Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mi mamá Silvina 9

 



Capitulo introducción ----------> Mi mamá Silvina - Adiós Belén

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Yo estaba completamente desnudo, pegado a mi madre y con mi pija como un mástil mientras seguía pajeándome. Tuve una idea que realmente no sé de donde salió:

-        Dejame hacer algo – le dije llevando mi boca a su teta lentamente

-        ¡No, no me vas a chupar las tetas, Kevin!  – me dijo

-        Te prometo que no te la chupo

-        A ver, ¿qué vas a hacer?  – mi madre preguntó desconfiada

-        Esto…

Dejé caer un hilo de saliva en su pezón y le ordené

-        Jugá con tus dedos en el pezón, pero ahora mojado con mi saliva

-        Mmmmm – dijo mi madre visiblemente caliente

Empezó a jugar con mi saliva en su pezón…

Estábamos los dos muy calientes. Ambos lo notábamos. Yo necesitaba que mi madre se suelte más. Fue entonces que me puse de costado y estirándome me fui a su otra teta. Largué otro poco de saliva en su otro pezón. Ella se miró las tetas, luego me miró a mí y me dijo

-        Me gusta…

Siguió jugando con mi saliva en sus tetas. Volví a acercar mi boca a su pezón dejé caer la saliva, pero esta vez mi lengua rozó la punta de su pezón

-        Ayyy Kevin tené cuidado que me la tocaste con la lengua, ¿no?

-        Si, se me escapó. Es que la tentación es muy fuerte – le reconocí

-        No me podés tocar las tetas con la lengua – me advirtió

Cada uno interpreta lo que quiere y mi interpretación fue la siguiente: con mi lengua no, pero con mis dedos sí

Le volví a tirar saliva en su pezón y luego sin darle tiempo comencé a jugar con mis dedos en su pezón. Se negó, pero de una manera que no le creí

-        Noooo, Kevin Nooooo

-        Mmmmm siiiii, mami, siiiii, dejame

Me puse de costado y mi pija dura se apoyó sobre su muslo cubierto por la manta.

-        Dejame jugar un ratito, le pedí

-        Ufffff

Me puse a amasarle las tetas con ambas manos. Ella se las miraba y luego me miraba a los ojos. Tuve que contenerme para no intentar besarla.

La situación era de lo más morbosa y caliente. Yo estaba inclinado sobre ella. Le volví a tirar saliva en su pezón y otra vez, como un rayo, apareció una morbosa idea en mi cabeza

-        Tirale saliva vos ahora – le ordené

-        Mmmmm – dijo ella obediente y dejó caer un hilo de saliva sobre su otro pezón

-        Mmmmm – jugaba yo ahora con sus pezones lubricados con nuestras babas

Estuve un rato largo jugando con mis dedos en sus pezones y comenzaron a secarse. Le ofrecí mis dedos a su boca poniéndoselos delante de sus labios. En completo silencio, ella no dijo palabra y abrió su boca. Mis dedos de apoyaron en la almohadilla de su lengua y comenzó a jugar con ellos llenándolos de saliva.

Con los dedos todos mojados jugué con su pezón. Luego le ofrecí los dedos de la otra mano y los chupó de la misma manera. Volví a jugar con su otro pezón.

Estábamos en llamas. Mi madre gemía. Por más temores que tuviera, por primera vez sentí que mi madre no me iba a poder detener.

Fue entonces que bajé mi boca a su pezón y estando muy cerca de él dejé caer un poco de baba y la miré. Me estaba mirando con una cara de deseo que jamás le había visto. Su rostro rojo, su mirada vidriosa.

Acerqué más mi boca a su pezón sin dejar de mirarla a los ojos. Era obvio lo que iba a suceder, pero quería su tácita aprobación. Largué un cálido aliento sobre su pezón y la miré con interrogación. Ella movió su cabeza arriba y abajo como afirmando. Eso era lo que necesitaba.

Me lancé a chupar ese pezón con locura. Creo que fue el paso que estaba necesitando dar mi madre. Lejos de frenarme comenzó a acariciarme el pelo mientras yo no para de chuparla

Era el momento de cambiar de teta y no dudé. MI madre se acomodó para facilitarme la tarea y se puso de costado.

No se si fueron los movimientos o si fue ella. Juro que yo no fui quien lo hizo, pero la manta comenzó a descender por las piernas de mi madre. Pude mirar para abajo en un momento y vi un monte de venus hermoso, perfectamente recortado y cuidado. Una pequeñísima mata de pelos cubría apenas su vientre. Era hermosa.

Ella no se dio por enterada. Yo la abracé por la cintura ahora y seguí chupándole las tetas como un auténtico desesperado.

Ahora estábamos los dos completamente desnudos en el sillón de costado. Nuestros cuerpos se rozaban sin manera de evitarlo.

Mi verga dura y goteando tocó su cadera y ella se estremeció. Sentí pánico en el momento, ya que pensé que eso la haría detenerse por completo. Era mi pija y su piel. Un avance que nunca pensé que lograría.

Por suerte, ella estaba tan caliente como yo y me agarró la pija acomodándola para arriba. Se apretó más contra mí y su abdomen hacía presión contra mi durísima verga. Yo me apretaba más y más contra ella.

Hasta que ella se separó, pero solo un poco. Bajó su mano y me acarició la pija lentamente. Yo creí morirme de placer en ese instante. Aunque esa caricia no sería todo. Esa caricia sería el comienzo de algo mucho mejor.

Sus dedos envolvieron mi pija y la apretaron suavemente. Yo estaba en la gloria total. ¿Mi madre me haría la paja? Creo que no dejé de chuparle las tetas ni un solo momento. Era lo que mejor me salía hacer. No me animaba a besarla ni a bajar con mi boca a su concha.

Ella, más experimentada que yo, se acomodó sin dejar de mover su mano en mi pija. Me agarró la mano que tenía en su cintura y la llevó lentamente a su concha. Necesitaba que la toque.

Todo esto sucedía en el más absoluto silencio. Ninguno de los dos se animaba a hablar.

Mi mano se acercó a la zona de su concha y cuando presioné un poco, ella me facilitó la tarea abriendo sus piernas. Mis dedos sintieron una humedad total. El calor que sentí cuando hundí el primer dedo dentro de la concha fue una sensación que no voy a olvidar jamás.

Entró todo mi dedo y escuché que mi madre bajaba su boca hasta mi oído:

-        Aghhhhhh – me susurró

-        Me encanta, mami – le dije

-        Siiiiiiii – me susurró ahora

Mi dedo entraba y salía de su concha con mucha facilidad. Tanta que creí oportuno meterle un segundo dedo. Ahora sentí que su mano me apretaba la cabeza para que chupe con más fuerza su pezón. Le metí los dos dedos y comencé a meter y sacar con buen ritmo. Sentía que su humedad era cada vez mayor.

Su mano en mi pija no dejaba de pajearme…



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