Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Doble vida (10)

 


Esa noche me dormí muy contento. No podía creer lo que había logrado con mi hermana. La tenía a mi merced luego de tantos años siendo humillado por ella. Íntimamente, yo sabía que no podía descuidarme ya que ella era muy astuta y en cualquier momento podría tomar el control de la situación.

A la mañana siguiente, cuando desperté, me levanté y la busqué por toda la casa. Natalia no estaba. Algo raro me imaginaba, pero era mejor de lo que pensaba. A los 5 minutos apareció por la puerta con un paquete de medialunas recién horneadas y mirándome me dijo:

-        Mirá que buena que soy con mi hermanito remolón! ¡Le compré facturas!

Yo imaginaba que ella estaba con bronca hacia mí por la sodomización del día anterior, pero era evidente que no le convenía tensar la cuerda entre nosotros. Me sentí poderoso una vez más y le ordené que preparara el café con leche mientras me cambiaba para ir a desayunar

Desayunamos los dos en la cocina, y debo decirlo, las medialunas estaban excelentes. Tanto que me comí cuatro y ella dos. Sobraron seis y no dudamos en acordar que pronto las comeríamos al horno con jamón y queso.

Ya había pasado una semana desde mi comienzo en el trabajo y no quería fallarle a mi jefe. Sentía el peso de la responsabilidad como nunca antes. Creo que eso era parte de este nuevo Juan, de modo que terminado el desayuno me metí en mi cuarto y me puse a terminar el trabajo que me quedaba en la computadora.

Sin parar un segundo de trabajar, almorcé un sándwich que me hizo mi hermana y por la tarde se comunicó mi jefe diciéndome que estaba muy contento con mi desempeño en la primera semana, que me esperaba el lunes para que viera algunas máquinas y de paso cobraba la semana. Me dijo que descansara que seguramente estaría agotado. Si bien me sentía perfecto, le mentí que estaba un poco cansado y dejé todo.

Mi sorpresa al salir fue mayúscula. Natalia estaba completamente desnuda sentada en el sillón del living mientras leía unos apuntes. Creo que fue verla y mi pija se paró como un resorte.

-        Hola Juan. – me dijo como si nada

-        Hola Natalia – no quise decirle Naty

-        Queres que te chupe la pija? – dijo en un tono neutro

-        Ahora no – mentí con un bulto enorme que me delataba

-        Ah, como tenés la pija parada, pensé que querías – hablaba ella con una desfachatez total

-        No, ahora quiero descansar, trabajé mucho – dije y me metí en mi cuarto

No sabía qué hacer para que no tome ella el control de la situación y pensando me quedé en el cuarto. Después de un rato muy largo y cuando se acercaba la hora de la cena se me ocurrió una idea que, aun siendo muy descabellada, no me pareció imposible de realizar

-        Naty! – se me escapó llamarla así

-        ¿Que?  – gritó ella

-        Vení – le dije

Natalia entró en mi cuarto completamente desnuda como estaba y se sentó en mi cama. Yo giré mi silla para decirle que no se siente, pero no me salieron las palabras y me quedé mirándola como a un cuadro

-        ¿Que pasa?

-        Vamos…vas a pedir empanadas

-        Bueno – dijo ella sumisa

-        Y quiero que atiendas vos al repartidor completamente desnuda

Me miró con ojos de fuego, pero no dijo nada

-        ¿Está bien?  – le pregunté

-        Si – dijo lacónica

Expectante me fui al sillón del living mientras esperaba el sonido de la moto del repartidor de las empanadas.

El timbre sonó y mi hermana me miró con una sonrisa nerviosa.

-        Yo pago – le dije

-        ¿Seguro?  – preguntó ella

Natalia abrió la puerta y pude ver la cara de estupefacción del repartidor. Tenía delante de él a una pequeña jovencita de 1,50 mts completamente desnuda y en tacones. Pude ver desde mi posición como se movía su pantalón en señal de que se le estaba parando la verga. Eso me dio una idea más que perversa y no dudé en ordenarle:

-        Pasá, entrá. Cerrá la puerta.

El repartidor no dudó y cerró la puerta aun a riesgo de dejar su motocicleta sin candado.

