Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mamá caliente (34)

 


Al otro día, Sofía y la jermana Mariángles se despertaron muy temprano. Cuando Sofía abrió los ojos, la hermana Mariángeles ya tenía el hábito puesto. Sofía, aún medio dormida, la miró y no le pareció la misma persona con la que había estado la noche anterior. Tan así que se preguntó si no había sido un sueño. Miró bajo las sábanas y cuando se vio desnuda supo que había sido realidad. La miró y le sonrió y la hermana le devolvió una sonrisa con su rostro ruborizado

-        Ya me levanto – dijo Sofía saliendo de la cama desnuda por completo

-        Yo me voy – dijo la monja

-        No, esperá, desayunemos – decía Sofía

-        No, mejor me voy ya mismo para el colegio

-        Bueno, esperá que te abro

Sofía se puso la bombacha y una remera y bajó a abrirle. La monja la miraba con deseo aun en una situación como esa. Es que realmente Sofía era hermosa. Tenía una mezcla de candidez, belleza, fragilidad, dulzura y sensualidad. Cada cosa en su justa proporción.

Estaba contemplándola la monja, cuando Sofía la sacó de su pensamiento.

-        ¿Vamos?

-        Si si - dijo la monja apresurada

La hermana Mariángeles agarró su valija y bajó las escaleras detrás de su amante en secreto.

Cuando llegaron a la puerta se produjo un momento de tensión e indecisión. Se pararon frente a frente y no supieron como despedirse. Sofía adelantó la cara de frente y la monja hizo lo propio, pero corriendo hacia un costado y el beso de la joven impactó en la mejilla de la religiosa. Habían pasado la prueba.

-        Bueno, te veo en el colegio – dijo la monja

-        Si, hermana – dijo Sofía

-        Todavía me podés decir Angie – dijo la monja con una sonrisa

-        Es que me tengo que ir acostumbrando

-        Chau – dijo la monja con la puerta abierta

-        Esperá – dijo Sofía tomándola de la mano y tirando de ella para hacerla entrar de vuelta a la casa

-        ¿Qué pasa? – La monja se sorprendió

-        No sé cuándo voy a poder hacerlo de vuelta

Sofía la agarró por el cuello con ambas manos y la besó con pasión. La monja al principio no abrió la boca, más luego se dejó hacer y colaboró con el beso.

-        Estoy con el hábito – se excusó la hermana Mariángeles

-        Lo sé, perdón hermana – se rio Sofía

-        Chau, pecadora – le dijo la hermana riendo y se fue caminando al colegio

Pasaban las horas y los días en el colegio y Sofía no podía creer que la hermana Mariángeles luciera tan solemne y formal en el colegio y hubiera hecho las cosas que hizo con ella. Dudó muchas veces en contarle a Luciano.

Un día whatsappeando con Luciano le tiró que le había contado a una amiga que él tenía una pija enorme y que le iba a gustar. Luciano quiso saber quién era y ella le dijo que no le podía decir. Él le insistió y ella le dijo que le contaría, pero tenía que prometerle que nunca se lo iba a decir a nadie. Aun así, no le contó y le dijo que un día le iba a proponer a su amiga que estuviera presente mientras ellos dos cogían. Luciano le respondió que iba a ser difícil ya que nunca estaban solos.

Otro día, Sofía se puso a chatear con la monja y entre una cosa y otra fue surgiendo el tema sexual y lo bien que la habían pasado juntas. Sofía le decía que tenían que repetirlo y la monja esquivaba los comentarios, pero dejaba traslucir que tenía muchas ganas. Sofía supo jugar bien sus cartas y le dijo que, si ella se portaba bien, le prometía que le dejaba ver y si quería, tocar la pija de Luciano. A la monja se le hacía agua la concha y tuvo que contenerse para no escribirle que ya mismo quería hacerlo, pero dejó traslucir un

·        va a ser difícil

·        pero no imposible

·        no sé, ahora los fines de semana se está quedando la hermana Bianca en el colegio

·        Uy que lástima

·        Si – la monja dejaba traslucir que tenía ganas de hacerlo

·        Tengo una idea

·        Ojo, Sofía, te conozco y sos peligrosa

·        Si, vos confiá en mí, dijo Sofía

·        ¿Si?

