Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mi mamá Silvina 11


 Capitulo introducción ----------> Mi mamá Silvina - Adiós Belén

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Había logrado mucho más de lo que estaba en mis planes. Había masturbado a mi mamá y ella me había hecho la paja.

Mi madre se levantó acostándose a mi lado. Agarró una servilleta de papel y se limpió la mano. Luego, fue ella misma la que limpió mi pecho con otra servilleta mientras se reía

Fue hermoso verla recogiendo mi semen con la servilleta de papel y sonriendo

-        ¡Cuánta leche que tenías, por dios!

-        Si, mami

-        Ahora andá a bañarte

-        Al final, no terminamos de ver la película – le dije

-        Bañate y terminamos de verla – me dijo dejándome totalmente intrigado

Me costó entender que seguiríamos acostados los dos durante un rato más y mirando la caliente película.

Me fui a bañar y dejé la puerta del baño abierta. Mi madre se puso una bata y se metió en el baño. Se la levantó e hizo pis delante de mí. Me gustaba mucho esa confianza que teníamos de repente. Yo me asomé a mirarla y aproveché para mostrarle toda mi desnudez. Sabía que mi pija le gustaba y ahora quería mostrársela todas las veces que pudiera.

Ella sentada en el inodoro me miraba la verga. No decía nada. Yo tampoco. Mi madre se paró y se secó mirándome con desdén. Me preguntaba si le pasaría algo. Temí que todo se terminara en ese momento.

Cuando salí de la ducha, comencé a secarme y me puse solo el bóxer. Con temor fui al living y para mi grata sorpresa ahí me estaba esperando mi madre. El detalle era que había servido una generosa Proción de flan y le había agregado mucho dulce de leche. Todo esto en un plato grande y con dos cucharas.

-        Uyyyy flan con dulce de leche! – dije emocionado

-        Si, lo compré el otro día porque sé que es tu preferido

-        Sos la mejor madre del mundo! – le dije

Me le fui encima y le di un beso en la mejilla. Corrí a un lado el plato y la abracé con cariño. Juro que en ese abrazo no hubo connotación sexual alguna. Era amor de hijo puro.

-        Lo comemos mientras miramos la peli – me dijo ella

-        Claro mami – le dije

Me quedé callado porque en ese momento se le abrió la bata y un pecho salió afuera. Era hermoso. Me lo quedé mirando. Ella me miró sonriente. Yo lo tomé como un guiño y me sonreí también.

Nos sentamos en el sillón y comenzamos a comer mientras la película se reanudaba, ya no se si por tercera o cuarta vez. No importaba demasiado, tampoco.

Fui agarrando dulce de leche del pote y con la misma cuchara tomaba trozos del flan. Realmente estaba riquísimo. A mi madre se la abrió la bata totalmente casi y, para mi pequeña desilusión, pude ver que se había puesto una tanga blanca debajo.

Volví a mirarle las tetas y ella me advirtió:

-        ¡Como te gusta mirarme!

-        ¿Y a vos? ¿No te gusta mirarme?  – le respondí

-        Sí, no te voy a mentir – se confesó

-        Es que estás muy buena, mami – le dije

-        Kevin, esto tiene que ser nuestro secreto, sabías? – me dijo ella

-        Por supuesto, mami, así como nunca te conté lo que hice con Belén, con mi hermana, nunca nadie va a saber lo que haga con vos

-        Eso me gusta, que seas discreto – dijo mi mamá

Terminamos de comer el flan y me puse a mirarle las tetas que ya estaban totalmente afuera y ella no hacía nada por cubrirlas

Mi madre, al ver como la estaba mirando, me miró con una sonrisa perversa

-        Siempre fuiste muy goloso con el dulce de leche

-        Si, mami – decía yo sin sacar la vista de sus tetas

-        Ahora parece que estás más goloso por mis tetas – me dice riendo nerviosa

En ese momento agarra una cucharada generosa de dulce de leche y lo pasa por su pezón. Me mirá totalmente colorada y excitada, me dice:

-        Vení, date los dos gustos juntos

No podía creer lo que me estaba ofreciendo mi madre. Su pezón para que lo chupe lleno de dulce de leche. No imaginaba un manjar mejor. Era hermoso.

Me lancé a chupar el pezón mientras ella se sacaba la bata quedando solo en una minúscula tanga blanca. Mi verga se paró al instante y mientras la chupaba le hacía sentir su dureza a través de mi bóxer. No dudé y me acomodé sobre ella y en posición de misionero (ambos con la ropa interior puesta) comencé a frotar mi pija contra su concha.

Mi madre volvió a poner dulce, esta vez un poco menos en su otra teta. No duró nada. La chupé como un desesperado.

Ahora fui yo quien le robó el pote y le puse de vuelta en su teta. La chupé con pasión.

Ella me quiso robar la cuchara y llevársela a su boca yo fui con mi boca tras la cuchara y no me importó, es más lo deseaba desde hacía tiempo, chocar mi boca con la suya. Su labio quedó con un poco de dulce y le pasé la lengua rápidamente. Ella me miró seria, luego volvió a sonreír y se puso un poco de dulce nuevamente en el labio inferior. Se lo chupé y la besé con mucha lengua y pasión.

Luego mi madre se separó tomó una cucharada más de dulce, se la metió en la boca y con ella me besó largamente. Era hermoso jugar con nuestras lenguas y con el sabor del dulce.

Tras eso la presión de mi bulto era indisimulable. La bata de mi madre ya era parte de la historia. Comencé a abrazarla y sobarle el culo por encima de su diminuta prenda. Ella me acariciaba el culo a mí también.

Por suerte ella tomó la iniciativa, yo no me animaba, y metió su mano dentro de mi bóxer iniciando una lenta paja. Ni bien la agarró, sintió su dureza y me dijo sin poder reprimirse:

-        Aghhh que pija que tenés Kevin! ¡Y que dura de nuevo!

-        Vos me pones así, mami – dije

Yo empecé a bajarle la tanga y creo que el hecho de estar frente a una inminente cogida la asustó, pero supo salir del paso

-        Vení, vení – me dijo

Mi madre se separaba un poco de mí mientras me quitaba totalmente el bóxer y me pajeaba dulcemente.

Yo quería más, quería ir por más. Le saqué la tanga totalmente a mi mamá y la miré diciéndole con seriedad:

-        Te quiero chupar…

-        Ayyy Kevin, me parece mucho

Mi madre miró mi pija, me miró y sin que yo lo imagine hizo algo que nunca voy a olvidar. Agarró el tarro de dulce de leche y le metió un dedo. Con el dedo con dulce, me lo mostró y lo pasó por la punta de mi pija.

Yo no daba crédito a lo que veía

-        Primero yo – me dijo

Agachó su cabeza y me lamió la punta de mi pija quedándose con todo el dulce de leche en su lengua y ahí nomás comenzó una chupada de pija que nunca olvidaré.

Se la metía casi completamente en la boca. La sacaba. Me miraba y la volvía a chupar. Parecía una actriz porno de lo bien que lo hacía. Era suave y salvaje al mismo tiempo. Vehemente y delicada. Tierna y apasionada. Me la chupó como una maestra.

Yo estaba acostado en el sillón y ella me chupaba sin parar.

-        Vas a acabar? – me preguntó

-        Antes te quiero chupar yo a vos – le dije

-        Bueno, es justo – dijo ella

Mi madre se acostó totalmente desnuda, abriendo las piernas y nuevamente repitió el movimiento anterior. Untó dulce de leche en su dedo índice y se lo pasó por sus labios mayores exhibiéndose sin pudor ante su hijo

 

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