Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Doble vida (28)

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Doble vida (28)

Esa noche dormí nuevamente en mi cama de toda la vida. Había nacido en Barracas y vivido toda la vida en esa casa. Mis padres se fueron a vivir a esa casa, que era de mi abuela y ahora caía en la cuenta que era la primera vez que me independizaba en serio.

Quizás fue por estos pensamientos que me costó tanto dormirme y me levanté a las 5 de la mañana a tomar un vaso de agua. Me pareció raro ver la luz del baño encendida y me quedé con la ilusión de que sea mi hermana, pero no. Era mi mamá.

-        Hola, mi amor – dijo ella en voz baja

-        Hola mami – dije yo

-        ¿Qué haces levantado?

-        Vine a tomar agua. Siempre me pasa cuando como pizza

-        Ah sí, quizás estaba muy salada – dijo ella

No sé por qué, pero mis ojos se fueron a sus tetas que se las notaba sin corpiño, un poco caídas, pero muy atractivas al moverse libremente.

-        ¡Ya me las estas mirando otra vez!  – decía mi madre riendo

-        No lo puedo controlar – decía yo

Los pezones de mi madre se pusieron duros como piedras y eso me envalentonó a lo que siguió

-        Todavía te debo algo a vos – le dije desafiante

-        Ya me lo vas a pagar – mi madre no aflojaba

-        Seguro que ahora estás toda mojada – insistía yo

-        No te equivocas – dijo mi madre mirando mi bulto creciente

-        ¿Puedo sentirlo con mis dedos?  – le dije

-        ¿Ahora?

-        Si, ahora. Están todos durmiendo

-        Es muy peligroso, Juan – mi madre estaba cerca de aflojar

-        Me gusta el peligro – le dije acercándome

-        Es una locura… - decía ella, pero se acercaba a mí también

-        Solo sentirte un poco – le pedí

Mi madre vestía un pijama de chaqueta y pantalón de seda. Ella se adelantó un paso más y quedó muy cerca y me susurró al oído mientras me agarró la mano y la metió dentro de su suave pantalón. Es el día de hoy que recuerdo el tacto suave de la tela en el dorso de mi mano mientras se metía dentro de la íntima prenda de mi madre

-        Vení -  me dijo

-        Aggggjjjjj  - metí mi mano

Mi primera sorpresa fue que mi madre estuviera completamente depilada. A esa edad no me parecía lo más natural. Evidentemente, mi madre escondía una loba debajo de esa piel de cordero.

Pude sentir su humedad inmediatamente y mis dedos se metieron resbalando en sus labios.

-        Mmmmm – me susurró mi madre y se aferró con ambas manos a mis hombros

-        Necesitaba sentirte – dije y un dedo se metió en su muy mojada concha

-        Aghhhhh siiii – decía ella

-        Me gusta mucho tocarte – le dije moviendo ahora mi mano con decisión

-        Siiii, tocame, mi amor – me decía ella

-        Me pones la pija a mil, mami – le dije

-        A ver – dijo ella y me metió la mano dentro del calzoncillo

-        Mmmmm – dije cuando sentí su mano envolviéndomela

-        Me gusta tu pija, Juan – me dijo ella

-        Siii, mami, y a mi tu concha

En ese momento, estábamos pegados de frente uno con el otro y nuestras bocas pegadas al oído del otro. Fue entonces cuando mi calentura pudo más y me dije a mí mismo: quiero cogerme a mi madre acá y ahora

Quizás fue por eso que pegué mi boca al oído y le dije

-        ¡Quiero cogerte!

-        Aghhhhh Juan, no digas esas cosas

-        Quiero chuparte toda y cogerte

-        Aughhhh, Juan, por Dios

Mi madre, como yo, explotaba de calentura. Quizás fue por eso que con su otra mano comenzó a desabrocharse los botones de su chaqueta y la abrió totalmente dejando expuestas sus dos enormes tetas

No dudé en agacharme y chuparle la teta derecha con pasión. Me metí su pezón en la boca y chupé con fuerza. Ella me agarró la cabeza y la apretaba contra su teta. Mis dedos se metían dentro de su concha, ahora con más profundidad.

-        Quiero cogerte, mami – le dije

-        No, eso no

-        Dejame chuparte, aunque sea

-        ¿Como? ¿Ahora?  – mi madre ya no decía que no

-        Si, ahora, acá – le supliqué

-        Es una locura – decía ella

-        No, vení, sentate acá

Le señalé la mesada de la cocina mientras le bajaba completamente y le sacaba los sedosos pantalones azules de pijama. Pensé que se iba a negar, pero era evidente que la calentura la superaba y necesitaba sentir mi lengua en su concha

Ella no dudó. Quizás obraron su calentura y su necesidad de que esto no se demorase y correr riesgos innecesarios.

