Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mi hermana Belén 4

 



Primer capítulo de esta serie-----> Mi hermana Belén

Parte anterior------> Mi hermana Belén 3

No sé cómo nos salvamos de que mi madre nos enganchara. Juro que estaba tan caliente que le hubiese tocado las dos tetas al mismo tiempo. Y muchas cosas más.

El tema era que mi madre quería hablar algunas cosas con mi hermana y me pidió que saliera. Por suerte, del susto, la pija se me había bajado al instante y me pude parar con normalidad. Salí de mi habitación con el temor de que mi madre haya visto algo y le estuviera por decir algo a mi hermana. Me quedé escuchando detrás de la puerta y nada que ver. Después de un rato me fui a la cocina y me preparé unos mates.

Al rato vinieron mi mamá y mi hermana y nos pusimos a mirar el programa de Barassi, del cual somos muy seguidores los tres, y nos reímos mucho juntos.

Cuando me fui a mi habitación, esperé a que llegara Belén y le pedí que cerrara la puerta con un tono serio.

-        Belén, tenemos que calmarnos – le pedí

-        Uyyyy siiii – se reía ella – casi nos engancha mami hoy, ¿no?

-        Si, nena, tenemos que tener cuidado

Cuando terminé la frase caí en que no le había dicho que no hagamos más nada, sino que le decía que debíamos tener cuidado.

-        Bueno, es que estoy re caliente – se sinceró ella

-        Pero somos hermanos

-        Lo sé, nene, es que tenés una pija…

-        No Belén, no empieces

-        Te juro – me decía mordiéndose el labio ahora

-        Belén, acabamos de salvarnos de que mamá nos enganche

-        Pero ahora la puerta está cerrada – me dijo divertida

-        Belén… - la quise detener

Cada vez le hablaba con menos convicción. Ella se daba cuenta y estiró su brazo para tomar mi mano.

-        Vení – me dijo tirando de mi brazo para que me ponga de pie

-        Belén no… - decía yo, pero me paraba

Yo me ponía de pie contra mi voluntad, o no. Mi pija hacía lo mismo, comenzaba a pararse y a enturbiar mis pensamientos.

-        Tocame la panza, no tiene nada de malo – decía juguetona

-        La panza no

Mi hermana se acomodó delante de mí y puso su culo contra mi pija. Llevaba puestas unas calzas negras y el culo era la perfección hecha carne. Comenzó a restregar todo su culo por mi pija.

-        Epaaaaa que durito que te pones, hermanito – susurraba la muy hija de puta

-        Es que ya te dije…

-        ¿Qué?

-        Que estás muy buena

Ahora mi hermana me agarraba las dos manos y las hacía recorrer toda su panza. Era hermoso, me moría por acariciar sus tetas, pero no debía. Ahora el movimiento de su culo era obsceno y descarado. A ella parecía no importarle. Estaba muy caliente mi hermana o era muy puta. O quizás las dos cosas.

Quizás fue por eso que se animó a hacer ese comentario que m descolocó, pese a lo caliente que estábamos ambos:

-        No sabes cuánto hace que no siento una pija

La frase quedó flotando en el aire. Yo me quedé un segundo quieto y, dispuesto a ir por más, comencé a subir con mis manos en dirección a sus tetas.

Aún en medio de la calentura que tenía, quise poner un poco de cordura a esto que estábamos haciendo y se me ocurrió soltar

-        Es muy fuerte esto que estamos haciendo Belén

-        Lo sé, pero estoy muy caliente – me dijo ella

No sé por qué, pero la calentura me pudo en ese momento y bajando la cabeza la besé en el cuello.

Mi hermana tembló de pies a cabeza y se retorció con su redondo culo contra mi pija que estaba que era una tienda de campaña

-        Ayyyy que pija que tenés, Kevin

-        Y vos tenés unas tetas hermosas

En el momento que decía esto comencé a subir con mis manos a sus tetas y las agarré con firmeza a ambas. Las acaricié suavemente primero, pero a medida que pasaban los segundos, y minutos, comencé a comportarme con más pasión y deseo.

Ahora le apretaba las tetas y mis dedos se recreaban en sus pezones. Con las yemas de todos mis dedos recorrí sus oscuras areolas. Sus pechos estaban calientes y duros, muy duros y turgentes.

Ella ronroneaba como un gatito. Yo le besaba el cuello una y otra vez. Ella giró la cabeza y juro que tuve que separarme para no tentarme con su boca carnosa.

Ninguno de los dos se animaba a dar un paso más. Éramos hermanos. No debíamos.

