Primer capítulo acá ------> Doble vida (1)
Mi madre me había chupado la pija
en la cocina, yo también le había chupado la concha a ella y acabamos ambos
como locos
Cuando terminamos, se volvió a
poner la ropa de dormir y salió por la puerta en dirección a su dormitorio. Yo
me quedé acomodándome y me fui a mi dormitorio.
Abrí la puerta y estaba mi
hermana
-
Quiero que me cuentes todo… - me dijo ella
-
¿Que queres que te cuente? – le dije
-
¡Te lo tenías guardado, eh! – reía ella, pero no
por eso dejaba de mostrarse sorprendida
-
No, fue hace poco… - dije yo
-
¿Te la estas cogiendo? – me tiró ella
-
Nooooo, solo pasó esto y el otro día…
-
¿El otro día que? – me preguntó ella
-
En mi departamento, habíamos ido a tomar algo a
Puerto Madero y después pasamos porque llovía....
-
¿Y?
-
Y me hizo una paja… - le terminé confesando
-
Bueno, ahora te la chupó, con lo cual vas a
terminar cogiéndotela, ¿no?
-
No sé, es que cuando me caliento, no respondo de
mi…
-
Yo también – me dice mi hermana
-
En la semana pasá por el departamento – le dije
a mi hermana con una sonrisa perversa
-
¿Queres que vaya sola, con mi novio o con papá?
– me preguntó ella entre risas
-
¡Con mamá! – le dije y nos largamos a reír con todo
Natalia se volvió a su cuarto y
yo me dormí plácidamente. Al otro día desayuné y decidí volverme a mi
departamento de Puerto Madero.
El fin de semana lo aproveché
para comprar algunas cosas que aún necesitaba para el departamento como algún
utensilio de cocina y esas cosas. A partir de ahora debía cocinarme y buscar lo
más saludable posible de mi dieta.
También aproveché para ir al
gimnasio y salir a andar en bicicleta. Mi cuerpo estaba en forma y debía
cuidarlo y mantenerlo ahora.
En la semana sucedió algo muy
extraño y fue que Ricardo, mi jefe me invitó a cenar a su casa con su esposa y
su hija.
No podía creer donde vivía. Era
un piso sobre la Av. del Libertador frente a los bosques de Palermo. Una
auténtica locura de lindo.
Me abrió la puerta su hermosa
mujer, rubia y de una edad similar a la de Ricardo y mi madre. Luego apareció
su hija. Se llamaba Constanza y tenía más o menos 30 años. Debo reconocer que a
primera impresión me pareció fea. No me gustó. Era mucho más linda su madre y
no se parecía en nada a esta.
Cuando estábamos cenando comencé
a analizarla y me di cuenta que se parecía a Ricardo, de ahí que no era linda
como la madre. Lo que no imaginé nunca es que sería tan desenvuelta y graciosa.
Como Ricardo supo que me gustaba
mucho, le había pedido a su mujer que preparara cebiche y encargó sushi para
todos. Estábamos cenando los cuatro cuando su hija dijo
-
Por fin conocemos a Juan que tan intrigada me
tenía
-
¿Por qué estabas tan intrigada? – quise saber
-
Es que mi papá habla tantas maravillas de vos
que quería saber cómo eras
-
Es un poco celosa – interrumpió su bella madre
-
Bueno, tenés que pensar que, si queres que
vayamos a vivir a Miami, Juan es muy importante en ese paso – dijo Ricardo
-
Falta mucho para eso, ¿no? – preguntó su esposa
-
Juan se está acomodando muy bien y creo que
puede ser el año que viene tranquilamente.
-
¿Ah sí? – Constanza se mostraba feliz
-
Sí, es probable
-
Entonces cuidémoslo a Juan – dijo y me acarició
el antebrazo
Juro que ese movimiento me
descolocó y no supe que hacer. Constanza, sin embargo, se mostraba resuelta y
divertida. Fue con su madre a servir helado y lo trajo a la mesa mientras
Ricardo me hablaba de algunas cosas de la empresa
-
No no no – decía la mujer de Ricardo
-
¿Qué pasa? – dijo mi jefe
-
No se pongan a hablar ahora de trabajo
-
Está bien, está bien – dijo mi jefe
Comimos el helado y realmente su
hija era muy divertida y graciosa. Su mujer, que se llamaba Lucía, era en
cambio enigmática y totalmente cautivadora.
