Al otro día me desperté
totalmente erecto y lo primero que pensé fue en Natalia y la hermosa chupada de
pija que me había pegado. Eso hizo que mi pija se pusiera aún más dura.
Me levanté y me miré al espejo en
slip. Vi que mi panza colgaba y que tenía pechos. Mi abandono era total y no
podía negarlo. Debía hacer algo y me propuse el método del adicto: solo por un
día me cuidaría y así sucesivamente. También busqué la manera de levantarme una
hora más temprano todos los días para salir a caminar.
Fui al baño y me pesé, el número
era muy desalentador. Me miré al espejo y pude ver detrás a mi hermana que me
miraba.
-
¿Qué pasa? – le dije sintiéndome atacado
-
Nada
-
Ah, como me mirabas… - le dije
-
¿Te pesaste?
-
Si
-
¿Y?
-
Estoy muy mal
-
Bueno, cuídate entonces – me dijo ella
Recuerdo que minutos después mi
madre se sorprende al verme vestido con ropa deportiva si es que podía llamarse
así a mi bermuda de jogging y mi remera de Guns and Roses.
Elegí el Parque Pereyra y allí me
dirigí. Era todo un mundo nuevo para mí. El primer día no llegué a hacer una
vuelta completa al parque (tiene 3 manzanas) y comencé a agitarme y a
transpirar. Volví a mi casa y me duché.
Me preparé unos mates y me fui a
mi cuarto a trabajar. Estuve tentado de comer algo, pero preferí no hacerlo. Al
mediodía mi madre me preguntó que quería comer y le dije que solo una ensalada.
Ella me miraba incrédula.
En un momento vino a mi
habitación a preguntarme como era el trabajo que hacía. No entendía que yo
podía trabajar desde mi casa. Le expliqué rápidamente y me acarició y me besó
en la mejilla después de mucho tiempo. Aproveché a decirle que pronto, si todo
marchaba bien, empezaría a darle algo de dinero para los gastos de la casa.
Pude ver la emoción en sus ojos. Creo que mi madre siempre pensó que yo era
medio retardado y que nunca iba a valerme por mis propios medios.
A la noche, fue la gran prueba:
había milanesas con puré. Me costó muchísimo, pero solo me comí dos chicas.
Sobraron 4 milanesas. Me pregunté si yo me hubiese comido esas que sobraron.
Tenía que volver a tomar el control de mi adicción a la comida
Esa semana fue terrible por lo
difícil, pero logré muchas cosas que pude ver el lunes siguiente. Había bajado
5 kilos y el cinturón del jean me quedaba (en el mismo agujero) un poco más
holgado.
Fui a cobrar la semana y elegí
bajarme antes y caminar un poco por la calle Florida. Me sentía mejor, hasta
creo que una chica que pasó me miró. Quizás fue impresión mía.
Así fue pasando el tiempo y el
descenso de peso ya no era de 5 kg semanales sino de 1 y medio. La primera
victoria llegó en un agujero del jean. La segunda en una remera de Ramones que
no me entraba hacía años. Y la tercera fue poder ir a una casa de deportes y
comprarme un pantalón deportivo y una remera. Cuando me los probé me quedaban
muy apretados, era el talle más grande. Me los compré igual. La chica que me
atendió me dijo tras la puerta ¿Cómo te quedan? Chicos, pero me los llevo
igual, en un mes me tienen que entrar.
Empecé una etapa de trotar en el
parque y dar varias vueltas. Regresaba a mi casa chorreando agua, tomaba algo y
trabajaba sudado hasta enfriarme un poco y luego me bañaba.
Una mañana yo pensaba que estaba
solo en la casa y cuando salgo escucho unas voces. Eran mi hermana y su amiga
María. Me metí rápidamente en mi cuarto y me vestí. Tenía sed y me levanté en
busca de un vaso cuando me la crucé a la amiga de mi hermana
-
¿Juan? –
me preguntó
-
Si, ¿María? – dije riéndome
-
Estas mucho más flaco – dijo mirándome de arriba
abajo
-
No tanto como me gustaría – dije yo
-
¡Estás muy bien! ¿Qué estás haciendo? ¿Fuiste a
un nutri? – preguntaba ella alborotada
-
Nada en especial, solo cuidarme con las comidas
y trotar un poco a la mañana
-
¿Viste como adelgazó? – decía mi hermana
-
Siiiii! – decía María entusiasmada
-
Ustedes tienen un cuerpo espectacular y no
necesitan hacer nada
-
¡No te creas! – dice María y gira su cuerpo
Me recreo mirándola y veo que mi
hermana me mira de una manera rara
Esa misma noche, mi hermana viene
a mi habitación y me dice:
-
¡Como la mirabas a mi amiga, eh!
-
¿Estás celosa? – le dije
-
No, porque sé que nunca te daría bola
-
No estés tan segura – le dije
-
¿Por qué lo decís?
