Al otro día me levanté y no me
reconocí. Me sentía en plenitud como si yo mismo fuese otra persona y habitara
otro cuerpo. El espejo me volvió a la realidad, pero esta vez me noté diferente
y no me vi feo, ni siquiera tan gordo. Tampoco es que soy un obeso, pero tengo
mis kilos demás. Mi hermana siempre usó mi cuerpo para burlarse de mí y
humillarme. Fueron años de sometimiento y maltrato. Yo solo la había dominado
durante unas horas ¿Qué estaba mal? Nada, me respondía a mí mismo
Fui a la computadora y revisé una
por una las fotos de mi hermana y me percaté de algo que no había visto en la
primera oportunidad. Las pijas que se comía en una y otra foto no parecían ser
la misma. Es decir, que estaba frente a una hermanita que tenía una doble vida
y muy jugosa. Me disponía a apagar la computadora y escucho que pasa ella por
el pasillo
-
Buen día - le dije gritando tras la puerta
cerrada
-
Buen día, Juan – Me respondió ella
El solo hecho de que pronunciara
mi nombre, me volvía loco. Sabía lo que le costaba hacerlo y saber que lo hacía
de motus propio, me encantaba. A tal punto que, entre las fotos que veía y el
hecho de oír su dulce voz, hozo que se me pare la pija de manera demencial.
Como un rayo una idea acudió a mi
mente. Fue entonces que envalentonado, hice la primera jugada arriesgada en
toda esta locura que se estaba desatando.
Agarré mi pija y la saqué del
pantalón y poniéndome de pie la puse frente al monitor donde se veía a ella con
una pija dentro de la boca, y la llamé
-
Vení Naty
-
¿Qué, Juan? – preguntó tras la puerta
-
Abrí la puerta – le ordené
Con temor, su pequeña mano tomó
el picaporte y abrió. Cuando me vio de pie con mi pija en la mano y su
explícita foto en el monitor, se quedó de piedra. Miró para el costado del
pasillo por donde podría venir mi madre y cerró la puerta quedándose afuera.
-
Esperá, vení - le ordené
-
¡Estas loco! - dijo con vos apenas audible
-
Vení, pasá - le dije
-
¡Está mamá en la cocina y papá todavía no se fue!
- dijo ella
-
No importa, pasá
La puerta volvió a abririse y
ella apareció con su pequeña anatomía dentro de mi cuarto. Era la primera vez
que entraba en mi guarida y eso, ya de por sí, era todo un triunfo para mí.
Llevaba el mismo camisón que la noche anterior, pero se había puesto corpiño
debajo. Aun así, lucía extremadamente sensual. Juro que tuve que contenerme
para no abalanzarme sobre ella. Su cara tan bonita e inocente de pie en mi
cuarto, y esa misma cara en el monitor con media pija dentro de la boca, me
aturdían al mismo tiempo que me excitaban.
Su cuerpo estaba rígido y vi como
una lágrima de odio corría nuevamente por su mejilla, pero no iba a decir nada,
era muy orgullosa.
La miré desafiante, y aunque debo
reconocer que sentí un poco de pena por ella, disparé mi siguiente misil
directo a su orgullo.
-
¿Qué pija te gusta más? ¿Esta o esa?
Me agarré la pija y la estiré
como pajeándola y le señalé el monitor donde su carita inocente era invadida
por una pija de tamaño normal
No me respondió.
-
Me parece muy bien, pensá lo que vas a responder
-
Las dos – dijo como una experta
Debo reconocer que era muy
inteligente y, aun en momentos difíciles como era este, sabía salir indemne de
una situación.
-
Pero tenés que decir una
-
Bueno, la tuya es mejor
-
¿En serio pensás eso? – no debía entrar en su
juego, pero me costaba
Mi hermana estaba recuperando
algo de poder y no podía permitírselo, debía ser más incisivo y demostrarle que
el poder y el control lo tenía yo
-
Sí, me dijo, pienso eso y me miró desafiante
-
Esperaremos a que pruebes la mía y decidas
también por sabor
Su cara de pánico lo dijo todo. Se
puso roja de furia.
-
Andá nomás, dejame solo, le dije
Se fue de mi cuarto sin decir
palabra. Al hacerlo, tuvo la mala suerte de cruzarse con mi mamá que venía de
la cocina.
-
¿Qué haces vos en el cuarto de tu hermano?
Escuché decir a mi mamá
Mi hermana no contestó y se metió
en su cuarto. Yo acudí en su salvación y en la mía también. Hay que reconocer
que a mí tampoco me convenía que se precipiten las cosas.
-
Me vino a pedir un cargador
-
Ah - dijo mi madre y volvió por donde venía
No volví a salir de mi cuarto en
toda la mañana, trabajé con la computadora. Al mediodía, sabía que mi hermana
estaría en la universidad, así que se me ocurrió jugarle una broma
escribiéndole un mensaje
-
Buen día, Naty
-
Buen día Juan
Hasta por WhatsApp me saludaba
correctamente. Sin dudarlo y para sacarla de su zona de confort le disparé
-
¿Estás lista para probarla?
-
¿Qué cosa?
-
Mi pija – le respondí sin dudar
-
Nunca voy a estar lista
Por WhatsApp era más inteligente aún.
Esos segundos para pensar le daban más tiempo y daba la respuesta adecuada.
-
Bueno, prepárate porque esta noche te quiero con
media pija mía en tu boca, como en la foto
Tardó segundos en responder, pero
lo que vi a continuación no me defraudó
-
Voy a hacer lo que me pidas
No podía creer lo que acababa de
leer en la pantalla de mi celular.