En un momento, Lucía se levantó y
pude ver que tenía un cuerpo muy bueno debajo de su look de señora elegante y
formal. Es más, en un momento pude notar, por las marcas en su pantalón, que
debajo llevaba una minúscula bombachita que se perdía dentro de su hermosa y
apenas pulposa cola
Nos fuimos al living en donde
Ricardo me invitó un whisky Johnny Walker etiqueta azul. Riendo me dijo:
-
Vas a probar el “elixir”, “el Blue Label de Johnny
Walker” – dijo riendo
-
Jajaja – reí yo
-
No entiendo de que se ríen – dijo la exuberante
mujer de Ricardo
-
¡Es una frase del coco Basile, mamá! ¡Está en
todos lados! – aclaró su hija.
Al rato, para mi sorpresa,
Constanza desaparece y aparece totalmente cambiada y hecha una diosa con un
vestido corto diciendo que se iba a salir y que su amiga la pasaba a buscar en
5 minutos. Estuvo charlando con nosotros un breve tiempo y al rato miró su
celular y dijo, está abajo, chau, y salió.
Cuando Lucía, la mujer de
Ricardo, se levanta no pude evitar mirarle la cola. Rápidamente miré en dirección
de mi jefe y creí que no se dio cuenta de mi mirada deseosa hacia la anatomía
de su mujer.
Estábamos los tres hablando en
los cómodos sillones de su departamento. Yo, sentado en uno individual y
Ricardo en uno de 3 plazas con Lucía sentada de costado a su lado abrazándolo
No sé por qué me salió decirle
esto:
-
¡Te felicito Ricardo, tenés una hermosa familia!
-
Gracias, Juan – me responde él
-
Ayy, es amoroso encima! – dice Lucía
-
A ver cuando me presentas a tu familia – me
interpela Ricardo
-
Pronto – le dije
-
¿Ah sí? –
dijo mi jefe
-
Si, en unos días voy a cumplir años y quería
hacer algo muy chiquito en mi departamento
-
¡Qué bueno! – dice Lucía
Fue entonces cuando Ricardo se
levanta y se retira por el pasillo diciendo “ahora vuelvo” y me deja a solas
con esta fascinante mujer
Me sentí tan incómodo mirándola
de frente que instintivamente bajé la mirada. Ella lo notó y me dijo:
-
¿Que pasa que no me mirás?
-
Es que soy muy vergonzoso – dije poniéndome todo
colorado
-
Mirame ahora que tu jefe no está, aprovechá – me
dijo de una manera descarada
Juro que en ese momento mi pija
se movió y tuve que acomodarme rápidamente
-
¿Que pasa? ¿Te pongo nervioso?
-
Mucho – me sinceré
-
¿Por qué? – ella era incisiva
-
Porque es muy linda y no tengo mucha experiencia
con las mujeres
-
¿Ah sí? ¿Te parezco linda? – jugaba ella conmigo
-
Muy
-
Mmmmm pensar que podría ser tu madre y me miras
con deseo
Ese comentario, lejos de tranquilizarme,
me volvió más loco todavía. Ahora mi mirada era totalmente cargada de deseo.
-
¡Uy como me mirás!
-
¿Como? – le
dije tragando saliva
-
Con mucho deseo, ¿o me equivoco?
-
¡No, no se equivoca!
-
Ayy tuteame que me haces sentir vieja
-
La miro… bueno, te miro con deseo, con ganas de…
-
¿Con ganas de qué? – me preguntó ella
-
Si no fuese la mujer de Ricardo… - intenté
excusarme
-
Vení, parate – me dijo ella poniéndose de pie
Lo hice y no pude entender lo que
sucedió a continuación. Ella se paró delante de mí, muy cerca. Tan cerca que
podía sentir el calor de su aliento en mi boca.