-        No doy más – dijo ella

-        Yo tampoco, pero no podemos, no debemos

-        Ya sé lo que no debemos – completó mi hermana

-        Te juro que ahora mismo…

La mano de mi hermana se fue para atrás y no dudó en meterse dentro de mi pantalón y calzoncillo al mismo tiempo. Su cálida manito me la agarró fuerte y no pudo reprimir se frase:

-        Me gusta mucho tu pija, Kevin

-        Aghhhh no digas esas cosas, Belén

-        Si, hermanito, te juro que… ahora mismo… - mi hermana dejó la frase en el aire, como no atreviéndose a decirlo

-        No, Belén, no podemos

-        Ya lo sé, pero ahora mismo… - seguía ella

-        Ahora mismo… ¿qué?

Quería escucharlo de sus labios. Era muy fuerte lo que tenía para decir. Yo sabía que estaba mal, que era pecado, que iba contra la ley moral, pero no me importaba. Quería escucharla a ella decirlo

-        Mmmmm – mi hermana ahora subía y bajaba la mano por mi pija

Yo le apretaba las tetas con devoción y le besaba el cuello al mismo tiempo. No dudé en usar la lengua y lamerle el mentón. Más tarde deposité mi boca en su oreja y sacando la lengua comencé a jugar con ella en su oído mientras no dejaba de amasarle las tetas.

Ella no dejaba de pajearme lentamente. Suavemente y con la presión justa sobre mi miembro, mientras no dejaba de moverse como si estuviéramos teniendo sexo.

-        Ahora mismo… ¿qué harías? – insistí con la pregunta

Suspiró una vez más y giró la cabeza para decirme en un tono firme

-        Ahora mismo me dejaría ser tuya

-        Siiii?

-        Siiii, Kevin, ahora mismo, dejaría que me cojas

-        Aghhhhh Belén no me digas esas cosas que…

-        ¿Qué pasa?

-        Me calienta mucho – le confesé

-        ¿Y estas por acabar?

-        Si, te juro…

-        Entonces hacé lo mismo conmigo

Me quedé pensando. Al principio, no entendí lo que pretendía mi hermana. Luego lo comprendí cabalmente y sabiéndome yo a punto de acabar, supe que debía corresponderla.

Mis manos bajaron a su panza y la rodearon por los costados. Luego se metieron dentro de la calza y dentro de la bombacha.

Mi cuerpo y el de ella se estremecieron cuando mi dedo anular se metió dentro de su depilada concha percibiendo el calor y la humedad. Directamente metí un segundo dedo junto con el primero y ella pegó su espalda a mi pecho irguiéndose de repente.

Levantó la cabeza y la giró mirándome a los ojos suplicante:

-        Haceme acabar, por favor

Ni hacía falta que me lo pida, así que lo hice sin dilación. Mi mano comenzó a jugar con su concha estimulándola de arriba abajo y recreándose por más tiempo en el clítoris.

-        Aghhh Mmmmm seguí que acabo – me dijo

Cierta vez escuché el consejo de que si una mujer está gozando mucho y te pide que sigas, no solo debes seguir, sino que también debes tratar de mantener el movimiento que tanto le gusta, repitiendo sin cambiar nada. No hay que tratar de innovar en ese momento de placer. Los cambios en ese momento no son los mejores.

Así lo hice. Con la yema de mi dedo mayor me dediqué a estimular su clítoris y el orgasmo se precipitó rápidamente.

-        Aghhh ahhhh ahhhhh

-        Siiiii, hermanita, acabá con mis dedos – le dije al oído

-        Aghhhhhhhhhhh – temblaba ella

-        Mmmmm, me encanta hacerte acabar

Mi hermana se recompuso de su orgasmo y se enfocó en hacerme acabar a mí

-        Ahora quiero sacarte la leche yo a vos – me dijo

-        No vas a necesitar mucho tiempo – le dije

-        Dejame desde atrás – me dijo

Nuevamente me costó entender, pero me di cuenta enseguida. Mi hermana se puse detrás de mí y pegó su panza a mi espalda. Hizo un movimiento inesperado cuando desde atrás metió la mano por dentro de mis piernas y me hizo abrirlas para acariciarme los huevos con una mano mientras con la otra me pajeaba

-        Quiero ver tu leche salir – me dijo y me pajeó dulcemente

-        Aghhhh ya casi

-        Me encanta pajear a mi hermanito

-        Ay Belén, aghhhhh

-        Dale, hermanito, acabá para mi

Esas palabras me llevaron sin freno al orgasmo. Miré para mi pija y vi como salía un chorro potente y largo. Luego otros tantos un poco más cortos

-        Aghhh Mmmmm – llegué a decir

-        Ayyy siiiii Kevin, acabá así para mí, para tu hermanita

-        Ayyyy Belén me encantó la paja que me hiciste – le confesé

-        Bueno, no arriesguemos más, pásame algo para limpiar el piso y andá a abrir la llave de la puerta.

-        Dale – le dije

 

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