-
Bueno, a las 23.30, en mi cuarto – le escribí
Mi corazón latía de prisa, mis
sienes retumbaban en mi cabeza. Sentía morirme de excitación. Tanto es así que
me tuve que levantar del asiento y salir de mi cuarto. Caminaba por la casa y
aun sentía que no me alcanzaba. Me sentía exultante y al mismo tiempo abrumado.
No sabía cómo definirlo. Tanto fue así que volví a mi cuarto y me cambié para
salir a la calle.
Cuando pasé frente a mi madre y
salí por la puerta, esta me miró como no entendiendo que pasaba. Yo casi nunca
salía a la calle.
-
En un rato vuelvo, dije
El aire frío golpeó mi cara y
pude estabilizarme un poco más. Seguí caminando y saqué con temor el celular
del bolsillo de mi pantalón. Recuerdo que yo llevaba una remera roja y unas
bermudas negras. Seguía mi mensaje “Bueno, a las 23.30 en mi cuarto” y ya
figuraba leído con las dos tildes azules. Lo guardé nuevamente en el bolsillo y
seguí caminando.
Miraba a la gente por la calle.
Me detuve en un niño que iba tomado de la mano con su madre. Después pasé la
vista por una pareja de ancianos y más tarde por un grupo de chicas que iban o
volvían del colegio con sus uniformes escolares. Esa imagen me devolvió al
pensamiento de mi hermanita. Fue justo en ese momento cuando sentí vibrar el
celular dentro del bolsillo. Lo saque con los nervios de punta. Miré la
pantalla sin dilación, era un mensaje de ELLA
-
Ok, ahí estaré – rezaba el mensaje
Mi corazón retumbó en mi pecho
como un tambor gigante. Mi cuerpo experimentó una sudoración y un calor que
nunca antes había vivido. Supe en ese instante que volvía a vivir, que todo lo
que había transcurrido en el último tiempo no tenía sentido o era
intrascendente en mi vida. Ahora estaba vivo. Esto era, así se sentía estar
vivo.
Una sonrisa de triunfo, imposible
de ocultar, se apoderó de mi cara. Me detuve en medio de la calle y miré para
todos lados. Quería que me vieran, por primera vez me quería sentir observado y
la mirada de los demás no las veía como una carga, como una opresión. Ahora
estaba exultante y quería disfrutar de mi momento.
Me fui recomponiendo de a poco
mientras regresaba a mi casa. Me bajaron los calores. Mi mueca de felicidad se
fue diluyendo. Por dentro seguía igual de feliz o más. Entré en la cocina y le
dí un beso a mi mamá. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había
besado a mi madre? Desde su cumpleaños o el mío, no era muy difícil de
calcular. Mi madre me miró como no reconociéndome.
Llegó la cena y comimos los
cuatro juntos, mi padre y mi madre parecían estar en otra. Realmente lo
estaban. Mi hermana, sin embargo, en más de una ocasión me miró con cara de
odio. Yo estaba totalmente perturbado y nervioso por lo que iba a ocurrir en
unas horas.
Como nunca nos cruzábamos
palabras con mi hermana, mis padres no se dieron cuenta de la tensión entre
nosotros. Lo que cambiaba, era que ahora yo tenía el control sobre ella.
Una situación particular se vivió
cuando estábamos retirando los platos. Mi hermana se levantó a ayudar, cosa que
siempre hacía como buena hija que era. Yo en un momento pasé por detrás y le toqué
suavemente la cola. No fue premeditado, fue algo automático, un impulso, una
locura del momento. No aguanté la situación, ese culo me volvía loco. Por
suerte, tomé el recaudo de no ser visto por mis padres. Recuerdo que tenía
puesto una minifalda de jean y una camisa escocesa. Aún en minifalda, su culo
era espectacular. Ella giró rápidamente la cabeza y me miró con odio.
Me fui a mi habitación y me
encerré a calmarme y darme cuenta que debía tener más cuidado con esas cosas.
Si era descubierto por mis padres en una actitud así, todo podría irse a la
mierda y perderse todo lo conseguido hasta ahora. Y me quedaba aún mucho por
intentar. Y lo mejor de todo, es que, por primera vez en mi vida, me tenía fe.
Me consideraba con todo lo necesario para lograr mi objetivo que no era otro
que someter a mi hermana. Humillar a la persona que tantas veces y de tantas
maneras se había burlado de mí.
Los minutos no pasaban más.
Escuché a mi padre levantarse e ir a la habitación, más tarde lo hizo mi madre.
Eran las 23.20 cuando quise hacer una última jugada de provocación a mi hermana.
Agarré el WhatsApp y escribí
-
Hola
Pude escuchar el sonido de
notificación de su celular desde mi propio cuarto. Inmediatamente los dos
tildes azules y su respuesta
-
Hola
-
¿Vas a venir?
-
Si, faltan 10 minutos todavía
Sabía que no debía preguntar para
asegurarme, debía mostrarme firme, pero aún quedaban cosas propias de mis
inseguridades.
-
Muy bien, me gusta que seas así. Obediente – le
escribí
-
Ok - respondió
-
Una cosa más, quiero que vengas vestida como
estas, pero sin bombacha debajo de la minifalda – me atreví a escribirle
Las dos tildes azules lograron
que mi corazón nuevamente empezara a latir como queriendo salirse del pecho.
Cuando leí OK en la pantalla creí desmayarme
A las 23.30 escucho sus pasos,
miro hacia la puerta y me quedo con la vista fija en el picaporte. Cuando veo
que desciende, se abre la puerta y aparece mi hermana se me secó la boca y no
supe que decir ni hacer. Todo lo que tenía planeado se me olvidaba. Mi cabeza
era incapaz de pensar.
Lo que sucedió esa noche en mi
cuarto no lo iba a olvidar nunca en mi vida
(continúa acá)
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