Saga anterior ----------> Mi mamá Silvina - Adiós Belén
Mi tía me había chupado la pija,
yo le había chupado la concha y estaba acabando como una descontrolada mientras
me agarraba de los pelos.
En ese momento me empezó a tirar
hacia afuera, para que deje de hacerlo, deje de chuparla
-
Aghhh Mmmmm basta Kevin, pará!
-
¿Por qué?
-
Ya me hiciste acabar, basta
-
Quiero seguir
-
Aghhhh pará nene, pará!
-
Mmmmm – la chupé un poco mas
-
Basta, nene, por favor
Me retiré lentamente y me subí a
besarla en la boca.
-
Aghhhhh pendejo, ahora entiendo por qué tu
hermana está tan loca por vos
-
¿Qué decís?
-
Si le hiciste la mitad de lo que me hiciste a mi
-
Mmmmm – la callé con un beso largo en la boca
Nuestras bocas se fundieron y mi
cuerpo se dejó caer sobre el suyo. Ahora mi pene estaba duro nuevamente y con
ganas de cogerse a mi tía.
Cuando me moví mi pija rozó su
concha mojada. Ella se estremeció y me miró a los ojos.
-
Ojo nene
-
¿Ojo qué, tía?
-
Ojo con esa pija – me dijo
-
¿De qué tenés miedo? – le dije agarrándomela fuerte
-
De que me la metas
-
Tenés miedo?
-
Si
-
¿Por qué tenés miedo?
-
Porque una cosa es chuparnos y otra cosa,
aghhhh…
Jugué con mi pija en su concha.
La agarré fuerte con mi mano y empecé a jugar arriba y abajo como si fuese un
pincel.
Ella tiró la cabeza hacia atrás y
me dijo
-
Aghhhh pendejooooooo
-
¿No tenés ganas de que te la meta?
-
No me preguntes eso, Kevin – me miró seria
-
Dale, tía, decime la verdad
-
Ayyy que pendejo hijo de puta que sos
-
Mmmmm seguro que tenés ganas de que te la meta…
En ese momento le apoyé la cabeza
de mi pija en la entrada de su concha y sin preguntarle, mirándola a los ojos
comencé a empujar
Al principio, su cara fue de
miedo, pero en cuanto entró un poco más que la cabeza, su concha se empezó a
abrir. Estaba muy lubricada y eso facilitaba el ingreso de mi miembro en su
interior.
Luego su mirada se fue relajando
y mirándome a los ojos con cara de suplicio me preguntó de manera retórica:
-
¿Me la vas a meter?
Empujé más y entró la mitad de mi
pija en su concha
-
Mmmmm
-
¿Me la vas a meter?
Evidentemente mi tía quería jugar
con las palabras y no estaba dispuesto a dejarla sola
-
Si vos queres que te la meta…
-
Sí, quiero que me la metas
-
Queres sentir mi pija?
Ahora estaba entrando más de la
mitad y ya estábamos cogiendo, pero en el plano de los diálogos jugábamos a que
aún no lo hacíamos
-
Siiii quiero sentir tu pija
-
A ver…
La saqué por completo y la volví
a meter, ahora con más determinación y profundidad
-
Aghhhhhhh
-
¿Así te gusta?
La saqué de vuelta y no se la
metí
-
¿Así te gusta? – le volví a preguntar
-
¿Qué haces? no me la saques
-
Respondeme, te gusta mi pija
-
Claro que me gusta tu pija, pendejo, metémela
por favor
Eso es lo que quería, que mi tía
ruegue por mi pija. La embestí con furia y le metí toda la pija hasta el fondo.
Sentí como su concha se abrió y me envolvió el miembro apretándolo.
-
Aaaaaghhhh – suspiró ella con los ojos en blanco
Temí que le hubiera pasado algo,
ya que no se movió durante un instante. Por suerte, se recobró rápidamente y
comenzó a soltar
-
Ayyyy que pija que tenés Kevin, por Dios!
-
¿Te gusta, tía?
-
¿Que si me gusta? ¡me encanta!
-
Bueno, disfrutala porque ahora es toda tuya
-
Aghhhh aghhhh ahhhhh
Mi tía empezó a moverse con mi
pija adentro, abrazándome con sus piernas mientras me buscaba la boca con la
suya. De a ratos, su boca se iba a mi oído y me decía:
-
Cogeme, pendejo, cogeme así
-
¿Así, tía? – le decía yo embistiéndola hasta el fondo de
su concha
-
Aghhhhh me encanta sentirte adentro
-
¿Si?
-
Sí, mi amor, cogeme así, haceme acabar de vuelta
Entonces empecé un ritmo firme,
tratando de metérsela toda y rozando con mi abdomen bajo el clítoris inflamado
de mi tía.
-
Aghhh ayyyyy que bien se siente, seguí
-
¿Si?
-
Seguí, seguí, sí, sí, así, aghhhhh
-
Mmmmmm
-
Seguí, así agh agh agh
-
Vas a acabar, tía? – la sentía
-
Si, agh aagh ah ah ah aaaaaaaghhhhhh – mi tía me
abrazó con fuerza y tembló bajo mi cuerpo, acabando como una poseída
-
Me vas a hacer acabar a mí también, tía – le
dije
¿Para qué le hice ese comentario?
Lejos de soltarse y salirse, se afirmó aún más a mi cuerpo y comenzó a moverse
con un ritmo implacable
-
Ayyyy siiii cogeme más, acabame adentro
-
¿Si, tía? Queres que te acabe adentro?
-
Claro, mi amor, acabame adentro, no la saques
ahora
-
¿Si? ¿La queres adentro?
-
Toda, acabame adentro de la concha, es tuya, mi
amor
Sus palabras hicieron que me
viniera de una manera imposible de detener. Juro que quise demorar un poco más
mi orgasmo, pero fue inútil. Sus palabras, su manera de moverse, su forma de
gemir y de gritar, me hicieron acabar en ese instante. Le anuncié:
-
Acabo, tíaaaaa
-
Aghhhhh ahhhhh ayyyyy siiiii vení dale
Mi tía recibió mi orgasmo y se
sacudía a medida que mi pija daba sus latigazos dentro de su apretada concha.
Había sido un acto hermoso, me
había cogido a mi tía. Habíamos pasado de unos juegos a terminar cogiendo como
dos amantes.
Una vez rendidos en la cama, fue
ella la que sacó el tema:
-
Contame que hiciste con tu hermana
-
¿Que queres saber?
-
¿Te la cogiste como a mí?
-
Eso quiero que quede entre mi hermana y yo, tía,
disculpá…
-
Dale, Contame
-
No, tía, de la misma manera que nadie se va a
enterar de lo que acabamos de hacer, nadie va a saber lo que hice con mi
hermana o con mi mamá
Había metido la pata, nombré a mi
mamá.
-
¿Con tu mamá hiciste algo?
-
Te dije que no iba a contar nada y podés
quedarte tranquila que nadie va a saber de lo nuestro
En ese momento, se abre la puerta
y era Belén, mi hermana
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