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Doble vida (24)
Pasaron varios días y llegó el
momento en el que Ricardo, mi jefe, se marcharía 15 días EEUU para empezar a
armar el negocio desde allá.
El primer día fue de nervios
total. Me sentía sobrepasado y que no iba a poder con nada, pero resultó que
pude con todo, salvo el detalle de que me fui de la oficina a las 10 de la
noche y me traje cosas para hacer en mi habitación.
Pasaron dos o tres días más y ya
empecé a llevarlo mejor, con menos stress
Ricardo en una de las
conversaciones me dice que me va a ir a ver Luciana que es una agente
inmobiliaria para mostrarme un departamento. Le pregunté por qué y me dijo que
es hora de que me vaya a vivir solo. Le reconocí que no le faltaba razón
Al otro día a las 13 hs aparece
Luciana y se presenta diciéndome que me iba a llevar a ver un departamento a
Puerto Madero.
Para ubicarlos Luciana desbordaba
simpatía, pero sin dar lugar a la confusión. Se notaba de que era solo
comercial el trato que tenía para conmigo. Entramos al edificio de Puerto
Madero y yo no podía creer que algún día fuera yo el que viviría en un lugar
así. Cuando subimos juntos en el ascensor la miré y me pareció muy bonita.
Aclaro que al no considerarme a mí mismo apuesto, considero que todas las
mujeres son el blanco ideal.
Salimos en el quinto piso y
tomando una llave abrió la puerta. Lo que vi no lo pude creer. Era un ambiente
totalmente luminoso y con un balcón que daba a los diques. Una auténtica
belleza inmobiliaria. Me llamó la atención que estaba completamente amueblado y
con muy buen gusto. Yo inocentemente, le pregunté:
-
¿Vive alguien acá?
-
Por ahora está alquilado por temporadas cortas,
pero el dueño no tiene problema en hacer un contrato a 2 años en dólares
billete
Cuando escuché “dólares billete”
supe que no era para mí ese departamento, pero me mostré muy sereno y continué
la visita.
Era un departamento de 2
ambientes grande: cocina integrada con living comedor, dormitorio y un baño
grande. Perfecto para mí que estaba acostumbrado al 2 x 3 metros de mi
habitación.
Después de recorrer el
departamento nos sentamos en la mesa del comedor y ella sacó una pequeña
carpeta y empezó a leer en detalle la cantidad de metros cuadrados, cuanto
pagaba de expensas y el detalle del valor en dólares.
Las expensas me parecieron caras
y debo haberlo manifestado con un gesto porque rápidamente aclaró
-
El edificio tiene seguridad privada las 24 hs,
muy útil para recibir envíos también – hizo una pausa – gimnasio, que ahora lo
vamos a ver y piscina en la terraza
-
Ahora entiendo el valor de las expensas – aclaré
En mi casa de Barracas no se
pagaba eso ni contando impuestos, arreglos, luz y gas. Me parecía muy caro,
pero debía darme cuenta que podía pagar eso. Aún faltaba saber el precio del
alquiles en dólares y quise preguntar
-
No me dijiste el precio del alquiler en dólares
– le solté
-
Ah, lo siento, pero no te lo puedo decir – me
soltó
-
Ricardo, me pidió que te mostrara el
departamento y te diera el detalle de las expensas y que me confirmes si te
gusta
-
No entiendo – le dije
-
¿Qué cosa? – me dijo ella
-
¿Y cómo voy a confirmarte si no sé cuánto tengo
que pagar?
-
Ahhh jajaja – sonrió ella con toda su cara
-
No entiendo
-
Ahhhh no te dijo Ricardo? – me soltó
-
¿Qué cosa?
-
El alquiler lo paga la empresa
-
Pero…
-
Si, solo necesito saber si estás de acuerdo con
todo lo demás
Juro que en ese momento me quedé
mudo y me puse a pensar en todo lo que había sucedido en los últimos meses.
Conseguir un trabajo estable para empezar y que todo siga como hasta ahora era
un sueño del que no quería despertarme.
No sé cuánto tiempo estuve abstraído
pero la voz de Luciana me sacó de mi ensimismamiento
-
Juan
-
Si, perdón -
le dije alborotado
-
¿Qué pensás?
-
En muchas cosas – dije sin poder reprimir la
emoción frente a esta extraña mujer
-
Bueno, ¿firmamos entonces?
-
Si, firmemos – Di por terminado el asunto
El departamento estaba amueblado
y con todos lo necesario para habitarlo ya mismo. La posesión la tendría de
inmediato, de modo que pasé por la oficina a buscar cajas para llevar las
cosas.
