Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Belén regresa a casa con mi tía Marcela 3

 


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El comienzo de toda esta locura------>Mi hermana Belén


Estábamos solos mi tía y yo en la habitación de mi madre. Ella con una remera sin corpiño y yo con la verga muy dura.

-        Fui a ver si tu hermana había acostado a Noah y si se acostaba ella.

-        ¿Y?

-        Ya está

-        Y también a sacarte el corpiño, ¿no?

-        Uy, pero que observador que está mi sobrino hoy…

En ese momento quise jugar mi carta que hasta ese momento no me había fallado nunca. Me acomodé la pija que se marcaba mucho en mi pantalón de gimnasia.

Cuando la miré a los ojos, vi que ella me estaba mirando el bulto sin ningún tipo de disimulo. La miré nuevamente y le dije

-        Vos también sos muy observadora

-        Quería ver que tan grande era, ya que decís que es taaaaan grande

-        Cuando vos me muestres las tetas, yo te la muestro, tía – la desafié

-        Ah, pero veo que sos muy directo

-        Para que dar vueltas, tía

-        ¿Y vos decís que ahora yo te muestre las tetas?

-        Si

-        ¿Te gustaría eso?

-        Es lo que más me gustaría en este momento

-        ¡Pero mirá que pícaro que sos!  – decía mi tía riendo

-        Si, tía, muy pícaro

La tensión sexual que se había creado en esos minutos era increíble. Mi tía tenía sus pezones parados debajo de la remera.

Mi bulto era un escándalo. No quise dejar pasar el momento y me apreté el pantalón contra mi pija para mostrarle a mi tía el tamaño de mi verga en erección y animarla a que me muestre las tetas.

-        Mirá como me pone esta situación, tía

-        Ya veo

-        Y a vos también te gusta, ¿no?

Le miré los pezones parados con absoluto descaro. Creo que se le pararon más todavía y me miró sonriente, pero nerviosa

-        ¿Por esto, lo decís?

Mi tía se acarició los pezones por encima de la remera y yo creí que me moría en ese instante. Mi pija dio un salto dentro de mi calzón.

-        Ayyy tía, que caliente me pones

-        A ver – dice ella

-        A ver, ¿que?

-        Mostrame que tan caliente te pongo?

¿Que hacía? ¿Sacaba mi verga ahí nomás? Me la jugué y le pedí

-        Hagamos un trato, yo saco mi pija y vos te levantas la remera

-        Bueno – dijo ella

-        ¿A la cuenta de tres?

-        Uno

-        Dos – respondí mirándola a los ojos desafiándola

-        Tres – dijo ella

Mi tía se levantó la remera con ambas manos. Unos pechos blancos, medianos, aún muy turgentes coronados con pezones rosados y puntiagudos aparecieron ante mi vista. No lo podía creer. Le estaba viendo en directo, parado a un metro de ella, las tetas a mi tía Marcela.

Lo mejor de todo, fue que no se la bajó inmediatamente, sino que la dejó levantada y mirándome a los ojos y a la pija.

Yo, por mi parte saqué mi verga y me la agarré con la mano. Me bajé la piel para que toda la cabeza roja y brillante apareciera en su esplendor.

Era evidente que ambos estábamos muy calientes. Ella no se bajaba la remera. Yo tampoco guardaba la pija.

-        Me gustan mucho tus tetas, tía

-        ¿Si?

-        Si, ¿y a vos?

-        ¿Mis tetas?  – reía mi tía

-        No, mi pija, ¿te gusta?

-        Sí, no te voy a mentir, tenés una pija hermosa

Me solté la pija y me bajé el pantalón y calzoncillo con las manos para dejarla solita, así bien erecta y apuntando hacia ella.

-        Sacate la remera – le pedí

-        Ufff que queres hacer?

-        Mirarte y que estés cómoda

-        Puede entrar tu hermana

-        No se va a horrorizar de nada, aparte está durmiendo seguramente

-        Bueno, está bien

Mi tía se sacó la remera y quedó solo en un jean gastado. Yo me saqué la remera también para mostrarle mi pecho lampiño.

-        Me gusta mirarte – le dije y me agarré la pija

-        A mi… a mí también – dijo y las palabras no le salían

-        Nos sacamos toda la ropa

-        Noooo, vos estás loco?

-        Sería lo más justo, vos me ves por completo – le dije

-        Si te desnudas toda, te dejo que me la toques un poco

Terminé de decir esto y los pezones de mi tía se pararon aún más, señal de que le estaba gustando la idea de tocarme la pija.

-        Dale, tía, te veo desnuda por completo, como vos a mí, y me la tocas un poco

-        Vos estás loco, vos estás loco – decía mi tía al tiempo que se desabrochaba el jean

-        Sacate todo, después te pones el pijama – le decía yo tratando de darle ánimo

-        A mí no me apures, mirá que no soy tu hermana

-        No tía, no te apuro

Mi tía me mostraba los dientes, pero sabía que estaba caliente y tenía que aprovecharlo

-        Mirá que yo me la banco, eh

-        Sé que te la bancas, por eso me gustas – eso se lo solté de golpe, me salió así

-        A mí me gusta porque sos un pendejo atrevido. Te atreviste con tu hermana…

-        Es que cuando una mujer hermosa está en frente, no me importa nada

-        Mirá que pícaro que sos…

-        Sacate la ropa, tía

-        Vos también – me apuró

-        A mí, casi no me queda nada

Me desnudé por completo y me quedé de pie delante de ella como desafiándola. Mi tía me miró y me dijo:

-        Mirá que yo no soy una pendeja que arruga

-        A ver

Mi tía sin dejar de mirarme a los ojos se sacó toda la ropa y se quedó en una minúscula prenda interior. Me sorprendió ver que mi tía usaba colaless y el cuerpo que tenía solo con eso. El vientre plano, las tetas chicas pero duritas y de hermosos pezones, las caderas firmes.

-        ¿No te vas a sacar la tanguita?

-        No

-        ¿No? ¿Por qué?

-        Me la vas a sacar vos

Creo que eso hizo que mi pija diera un salto en ese mismo instante. Me recorrió un estremecimiento de calentura en cuanto escuché esas palabras. Mi tía jugaba fuerte y yo no me iba a achicar.

-        Claro que te la voy a sacar, tía, vení

-        Vení vos

Me gustaba su actitud, me mandaba, me decía lo que tenía que hacer.

-        Vení bajámela despacito

-        ¿Así?

Yo me acerqué y le tomé los dos costados de la tanga y fui bajando de a poco. La tentación era mucha, pero no quería dar un paso en falso. Aun así, me arrodillé y le fui bajando lentamente con mi cara cerca de su hermosa concha, que ahora veía en primer plano.

No puedo describirles mi excitación cuando vi su vientre completamente depilado, sus labios brillosos, producto de su excitación y su piel erizada.

Me paré de golpe y mi pija totalmente parada chocó contra su panza. Nos separamos ambos como si nos hubiese dado electricidad.

-        Ayyyy, cuidado con eso – dijo mi tía

-        Si, tía, perdón – le dije

-        ¡Está muy duro eso, eh!

-        Si, tía, vos me calentás mucho – le solté

-        ¿Así te pongo yo?

-        Si, tía, así me pones

 

Continuará…

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