Esa noche comimos la comida, que
no habíamos pagado o digamos que había pagado Natalia con una hermosa chupada
de verga al repartidor, en completo silencio.
Ella estaba desnuda y no me
miraba. Yo me había vestido y tampoco me animé a cruzar mi mirada con la de
ella
Al otro día estaba durmiendo y
escucho ruidos de conversaciones. Mis padres habían regresado. Me levanté
rápidamente y entré en pánico cuando la vi a Natalia sentada con mis padres
charlando en la cocina.
Entré y mi mamá me miró y se puso
de pie
-
Hola Juan
-
Hola má – supuse que no había dicho nada Natalia
-
¿Cómo estuvo todo?
Ahí mi mirada se fue a la de
Natalia que me sonreía triunfante.
-
Todo bien – dije yo
-
Todo tranquilo, nos arreglamos bien – Dijo
Natalia
-
¿Se pelearon mucho? – decía mi madre que nos conocía a la
perfección
-
Tuvimos algunas agarradas, ¿no Juan? – mi
hermana me sonreía de manera perversa
-
Algunas – contesté yo nervioso
Esa tarde hacía bastante calor y
mis padres se recostaron a descansar un poco luego del viaje. Mi perversión se
despertó cuando la vi a Naty con la minifalda de jean y mirándola con descaro
le pregunté
-
¿No tenés nada debajo como esa vez?
-
Averigualo – dijo la muy putita
Estábamos a metros de la
habitación de nuestros padres que parecían dormir plácidamente.
-
Vos mirá si mamá y papá no se despiertan – le
dije
Ella de una manera totalmente
erótica asomó su cabeza tras la puerta en dirección de la cama de mis padres y
sacó el culo hacia mí.
No dudé en meter mi mano debajo
de la pollera de mi hermana y oh sorpresa, no llevaba nada debajo. Fue ella
misma la que se levantó la pollera quedando desnuda a mi merced. Estaba muy
caliente y no quería perder una oportunidad como esta. Ya lo deseaba desde
hacía mucho tiempo. Me arrodillé en el piso y abriendo los glúteos de mi hermana
con ambas manos metí mi cara en su culo y comencé a chuparle la concha con
desesperación
-
Aghhhh – gritó ella
-
¿Qué pasa? Preguntó mi mamá que se despertó
Yo me asusté y quise retirarme,
pero Natalia me agarró de los pelos y me hundió más la cara contra ella
mientras le respondía a mi mamá
-
Me golpeé un poquito mami, pero estoy bien,
seguí durmiendo
-
Ah bueno. Cerrá la puerta – dijo mi mamá
Si lo hacía tendría que salir y
exhibirse frente a ella, pero no tuvo dudas, se bajó apenas la pollera y les
cerró la puerta a mis padres. Acto seguido, me agarró de la mano, tiró para
abajo y me tomó de la cabeza haciéndome bajar hasta su concha
Ahora estábamos más cerca de la
habitación de mis padres, pero con la puerta cerrada. Hábilmente, ella se apoyó
sobre la puerta de manera que, si mis padres lo intentaban, no podrían salir de
la habitación. Al oído me dijo
-
Chupame la concha
Juro que casi acabo sin tocarme
en ese momento. El morbo de estar a metros de mis padres con la supuestamente
casta y virginal Natalia totalmente abierta de piernas y ofreciéndoseme me
volvía loco.
Una de sus piernas se apoyó en mi
hombro y comencé a chuparle la concha con desesperación. Creo que pese a mi
falta de experiencia lo hacía muy bien porque ella susurraba
-
Siiii asiiii
-
Mmmmm – yo chupaba como si fuera lo único que
podía hacer en esta vida
-
Un poquito más arriba, ahiiiiiii, aghhhh
-
Mmmmm – supe que estaba en la zona clitoriana y
chupé con más determinación y seguí, seguí y seguí
-
Ayyyyy me vas a hacer acabar – susurraba ella
-
Mmmmm – yo mantenía el ritmo, quería que ella
acabara
-
Aghhhh acá en la puerta del cuarto de mamá y
papá… aghhhhh
-
Mmmmm – yo seguía firme con mi trabajo en el
clítoris
-
Ayyyy aghhhhh que morbosos que somos – aumentaba
la apuesta ella
-
Siiiii – dije yo y seguí chupando mucho mucho
mucho
Su concha destilaba jugos que yo
no dejaba de beber, Mi pera estaba empapada de su néctar sabroso.
