Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mamá caliente (40)


Al otro día, de repente, a María la invade una calentura extrema y decide de la nada mandarle un mensaje a Florencia, su amiga

·        ¡Hola Flor!

·        ¡Hola perdida!

·        Sí, es verdad te tuve abandonada

·        Si, ¿en que te estuviste entreteniendo para olvidarte de mí?

Florencia hacía referencia a la pija de Luciano, a su novia inclusive, no se imaginaba nada de lo que tenía María para contar

·        ¡Si te cuento, te morís!  – anunció María

·        Contame ya!

·        Queres venir? – propuso María

·        Ya mismo voy – Florencia estaba muy caliente

Florencia llegó y no dudó en besar a María en la boca, pero esta la detuvo diciéndole, dejame que te cuente primero

Florencia estaba ansiosa, tanto que tenía puesto un short de jogging y una camiseta sin sujetador que María advirtió y tuvo que controlar sus impulsos de desnudarla en ese mismo instante.

María le fue comentando todo lo que había hecho últimamente, y terminó con el trío entre ella, la madre de Sofía y su marido. Florencia no daba más de calentura y se tocaba descaradamente mientras la escuchaba a su amiga.

Fue en ese momento en donde dieron rienda suelta a la pasión y se empezaron a comer la boca mutuamente.

-        ¡Quiero cogerte!  – anunció Florencia

-        ¡Y yo quiero cogerte a vos!  – respondió María

Florencia se sacó la remera quedando en tetas y María la detuvo diciéndole

-        ¡Pará! Vamos a mi habitación

Subieron y ni bien cruzaron la puerta ya estaban las dos completamente desnudas. Se besaron, chuparon y comieron las conchas con desesperación. No sé si el factor tiempo, ya que hacía mucho que no estaban juntas, o el relato de María, pero lo cierto es que estaban más desatadas que nunca. Se chuparon todas, pero por sobre todas las cosas, María quiso chuparle mucho el culo a Florencia. Esta se dejaba hacer y respondía de la misma manera.

Después de un rato largo ambas acabaron y se quedaron abrazadas en la cama, besándose y acariciando cada una el cuerpo de la otra.

Un ruido las sacó de su tranquilidad, alguien entraba.

-        Vestite rápido – le ordenó María a su amiga

-        Si si

-        ¿Quién es? – María se asomaba

-        Somos nosotros – dijo Luciano

-        ¿Nosotros quienes?  – preguntaba María

-        Yo y Sofía, vamos a estudiar a mi cuarto

-        Ahí en la heladera tienen unos sándwiches que compré

María quería demorar la subida de los chicos para que no la vieran desnuda y con Florencia. Corrió a ponerse una bata y cuando se asomó no pudo creer lo que veía. Sofía se besaba con una chica y ¡Era la monja del colegio!

Corrió a la habitación y le empezó a contar a Florencia la caliente historia que sabía de su hijo, la novia y la monja del colegio. Florencia ardía de calentura y más sabiendo que estaban abajo y a los besos.

Se pusieron ambas, detrás de la puerta para escuchar algún diálogo, pero la decepción fue que solo escucharon un

-        Vamos a mi cuarto – decía Luciano

-        ¡Vamos!  – decían las otras dos

Pasados unos minutos, Florencia y María salían en silencio de la habitación caminando de manera sigilosa.

Los ruidos que venían de la habitación las hicieron detenerse y mirarse con una sonrisa perversa.

-        Aghhhhh cogeme! – decía la voz de la monja

-        Mmmmm siiiii – decía Luciano

-        ¡Que pija hermosa que tenés!  – la hermana estaba desatada

A María se le ocurrió una idea muy perversa, pero era tal la calentura que no pudo reprimirse y agarrando su celular le mandó un mensaje a Sofía

-        ¿Así que están cogiendo con la monja? Estamos en la puerta con Florencia mi amiga, ¿te acordas de ella? Y nos calienta mucho escucharlos

Sofía estiró el brazo y cuando leyó la pantalla un chorro de excitación parecía bajarle por la concha.

-        ¿Se animan a entrar?

-        ¿Con que excusa?  – decía María

Sofía miró a la monja que estaba en cuatro patas y siendo penetrada por Luciano y le dijo al oído:

-        ¿Vos queres saber qué pasa con la mamá de Luciano?

