a los ojos – yo
quiero esto, pero no sé si voy a estar a la altura
-
¡Qué poca confianza que te tenés, Juan! – se admiraba Ricardo
-
Es que yo, vos no me conoces – le dije
-
No, no te conozco, es verdad
-
Yo soy un gordo que no sabe hacer nada más que
estar con la computadora
-
¡Juan, Juan! – me cortó Ricardo
-
¿Qué pasa?
-
Date cuenta que no sos más gordo y que sabes
hacer muchas cosas más que estar con la computadora. Tenés que valorarte. Si no
lo haces vos, no lo va a hacer nadie
-
Por lo que veo, vos me valoras más de lo que yo
mismo lo hago. – reconocí
-
No, yo te estoy dando una oportunidad porque
confío en vos, puedo estar equivocándome.
-
Ricardo – empecé – necesito contarte la verdad.
Es la primera vez que un trabajo me dura tanto y que logro superar mis primeros
pasos y no me paralizo. Yo no sé relacionarme con la gente, me cuesta
aceptarme.
A esta altura las lágrimas
empezaron a brotar de mis ojos como la sangre cuando una arteria se rompe.
-
No sé si voy a estar preparado, Ricardo – dije
entre sollozos
-
Vas a estar, vas a estar – Ricardo me abrazó
-
No soy lo que vos pensás – le dije
-
Vas a estar preparado y vas a ir a ver a este
doctor amigo – me dijo mi jefe
-
No, yo no…
-
Vas a ir y el gasto va a correr por mi cuenta
porque es parte de la sociedad que tenemos, porque tenemos una sociedad ¿no?
- me miró con una sonrisa
-
Sí, tenemos una sociedad – dije yo y empecé a reír
-
Bueno, por lo pronto, no tomes ninguna decisión
apresurada y esperá a que empiece a marchar un poco todo
Estuve todo el día trabajando con
Ricardo y cuando se estaba haciendo la noche, me dijo:
-
Hasta acá todo muy lindo, pero vamos a empezar a
hablar de números concretos de lo que vas a cobrar a partir del mes que viene
-
Si, Ricardo yo… - dudaba en que decir
En media hora me explicó – no lo
había hecho hasta el momento – los números de facturación del negocio, mis
porcentajes y mi sueldo fijo. Era realmente una suma que me parecía
surrealista. Ni en el mejor de los sueños pensaba en ganar una suma así.
Todo el miedo del mundo empezó a
cernirse sobre mí y empezaron a aparecerme las dudas sobre mi desempeño futuro.
Él lo notó y me dijo
-
Vamos a ir a cenar y vamos a festejar esto
-
Bueno – le dije
Fuimos a cenar a Puerto Madero a
Cabaña Las Lilas. Cuando vi los precios del menú pensé que había algún error y
todo tenía un cero demás, pero no, esos eran los precios reales. Juro que aun
sabiendo que Ricardo pagaría, me sentía culpable.
Comimos dos ojos de bife y
tomamos un malbec argentino de Catena zapata. Nunca había disfrutado tanto de
una cena, pese a los nervios.
Todo me sirvió para volver tarde
a casa e ir a mi cuarto sin hablar con nadie de mi familia durante todo el día
Afortunadamente al otro día el
desayuno con mis padres fue normal. Yo había salido a ejercitarme y cuando
regresé todo transpirado mis padres estaban en la cocina y nada raro sucedió a
excepción de una mirada de mi madre recorriendo mi cuerpo
Así pasaron unos días en los
cuales trabajé mucho con Ricardo y no paraba un segundo en mi casa. Una grata
sorpresa tuve en mi cuenta corriente bancaria. Ricardo me había puesto en
blanco con un sueldo en mano mucho mayor a lo que me pagaba mensualmente y
encima ahora tendría cobertura en salud, jubilación y la posibilidad de
manejarme con mucho dinero. No estaba acostumbrado a esto y se me ocurrió decirle
a mi familia que ese viernes a la noche los invitaba a cenar
La cena llegó y decidí llevarlos
a comer a puerto madero a un restaurante italiano llamado La Parolaccia, tienen
un menú fijo que incluye vino, entrada, principal y postre. El lugar está muy
bien y aproveché el momento para contarles a todos que habían cambiado las
cosas en mi trabajo y que ahora tenía otro tipo de responsabilidades. Mi madre
se mostraba emocionada. Mi padre y mi hermana, también, pero no al punto de las
lágrimas como mi mamá.