·        Te aseguro que vas a poder ver muy cerca y si queres tocar la hermosa pija de Luciano

·        Mmmmm – la monja se excitó

·        ¿Estás sola en tu cuarto?  – le preguntó Sofía

·        Si

·        ¿Te estás tocando?

·        ¿Cómo sabes?

·        Porque ese Mmmmm cuando te nombré la pija de Luciano lo dijo todo

·        Sos tremenda

·        Bueno, tocate e imagínate sentada en uno de los baños y entramos con Luciano y se saca la pija y yo empiezo a pajearlo

·        Ay Sofiiiii – la monja se tocaba y estaba a punto de acabar

·        Te miro y te digo agarrala

·        Ayyyyyy

·        ¿Se la agarrarías, monjita traviesa? – Sofía sintió que se había extralimitado

Sobre todo, cuando demoró un tiempo la respuesta, pero pronto recobró la alegría cuando recibió el mensaje de la monja

·        Lo lograste, me hiciste terminar

·        Aghh Mmmmm por eso demoraste en responder, ¿no?

·        Si

·        ¿Te gusta imaginarte la pija de Luciano?

·        Basta Sofía, ya está, ya me toqué

·        Bueno bueno.

Sofía sonreía por haber hecho que la monja se toque. Una vez más había logrado ejercer su dominio sobre la joven religiosa.

Pasados unos días estaba Sofía en el aula y ve pasar a la hermana Mariángeles que le sonríe. Sofía agarra su celular y le escribe a la monja

·        voy al baño de mujeres, 2do cubículo de la derecha

·        Ok – responde la monja

Sofía pidió permiso y fue al baño. Al salir le reenvió el mensaje a Luciano. La perversión de Sofía no reconocía límites

Luciano esperó unos minutos y pidió permiso para salir.

Sofía iba caminando por el desértico pasillo y después de mirar para atrás, se metió en el baño. Sin dudarlo, entró y vio para su alegría que el único cubículo cerrado era el 2do de la derecha. Golpeó suavemente y la puerta se abrió.

Entró y cerró tras sí. Miró a la monja a los ojos y la besó en la boca hundiendo su lengua muy profundamente.

La monja, por su parte, tardó en reaccionar, pero no pudo resistirse ya que estaba con muchas ganas de volver a sentir la boca de Sofía. Un golpecito en la puerta las sobresaltó. La cara de la monja era de pánico total, mientras que la de Sofía era de diversión

Corrió el pestillo abriendo la puerta.

-        Sentate – le dijo a la monja

Abrió la puerta y Luciano se quedó de piedra al ver a la monja sentada vestida con su hábito gris oscuro y la cofia que no permitía que se le viera el pelo

-        Pasá - le dijo Sofía

-        Pero…

Luciano entró y Sofía cerró la puerta. Los tres estaban muy apretados y Luciano no entendía nada.

Sofía lo agarró y lo besó. Luciano se resistió en un primer momento. La presencia de la monja sentada delante de ellos lo incomodaba mucho.

-        La hermana quería vernos como la otra vez y le dije que acá iba a ver mejor

-        Ah, bueno, si – decía Luciano que seguía sin entender demasiado

-        Besame, Lucho – le ordenó Sofía

Luciano y Sofía se besaron ahora un poco más distendido él. Las manos de Sofía lo abrazaban y acariciaban por todo el cuerpo. Las de él fueron a la cola de ella y se metieron debajo del uniforme para sobarle la cola. Una mano de Sofi bajó y le acarició la pija por encima del pantalón y notó que ya estaba muy dura.