-
Por nada, pero estoy seguro que debe tener fotos
como las tuyas, quizás algún día la hackeo y la extorsiono.
-
Ese día me las mostrás… - dijo mi hermana
-
¿Te gustaría verla desnuda? – le dije y la pija se me empezó a parar
inmediatamente
-
Ya la vi desnuda, somos amigas
-
¿En qué contexto? - dije y me acomodé la pija sin disimulo
-
Upaaaa, se te empezó a parar la verga? – dijo
ella
-
Si, en qué contexto la viste desnuda
-
Te lo cuento si me prometes que guardas el
secreto
-
Si – dije expectante
-
Sacate la pija del pantalón porque cuando te
cuente esto te va a explotar
-
¡Si!
Me saqué la verga que ya estaba
en todo su esplendor. Mis padres dormían. Mi hermana se acercó a la puerta y la
cerró con llave. Yo sabía lo que venía, pero estaba tan intrigado con la amiga
de mi hermana que me importaba más que la chupada de pija que le iba a pedir a
mi hermana.
Mi hermana comenzó su alocución
de a poco y cuidando mucho los tiempos y las maneras para calentarme en
extremo.
-
¿Te acordás de Miguel el novio de ella?
-
Sí – dije mintiendo
-
No te acordás, ¿verdad? – se rió ella
-
No, pero Contame
-
Bueno, un día yo tenía muchas ganas de coger con
mi novio y no tenía lugar y le pregunté a ella si no podía ir a la casa de
Miguel. Me dijo que Miguel no tenía problema, pero el tema era mi novio…
-
¿Y?
-
Bueno, lo convencí. La primera vez que cogimos
fue normal, cada uno en un cuarto y yo recuerdo que me calenté con los gritos
de María
-
Uffff – dije yo comenzando a pajearme
-
Dejame que te ayude con esto – decía mi hermana
agarrando mi verga
-
Bueno, seguí – dije carcomido por la ansiedad
-
Un día a la tarde estábamos los cuatro mirando
una película en los sillones del living y la muy zarpada de María empezó a
chapar con el novio y a tocarse. Yo lo miré a mi novio como diciendo
“dejémoslos solos” pero él pareció interpretar otra cosa y me empezó a chapar
mal a mí. Yo me dejaba hacer, ya sabes que me gusta el sexo, no te voy a
mentir, pero me parecía muy fuerte desnudar una parte de mi cuerpo delante del
novio de mi amiga…. – Naty hizo una pausa que me desesperó
-
¿Y qué pasó? – no quería que ella se detuviera
-
¿Qué ansioso estás? Decía mi hermana mientras me
pajeaba suavemente
-
Si
-
Bueno, sigo. ¡El tema es que estaba besándome
muy intensamente con mi novio y cuando abro los ojos veo que María, mi amiga,
estaba haciéndole la paja al novio mientras lo besaba! Le había sacado la pija
del pantalón. Yo me quede dura y mi novio interpretó la situación como un vamos
para adelante y se desabrochó el pantalón y sacó su pija. Yo no sabía qué
hacer, te juro. El colmo de la situación fue que María le vio la pija a mi
novio y se sonrió mirándome. Yo pensé que se iba a levantar y se lo iba a
llevar a su novio, pero no, todo lo contrario. Se arrodilló en el piso y
comenzó a chuparle la verga a su novio delante de nosotros dos. Yo por instinto
o por calentura, no sé, le seguía haciendo la paja a mi novio y mirándolos a
ellos dos. Mi novio me acariciaba la cabeza y me empujaba suavemente hacia
abajo. Volví a mirar a María y ella se saca la verga para mirarme a los ojos y
sonreírme. No dudé y le empecé a chupar la pija a mi novio. María estaba en un
estado de enajenación y cuando me vio no dudó en ponerse de pie, sacarse toda
la ropa y montarse encima de su novio cabalgándolo sin parar. Yo estaba en un
día fértil, así que no quería coger sin protección.
-
Uffff – dije yo
-
Te voy a demostrar todo lo que hacía María
Mi hermana se sacó toda la ropa y
después de chuparme la pija por un largo rato, me acostó en mi cama y
colocándose a horcajadas sobre mí se clavó mi verga bien profundo
-
Ahora te voy a seguir contando mientras te cojo.
Imaginate que soy María
-
Mmmmm, no voy a durar mucho – dije cuando sentía
a Naty moviéndose encima de mí y cabalgándome
-
Bueno, si no aguantas no voy a contarte mas
-
Aghhhhh
Mi hermana me torturaba ahora a mí.
Necesitaba escuchar la historia completa y estaba a punto de acabar. No sabía cómo,
pero tenía que contenerme como sea.