Sobre el final llegó la cuenta y
mis padres no podían creer que pagara todo con tarjeta de débito. Eso quería
decir que tenía esa suma y más en la cuenta bancaria.
Esa noche un poco achispados por
el vino, mi hermana vino a mi cuarto y comenzamos una charla que no me
esperaba:
-
Juan, tengo que contarte algo – empezó ella
-
¿Qué pasó?
-
Algo con papá – dijo ella seria
-
¿Cogiste con papá? – le pregunté
-
Noooo nene! – se adelantó ella
-
Ah, bueno. ¿qué pasó?
-
Algo muy fuerte el otro día a la tarde
-
Que pasó
-
Mamá no estaba y yo me estaba duchando
-
Ahh y?
-
Bueno, la cosa es que papá – continuó mi hermana
– entró al baño cuando me duchaba
-
¿Y te vio desnuda?
-
Sí, pero eso no es todo – dijo ella
-
¿Qué más pasó?
-
Me estoy meando, me dijo papá y se metió
-
¿Ah sí? –
yo no podía creer lo que mi hermana me estaba contando
La pija se me empezaba a parar y
notaba en mi hermana una excitación que crecía a medida que avanzaba con el
relato.
-
Si, bueno, la cosa es que entró y sacó su pija
ahí nomás y se puso a mear
-
Mirá vos!
-
Sí, yo no supe que hacer – decía mi hermana
-
¿Se la miraste?
-
No pude evitarlo – reconoció ella
-
No la tenía parada, ¿no?
-
¿Cómo sabes?
-
Porque a los hombres nos cuesta mucho mear con
la pija parada
-
Ah claro, si si – decía ella
-
¿Y qué tal? -
le pregunté para pincharla
-
Ya sabes que papá tiene una muy buena verga,
como vos – dijo ella y me sonrió
-
Gracias – le dije
Ya a esta altura mi pija era un
hierro de dura que estaba y mi hermana lo notó porque bajó la mirada hacia mi
paquete. Ella también estaba excitada porque los pezones se le habían parado y
se frotaba las piernas mientras me hablaba
-
Bueno, ¿eso fue todo? – le pregunté
-
¡No! Eso no es nada – me aclaró rápidamente
-
¿Qué más pasó?
-
Bueno, yo pensé que ya estaba, pero no, se apoyó
contra la pared y se quedó mirándome con la verga afuera del pantalón. No la
guardó
-
Ah bueno… - dije yo
-
Yo me tapaba el cuerpo como podía, pero él me
dijo: no te tapes, ya te vi cogiendo con tu hermano
-
Mirá papá! – dije yo entusiasmado
Yo estaba con la verga a pleno y
Natalia totalmente excitada seguía con la narración
-
El tema es que quise desafiarlo y fue peor
-
¿Por qué? – pregunté curioso
-
Porque empecé a bañarme como si el no estuviera
y me enjabonaba para hacerme la que no me importaba que me mire
-
Pero no solo que te importaba, sino que también
te gustaba ¿no?
-
Bueno, no te voy a mentir, me calentaba mucho la
situación – me dijo mi hermana
-
Yo estoy igual ahora – le dije
Acto seguido, me bajé los
pantalones y los bóxers mostrándole a mi hermana como me encontraba de caliente.