Llamé a un Uber y subí con varias
cajas desarmadas y me fui a mi casa, en donde me esperaba mi familia a la cual
le comunicaría que me iba de la casa
Llegué y solo estaba mi mamá
-
Hola mami – dije
-
¿Qué haces con esas cajas? – me preguntó intrigada
-
Bueno, yo… - me costaba decirle a mi mamá que me
iba de mi casa
-
¿Qué pasa, mi amor? – me dijo ella cuando me vio perturbado
-
Es que voy a embalar mis cosas porque me voy a
mudar
-
¿A mudar? ¿A dónde?
-
A un departamento
No quise ser muy específico, pero
con mi madre iba a ser imposible ocultar las cosas por demasiado tiempo.
-
¿A un departamento? ¿En dónde? – siguió ella
-
En puerto Madero
-
¿Y con qué plata? ¿En qué andas, Juan? – mi madre se preocupaba y no entendía bien mi
situación
-
Vení mami, sentate – le pedí
-
Bueno – dijo ella resignada
Le conté con el mayor detalle
posible todo lo que había conseguido en este último tiempo en el trabajo. Le
hablé maravillas de Ricardo, mi jefe y le conté que la empresa va a pagar el
alquiler del departamento. Mi madre más de una vez se mostró desconfiada y me
dijo que tenga cuidado.
-
Estoy orgullosa de vos – dijo ella finalmente
-
Gracias mami – le dije parándome
-
Siempre confié en tus capacidades – dijo y me
abrazó
Pude sentir el contacto de sus
pechos sobre los míos y sentí una corriente de excitación. ¿Qué me pasaba? No
podía excitarme con mi madre
Pese a haberse cruzado ese
pensamiento me aferre más fuerte a ella y ella me correspondió. En ese momento
recordé que se excitaba con haberme visto con María y recordaba mi pija y
sucedió lo inevitable: mi verga comenzó a pararse y supe que mi madre no podría
no notarla.
Fue entonces cuando mi madre, en
el momento que sintió mi pija se apretó aún más en lugar de separarse. Yo no
supe que hacer.
Creo que en ese momento mi madre
tomó conciencia de todo y separándose me dijo:
-
Vamos a tu habitación que te ayudo a guardar
algunas cosas
-
Dale – dije visiblemente contrariado
Fuimos a la habitación y fui
armando primero las cajas mientras mi madre sacaba cosas del placard y las
apoyaba en mi cama. Realmente era muy poca la ropa que servía, el resto era de
mi antiguo cuerpo. Mi madre me miró y me dijo
-
¿Qué pensás hacer con toda esta ropa grande? ¿La
donamos a la iglesia?
-
¿Te parece? – le dije
-
Yo te veo tan firme en tu nueva vida que no creo
que vuelvas a tener ese sobrepeso nunca mas
-
Espero que no…
-
Armemos una caja que diga ropa hombre grande –
dijo ella
-
Ponele GORDO – dije riéndome
-
Jajaja
Al rato llegó mi padre y le conté
la situación de la inminente mudanza. Mi madre se aferró a él y lloró, pero
supo que todo era parte del ciclo de la vida. Lo que había sucedido con mi
madurez tardía era algo que no es lo esperable, pero a mi edad era hora de
abandonar el nido familiar.
Aproveché para mostrarles fotos
del departamento y ellos se emocionaron aún más. Al rato, cuando ya habíamos
embalado todo, se me ocurrió una idea muy buena. El sábado siguiente iríamos
los cuatro a comer a Madero luego de hacer la pequeña mudanza.
Llegó el día de la mudanza, 5
cajas locas con libros, poca ropa, adornos, calzado y ropa interior. Fuimos los
cuatro juntos en el auto como hacía mucho tiempo que no sucedía. Al llegar
estaban todos expectantes de ver el edificio y el departamento.
Le avisé al personal de seguridad
y me permitió acceder a una cochera de cortesía para visitas y bajamos todo
rápidamente y nos fuimos al departamento. Con mi madre acomodábamos todo en mi
cuarto, mientras mi padre y mi hermana colocaban algunos libros en la
biblioteca. Eran las 11.30 y ya habíamos terminado todo. Les propuse ir a
caminar. Fuimos los cuatro y cuando nos cansamos nos metimos en una parrilla en
donde no dudé en invitarlos nuevamente:
-
Tenemos un hijo rico – bromeó mi padre
-
Qué lindo tener un hermano millonario – dijo mi
hermana
Natalia acomodó su servilleta
sobre sus piernas y aprovechó para acariciarme la pierna y acercar su mano a mi
bulto. Yo casi me sobresalto, pero por suerte no fue percibido por nadie de la
familia o eso creí en el momento. Almorzamos y la pasamos realmente muy bien.
