Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Doble vida (4)

 


FOTO REAL de las tantas que encontré en su computadora


Mi hermana estaba en mi cuarto y yo sentado en mi silla gamer mirándola como si se tratara de una escultura milenaria. No podía creer lo que mis ojos veían. Los nervios se apoderaron de mí y como pude esbocé:

-        Pa.. pasá y ce…cerrá - le dije tartamudeando

-        ¿Estas nervioso?  – me preguntó con un atisbo de sonrisa

Ella me preguntaba a mí. No podía dejar que tomara el control. No debía permitírselo.

-        Sentate en mi cama

-        Si, dijo ella

Se sentó con las piernas cerradas y yo, aun sentado, giré mi silla de la computadora para verla de frente.

-        ¿Viniste sin bombacha? – necesitaba ser directo para sentirme más seguro

-        Si

-        ¿Segura?, ¿no me mentís? - insistí

En ese momento mirándome a los ojos, como si de la película atracción fatal se tratara, abrió lentamente las piernas y levantó una para mostrarme su depilada concha. Juro que traspiraba como el detective gordo de la película y que ella me miraba desafiante como Sharon Stone. Solo que a ella se la notaba más seria y menos confiada.

-        Muy bien - dije en un tono que intentó parecer firme

-        Total, ya me la viste en las fotos, ¿no? - dijo ella

-        Si – fue lo único que atiné a responder

Cerró las piernas y las cruzó. Estuve tentado de pedirle que las abra, pero quería demostrarle que el control lo seguía teniendo yo.

Es el día de hoy que no entiendo cómo me animé. Solo esa adrenalina que vivía en ese momento, podía explicar lo que hice a continuación. Me levanté y me coloqué delante de ella con el bulto de mi pija visiblemente erecta, delante de ella.

-        ¿La vas a probar?

-        Sacala - me dijo ella

No dudé y le ordené.

-        Sacala vos

Me miró a los ojos como tratando de entender en quien se había convertido su hermano. Una sonrisa perversa se apoderó de mi cara, como el villano perfecto de una película. La heroína estaba casi derrotada a los pies de él, que sonreía maliciosamente.

Creo que no debo sufrir ningún tipo de cardiopatía porque de haber sido así, en ese momento me moría. El corazón nuevamente latía a mil ¿Cuántas veces ya en un día? No importaba

Mi dulce hermanita, sentada en mi cama, con su carita de ángel. Esa sumisa chica, estudiosa y religiosa a mas no poder, estaba con su mirada clavada en la mía y ahora bajándola lentamente para desabrochar mi cinturón.

Yo la miraba desde arriba y me tentaba acariciarle el pelo, la cara, la boca, pero sabía que no debía hacerlo. No debía mostrarme débil y complaciente porque ella iba a saber aprovecharlo. Era muy arpía, había que tener cuidado con ella.

Con sus dedos delicados tomó mi cinturón y lo fue sacando. Lo hacía todo muy lentamente y eso lo volvía más mágico, más irreal. Desabrochó la hebilla y lo apartó a un costado. Volvió su mirada a mis ojos. Yo la miraba serio. Un poco por mis nervios y otro poco para no mostrar indicios de placer. Desabotonó y me miró nuevamente. Se detuvo como esperando una nueva indicación de mi parte

-        Seguí – le dije cortante

-        Bueno

Fue bajando el cierre lentamente y de a poco fue abriéndome la cremallera para liberar la zona. Una mano me tocó por encima del calzoncillo y vio que estaba en una semi erección. No era completa producto de los nervios, debía relajarme. Volvió a mirarme

-        Sacala - le ordené

-        Bueno - me dijo sumisa

Ahora sí, metió la mano dentro, bajando el elástico y tomó mi verga firmemente con su delicada manito de princesa. Evidentemente sabía lo que hacía, no era la primera vez. La sopesó y retiró la piel hacia atrás. Volvió a mirarme y miró mi pija. Empezó a subir y bajar la piel pajeándome de una manera deliciosa. Sabía que estaba logrando controlarme, pero yo fui más fuerte esta vez

-        No te pedí que me pajearas

-        Bueno

La mantuvo en su mano y me miró esperando la siguiente orden, que no tardó en llegar

-        Metétela en la boca

No me respondió, me miró a los ojos, abrió la boca y sosteniéndome la mirada como una auténtica geisha se metió lentamente mi pija en la boca. Cerro la boca y me miró con la verga adentro. Yo le sonreí maliciosamente.

Tuve tiempo para detenerme a pensar en todas las maldades y desplantes que me había hecho en el último tiempo y le sostuve la mirada un tiempo largo.