Mi verga era para hacerle un monumento de lo linda que estaba. Natalia la miró
y me dijo
-
Es hermosa…
-
Como la de papá – le dije a propósito
-
Sí, bueno, te sigo contando…
-
Si, dale
-
El tema es que como yo estaba caliente –
continuó mi hermana – me empecé a enjabonar las tetas y a pasarme las manos
provocándolo
-
Uffff – no pude resistir comenzar una lenta paja
mientras la escuchaba
-
Si y él me dijo:
que buena que estás
-
¿Si? –
dije yo mientras seguía acariciándome lentamente la pija
-
Si, y empezó a acercarse hacia mí
-
Uffff
-
Bueno, yo no me quería achicar y seguía pasando
mis manos por mi cuerpo, en ese momento recuerdo que me empecé a tocar la
concha – continuó mi hermana
-
Seguí Natu que me encanta lo que me contás
-
Cuando estuvo muy cerca el agua empezaba a salpicarlo,
así que decidí apagar la ducha y volverme hacia él
-
Y que hizo él
-
Me pidió que lo ayudara con la paja…
-
Ah ¿y vos que hiciste?
Mi hermana me agarró la pija y
comenzó a pajearla mirándome a los ojos y diciéndome:
-
Se la agarré como ahora lo estoy haciendo con
vos
-
Aghhhh – estaba a punto de acabar
-
Y comencé a pajearlo suavemente
-
Aghhhh Natyyyyy
-
Creo que fueron varias sacudidas no más de seis
o siete
-
Aghhh me vas a hacer acabar a mi
-
Y empezó a acabar en la bañera
-
Chupámela Nati, por favor – le pedí a mi hermana
Natalia se agachó y comenzó a
chuparme la verga con decisión y en dos segundos mi semen inundó la boca de mi
hermana.
No sé lo que pasaba en ese
momento por la cabeza de mi hermana, pero por la manera en que me chupó la
pija, estoy seguro que se imaginaba que era la de mi padre la que estaba
mamando.
Yo quise ir más lejos y le
pregunté:
-
¿Te dieron ganas de chupársela?
-
Mmmmm – decía ella con mis restos en su boca
Le metí la mano dentro del jean y
la bombacha y era como meter los dedos en un pote de manteca a temperatura
ambiente. Mis dedos se hundieron en su concha y comenzó a jadear sin poder
parar
-
Aghhhh ahhhhh ahhhh siiiii voy a acabar
-
Te dieron ganas de chupársela a papá
-
Aghhh ahhh hhhhh siiiiiiii – Natalia se aferró
con fuerza a mi brazo mientras se iba en un orgasmo irreversible
-
Mmmmm siiiii hermosa, acabá asíiiiiii – le decía
yo mientras la frotaba con mis dedos
-
Aghhhh ahhhh mmmmmm – Natalia buscó mi boca para
besarla
Pocas veces lo hacía esto de
buscar mi boca para besarla. Era evidente que estaba muy caliente sino, no lo
hubiera hecho. Terminó de besarme y se recompuso acomodándose la ropa y se
sentó en mi cama. Era evidente que todavía no se quería ir.
Toda mi vida había sido de
sumisión ante mi hermana. Había vivido unos meses en los cuales la tuve a mi
merced y fui yo quien la humilló de mil maneras. Ahora las cosas parecían estar
en equilibrio y ella me miraba como nunca me había mirado hasta entonces.
Fui yo el que le pregunté, para
sacarle conversación
-
¿Cómo anda tu novio?
-
Con Joaquín ahí andamos
-
¿Se imagina algo de todo esto?