Era una locura total, podía
aparecer Ricardo en cualquier momento e irse todo lo que había construido a la
mierda.
Lo sabía, pero el deseo me
invadía y esa boca carnosa, apenas arrugada por los años y esa mirada intensa
me estaban pudiendo
Ella parpadeó y me dijo mirándome
mientras se humedecía los labios
-
¿Estás caliente como yo?
-
Si – le dije con voz temblorosa
No estaba preparado para que su
mano me acariciara el paquete por encima del pantalón y me tiré para atrás del
susto.
No sabía qué hacer, el riesgo de
que apareciera Ricardo era total. Y ni hablar de la traición a una persona que
había depositado toda su confianza en mí. Mi pija era un garrote debajo de mi
jean.
Su cara estaba, como la mía,
llena de color por la calentura. Lucía se volvió a acercar nuevamente.
-
¿Qué pasó? – me dijo
Entonces supe lo que tenía que
hacer. Me moría de ganas de cogerme a esa veterana hermosa, pero Ricardo era más
que un padre para mí. Era un benefactor, alguien que me había sacado de mi
ostracismo, de mi soledad y me había dado una oportunidad única en mi vida.
-
Me voy – le dije
Me giré y busqué mi campera. La
encontré sobre un sillón.
-
No puedo. Lo siento – le dije
-
¡No, esperá! – quiso detenerme ella agarrándome de un brazo
-
No, no puedo hacerle esto a Ricardo – le dije
-
Pero…
-
En cualquier otra circunstancia, si, te re
cogería
Cuando quise mirar para el
pasillo estaba apareciendo Ricardo quien no entendía que pasaba. Había
escuchado mi última frase. Todo mi sueño se había acabado
-
¿Ya te vas? – me preguntó
-
Si, lo siento, no estoy bien
Me fui corriendo de ahí. Ricardo
no intentó detenerme. Ni saludé al empleado de seguridad que me abrió la
puerta.
Salí a la calle y un viento frío
me pegó en la cara. No pude resistirlo y empecé a correr por la Av. del
Libertador en dirección al centro. Crucé corriendo Coronel Díaz de una manera
temeraria ya que ahí giran muchos autos. Sonaban bocinazos, pero nada me
detenía
Empecé a correr como un
desesperado mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Todo mi sueño de
yupi, de empresario se iban por la alcantarilla del deseo sexual que no podía
reprimir.
Empecé a plantearme que todo
había sido una fantasía, un sueño. Mi pérdida de peso, el sexo con mi hermana,
su amiga, todo. Había tirado todo por la borda.
No sé cuantas cuadras corrí, pero
me encontré en la puerta de un quiosco 24 hs y pedí un chocolate enorme,
necesitaba azúcar. Cuando estaba sacando el dinero para pagar vi una botella de
whisky y le dije al quiosquero “dámela”
Mientras caminaba sin rumbo, pero
en dirección a Puerto Madero, me abrí el chocolate y la botella y comencé a
comer y beber alternativamente. No tuve registro si alguien en la calle me
miraba o no.
En ese momento sentí una
vibración en el bolsillo, era mi teléfono celular.
-
No hagas ninguna locura – decía el mensaje
-
¿De que me hablas, mamá? – le dije
-
Tuve una sensación muy fea y te escribí – me
dijo ella
-
¿Como supiste? – le volví a responder
-
¿Dónde estás? – me dijo ella
-
No sé – alcancé a responder
EL teléfono ahora empezó a sonar
y atendí
-
¿Donde estás, Juan?
Levanté la vista y vi el cartel
de la calle
-
Las Heras y Callao – le respondí
-
Voy para allá – me dijo
-
No, esperá
-
Ya me pedí un Uber y le dije que iba para tu
departamento
-
Bueno, está bien, nos vemos ahí
-
¿Seguro que podés llegar bien? – se preocupó
ella
-
Si si, le dije, nos vemos en el departamento
Busqué rápidamente un taxi y me
subí con la botella dentro de la campera y el chocolate en la mano. Le di las
instrucciones al chofer y me bajé en la puerta de mi edificio después de
pagarle
Llegué y mi madre con cara de
desencajada estaba esperándome en la puerta. Cuando me vio bajar con la botella
de whisky en la mano y el chocolate su cara de preocupación fue extrema.