-        ¿Te gusta mi hermana?  – le dije al chico

-        Sí, mucho – dijo nervioso el muchacho que tenía un tono caribeño

-        ¿De donde sos?  – le pregunté

-        De Venezuela

-        ¿Como te llamás?  – continué para hacerlo entrar en confianza

-        Jeffrey – dijo el caribeño

-        Y veo que tenés la pija muy dura – le dije

-        Sí, pero los hombres no son lo mío – aclaró el muchacho

-        No quedate tranquilo, que a mí tampoco me gustan

-        Ah bueno – pareció relajarse ahora

Natalia, completamente desnuda lo miraba al chico y éste le devolvía la mirada cargada de deseo y recorriendo su pequeño cuerpo.

-        Sacate la pija del pantalón y mostrásela a ella

Naty me miró con cara de odio, pero yo le sonreí impasible. No me reconocía a mí mismo.

-        Si ella quiere… - dijo el venezolano

-        Ella quiere, pero no se anima a decirlo – lo tranquilicé

-        ¿Es así?  – dijo el repartidor

El chico, que parecía ser muy respetuoso, la miró a Natalia esperando su aprobación y ella roja de vergüenza afirmó con la cabeza y dijo firmemente

-        Si

-        Espero que te guste – dijo el chico y comenzó a desabrocharse el pantalón

Sacó de su bragueta una verga morena y de buen tamaño con una roja y brillosa cabeza

-        Empezá a pajearte que a ella le gusta – le ordené al chico

-        ¿Es tu novia? – Jeffrey no dejaba de mirarla

-        No, es mi hermana

El motoquero me miró sorprendido, pero contrariamente a su cara, su verga pareció cobrar más vida aún. Bajé mi mirada a la pija dura del chico y luego mirando a mi hermana le dije

-        Quiero que le chupes la pija

Me costó interpretar su mirada. Había una mezcla de fastidio, resignación y excitación

-        Bueno – dijo ella y se arrodilló delante del venezolano que no podía creer lo que estaba a punto de vivir

-        Mmmmm si, mámamela – dijo el muchacho

-        Mmmmm – Natalia ya empezaba a chuparle la pija con mucho arte

El repartidor le acariciaba la cabeza y ella levantaba la mirada buscando la de él. Yo, por mi parte, me fui detrás de ella y comencé a meterle un dedo en la concha. Descubrí que estaba mojadísima, su vulva era un lago.

-        Ahhh estas caliente? – le pregunté

-        Mmmmm – Natalia asentía con la cabeza

-        ¿Te gusta como chupa la pija mi hermanita? -  le preguntaba al joven repartidor que me miraba atónito

-        Me encanta, la mama muy rico – decía con su bonito acento

-        ¿A vos te gusta la pija del chico?  – le preguntaba yo a mi hermana

-        Mmmmm siiiii – dijo sacándosela un minuto de la boca

-        ¿Te gusta mi verga, mami?  – se envalentonó el chico

-        Mmmmm, si papi – decía ella

Mis dedos no dejaban de entrar y salir en la mojada concha de mi hermana. Para esto yo debía agacharme mucho y ya empezaba a molestarme la posición. Mi erección también era total, me calentaba mucho la situación. Fue así que se me ocurrió la idea de cogerme a mi hermana delante del repartidor.

Me fui al sillón y me bajé los pantalones y calzoncillos juntos y me senté en el cómodo lugar. No dudé un segundo

-        Vení Naty, sentate encima de mi pija y chupale la pija al amigo

Natalia me miró y, aunque no me sonrió, estoy seguro de que le gustó la idea. Mi hermana es muy puta. Se acomodó encima de mi abriendo las piernas, agarrando mi pija y metiéndosela ella misma en la boca.

-        Vení, acércate – decía Natalia al venezolano

-        Bueno mami – decía incrédulo el chico

-        Mmmmm – Natalia se movía sensualmente sobre mi pija mientras felaba al muchacho

El arte que tenía mi hermana a la hora de chupar la pija era tremendo. El venezolano hacía esfuerzos por no acabar, pero mi hermana quería que lo haga

-        Vas a dejarlo que te acabe en la boca? – le decía yo a mi hermana

-        Mmmmm – asentía con la cabeza

-        ¿Y te la vas a tragar?  – yo la calentaba

No vi venir la respuesta de mi hermana y casi acabo en ese instante

-        Lo que vos quieras, hermanito – dijo ella sacándose la pija de la boca y girando la cabeza para mirarme.