Al momento de concluir el
almuerzo, tomé conciencia de que ellos se irían y yo me quedaría en mi
departamento solo por primera vez.
Fuimos todos caminando al
edificio y empezaba a recorrer mi cuerpo un sentimiento de nervios que no
entendí en el momento y supe que estaba dando un paso importante en mi
independencia. En pocos meses, estaba empezando a madurar lo que no había hecho
en los últimos 15 años
Cuando llegamos al edificio les
pedí que me acompañaran al departamento así le daba un juego de llaves a ellos
para tener por las dudas.
-
Subo yo – se anticipó mi hermana
-
No, subo yo. Quiero ver algunas cosas antes de
irnos – dijo mi madre
-
Bueno – se resignó mi madre
Con mi madre subíamos al ascensor
cuando detrás nuestro suben una pareja de dos chicos con dos valijas grandes.
-
¿Entramos? – dijo uno de los chicos
-
Si si – dije yo tirándome para atrás y agarrando
a mi madre y colocándola delante de mi
Los chicos entraron las valijas y
en el momento de acomodarnos el culo de mi madre quedó apoyado sobre mi bulto.
El ascensor comenzó a subir y mi cuerpo empezó a traicionarme de manera en que
fue mi verga la que empezó a levantarse y ponerse muy dura sobre el culo de mi
mamá. No había manera de que ella no notara mi erección. Mi madre no parecía
incómoda, todo lo contrario, ya que los chicos bajaron en su piso y demoró
bastante en separarse de mí
-
Perdón mami, es que yo – le dije tratando de disculparme
-
¿Ah por esto? – dijo ella y me rozó con su mano el paquete
-
¡Mamá! –
le dije sobresaltándome
-
¡No te hagas problema y no te asustes! – dijo y volvió a acariciar la zona
Esto hizo que mi verga no se
pudiera bajar ni un palmo.
-
Es lindo saber que este culo viejo aún despierta
algún deseo, aunque no esté bien que sea mi hijo, pero es una caricia mi ego
-
Si, mami, ese culo todavía está muy bien – dije
y me arrepentí de usar la palabra “todavía”
-
¿Todavía? ¿Significa que me queda poco? – dijo
ella y me quise morir aún mas
-
No, mami, no, estas buenísima. Te juro – le dije
y ahora creo que me había pasado para el otro lado
-
Ah bueno, eso está mejor – dijo ella divertida
En ese momento hizo algo que no
me lo esperaba. Antes de salir del ascensor tiró su culo para atrás y lo
restregó por todo mi duro paquete
-
Tenías razón, veo que este culo TODAVIA tiene su
encanto – hizo énfasis en la palabra todavía
Yo me quedé duro, en todo
sentido, en la puerta del ascensor y me madre ya estaba en la puerta del
departamento.
Abrí, entramos y busqué el juego
de llaves mientras ella recorría el departamento. Yo la miraba y la encontraba
increíblemente sexi en su pantalón ajustado, sus tacos altos y sus pechos
apretados y prominentes.
Creo que ella sintió mi mirada,
pero no dijo nada en el momento. Yo me separé un poco más para mirarla mejor y
entonces sí me dijo
-
Que pasa que me mirás así
-
Es que estás muy buena, mami – le solté
-
Ahhhh mirá vos mi hijo lo que le dice a la mami!
– se reía ella
Yo la veía hermosa, ahí de pie en
mi departamento. Juro que en ese momento tuve unas ganas repentinas de ir a
abrazarla, apoyarla, manosearla descaradamente y besarla.
Creo que ella percibió el deseo
en mis ojos y fue por eso que dijo:
-
Bueno, mejor voy bajando porque tu hermana y tu
papá se van a preocupar
-
Si, si, mejor
-
Ah – me dijo ella cuando llegó a la puerta y se
giró para mirarme
-
¿Qué ma?
-
Si vos no tenés problema un día vengo a traerte
algunas cosas para que vayas llenando la heladera.
-
Si, mami, vos podés venir cuando quieras, ya tenés
llaves
-
¡Pero podrías estar con alguien! – dijo ella
-
No creo – dije apesadumbrado
-
No te hagas el pobrecito que ahora con ese
cuerpo y eso duro que sentí, más de una va a venir a este departamento
-
Me haces poner colorado, mami – le dije
-
Chau, mi amor – me dijo
Mi mamá me dio un beso cortito y
suave, pero esta vez lo hizo en la mitad de mi boca y la otra mitad en la
mejilla. Mi verga dio un respingo y estuve a punto de abrazarla y atraerla
hacia mí
-
Chau ma – solo atiné a decir
(continúa acá)
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