Fue por esto que se sentó en el borde de la encimera y abrió las piernas mostrándome en la penumbra una concha carnosa y limpia de pelos. Aún con la poca iluminación pude ver el brillo de su excitación

No dudé y me arrodillé en el suelo para chuparla. El frío piso de la cocina me recordó que estábamos en una situación de pérdida de control, pero no me importó. Comencé a chupar sumergiéndome de lleno en su húmeda cavidad.

No dudé en sacar la lengua y chupar.

-        Mmmmm – me dediqué con todos mis instintos concentrados en su concha

-        Aghh, mi amor, chupame así, siiiii – decía ella en un susurro

Estuve varios segundos recorriéndola por completo, pero supe que no podría demorarme más tiempo y busqué concentrarme en su botoncito de placer y cuando lo sentí lo mordí suavemente

-        Aghhhh aghhh siiii

-        Mmmmm – me aferré a él y comencé a trabajarlo

-        Aghhh ahhhh ahhh siiiiiii – decía ella

-        Mmmmm – yo sabía que estaba en el lugar indicado

Fue entonces que supe que en ese momento no hay que improvisar con cosas nuevas ni raras. Hay que mantener el ritmo de manera constante en la zona indicada.

Su excitación fue creciendo y me dí cuenta que estaba por el camino indicado.

-        Aghhh ahhhhh

-        Mmmmm – sabía que el orgasmo era inminente y aceleré el ritmo y la presión sobre su carnoso clítoris

-        Aghhh ahhh ahhhhhhh aaaaaaaaaaaahhhhhh – me agarró fuerte la cabeza

-        Mmmmm - sentí el temblor de sus piernas apretando mi cabeza

-        Aghhhh ahhhh ahhhhhh

-        Mmmmm - La inundación de jugos se produjo inexorablemente

-        Aghhhh ahhhhh – mi madre acababa

-        Mmmmm, siiiii – yo disfrutaba chupando

-        Aghhhh mi amor que bien que me comiste la concha – me dijo

Yo me subí a besarla mientras sacaba la pija para cogérmela directamente. Ella lo notó y supo que era demasiado. No podía permitirlo

-        Vení, ponete acá -  me dijo

-        ¿A dónde? – dije

Me giró y ella se sentó en una silla y bajándome el calzoncillo liberó mi pija y comenzó a chupármela sin dilación

La manera en la que lo hacía era increíble. Se la metía completamente en la boca y se la sacaba y volvía a meterla.

Yo le acariciaba la cabeza y la miraba. Ella me miró a los ojos y me dijo

-        Acabame en la boca, no me importa – me soltó sin mas

-        Aghhh mamiiiii – ese comentario casi me hace acabar en ese instante

-        Mmmmm – me chupaba y me miraba

-        Aghhh ahhhhh

-        Mmmmm – se sacó la pija y la levantó para meterse mis huevos en la boca mirándome

Era hermoso ver mi pija tapándole la cara porque estaba dedicada de lleno a mis huevos. Ella me pajeaba, me chupaba los huevos nuevamente y me miraba con una cara de puta hermosa

No podía creer que sea mi madre quien estaba haciéndomelo. En la cocina. En mi casa de toda la vida. Con mi padre durmiendo a metros. Una locura hermosa.

-        Acabame en la boca – me ordenó

-        Siii mami, sí, mi amor – le dije

-        Mmmmm – comenzó a chuparme con más fuerza y me miró intensamente

Sus ojos brillaron en ese momento como diciéndome dale, te espero y fue así como me fui en un orgasmo tremendo.

-        Aghhhhh agggg mmmmmm – se disparó el primer chorro dentro de su boca

-        Mmmmm – ella cerró su boca y tragó mientras seguía chupando

-        Aghh ahhhh ahhhhhh, tomá mi leche -  le dije

-        Mmmmm – chupaba ella

Fue en ese momento cuando vi en la puerta la figura de mi hermana que en un blanco camisón me miraba a los ojos.

Llevó un dedo a su boca para decirme que no pensaba hablar y que yo dijera lo mismo.

¿Desde cuándo habrá estado ahí? Me preguntaba. Sea como fuere, ya teníamos mucha confianza con mi hermana. Su sonrisa cuando se giró y se fue, me lo dijo todo

Volví mi mirada hacia mi madre y se estaba poniendo de pie. No dudé en besarla en la boca. Ella me correspondió, aunque sin mucha efusividad. No sé si lo hizo por el sabor de mi semen o por qué motivo, lo cierto es que me besó con lengua, pero más corto de lo que yo quería y me hubiese gustado.

Ella vio la decepción en mi cara y me dijo lo siguiente

-        Te prometo que un día te visito en tu departamento – y me dio un beso seco

-        Si, mami, por favor – le rogué

-        Prometido – me dijo

Se volvió a poner la ropa de dormir y salió por la puerta en dirección a tu dormitorio. Yo me quedé acomodándome y me fui a mi dormitorio.

Abrí la puerta y estaba mi hermana

-        Quiero que me cuentes todo… - me dijo ella

 

(continúa acá)

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