-        Aghhhh voy a terminar, mami – dijo el venezolano y se animó a acariciarle el pelo a ella

-        Mmmmm – chupaba Naty con más ahínco

-        Llenale la boca de leche – dije yo

-        Aghhhh ahhhhh ahhhhhh – El venezolano claramente estaba acabando

-        Mmmmm – Naty no cejaba en su chupada

-        ¿Estas tragando la leche?  – le preguntaba yo

-        Mmmmm – mi hermana asentía nuevamente con la cabeza

El venezolano se fue retirando de la boca de mi hermana y subiéndose lentamente el pantalón. Yo no quería cortar mi cogida con mi hermana para pagarle y le dije

-        Ahí arriba está mi billetera, agarrá el valor de la pizza

El venezolano se volvió a mirar como Naty apoyada con ambas manitos en mis piernas subía y bajaba mirándolo a él.

-        No, hermano, yo le regalo la pizza a ella, se lo merece

-        Gracias – dijo ella risueña

-        Chau, gracias a ti, hermosa – dijo el repartidor

La puerta se cerró tras el repartidor. Natalia hizo algo que no me imaginé. Se puso de pie sacándose mi pija, pero no se fue, sino que giró y de frente a mi ahora agarró mi verga y se la clavó dentro de su concha comenzando a cabalgarme

-        Aghhhhhh – atiné a decir

-        Mmmmm – ahora cogeme y haceme acabar

-        Aghhhhmmmm

Mi hermana comenzó un movimiento hacia delante y hacia atrás. Me agarró de la nuca con ambas manos y me plantó un beso de lengua de campeonato. Pude sentir en su boca el sabor del semen del repartidor, pero no me importó.

-        Mmmmmm, cogeme, cogeme – gritaba ahora ella

-        Aghhhhh si siiii siiii – decía yo

-        Aghhhh acabo aghhhh ahhhhhhhh

-        Siiii yo también!!!

-        Siiii, lléname la concha de leche! – gritaba ahora ella

-        Que puta hermosa que sos Naty… - quise tratar de humillarla un poco

No sabía que el control ahora lo tenía ella y le gustaba que la tratara de puta. Comenzó a moverse haciendo que mis chorros salieran sin cesar de mi verga dentro de su concha y me dijo con tono firme

-        Si soy muy puta, soy TU (acentuó esa palabra) puta

-        Siii sos mía, sos mi puta

-        Cogeme puto! – me dijo

Me sonó fuerte, pero hizo que comenzara a moverla mientras la agarraba de culo y la apretaba aún más contra mi cuerpo

-        Aghhhh ahhhh ahhhhh, acabo de vuelta – decía ella

-        Siii?

-        Siiii, cogeme hijo de puta, ¿es lo que querías no? ¿Cogerme?

-        Siiii

-        ¡Acá me tenés! ¡Soy tu puta! Daleeeeeee

Yo empezaba a perder la erección y ella lo notaba. Se levantó y se metió los dedos en la concha y los sacó empapados de mi semen. Me miró y se los chupó.

-        ¿Te gusta cómo me tomo tu lechita?

-        Mmmmm si

Mi hermana había tomado el control y ahora yo actuaba a su merced.

-        Tomá – me dijo y sin dudar me metió sus dedos empapados con mi leche en mi propia boca

-        Mmmmm – yo saboreaba, no sabía que hacer

-        Soy tu puta y espero que lo hayas disfrutado

-        Si, Naty mucho

Me miró a un metro de mi con cara de furia y me dijo

-        Hacé lo que quieras con las fotos y conmigo, ya no me importa nada

-        Es que yo… - empecé a decir

-        No me importa lo que tengas para decir

-        Yo…

-        Ya lo decidí cuando vuelvan mamá y papá, les cuento todo y me voy del país, hacé lo que quieras

Mi hermana me había cagado, había tomado el control de la situación y ahora yo debía actuar de alguna manera

(continúa acá)

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