Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mamá caliente (28)

 


Pasaron los días, las semanas y se acercaba el final del año. Las malas noticias llegaron en forma de boletín de calificaciones. Luciano y Sofía no estaban a la altura y María y Sergio fueron convocados por el director del estricto y religioso colegio, el padre Roberto. Fueron puntualmente a la reunión. Cuando estaban entrando al colegio con unos minutos por delante, una mujer de la misma edad que ellos, muy bien vestida y dejando adivinar un muy buen cuerpo, se presenta diciéndoles:

-        Soy Eugenia, la madre de Sofía, no sé cómo agradecerles todo lo que hicieron

-        Está bien, dijo Sergio que estaba bastante molesto por tener que ir al colegio para ser informado del comportamiento académico de su hijo

-        Hola Eugenia, soy Meri, le dijo María dándole un beso

Eugenia sabía que María había estado con su hija y habían tenido sexo y eso le generaba un poco de odio, no tanto como la excitaba. Cuando sintió los labios de María tocar su mejilla sintió un escalofrío. 

-        Cuando quieras podés venir a cenar a casa con Sofi, ¿te parece? Decía María con una sonrisa

-        Sí, me encantaría

-        Bueno, decía Sergio que no pasaba por alto el buen cuerpo de Eugenia

-        ¿Viniste al colegio por las notas de Sofía? Preguntaba curiosa María

-        ¡Si! ¿Ustedes por lo mismo? ¿Por Luciano?

-        Sí, creemos que sí

-        Bueno, en resumen, les cuento que el cura, bueno…el padre Roberto, me habló muy seriamente. Es grave y si los chicos no se ponen en serio a estudiar se les va a complicar el verano, dijo Eugenia

-        ¿En qué materias? El principal problema de Sofía es Matemáticas y Contabilidad, dijo Eugenia

-        Bueno, veremos Luciano, dijo Sergio

-        Bueno, chau, dijo Eugenia

Sergio se giró para mirarle el culo con total descaro. María lo retó

-        ¿Podes no ser tan descarado en la puerta del colegio? Y menos en un colegio religioso.

-        Bueno, estaba mirando que tal la madre, vos conoces bien a la hija, ¿no? Sergio golpeaba bajo

-        Se la ve bien, ¿no? Se reía María para salir del paso

-        Ojo, que ya te cogiste a la hija, no te vas a coger a la madre

Sergio nunca reconoció que se había cogido a Sofía. Sin embargo, no tenía empacho en jugar al filo con los comentarios sobre lo que había sucedido entre la niña y su esposa.

Salieron de la reunión con el circunspecto sacerdote y tal como les había advertido Eugenia, los problemas académicos eran para prestarle atención.

María y Sergio, luego de pensarlo mucho, hablaron con Eugenia, la madre de Sofía y en conjunto tomaron la decisión de separar a los chicos fuera de la escuela por 3 meses. Solo se verían en el colegio.

Las primeras semanas fueron un suplicio para Luciano y Sofía. Se extrañaban y se habían prometido fidelidad, ambos sabían de lo que pasaba dentro de cada una de sus casas y con sus respectivas madres. Y lo más importante de todo, es que ambos lo cumplieron.

Un día estaban en clase de Historia y Luciano le hace seña a Sofía y le pide permiso a la profesora, la monja, la hermana Mariángeles para ir al baño. Al minuto, Sofía pide lo mismo y sale en dirección al baño del colegio. Josefina, la mejor amiga de Sofía la mira y se ríe de manera cómplice.

Los pasillos del colegio estaban desiertos. Reinaba un silencio casi sepulcral. Siempre fue una imagen que le gustó a Luciano, eso de ver los pasillos vacíos y el lugar muy silencioso cuando está lleno de alumno. Se metió en el baño y se quedó en la puerta asomado. Cuando Sofía pasa por la puerta del baño de hombres, la mano de Luciano sale y la atrapa metiéndola adentro.

Sofía se asustó al principio, pero no dudó en besarlo con pasión. Miró en todas las direcciones y ahora el beso es con mucha pasión. Hacía mucho tiempo que no se besaban de esa manera y lo disfrutaban muchísimo.

Luciano no dudó en meterse en un cubículo, eligió el 3ro que previamente había revisado y lo encontró más limpio que otros.

-        Dejame chuparte, dijo él

-        ¿Acá?