Mi madre vino corriendo me abrazó
desesperada.
-
Perdí
todo – le dije y me largué a llorar
-
Subamos a tu departamento y me contás
Me agarró las llaves y fue ella
la que abrió y me condujo a mi hogar.
Entré y me desparramé en el
sillón llorando como un nene.
-
Soy un desastre. Soy un desastre – decía yo
-
Esperá que voy a ir preparando un poco de café
-
Hay una máquina con cápsulas – le dije
-
Ah ok. La enciendo – me dijo ella
-
Nunca voy a lograr nada – lloraba yo
-
Esperá. Contame que pasó – me decía mi madre
-
Fui a cenar a la casa de Ricardo, mi jefe –
empecé
-
Esperá, vení a acá. Tomá el café – me ordenaba
ella
-
Bueno, todo bien al principio. La hija es
divina, divertida. Y la mujer…
-
¿Que pasó con la mujer? – me preguntó muy intuitiva mi madre
-
La mujer es una bomba, me hizo acordar a vos –
le dije
-
Bueno, eso es algo bueno – se sonrió ella
-
Es que después de que la hija se fue y Ricardo
también se dio una situación muy caliente con ella… - seguí yo
-
¿Muy caliente cómo?
-
Te juro que si no era la esposa de mi jefe me la
hubiese cogido
-
Ayyy hijo, que caliente que sos – mi madre me
abrazaba y me besaba en la mejilla
-
Bueno, el tema es que tuvimos una charla muy
caliente y ella me tocó el bulto y… - me detuve si saber cómo seguir
-
¿Ella te tocó el bulto? ¿Así? – mi madre me acarició la pija por encima del
pantalón
La miré con deseo, como la había
mirado a Lucía unos momentos antes.
-
Si, así, mami – le agarré la mano a mi madre y
la froté por mi pija que empezaba a pararse ahora
-
Ummmm, y estaba así de dura? – me preguntó ella
caliente a esta altura
-
¡No, mucho más dura! – dije de repente
-
Ah, ¡ella te lo pone más dura que yo! – mi madre estaba celosa
-
No, es que ahora estoy nervioso
-
¿Y Ricardo los vio?
-
Si, un horror – le confesé
-
Y que te dijo él
-
Que espere… que pasaba, que no me vaya – le
aclaré
-
¿Entonces cuál es el problema?
-
Que va a pelearse conmigo, ya no va a poder
confiar en mí, se va a acabar todo
Mi madre se sentó encima de mí en
el sillón y tomándome la cara con las dos manos me dijo
-
Hijo, no estás viendo las cosas claramente,
Ricardo confía en vos y ante una tentación con su mujer saliste corriendo
-
¿Vos decís?
-
Si, hijo, y aparte quiso detenerte y vos te
fuiste porque sentiste que lo habías traicionado
Mi mamá ahora me besaba en la
cara dándome besos cortitos por todas partes
-
Puede ser
-
No, no puede ser. Es así como te digo
Ahora mi madre continuaba con los
besos y por momentos me los daba en la boca y se quedaba un poco más de tiempo
-
¿Y te calentaba mucho esa señora? – me dijo
-
Mucho
-
¿Más que yo? – preguntó celosa y sonriente
-
Nadie me calienta más que vos, mami – le dije
-
Demostrámelo
Fue entonces cuando la besé
abriendo la boca con pasión y enterrando mi lengua dentro de la suya
-
Aghmmmmmm – ella correspondió mi beso
-
Mmmmm, te amo, mami – le dije
-
Ayyyy si mi amor, amame – me respondió ella y
volvió a besarme con intensidad
Nuestras lenguas se buscaban con
desesperación y se encontraban jugando en un mar de saliva y deseo.
-
¡Quiero chuparte las tetas! – le solté
-
Quiero que me las chupes – dijo ella sacándose
la ropa y ayudándome a mí a sacármela también
Me abalancé sobre sus tetas
carnosas y me metí su pezón en la boca chupándolo con avidez
-
Aghhhhhh
-
Mmmmm – yo chupaba ambas tetas saltando de una
en otra
-
¡Me encanta que me chupes las tetas, hijo!