-        Mmmmm, hermana, no sabe lo dura que está! – le dijo Sofía a la monja

-        ¿Si? Hablá más bajo – la retó la monja

-        Mmmmm – Luciano besaba más a Sofía y le desabrochaba la camisa blanca

-        Mmmmm – Sofía besaba ahora a Luciano y le acariciaba la verga cada vez mas

La monja comenzaba a excitarse tremendamente y también a impacientarse. Estaban en el baño de mujeres y faltaban 20 minutos para el recreo.

-        Vení que quiero mostrarle a la hermana tu pija – dijo Sofía excitadísima

-        ¿Si?  – dijo Luciano incrédulo mientras se desabrochaba el pantalón

-        Mire hermana – decía Sofía que ayudaba a Luciano

-        A ver – decía la monja curiosa

Sofía metió su pequeña mano y agarró la dura, caliente, venosa y pesada verga de Luciano y la sacó pajeándola a centímetros de la cara de la monja y la suya. Era un poema ver la cara de ambas chicas. La religiosa no pudo evitar mojarse los labios con la lengua y Sofía la miró diciéndole

-        ¿No es hermosa, hermana?  – al mismo tiempo lo pajeaba

-        ¿Les gusta? – Luciano miraba desde arriba y no podía creer que la hermana Mariángeles estuviera ahí con ellos dos.

-        Siiii – dijeron las dos a coro y se miraron riéndose

-        ¿Me la van a chupar? – Luciano estaba desesperado y se lanzó sin temor

-        Bueno, no se la hermana, pero yo – Sofía no terminó de decirlo y se puso a chuparle la pija como loca

La sacó de su boca y la pajeo un poco. Miró a la monja y le dijo:

-        Ayudame…

-        No, yo nunca…- la hermana Mariángeles estaba por demás excitada, pero la turbación se había apoderado de ella y la había paralizado

-        Hacé una cosa – le dijo Sofía

-        ¿Qué? - Preguntó curiosa la monja

-        Dame la mano – Sofía extendió su mano y tomó la de la monja

-        Mmmmm, siiii – decía Luciano

Sofía le agarró la mano a la monja e hizo que esta envolviera la verga de Luciano y apoyando su mano encima, hizo que la monja comenzara una suave paja

-        Mmmmm, si, vos pajealo así – le decía Sofía

-        Bueno – decía la excitada religiosa

-        Aghhhh siiii – Luciano no podía creer que la mano de la monja estaba masturbándolo

-        Mmmmm – Sofía empezó a chupar y a acariciar los huevos de Luciano

Para su sorpresa en una de las caricias a los huevos de Luciano, se encontró con la otra mano de la monja. Sacándose la pija de la boca la miró sonriente y le dijo:

-        Queres chupar tu primera pija?

-        Mmmmm, no se…- la monja no se animaba

-        Hagamos una cosa…

-        ¿Que?  – la monja estaba ansiosa

-        ¿Te animas a un beso?

-        Si – respondió lacónica la monja

-        Dale besos de este costado y yo le doy del otro – declamó Sofía agarrando la pija como si fuera un objeto en sí mismo

Así comenzaron los besos en cada lado de la majestuosa verga de Luciano, que miraba desde arriba y seguía sin poder creerlo. Era la hermana Mariángeles, la monja divina y casta que estaba con ellos al frente de la materia Historia. Ahora su boca, sus labios, estaban en contacto con su pija. Todo era surrealista. Encima en el baño del colegio y vistiendo con el hábito completo. Una auténtica locura.

En un arrebato de locura, la hermana Mariángeles, cuando llegó a la cabeza de la verga, abrió la boca bien grande y se metió todo lo que pudo de la pija de Luciano en la boca. Sentía su boca llena de verga y se excitaba a mas no poder. Sofía la miró y le acarició la cabeza por encima del hábito.

Era una imagen surrealista ver a una monja chupando una pija con semejante devoción. Por ser la primera vez, lo hacía bastante bien. Se notaba su torpeza, era arrebatada por momentos y por otros no sabía cómo colocar los labios, pero, aun así, se desenvolvía muy bien. Cuando el deseo es auténtico, como en estos casos, no pudo más que hacerlo con tantas ganas que volvió loco a Luciano.