-        ¡Si!

-        Shhhh, bajá la voz

Por suerte, ese día hacía bastante calor y Sofía solo tenía la blanca camisa del uniforme. Se desprendió los botones y se levantó el blanco corpiño dejando sus tetas al descubierto que no tardaron en ser abordadas por la ávida boca de Luciano.

Se lanzó a chupar con devoción. La devoción que no mostraba por Dios en el colegio, la mostraba por las tetas de su joven novia.

-        Mmmmm, cuanto hacía que no me chupabas las tetas! Decía caliente Sofía

-        Mmmmm, lo necesitaba, decía Luciano totalmente excitado

Bajó la tapa del inodoro y la hizo sentar a Sofía

-        Que…no llegó a preguntar Sofía

-        Chupame la pija, por favor! Dijo Luciano

-        ¿Acá?

-        Siiii, acá, por favor

Luciano se desabrochó el pantalón y sacó su pija totalmente erecta y la blandió frente a la cara de Sofía. Ella, aun dudando un poco, la agarró con la mano y comenzó a pajearlo. El contacto con la cálida piel y la dureza del miembro de su novio la calentaron de manera superlativa. Sin dudarlo, lo miró a los ojos y se le metió en la boca comenzando a chuparla con la misma devoción que sentía Luciano por sus tetas.

-        Aghhhhh, me encanta como me chupas la pija, decía Luciano

-        Siiiii? Te gusta decía Sofía sacándosela por un momento de la boca

-        Mmmmm, siiii, le acariciaba el cabello Luciano

-        Mmmmm, chupaba y chupaba Sofía

Sofía estaba muy caliente. Sin proponérselo, se había corrido la bombacha y se estaba masturbando con una mano mientras no dejaba de chuparle la verga a su novio. No aguantó más y le ordenó a Luciano:

-        Sentate, te quiero coger

-        Aghhhh siiiii

Mientras tanto, en el aula, la hermana Mariángeles notó los dos lugares vacíos y dijo que iba a ir a buscar a los alumnos. Josefina, que intuía a dónde habían ido, se ofreció rápidamente a ir ella. Más la monjita no lo permitió:

-        Josefina, quedate leyendo el capítulo 7 en voz alta y que todos escuchen con atención

-        Pero…Josefina intentó, pero no hubo caso

La hermana Mariángeles tenía 24 años, siempre fue una intriga si era rubia o morocha. Solo podía apreciarse su tez blanca y sus ojos verdes claros detrás de unos anteojos de montura gris. Siempre sonriente, pero muy severa con el alumnado, supo ganarse el cariño de las chicas por ser considerada muy compinche, por ser considerada la monjita que más se adaptaba a las nuevas generaciones.

Se encaminó sin dudar al baño de mujeres y fue recorriéndolo diciendo el nombre de Sofía suavemente.

Al mismo tiempo, a escasos 10 metros, en el baño de hombres, Luciano, con los pantalones por los tobillos, se sentaba sobre la tabla y con la pija muy dura en la mano invitaba a Sofía a sentarse encima.

La hermana terminó de recorrer el deshabitado baño y se extrañó de no encontrar a la joven Sofía. Estaba dirigiéndose a la preceptoría para pedirle a alguien que ayude a buscar a sus alumnos cuando al pasar por la puerta del baño de varones escuchó una voz que le pareció ser de su rubia y delicada alumna

Sofía se corrió para un costado la bombacha y sentándose con ambas piernas a los lados de Luciano, agarró la pija con la mano y se la clavó mientras se sentaba y daba un gemido de placer:

-        Aghhhh Luchooooo, necesitaba sentirte adentro de mí

-        Mmmmm, siiiii, cogeme

-        Shhhh, hablá más bajo

Mariángeles supo que esa era la voz de Luciano también. ¿Estarían los jovencitos haciendo aquello que imaginaba? La curiosidad fue más fuerte y entró, aunque claramente no debía hacerlo, al baño de varones y fue mirando por debajo de los cubículos en puntillas de pie

-        Aghhhh siiiii, cogeme mi amor, decía Sofía

La hermana se sorprendió a sí misma sintiendo una humedad en el interior de su vagina. No era tonta, sabía a qué se debía. Se había excitado con esa frase. Debía pegar un grito o un llamado de atención, pero la voz no le salió.