-        Si, aghhhh asiiiiii – decía la monja

-        ¿Qué pasa? -  decía Luciano que no entendía la intervención de su novia

-        ¿Te gustaría ver como Luciano y yo nos cogemos a la madre de él?

-        Aghhhh siiiii

-        Pensá que Luciano te coge y la madre te chupa la concha! – gritaba casi Sofía

La monja estaba al borde del orgasmo mientras Sofía le decía esas cosas y le frotaba el clítoris con su pequeña manito.

-        Agghhhh me vas a hacer acabar como loca, Sofía! – decía le hermana

-        Acabá y después te muestro como le chupamos la pija entre la madre y yo a Luciano

-        Agggghhhhhhh ahhhh ahhh ahhh ahhhh ahhhhhhh – acababa la monja

-        Aghhhh ahhhh ahhh – Luciano la miraba a Sofía con gesto incrédulo

Detrás de la puerta, Florencia y María se desnudaban y se preparaban para entrar en escena.

-        Aghhhh estoy acabando – aullaba la monjita

-        Mmmmm – decía Luciano

-        No acabes, quiero sacarte la leche con tu mamá y con Florencia – decía Sofía mirando hacia la puerta

Instintivamente, la monja y Luciano miraron hacia le puerta que permanecía cerrada y volvieron a mirar a Sofía que gritó:

-        ¡Si es que ellas se animan a entrar!

La monja vibró de excitación cuando vio que el picaporte descendía y la puerta se abría lentamente. Más aun cuando vio la desnudez de ambas mujeres. Cerró fuerte los ojos para comprobar si todo no se trataba de un sueño, pero por suerte era la más pura verdad.

-        Hola, yo soy la mamá de Luciano – dijo María extendiendo la mano hacia la monja

-        Hola, yo soy… - la monja no supo que decir

-        ¡La hermana Mariángeles, lo sé! ¡Un gusto, hermana!  – sonrió María y le apretó la mano

-        Yo soy Florencia una amiga de la familia – Flor besó a la monja en la comisura de los labios

Luciano salió de dentro de la monja y esta se sintió muy vacía, pero no pudo más que resignarse a ver qué sucedería en adelante. La pija de Luciano parecía perder erección y Sofía se arrodilló para chuparla.

-        ¿Quien me ayuda?  – dijo la joven

-        Yo primero, soy la madre – dijo María arrodillándose a chuparle la verga a su hijo y mirando fijamente a la monja a los ojos

-        ¡Yo sé quién sigue después!  – dijo la divertida Florencia

-        ¿Quien?  – preguntó la monja

-        Primero la novia, segundo la mamá y tercera… - Florencia los miraba a todos

-        ¿Quien?  – quiso saber la monja

-        ¡Después de la novia y la mamá, va la hermana…Mariángeles! Jajaja – reía Florencia

-        Siiiii! – casi gritaba la hermana Mariángeles que ahora se arrodillaba a los pies de la verga de Luciano y al costado de la madre de él

-        Mmmmm, cuantas bocas para mi pija – decía Luciano

-        Mmmmm – Sofía se apoderó de la verga metiéndosela por completo

-        Mmmmm – María sorprendió a la monja besándola en la boca

-        Mmmmm – la monja respondió abriendo la boca y sacando la lengua pese a la sorpresa

Florencia comenzó a acariciar el joven cuerpo de Sofía desde atrás y ésta supo muy bien lo que debía hacer. Se desprendió de la verga de su novio y se fue a la cama con Florencia en un tórrido 69.

La monja y María ahora se besaban y se separaron solo para dejar que María capture con su boca la verga de su hijo. Puso todo su empeño en la felación que la hermana caliente miraba desde cerca y no podía dejar de admirar como si fuese un cuadro en un museo.

María la miró y le ofreció la pija a la monja. Esta no dudó y comenzó a chuparla con arte. María arrodillada en la alfombra bajó a chuparle los pechos a la joven monja y se encontró con unos pezones hermosos.

Detrás de ellas dos, Florencia y Sofía seguían en un exquisito 69 y gimiendo como locas.

