Historia en curso...

Mi hermana Belén

  Belén, mi hermana, siempre fue muy exhibicionista. De mostrarse mucho en redes. Su perfil, publicaciones y stories eran un verdadero infie...

Mi hermana Belén 8

 


Primer capítulo de esta serie-----> Mi hermana Belén

Parte anterior------> Mi hermana Belén 7



Nos salvamos de milagro de que mi madre no se dé cuenta de lo que pasaba entre mi hermana y yo.

Por suerte, la poca luz hacía que no se notara tanto la cara de mi hermana toda colorada de excitación.

Mi madre se quedó un rato con ella y le acarició la panza. Me dio ternura y un poco de morbo ver a mi madre acariciando la panza que yo recién había besado y chupado. Para colmo de males mi madre al inclinarse se le bajó la parte de atrás de la calza y se le vio una diminuta tanga metida en el culo.

¿Qué hago? Pensé para mis adentros. ¿no te alcanza con todo lo que hiciste con tu hermana como para ahora mirarle el culo a tu mamá? La realidad es que, si Belén había sacado ese culo hermoso de alguien, era de mi mamá.

No obstante, mi madre se fue prohibiéndonos que cerráramos la puerta.

Eso ponía fin a todas mis fantasías nocturnas, fue lo primero que pensé.

No estaba mal conformarse con todo lo que había pasado hasta ese momento. Pude chuparle las tetas y la concha a mi hermana. Ella me chupó la pija y se tragó todo. No podía quejarme. Aunque era mucho todo lo logrado, sentía que era una lástima no poder cogérmela.

Cuando mi mamá se fue, mi hermana se levantó y se vino a mi cama.

-        ¿Que haces?  – le dije preocupado

-        Venía a agradecerte… - me dijo sonriente

-        Ay Belén, yo debería agradecerte a vos… - realmente lo sentía así

-        Nooo, tengo un hermano que es un Dios chupando la concha, te juro que nunca…

-        Belén, no empecemos que nos vamos a calentar nuevamente y mamá nos dijo que no cerremos la puerta

-        Dejame terminar de decirte esto…

Ahora mi hermana se acostó a mi lado y siguió hablándome de una manera muy seductora con su boca muy cerca de la mía.

Mi pija, como era de esperar, comenzó a pararse.

-        Bueno, dale, decime

-        Es que me chupaste la concha de una manera hermosa, hermanito… - me dijo susurrando

Que mi hermana me diga eso, pronuncie la palabra “hermanito” y me susurre a un centímetro de mi boca era muy fuerte para mí.

-        ¿Si? ¿Te gustó mucho como te chupé la concha?

-        Mucho, y encima tenés una pija hermosa…

-        ¿Si? ¿Te gusta mi pija?  – le pregunté al tiempo que me la acomodaba

-        Mucho, es grande y venosa como me gustan a mi

-        Ahh sí? Y que serías capaz de hacerle a mi pija

Automáticamente se me ocurrió una idea perversa y le dije al oído:

-        Date vuelta que quiero jugar un poquito…

-        ¿A que queres jugar?

-        Un jueguito…te va gustar

El tono que usaba con mi hermana ya no era de cómplices, compinches ni nada por el estilo. Ya era un tono sensual que nunca había utilizado con mis anteriores novias

-        Ummmm que jueguito queres jugar conmigo…acordate que soy tu hermanita

-        Ayyyy Belén

-        ¿Qué pasa?

-        Me re calienta mi hermanita… ¿sabías?

-        Ayyy hermanito que degenerado que sos…a que queres jugar?

Yo pensé que me había ido a la mierda con la propuesta, pero pareció ser que a mi hermana le gustó. Tanto que se dio vuelta y se levantó la remera quedando su panza enorme al aire

-        Acariciarte la panza mientras te apoyo la pija en el culo

-        Mmmmm me parece que me va a gustar ese jueguito

Como estábamos corríamos peligro de que mi madre volviera a entrar y nos descubriera en una posición muy extraña. La luz estaba apagada y el silencio en nuestra pieza era sepulcral. Tanto que podía susurrar en su oído y mi hermana entendería claramente todo lo que tenía para decirle.

La agarré desde atrás y comencé a acariciarle la panza dura, con esa piel tan tersa que me gustaba tanto

-        ¿Te gusta mi panza? -  me preguntó

-        Mucho, mi… - casi se me escapa decirle “mi amor” a mi hermana

Por suerte, no se dio cuenta. Yo agarré mi calzoncillo y tiré para abajo para dejar mi pija dura totalmente liberada.

Ella por su parte, presintió mi movimiento y no dijo ni palabra, solo se movió con su culo para sentir mejor mi verga contra él

-        Mmmmm que duro que estás de vuelta

-        Vos me pones así, Belén – le dije

-        Esa pija es toda una tentación – siguió ella

Ahora mis manos subieron a sus duras tetas y las acariciaban sin ningún tipo de pudor. Ni se me cruzó por la cabeza pedirle permiso. De todas maneras, ella tácitamente me lo otorgó moviendo su culo y tirando la cabeza hacia atrás.

La posición no era lo más cómoda para besarnos, pero el deseo era tanto que nos arreglamos para darnos un beso de lengua largo y profundo, jugando mucho tiempo con nuestras bocas.

Abajo mi pija se movía contra la tela de su diminuta tanga provocándome cierta molestia, pero mi calentura era tal que no quise decir nada.

Mi hermana, como si me conociera de toda la vida (así era) me dijo si no me hacía doler con la tela de la tanga.

-        Un poco – le dije yo

-        Bueno, me la saco así estamos más cómodos – me dijo

Mi hermana en un rápido movimiento se quedó desnuda en la parte de abajo y se acomodó de manera que mi pija quedó contra su concha.

-        Juguemos un poco – me dijo ella y comenzó a moverse

-        Un juego peligroso – quise aclararle

-        Muy peligroso, pero necesito jugarlo – me dijo

Ahora el movimiento era como si estuviéramos cogiendo solo que la punta de mi pija jugaba con su concha sin entrar. El tema es que el líquido que empezaba a brotar de mi pija y su lubricación vaginal hacían que la penetración, por mínima que fuera se produjera de un momento a otro

-        Me gusta mucho – le dije

-        A mí también, seguí – me ordenó ahora

-        Es que en cualquier momento…

No hizo falta decir nada. Sus labios vaginales se abrieron en uno de los movimientos y la cabeza de mi pija se hizo paso lentamente y sentí la calidez de entrar en su hermosa y totalmente lubricada concha.

Era una sensación muy difícil de describir. Como penetrar en una cavidad gelatinosa con la lubricación perfecta como de un aceite tibio que envolvía mi pija. Fue tal el placer que sentí, que lejos de retirarme para sacarla, volví a entrar con más profundidad

-        Ummmmmm – dijo ella

-        Entró – le dije

-        Siiiii, la siento – me dijo

-        ¿Qué hago? – se me ocurrió preguntarle

-        No la saques, seguí – me dijo ella

Esas palabras sonaron en mis oídos como la más maravillosa música. Me aferré a su cadera y embestí para penetrarla con más profundidad.

Entendí que a ella le gustaba, y tanto que tiró su mano para atrás para abrir su cola y que la penetración sea bien profunda.

Estábamos cogiendo.

Era glorioso lo que sentía. Mi pija completamente dentro de la concha de mi hermana. La sensación era única.

Se combinaban un montón de situaciones. El placer del sexo. El morbo del incesto. La adrenalina de ser descubiertos por nuestra madre. Todo hacía que el placer fuera más y más a cada embestida

 

 

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