-        Me encanta cogerte, decía Luciano

-        Amo tu pija adentro, decía Sofía

La dulce monjita tuvo que agarrarse de la puerta pues sintió un mareo que no era normal. Sin pensarlo demasiado, se metió en el cubículo contiguo a los calientes alumnos

-        Aghhhh cogeme así, dale

-        Mmmmm, me encantaría acabarte adentro…decía Luciano

-        No podes, decía ella

La hermana juntando fuerzas se puso de pie, apoyó sus dos manos en la parte superior de la pared contigua a los jóvenes y subió aún más usando el inodoro como tarima para poder mirar para el otro lado. Estaba mal lo que estaba haciendo y lo sabía, pero no podía controlarse.

-        Te la chupo, acabame en la boca si queres, decía Sofía

-        ¿Estás segura? Decía Luciano

Desde arriba, la hermana podía ver perfectamente a Sofía cabalgando a su novio y se tiró para atrás para no ser descubierta cuando cambió de posición para chuparle la verga a Luciano

-        ¿Me vas a dar la leche en la boca? Preguntó Sofía

-        Siiiii, Chupámela así, dale

La hermana no sabe por qué lo hizo, pero una mano instintiva se soltó de la pared y se metió debajo del hábito y se palpó la humedad dentro de su bombacha. Estaba muy húmeda, creía que nunca había estado así. No debía hacerlo, pero no podía resistirse, necesitaba volver a verlos

Sofía se esmeraba en la chupada de pija y hacía que Luciano no pudiera resistirse mucho tiempo. Fue así que acabó

-        Aghhhh acabooooo aghhhhh

-        Mmmmm, Mmmmm, chupaba Sofía sin dejar escapar una sola gota

-        Aghhh ahhhhh, te estas tragando todo

Tres, cuatro o quizás cincos espasmos más dentro de la boca de la niña y se fue desarmando lentamente. Luciano tuvo que apoyarse en la pared y miró a Sofía a los ojos. Ella lo miró con dulzura y fue sacándose la pija de la boca lentamente. Una sonrisa perversa aparecía en su rostro

Mariángeles, la dulce monjita, estaba mirando todo y cuando vio el enorme pedazo de pija que salía de la boca de su tierna alumna no podía creerlo. Luciano tenía una verga hermosa. Se frotó un poco la zona húmeda y soltó un suave gemido. Haciendo equilibrio con el hábito levantado se frotaba la concha compulsivamente mientras no podía dejar de mirar a la caliente pareja de alumnos. Podía ser descubierta, pero el orgasmo se precipitaba y eso le nublaba los pensamientos. Se venía la explosión orgásmica en la monjita…

Sofía, mirando para arriba, vio la cabeza de la monja que se asomaba y hacía contacto visual con sus ojos. Luciano no entendía nada, sintió un sonido que no pudo interpretar en el momento, pero que se tornó real cuando vio la cara seria de su novia. Se giró y a centímetros de su cara estaba la cara de la hermana Mariángeles que cerraba los ojos y gemía acabando:

-        Aghhhhhhhhhhh

-        Herma…Trató de decir Luciano

-        Yo…decía Sofía mientras recomponía su ropa

-        Aghhhhhh, la monjita estaba acabando y no podía contenerse

Sofía y Luciano se vistieron tan rápido como pudieron. La monja entre tanto se bajó del inodoro y casi se golpea. Se acomodó rápidamente la ropa interior y salió del cubículo y les dijo:

-        Los espero afuera

-        Bueno, gritaron al unísono

Cuando salieron, la hermana los estaba esperando con sus manos juntas sobre su abdomen. Los miró son severidad, aunque ellos no pudieron advertir el dejo de culpa que habitaba en su conciencia. Sin dudar, les dijo:

-        Voy a hacer una única excepción de no llevar esto a estados mayores

-        Gracias hermana…

-        Déjenme terminar

-        Sí, perdón hermana

-        La única condición que les pido es que nunca hablen ni mencionen lo que sucedió acá

-        Sí, hermana

-        Ahora vayan al…

Detrás de ellos apareció el padre Roberto que serio les preguntó:

-        ¿Qué pasó acá?

-        Nada padre, es que…los alumnos se pusieron rojos

 

 (continúa acá)

Pueden dejarme sus comentarios en reybaco2005@hotmail.com

O en Telegram @reybaco2005