-
Aghhh ahhhh ahhhh ahhhhhhh, acabooooo – decía
ella
-
Mmmmm – yo me bebía su acabada y disfrutaba
-
Aghhhh como me hiciste acabar, hijo de puta
- decía ella en un dulce susurro
-
Mmmmm me tragué toda tu acabada – le dije
poniéndome de pie
Automáticamente ella me dio
vuelta y me puso contra la puerta de mis padres. Yo traté de apoyar la espalda
con suavidad para no provocar que mis padres se despierten. Por suerte, mis
padres habían venido muy cansados.
Arrodillada comenzó a desabrochar
mi jean con desesperación. Parecía necesitada de meterse mi pija en la boca.
Así era Natalia, lo supe en ese momento. Siempre fue devota. Siempre al
servicio de los demás y esta vez no era la excepción. Era devota del placer y
estaba al servicio de su hermano y del sexo, parecía haberla poseído
No tardó ni 5 segundos en bajarme
los pantalones y bóxers y comenzar a chupármela con avidez. Chupaba y me
miraba. Miraba mi pija y se la volvía a meter completamente en la boca.
-
Acabame en la boca – me dijo en un momento
-
Mmmmm – la miré a los ojos y le acaricié el
cabello
-
Mmmmm – chupaba con desesperación
-
Aghhhhh – la miré con amor.
No quería hacerlo, pero era
inevitable. Mi hermana me había derrotado. O yo a ella, no lo sé. Pero lo
cierto es que estaba yéndome en su boca y solo sentía amor y deseo por ella
-
Mmmmm – me miró sabiendo que le iba a inundar la
boca de leche
-
Acaboooooo aghhhhh ahhhhh – la miré nuevamente
Ella cerró su boca en torno a mi
verga y comenzó a chupar y mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Nunca
en mi vida me chuparon la pija de esa manera. Ahora podía entender mucho de lo
que veía en las fotos. Mi hermana era una diosa sexual. Una sacerdotisa del
amor. Una sirviente del deseo.
Ella no dejaba de chupar y yo me
iba desvaneciendo mientras mi espalda seguía apoyada en la puerta del cuarto de
mis padres
Fue en ese momento en que mi
hermana se levanta y poniéndose en puntas de pie se me acerca buscando mi boca.
Yo acerco la mía y nos fundimos en un beso. Nuestras lenguas se mezclaron y
comenzaron una danza erótica. Tardé en darme cuenta que el líquido espeso que
acompañaba nuestro baile era mi propio semen. Lejos de desagradarme, me gustó
mucho.
El terror me invadió cuando
siento en mi espalda que la puerta intentaba abrirse.
-
Está trabada la puerta – escucho que dice mi
mamá
Por suerte, mi anatomía es tan
grande que era imposible que mi madre la abriera
-
¿Qué pasa? - Preguntaba mi mamá
-
Jajaja – reía mi hermana
-
No pasa nada – decía yo
-
¿Porque está trabada la puerta? – insistía mi mamá
Mi hermana me ayudó a vestirme
correctamente mientras decía
-
Es Juan que se sentó en el piso contra la puerta
para ayudarme con esto
-
¿Qué cosa? – insistía mi madre
-
Gracias, Juan, me voy a mi cuarto – decía mi
hermana
Yo me separé rápidamente y dejé
salir a mi madre.
-
¿Que estaban haciendo?
-
Naty me pidió que la ayudara a doblar una cosa
-
¿Desde cuándo le decís Naty a tu hermana?
Tanta intimidad con mi hermana me
estaba delatando. Salí por la tangente diciendo que me llevaba el auto y que
enseguida volvía.
-
¿A dónde vas?
Ya había cobrado mi primera
semana de trabajo y disponía de dinero en efectivo. Quería demostrarles a mis
padres y a mi hermana que no era un zángano y decidí ir a El cisne, una
panadería de Caballito y comprar unos sándwiches de miga que le encantan tanto a
mi padre como a mi madre y mi hermana.
Con una indisimulable sonrisa en
la cara, tomé las llaves y salí.
(continuará…)
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