-
Seguí contándome – le dije
-
Bueno, la cosa es que lo sentó a su novio y le
agarró la pija y se la metió ella misma y comenzó a cabalgarlo así – mi hermana
exageraba los movimientos para hacerme acabar
-
Dale seguí – sufría yo
-
¿Que siga qué? ¿Cogiéndote o contándote? – me dijo ella al oído
Juro que no sé cómo no acabé en
ese momento. Giré la cabeza y me enfoqué en la PC mirando a través de la
cubierta y tratando de pensar en el procesador, el cooler y lo logré
-
Las dos cosas – le dije
-
Bueno, entonces yo empecé a sacarme la ropa
también.
-
Ayyy que puta que sos, Naty – le dije
-
Siiiii, muy puta, pero como no quería que me
acabara adentro, no sabía cómo hacer
-
¿Y qué hiciste? – yo moría por acabarle adentro a mi hermana
-
Bueno, me acosté boca arriba al lado del novio
de María y le dije a mi novio que me cogiera en posición misionera y me acabara
afuera
-
Aghhhhh – yo estaba a punto de acabar
-
Aghhhh, estoy muy caliente ahora yo también –
decía Natalia
-
Aghhhh si seguís el que te va a acabar adentro
voy a ser yo – le dije
-
Hoy no estoy en un día fértil y tomo
anticonceptivos ahora – me dijo ella
-
Aghhhh y queres que te acabé adentro? – le
pregunté
-
¿Vos queres acabarme adentro? – ella duplicó la apuesta
Ninguno de los dos quería torcer
el brazo y reconocer que ambos lo queríamos.
-
Vos – le dije
-
Vos – me dijo ella
-
Voy a acabarte adentro – le dije
-
Aghhhhh ahhhhh ahhhh siiiiiii aghhhhhh – dijo
ella entre gemidos en mi oído
-
Aghhh ahhhh ahhhhh aaaaahhhhhhhhh – acabé yo
como un poseído mientras la agarraba de la cola y la apretaba contra mí
-
Me estas cogiendo como se la cogieron a María –
decía mi hermana muy caliente
-
Aghhhh ahhhhh – gemía yo
-
¿Te gustaría cogerte a María? – me dijo ella
-
Aghhhhhh aaaaaaa – mi pija dio un latigazo y la
apreté más fuerte a mi hermana contra mí
-
Mmmmm, me parece que sí, que tenés muchas ganas
de cogértela, ¿no? – me dijo mi hermana
mientras me metía la lengua en el oído
-
Aghhhhhhh
Se quedó desmayada en mi cuerpo,
que ya no era tan enorme como antes. Me acarició el pecho peludo y se puso de
costado
-
Ahora que lo pienso, si seguís adelgazando
quizás la convenzo
-
No te creo – le dije
-
Yo soy capaz de muchas cosas - me dijo sonriente
-
Naty, te puedo hacer una pregunta?
¿Qué me pasaba? ¿Desde cuándo le
pedía permiso para preguntarle algo? si
supuestamente ella era mi sumisa, no debía hacerlo, pero me salió de manera
natural
-
¿Es verdad lo que me dijiste hace un tiempo, que
te queres ir del país y le vas a contar todo a mamá y papá?
-
Eso lo pensé en un momento
-
¿Y qué cambió ahora?
-
No cambió nada, pero no me gusta que me tengas
amenazada
-
Yo no te amenacé mas
-
Pero sabes que tenés el poder de esas fotos
-
Sí, pero si te portas como hoy, te prometo que
no se las muestro a mamá ni a papá
-
Aparte – Natalia se sentó en la cama para
hablarme – le causarías mucho daño a mamá y a papá
-
Vos me trataste muy mal durante mucho tiempo –
le dije
-
Lo sé y no creas que no me arrepiento – me dijo
ella
-
Me dijiste cosas muy feas – yo estaba empezando
a ponerme muy angustiado y no entendía porque
-
Lo sé – dijo ella
-
Cosas que no se les deben decir a un hermano –
le dije al borde del llanto y con la pera temblándome
-
Lo sé y te pido perdón – me dijo ella y una
lágrima corría por su mejilla
-
Me denigraste y me hiciste sentir una mierda de
persona
Eso fue lo último que dije y me
largué a llorar como un desconsolado. Hacía hipidos de temblaba acostado en mi
cama. Me giré y me hice un bollo mientras rompía en llanto sin poder parar. Era
la bronca acumulada después de tantos años.
Mi hermana me abrazó desde atrás
y sentí sus pequeños pechos desnudos en mi espalda.
-
Salí – le dije
-
Perdoname Juan – me dijo ella llorando
-
Andate, dejame solo – le dije
No quería que mi hermana me viera
llorando. No quería mostrarme vulnerable. La almohada estaba mojada por mis propias
lágrimas. Sentí el colchón que se movía, era mi hermana que se ponía de pie
lentamente y se vestía. Giré y la vi una gota de semen chorreaba de su concha y
caía por la parte interna de su muslo. Aun así, no logré calmar mi pena.
-
Me voy, te dejo solo – dijo ella
-
Andate! – casi que le grité
Lloré más de una hora seguida.
Creo que fue tan movilizante como reparador. Me dormí sobre las dos de la
mañana.
(continúa acá)
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