-        Me vas a hacer acabar, pendeja – le decía Florencia admirada por el arte que el que chupaba la concha Sofía

-        Acabemos juntas, Dale – decía Sofía

La hermana Mariángeles no sabía dónde dirigir la mirada. Era todo tan caliente que no podía creer formar parte de este cuadro tan hermoso y excitante. Cuando creía que nada podía excitarla más, María dio la siguiente orden

-        Lucho, sentate en la silla que quiero sentarme encima y que la hermana me chupe la concha

-        Aghhhhh siiiii – Luciano obedeció sentándose en la silla

-        Mmmmm, a ver -  María se sentó dándole la espalda a su hijo para quedar de frente a la monja que seguía arrodillada y no precisamente dispuesta a rezar un rosario

-        Aghhh Mmmmm – Luciano sentía como su verga se iba enterrando en la concha de su madre

-        Mmmmm, siiii, vení chupame, hermosa – le ordenó a la monja

-        Mmmmm – la monja se inclinó hacia adelante apoyando sus manos en los muslos de la ardiente madre de Luciano

-        Aghhhh siiiii – María vibró cuando sintió la lengua de la monja en su clítoris

-        Mmmmm – la religiosa sacó la lengua y recorrió desde los huevos, parte del tronco que estaba fuera de la concha y el resto de la vulva de María

-        Aghhhhhh – Luciano estaba a punto de acabar

-        Mmmmmm, siii chupá todo – ordenaba María

-        Mmmmm, la monja llevó una de sus manos a su propia concha y comenzó a frotarse

Desde atrás llegaban los inconfundibles sonidos de Sofía y Florencia acabando

-        Aghhh ahh ahhhh ahhh aghhhhh

-        Aghhhh ahhhh ahhhh, pendeja me haces acabar como locaaaaaa

-        Aghhhh ammmm mmmmmm aghhhhhhh

-        Aghhhh ahhh siiiii aghhhh

La monjita siguió chupando y chupando hasta que Luciano acabó en un estallido

-        Aghhhh ahhhh ahhhhh acaboooooo

-        Mmmmm siiiiiii – María estaba a punto

-        Mmmmm – la monja se prendió del clítoris de María

-        ¡Me vas a hacer acabar hermosa!  – le dijo a la monja

-        ¡Que traviesa esta hermana!  – gritó Florencia

-        Mmmmm – la monja sentía el pene de Luciano palpitar en su pera mientras se prendía con los labios al clítoris de la madura madre

-        Aggggg ahhhhh ahhhhh – acababa María

-        Aghhh aghhhh -  Luciano no cesaba en su orgasmo

-        Ammmm ahhhhhh – la monja estaba lista para el orgasmo

-        ¡Hermana! ¿Se anima a tomar la leche de la concha de mi suegra?  – preguntó Sofía muy caliente

-        Aghhhhh Mmmmm siiii – La religiosa acababa mientras asentía

María en un hábil movimiento, se levantó apenas, sacó la pija chorreando de semen y flujo y se la dio en la boca a la monja diciendo:

-        Primero chupale y límpiale bien la pija

-        Agmmmmm – la religiosa abrió bien la boca y comenzó a engullir la verga de Luciano

-        Mmmmm – María la miraba

-        Mmmmm aghhhh – Luciano gozaba

Sofía y Florencia se habían sentado en la cama contemplando la escena de la monja. María Se tapaba la concha con la mano para evitar que le saliera el semen, quería dárselo a la hermana pecadora.

-        Mmmmm – seguía la monja disfrutando de la pija y acariciándose a sí misma

-        Ahora bebé de mi concha directamente – dijo María ofreciéndose a la monja

La hermana Mariángeles comenzó a chupar la concha de María y a tragar el semen que salía de ella. No podía creer que estaba chupando y bebiendo semen de Luciano en la concha de su madre, era todo surrealista, pero más que excitante

-        Sos hermosa, hermana! – le decía María acariciándole la cara y limpiándole los restos de semen que le chorreaban por la barbilla

-        Gracias, ¡usted también! – La monja no se atrevió a tutearla aun después de lo vivido

-        ¡Que respetuosa es usted, hermana!  – reía Florencia

-        Jajajaja – reía ahora Sofía

-        Jajajaja – Luciano reía también y ahora se levantaba a besar a su novia

Cada día la monja, María, Sofía y Luciano disfrutaban más del sexo. No se sentían con la capacidad de detenerse en esta espiral de deseo en la que estaban inmersos. Esta situación era muy peligrosa. Hasta acá era todo sexo, diversión, placer y complicidad con todos los seres que los rodeaban, pero estaban en una burbuja que podía llegar a explotar de un solo pinchazo y ese pinchazo iba a llegar más pronto de lo que todos temían.

 (continúa acá)

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