Capitulo introducción ----------> Mi mamá Silvina - Adiós Belén
Con mi verga en la mano y
releyendo el chat de mi madre y mi tía, terminé por hacerme tremenda paja.
Esperé al otro día con la
esperanza de volver a leer algo de mi mamá con mi tía y no hubo mucho más.
Cuando volví del cole, mi mamá
estaba cocinando y en calzas, como solía estar, con el culo apuntando para mi
lado. Abrí la puerta y mis ojos no pudieron evitar irse a su hermoso orto. Las
calzas le hacían una cola perfecta. Ella lo sabía, era imposible no saberlo.
Mi obsesión por mi madre estaba
todo el tiempo latente y mi pija se empezó a poner morcillona.
Me pregunté a mi mismo que
pasaría si le apoyaba en el culo y se la hacía sentir. ¿se enojaría? ¿se
animaría a decirme algo?
Con un cúmulo de sensaciones en
mi cabeza me acerqué desde atrás y suavemente la apoyé con mi bulto en uno de
sus glúteos. No me animé a hacerlo en el centro y más descaradamente.
Puse mi mentón por encima de su
hombro y casi al oído le dije:
-
A ver qué estás cocinando…
-
Una salsita para los fideos – me dijo
Me llamó la
atención que no hizo el gesto de separarse. Es una oportunidad, pensé y me
apreté un poco más contra su culo. Ahora mi pija comenzaba a tener mayor dureza
y eso era muy peligroso, pero, aun así, volví a comentar mientras inhalaba
profundamente:
-
Que bien se siente… - aproveché para apoyarla un
poco mas
-
Siiii – mi madre tragó y la voz no le salió – espero
que te guste
Yo no sé si lo decía por otra
cosa, pero aproveché el tiro y le respondí
-
Me va a gustar – y me moví un poco con mi pija, ya muy dura sobre su culo
-
Bueno, ahora andá – me dijo incómoda
-
Claro, mami – le dije
Me metí en mi cuarto y me puse a
leer un relato erótico de incesto madre / hijo. Me re calenté al punto de
llegar a pajearme manchando todo mi calzoncillo. Fue tremendo. Me lo cambié y
me fui al baño a lavar los restos de semen para meterlo en el lavarropas. Pese
a la calentura, no me animaba a que mi madre viera mi prenda toda acabada.
Luego seguía tan caliente que se
me dio por contactar al autor por Telegram y preguntarle alguna sugerencia de
cómo avanzar con mi madre. Me sorprendió que fuera una persona tan amable y más
me sorprendió saber que había muchas personas como yo que fantasean con su
madre. No me animé a decirle que había estado con mi hermana.
Entre sus consejos, me dijo que
vaya con mucho cuidado y de a poco. Cada pequeño paso, por insignificante que
sea, me pondría más cerca del objetivo y que me vaya poniendo pequeñas metas.
Otra de las cosas que me dijo y
que empecé a llevar a la práctica, fue que tratara de pasar más tiempo con ella
y me empiece a hacer más compinche. Otra cosa que no me animé a decirle es que
tenía su sesión de WhatsApp abierta en mi computadora.
Mi madre me llamó para cenar y le
propuse, cosa que aceptó a regañadientes, comer en el sillón mientras mirábamos
la tele nueva.
Ella abrió un vino y lo llevó
poniéndolo en la mesita ratona. Me sorprendió que trajo dos vasos y me dijo si
quería tomar vino. Acepté. Era la primera vez que compartía alcohol con mi
madre. Eso me hizo preguntarle
-
Mami, ¿me vas a dejar tomar vino con vos en
casa?
-
Sé que lo haces con tus amigos, ¿o me equivoco?
-
No, no te equivocas, pero acá… con vos
-
Prefiero, ya que puedo controlar que cantidad
tomás – dijo.
-
Si, está bien – le dije
Me propuso que pusiera una
película y empecé a buscar en el catálogo dando con una de una actriz rubia que
se llama Sidney Sweeney y que está realmente muy buena, tiene unas tetas
espectaculares. Se llamaba The voyeurs y me imaginaba que podría llegar a verla
en tetas a la bella rubia.