No se cómo lo hice, pero me paré
y la levanté en andas.
-
Vamos a mi cuarto
-
Vamos – dijo ella enterrando una vez más su
lengua en mi boca
Pasamos la puerta y el resto de
nuestra ropa voló por los aires
-
Quiero chuparte la pija – me dijo mi madre en un
acto de desesperación
-
¡Y yo la concha a vos! – le respondí
Nos acomodamos en un 69 de la
desesperación que teníamos ambos de chupar y satisfacer al otro. Mi madre
emanaba jugos y yo liquido pre seminal como una fuente de un manantial
-
Aghhh que rica pija que tenés hijo! – me decía
ella
-
Tu concha es la mejor mami – respondía yo
-
Aghmmmm – casi se atragantaba mi madre en el
afán de chuparme la pija hasta el fondo
-
Mmmmm – sentí un hilo de flujo que bajaba de la
concha de mi madre
-
Aghhh ahhhh ahhhhhhh - acababa mi madre en mi
boca
-
Mmmmmm
-
Aghhh ahhhh me hiciste acabar en un segundo – me
decía ella
-
Quiero cogerte – le solté desesperado
-
¡No! – me
dijo y me miró con una sonrisa
-
¿No? – le
pregunté incrédulo
-
No, yo voy a cogerte a vos, mi amor – me dijo
ella
Mi madre me tiró en la cama, se
montó encima de mí para sentarse colocando ambas piernas a mi lado y agarrando
mi pija se la metió, bajó lentamente hasta que la tuvo totalmente adentro y me
dijo mirándome a los ojos
-
Cogete a mami
-
Aghhh si mami, siiiii
-
Aghmmmmm cogete a mami – repetía ella
-
Siiii me encanta cogerte, mami!
-
¿Te gusto más que la mujer de tu jefe? – me preguntaba desafiante
-
Si, mami, mucho más, vos sos la mejor
-
Siiii, me vas a coger mucho?
-
Si, mami
-
¿Me vas a coger siempre, hijo? – mi madre parecía desatada
-
Sí, siempre mami
-
Me vas a llenar la concha de leche – me costaba
relacionar esas frases saliendo de la boca de mi propia madre
-
Siiiii ahora te voy a llenar de leche – le dije
-
¿Ahora?
-
Aghhhh siiii ahora…
-
Mmmmm Aghhhhh
-
Aggggg
-
Mmmmm si llenala de leche a mami – decía ella y me
besaba con lujuria
-
Aghhhh ahhhhh – mi pija brincaba dentro de la
concha de mami
-
Mmmmm, sos hermoso hijo – me decía ella
besándome y acariciándome
-
Mmmmm y vos mami – le decía yo
Mi madre se derritió sobre mi
cuerpo cayendo pesadamente y se quedó así unos instantes. Como dos amantes nos
besamos mucho y sin darme cuenta me quedé dormido y ella también.
Luego de unas horas fui volviendo
en mí y pude ver que mi madre se estaba vistiendo mientras me miraba.
-
Mami, me gustó mucho
-
A mí también, mi amor
-
¿Ya te vas?
-
Tu padre no va a entender nada de porque me fui
de esa manera
-
Si, tenés razón
Busqué mi celular a tientas y
tenía 20 notificaciones de WhatsApp:
3 eran de
Ricardo mi jefe. ¿Estas bien?, que pasó que te fuiste así?, mañana nos vemos en
la oficina
7 eran de mi
padre. Hola. ¿Estas bien? ¿Que te pasó? Mamá salió corriendo a verte. Hola.
Estoy preocupado. ¿Mamá está con vos?
Los 10
restantes eran de mi hermana en el mismo tono que mi papá
Entre mi mamá y yo calmamos a mi
padre y mi hermana. Mi madre le dijo que por la hora se quedaría a dormir en
casa y que ya estaba todo bien
La miré con una sonrisa perversa
que ella me devolvió mientras comenzaba a quitarse la ropa.
(continúa acá)
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