-
Te voy a confesar algo – me dijo ella
-
¿Que? Tenés más cosas para confesar? – dije
riendo
-
Te lo cuento porque sé que puedo confiar en vos
– me dijo ella
-
Creo que después de todo lo que vivimos
últimamente no podés confiar en nadie más que en mí
-
Contame
-
Hay algo que me tiene inquieta con Joaquín –
siguió ella
-
Las fotos son todas con él, ¿no? – pregunté
-
Bueno, por ahí viene la cosa
-
¿Hay alguna que no es con él? Hace un montón que
están de novios – pregunté sorprendido
-
Bueno, él tiene la fantasía de que le meta los
cuernos, le gusta imaginarme con otros…
-
Ah mirá vos al nene – dije
-
Si, por eso algunas fotos que tengo con él si miras
bien están sacadas por un tercero
-
¿Cómo por un tercero? – pregunté ingenuamente
-
No te habías dado cuenta
-
Juro que no – la verdad es que lo imaginé, pero
nunca me puse a pensarlo demasiado
Siempre imaginé que era una foto
con un temporizador o algo por el estilo, pero ahora parecía que el que era muy
inocente era yo
-
Una vez estábamos con Marcos, su amigo,
-
¿El Marcos que yo conozco? – dije intrigado
-
Si, bueno, y le pidió que nos saque fotos
besándonos y bueno…
-
¿Y bueno que? ¿Cogiste con Marcos también?
-
Nooooo, pero…
Mi hermana dejó unos puntos
suspensivos que hicieron que mi pija vuelva a pararse. Ya no hice nada por
disimularlo y fui desnudándome mientras le decía
-
Naty, no sé qué tenés para contarme, pero se me
está parando la pija de vuelta y te voy a querer coger
-
Y yo voy a querer que me cojas – dijo ella
mientras se sacaba la ropa
-
Pero terminá de contarme… - le pedí
-
Bueno Marcos se puso a sacarnos fotos y eso
parecía encenderlo a Joaquín
-
¿Y?
-
Me le puse encima y dejé que me chupara las
tetas
-
Augggg, vení sentate encima de mí y cogeme – le
pedí a mi hermana
Mi hermana me agarró la verga y
con una maniobra propia de una profesional, se la metió toda dentro de su
concha. La humedad y calidez de su cavidad vaginal eran extremas.
Comenzó un movimiento de
serpenteo mientras me abrazaba y pegaba su boca a mi oído. Era evidente que a
mi hermana la calentaban tanto las palabras como a mí y disfrutaba mucho de
contarme sus experiencias y calentarme y cogerme al mismo tiempo.
-
Bueno, yo estaba muy caliente como ahora - me dijo ella y me humedeció la oreja con su
lengua
-
Aghh Naty, Contame Contame todo! – le pedía yo
mientras la penetraba profundamente
-
Y me dejé llevar y me cogí a mi novio delante de
su amigo
-
¿Así como estamos ahora? – le dije yo y le agarré bien fuerte las
nalgas abriéndoselas
-
Aghhhh asiiiii siiiii
-
Y seguro que Marcos, el amigo, te vio todo el
culo abierto, así – le dije yo mientras le abría más las nalgas y un dedo lo
apoyaba en la entrada de su ano
-
Aghghggggghhhhhh – gemía mi hermana
A lo largo de este tiempo aprendí
a darme cuenta cuando mi hermana estaba acercándose al orgasmo. Había una
especie de arrastre en la última sílaba seguida de un suspiro que la delataban.
Eso estaba pasando
Llevé una de mis manos a su boca
y le ordené
-
Chupame bien los dedos
-
Mmmmm – me hizo caso ella
Lo quise aprovechar y me la jugué
a que le iba a gustar lo que tenía para decirle. Apoyé mi dedo mayor en la
entrada de su culo y le dije
-
Te hubiese gustado que Marcos, el amigo de tu
novio, te la meta en el culo en ese momento
-
Aghhhhh ahhhhhhh
Le metí el dedo hasta la mitad mientras
ella empezaba a acabar nuevamente
-
Decilo, quiero que me cojas Marcos! – le pedí
-
Aggghhhh ahhhh ahhhh ahhhhh aghhhhhhhhh
aaaahhhhhhh
Natalia se fue en otro orgasmo
tremendo mientras yo me dejé ir dentro de su concha sin importarme nada
-
Estoy acabando yo también
-
Siiiii – me dijo ella
-
Aghhhhh – acerqué mi boca a la de ella
El beso ya no fue explosivo, fue
suave, despacio y prolongado mientras me dejaba caer sobre la cama y ella
encima de mí. Fue hermoso.
(continúa acá)
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