Ella, mi hermana, la casta, la pura, la inmaculada, estaba ahora con la mitad de mi pija dentro de su boca. Le acaricié el pelo, no pude evitarlo. Ella se sonrió con mi verga dentro. Una batalla pequeña había ganado, pero no le duró mucho

La agarré fuerte del pelo y la tiré hacia atrás para que salga un poco de mi verga de su boca y volvía a empujarla, siempre agarrándola bien fuerte de su hermoso y castaño cabello, hacia adelante con fuerza. Hizo una pequeña arcada. La saqué y la tiré para atrás. Mi pija estaba más erecta que nunca en su vida, creo que nunca había estado así. Sentía hasta un leve dolor de lo dura que estaba. Mis huevos también se contrajeron. Le saqué la pija y empecé a pasársela por toda la cara. Un poco de saliva de ella y otro poco de líquido pre seminal se esparcían por su cara.

Noté que en determinado momento en que le estaba pasando la pija en la cara, se olvidó que era su hermano, su amo y que ella era mi sumisa esclava. Con sus dos manitos apoyadas sobre sus muslos y mirando fijamente mi verga, la siguió con la mirada y abriendo la boca se la volvió a meter y comenzó a chuparme con desesperación

Iba a acabar, y lo iba a hacer en las fauces de mi hermana.  La agarré del pelo y moviéndole la cabeza comencé a cogérmela por la boca.

Ella abría más la boca y se dejaba hacer. Quise ponerla a prueba y la solté. Fue entonces que sucedió. Agarró mis caderas y comenzó a chuparme, ahora sí ella a mí, con toda devoción. Esa misma devoción que sentía por Dios, ahora la tenía por mi pija. Chupaba como desesperada. En ese momento entendí que mi hermana era una auténtica diosa del sexo. Una puta hermosa. En la intimidad, era la mejor y lo daba todo. Siguió chupándomela y le dije

-        Te voy a acabar en la cara

Quería humillarla y ultrajarla, pero en un momento noté que no era nada nuevo esto que le iba a hacer a mi hermana. Aun así, mi excitación pudo más y la volví a agarrar del pelo, sacándole la pija de la boca. Ella pareció entender lo que venía y comenzó a pajearme con la boca abierta y mirándome a los ojos

Ese contacto visual lo fue todo. Me venía en un orgasmo irreversible

-        Tomá - dije con voz firme

Ella cerró la boca para recibir mi leche en su cara. Un primer potente chorro cruzo su boca, nariz y ojo derecho. El segundo, más largo aún, en nariz y ojo izquierdo que permanecía cerrado. El tercero ceja, frente y parte del pelo. El cuarto, un poco menos caudaloso, en la boca nuevamente.

Me agarré la pija y se la pasé por toda la cara esparciéndole el líquido elemento. Ver su cara llena de mi semen me produjo una oleada de placer extremo. Era una gran locura, lo sabía, pero me sentía en un éxtasis total.

Ver a mi hermana sometida y humillada por mí, no tenía precio. Ver su cara llena de mi leche me llevaba a los límites del morbo. Era mi hermana y aun así no sentía culpa. Se merecía esto y mucho más.

-        Alcanzame un pañuelo descartable - dijo ella

-        Acá las órdenes las doy yo - dije firme

-        ¿Qué más queres que haga? - Preguntó en un tono que mostraba preocupación

Seguro por su cabeza pensaba ¿hasta dónde piensa llegar mi hermano? O ¿Por qué habré sido tan cruel con él y ahora tengo que pagar así?

Agarré la caja de pañuelos, saqué uno y se lo alcancé. Lo tomó y sin abrir los ojos se lo pasó, primero por los párpados y ahí sí, abrió sus dos ventanas y esos ojos no parecían tristes. Destellaban algo que me costaba identificar. Me miró con intensidad.

-        ¿Me podés dar otro pañuelo, por favor?

-        Tomá - le dije alcanzándole otro

No podía creer la sumisión de mi hermana. Me pedía las cosas por favor y se limitaba a hacer lo que le pidiera.

-        Otro, porfi - dijo con cara de nena buena

Juro que ahí mismo, con la cara aún con semen, me hubiese abalanzado a besarla y chuparle la boca, meterle la lengua, chuparle los ojos. Solo veía a una nena dulce que pedía ser contenida. Esa palabra “porfi” me desarmaba, pero tenía que ser fuerte.

Ella pareció notar que algo cambiaba en mi gesto y ya no estaba tan duro como antes y quiso ir por el mismo lado.

-        ¿Me das otro, hermanito?

Casi me desmayo al oír “hermanito”, pero por suerte pude recomponerme y me giré sentándome en la silla, tiré los pañuelos en la cama a su lado y me puse a mirar la computadora diciendo

-        Ahí tenés, límpiate y Andate a tu cuarto

Me miraba y yo podía sentir la carga de su mirada en mi espalda, pero no claudiqué. Se terminó de limpiar y se paró diciéndome

-        Chau

-        Cerrá la puerta - dije sin dejar de mirar la pantalla

Ya era tarde. Había humillado a mi hermana acabándole en la cara. Era momento de dormir y descansar. Todo había cambiado. En este juego de roles, ya no iba a ser yo el humillado y sometido. Ahora yo empezaba a ser el dominador y ella la dominada.

Me dormí con una sonrisa de placer como nunca antes lo había hecho

 

(continúa acá)

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