-
¿Miramos ésta? – le propuse
-
Dale, cualquiera – dijo
La película empezó y al rato la
rubia comienza a coger con el marido, pero pese a que me calentaba la escena,
no se veía demasiado en la pantalla
Apare estábamos comiendo y no
había clima para calentarse. Mientras la película seguía mi mamá me pidió que
la ponga en pausa y levantó los platos. En mi búsqueda de ganarme su confianza
me levanté con ella y la ayudé.
-
Muy bien, así me gusta, que me ayudes – me dijo
Hicimos dos viajes y en uno de
ellos vuelvo a verla con la calza toda metida en la cola y me pareció como que
estaba sacando un poco más de cola, pero me dije que seguramente eran ideas
mías.
Nos sentamos nuevamente uno al
lado del otro y nuestros muslos se rozaron. No hace falta aclarar que me
calentó la situación. A esto se sumaba la película, de modo que quise prevenir
a mi madre
-
Es medio zarpada le peli – le comenté
-
Para algunas cosas sos un nene, pero para otras
ya sos medio grande, ¿no?
-
No sé a qué te referís
-
Lo que hacías con tu hermana en la habitación
por la noche… - me miró con una sonrisa rara
Otra vez sacó el tema, pero en
esta ocasión no noté reproche en su tono, quizás fue eso lo que me animó a
comentarle
-
Es que Belén necesitaba contención, cariño –
dije riéndome
-
Me parece que te pasaste de cariño – me dijo con
una sonrisa
-
Un poco de cariño no se le niega a nadie…
-
Pero era… bueno “es” tu hermana – me dijo ella
-
Si, mami, las cosas se nos fueron de las manos
En ese momento apareció en la
pantalla la rubia protagonista y se veía venir la escena de sexo. Me acomodé en
el sillón y miré hacia la tele. Mi pija se empezaba a parar y no había
posibilidades de que mi madre no lo notara. Yo tenía puesto un pantalón de
fútbol y debajo un calzoncillo holgado, de manera que mi carpa comenzaba a ser
evidente.
Me deslicé hacia abajo cosa de
que mi madre al ver la tele solo con un movimiento de ojos pudiera ver mi
paquete. Yo sabía que le había impresionado mi pija el día anterior y ahora
quería que me la mire.
Para colmo de males, Sidney la
protagonista se pone en tetas y mi pija hace un movimiento. Mi madre no dice
nada, pero se acomoda en el sillón y sigue mirando.
En la pantalla la escena se
empieza a calentar y mi bulto es un escándalo. No hay manera de que mi madre no
esté mirándolo.
Con el riesgo de que todo se vaya
a la mierda, metí mi mano dentro del pantalón y me la acomodé. Siempre con la
precaución de que mi madre no vea mi pija. Yo sabía que debía jugar una carta
sin irme a la mierda.
Me la acomodé y mi madre soltó el
comentario que no me esperaba
-
Te gusta la rubia, ¿no?
-
Si, a quien no… - dije haciéndome el boludo
-
Se nota – me dijo mirando mi paquete
-
Si, mami – dije mirándola ahora a los ojos
Buscaba romper en ella esa pared
que nos separaba en los últimos días. Me estaba calentando mucho la situación.
Tanto que dudé en hacer un comentario y fue ella la que me ayudó
-
La verdad es que está muy linda la pendeja –
dijo mirando la tele
Eso me animó a mirarla a ella y
decirle:
-
Si, tiene unas tetas perfectas… - y acto seguido
mis ojos se pusieron sobre sus tetas
-
Sí, es verdad – dijo ella incómoda y se miró las
tetas a sí misma
Noté que sus pezones se pararon.
Había ganado una pequeña batalla, había que festejar.
La película no era la gran cosa,
pero la terminamos de ver. Ella se puso de pie y yo hice lo mismo, con la
particularidad que mi pija al haberse bajado parcialmente, volvió a formar una
carpa tremenda. Mi madre me miró
-
Cómo está eso… - dijo riendo
-
Si, voy a tener que… - no quise seguir porque
temí irme a la mierda
-
Hagas lo que hagas, pensá en la rubia… - me dijo
con una risa
-
Si si – le dije yéndome
Cuando estaba entrando en mi
habitación escucho que mi madre suelta una frase que aún hoy retumba en mi
cerebro
-
¡No pienses en tu hermana, eh! – se reía mi madre
-
Jajaja – dije y cerré la puerta
Continuará…
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