Primer capítulo de esta serie-----> Mi hermana Belén
Nos salvamos de milagro de que mi
madre no se dé cuenta de lo que pasaba entre mi hermana y yo.
Por suerte, la poca luz hacía que
no se notara tanto la cara de mi hermana toda colorada de excitación.
Mi madre se quedó un rato con
ella y le acarició la panza. Me dio ternura y un poco de morbo ver a mi madre
acariciando la panza que yo recién había besado y chupado. Para colmo de males
mi madre al inclinarse se le bajó la parte de atrás de la calza y se le vio una
diminuta tanga metida en el culo.
¿Qué hago? Pensé para mis
adentros. ¿no te alcanza con todo lo que hiciste con tu hermana como para ahora
mirarle el culo a tu mamá? La realidad es que, si Belén había sacado ese culo
hermoso de alguien, era de mi mamá.
No obstante, mi madre se fue
prohibiéndonos que cerráramos la puerta.
Eso ponía fin a todas mis
fantasías nocturnas, fue lo primero que pensé.
No estaba mal conformarse con
todo lo que había pasado hasta ese momento. Pude chuparle las tetas y la concha
a mi hermana. Ella me chupó la pija y se tragó todo. No podía quejarme. Aunque
era mucho todo lo logrado, sentía que era una lástima no poder cogérmela.
Cuando mi mamá se fue, mi hermana
se levantó y se vino a mi cama.
-
¿Que haces? – le dije preocupado
-
Venía a agradecerte… - me dijo sonriente
-
Ay Belén, yo debería agradecerte a vos… -
realmente lo sentía así
-
Nooo, tengo un hermano que es un Dios chupando
la concha, te juro que nunca…
-
Belén, no empecemos que nos vamos a calentar
nuevamente y mamá nos dijo que no cerremos la puerta
-
Dejame terminar de decirte esto…
Ahora mi hermana se acostó a mi
lado y siguió hablándome de una manera muy seductora con su boca muy cerca de
la mía.
Mi pija, como era de esperar,
comenzó a pararse.
-
Bueno, dale, decime
-
Es que me chupaste la concha de una manera
hermosa, hermanito… - me dijo susurrando
Que mi hermana me diga eso,
pronuncie la palabra “hermanito” y me susurre a un centímetro de mi boca era
muy fuerte para mí.
-
¿Si? ¿Te gustó mucho como te chupé la concha?
-
Mucho, y encima tenés una pija hermosa…
-
¿Si? ¿Te gusta mi pija? – le pregunté al tiempo que me la acomodaba
-
Mucho, es grande y venosa como me gustan a mi
-
Ahh sí? Y que serías capaz de hacerle a mi pija
Automáticamente se me ocurrió una
idea perversa y le dije al oído:
-
Date vuelta que quiero jugar un poquito…
-
¿A que queres jugar?
-
Un jueguito…te va gustar
El tono que usaba con mi hermana
ya no era de cómplices, compinches ni nada por el estilo. Ya era un tono
sensual que nunca había utilizado con mis anteriores novias
-
Ummmm que jueguito queres jugar conmigo…acordate
que soy tu hermanita
-
Ayyyy Belén
-
¿Qué pasa?
-
Me re calienta mi hermanita… ¿sabías?
-
Ayyy hermanito que degenerado que sos…a que
queres jugar?
Yo pensé que me había ido a la
mierda con la propuesta, pero pareció ser que a mi hermana le gustó. Tanto que
se dio vuelta y se levantó la remera quedando su panza enorme al aire
-
Acariciarte la panza mientras te apoyo la pija
en el culo
-
Mmmmm me parece que me va a gustar ese jueguito
Como estábamos corríamos peligro
de que mi madre volviera a entrar y nos descubriera en una posición muy extraña.
La luz estaba apagada y el silencio en nuestra pieza era sepulcral. Tanto que
podía susurrar en su oído y mi hermana entendería claramente todo lo que tenía
para decirle.
La agarré desde atrás y comencé a
acariciarle la panza dura, con esa piel tan tersa que me gustaba tanto
-
¿Te gusta mi panza? - me preguntó
-
Mucho, mi… - casi se me escapa decirle “mi amor”
a mi hermana
Por suerte, no se dio cuenta. Yo
agarré mi calzoncillo y tiré para abajo para dejar mi pija dura totalmente
liberada.
Ella por su parte, presintió mi
movimiento y no dijo ni palabra, solo se movió con su culo para sentir mejor mi
verga contra él
-
Mmmmm que duro que estás de vuelta
-
Vos me pones así, Belén – le dije
-
Esa pija es toda una tentación – siguió ella
Ahora mis manos subieron a sus
duras tetas y las acariciaban sin ningún tipo de pudor. Ni se me cruzó por la
cabeza pedirle permiso. De todas maneras, ella tácitamente me lo otorgó
moviendo su culo y tirando la cabeza hacia atrás.
La posición no era lo más cómoda
para besarnos, pero el deseo era tanto que nos arreglamos para darnos un beso
de lengua largo y profundo, jugando mucho tiempo con nuestras bocas.
Abajo mi pija se movía contra la
tela de su diminuta tanga provocándome cierta molestia, pero mi calentura era
tal que no quise decir nada.
Mi hermana, como si me conociera
de toda la vida (así era) me dijo si no me hacía doler con la tela de la tanga.
-
Un poco – le dije yo
-
Bueno, me la saco así estamos más cómodos – me
dijo
Mi hermana en un rápido
movimiento se quedó desnuda en la parte de abajo y se acomodó de manera que mi
pija quedó contra su concha.
-
Juguemos un poco – me dijo ella y comenzó a
moverse
-
Un juego peligroso – quise aclararle
-
Muy peligroso, pero necesito jugarlo – me dijo
Ahora el movimiento era como si
estuviéramos cogiendo solo que la punta de mi pija jugaba con su concha sin
entrar. El tema es que el líquido que empezaba a brotar de mi pija y su
lubricación vaginal hacían que la penetración, por mínima que fuera se
produjera de un momento a otro
-
Me gusta mucho – le dije
-
A mí también, seguí – me ordenó ahora
-
Es que en cualquier momento…
No hizo falta decir nada. Sus
labios vaginales se abrieron en uno de los movimientos y la cabeza de mi pija
se hizo paso lentamente y sentí la calidez de entrar en su hermosa y totalmente
lubricada concha.
Era una sensación muy difícil de
describir. Como penetrar en una cavidad gelatinosa con la lubricación perfecta
como de un aceite tibio que envolvía mi pija. Fue tal el placer que sentí, que
lejos de retirarme para sacarla, volví a entrar con más profundidad
-
Ummmmmm – dijo ella
-
Entró – le dije
-
Siiiii, la siento – me dijo
-
¿Qué hago? – se me ocurrió preguntarle
-
No la saques, seguí – me dijo ella
Esas palabras sonaron en mis
oídos como la más maravillosa música. Me aferré a su cadera y embestí para
penetrarla con más profundidad.
Entendí que a ella le gustaba, y
tanto que tiró su mano para atrás para abrir su cola y que la penetración sea
bien profunda.
Estábamos cogiendo.
Era glorioso lo que sentía. Mi
pija completamente dentro de la concha de mi hermana. La sensación era única.
Se combinaban un montón de
situaciones. El placer del sexo. El morbo del incesto. La adrenalina de ser
descubiertos por nuestra madre. Todo hacía que el placer fuera más y más a cada
embestida
Continúa acá --------> Mi hermana Belén 9
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