La monja ahora movía su cabeza adelante y atrás mientras Sofía le acariciaba los huevos a su novio. Con los ojos cerrados, la hermana seguía en su felación y no cesaba en ningún momento. Parecía poseída por esa pija que le llenaba las fauces con tu tamaño.

El orgasmo de Luciano se acercaba cada vez más. Lo que lo desató fue ver que la monja abriera los ojos y mirara a Sofía con una sonrisa y luego a Luciano con una cara de deseo digna de la mejor actriz porno.

-        Voy a acabar – anunció Luciano

La monja se sacó la pija de la boca y Sofía aprovechó para pajearlo un poco y metérsela ella en la boca.

-        Ayyyy siiiii – dijo Luciano

-        Mmmmm – chupaba Sofía

-        ¿Te acabo en la boca?  – preguntó Luciano

-        Mmmmm – Sofía asentía con la cabeza y sonreía mirando a la monja, siempre con la verga de Luciano dentro de su boca

-        Mmmmm – suspiraba la monja

Nunca me atrevería a eso, pensaba Mariángeles. Bueno, en realidad, no podía asegurarlo. Acababa de chupar una pija, ¿no? La monja acarició a Sofía el cabello y sintió mojarse aún más cuando Luciano empezó a jadear

-        Aghhhh ahhhhh ahhhhhhh acabooooo

-        Mmmmm Mmmmm Mmmmm – Sofía chupaba y tragaba todo lo que podía

Pero la acabada era copiosa y no alcanzaba y una gota se le derramaba por la comisura del labio.

-        Aghhhh Mmmmm – Luciano acababa y parecía derretirse apoyado en la pared

-        Mmmmm, sos hermosa – le decía la monja a Sofía

-        Mmmmm – Sofía se sacó la pija y la miró a la hermana a la boca

Luciano no podía creerlo cuando lo vio. Sofía y la hermana Mariángeles acercaban peligrosamente sus bocas. Sofía había tragado casi todo, pero algo se guardó en su lengua. Mariángeles se acercó a la boca de Sofía un centímetro más y no pudo evitar mirar nuevamente la gota de semen que corría por el costado de la boca de la joven.

Sofía no dudó y acercó la boca buscando el contacto con los labios de la monja que instintivamente apoyó los suyos y abrió la boca como una flor. La lengua de Sofía salió en busca de la de la religiosa amiga que esperaba ansiosa recibirla.

Cuando sintió el sabor del semen en la lengua de Sofía, Mariángeles creyó morirse de placer ahí mismo en el reducido cubículo del colegio en donde ella impartía sus clases de historia. Su cuerpo tembló de placer y se aferró con más fuerza a la cara de Sofía apretando aún más la bica y jugando con la lengua con más ganas que antes.

Ahora la religiosa chupaba y lamía la boca y la cara de Sofía como una poseída. Luciano miraba absorto la escena. Sofía se dejaba hacer, sabía que Mariángeles necesitaba explorar y desatarse por completo. Quiso jugar un poco con ella para hacerla vibrar aún más alto

-        Mmmmm, hermana! Que bien que me chupa la boca

-        Mmmmm siiii? Dijo suspirando la hermana

Fue raro para Luciano ver a la monja con la mano perdiéndose dentro del hábito. La hermana Mariángeles se frotaba por encima de la bombacha y acababa mientras no dejaba de jadear y chupar la cara y la boca de Sofía

-        Mmmmm, estoy acabando Sofiiiiiii

-        Mmmmm, siiiii, hermana, acabe, que pecadora que es…. – jugaba Sofía al límite

Luciano la miró como diciendo ¿qué haces?! ¿estás Loca?! Sofía reía y se dejaba chupar y sacaba la lengua jugando con la de la monja

-        Mmmmm, me encanta este pecado – dijo la religiosa

-        Siiiiii – decía Sofía

El timbre del recreo sonó muy fuerte y todos quedaron paralizados

 

 

 

 (continúa acá)

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