Capitulo introducción ----------> Mi mamá Silvina - Adiós Belén
Terminamos de ver la película y
después de percatarse de mi semi erección mi madre terminó soltándome estas
frases que me dejaron totalmente descolocado y caliente
-
Cómo está eso… - dijo riendo
-
Si, voy a tener que… - no quise seguir porque
temí irme a la mierda
-
Hagas lo que hagas, pensá en la rubia… - me dijo
con una risa
-
Si si – le dije yéndome
Cuando estaba entrando en mi
habitación escucho que mi madre suelta una frase que aún hoy retumba en mi
cerebro
-
¡No pienses en tu hermana, eh! – se reía mi madre
-
Jajaja – dije y cerré la puerta
Me masturbé pensando en mi madre,
en lo buena que estaba, en sus tetas, en su boca y finalmente, en imaginarme su
mano agarrando mi pija en el sillón donde habíamos mirado la película. Acabé en
ese preciso instante.
Me dormí como un bebé. Tuve la
tentación de mirar el WhatsApp de mi madre, pero me contuve. Ya tendría tiempo
al día siguiente.
Al otro día me levanté y mi madre
estaba en calzas nuevamente y con un culo hermoso apuntando en mi dirección. ¿Qué
hacer? ¿La apoyaba de vuelta como el día anterior? ¿O no? Me debatía en qué
hacer, cuando ella me dijo:
-
Vení a darme un beso, dormilón! – y se quedó con
su culo hermoso y apretado como invitándome
No dudé, ya que mi pija esta vez
estaba más dura que el día anterior. Me acerqué despacio y la apoyé en la cola
con una linda presión sobre su glúteo, solo que esta vez con ambas manos la
tomé de la cintura y la besé en la mejilla
-
Mmmmuack, buen día, mami – le dije
-
Hola, mi amor – dijo, ella
Hacía mucho que no me decía así y
me gustó que lo hiciera. Seguía por el camino de volverme más compinche con
ella.
-
¿A ver qué estás cocinando? – le dije a
propósito
En ese momento, mi pija, que
estaba durísima, se movió por su cola. Era imposible que no la sienta. Temí que
se enojara, pero no.
Lo que sucedió me dejó de piedra.
Ella movió su cola buscando el contacto y dijo
-
Alguien parece que no se descargó anoche y hoy
se levantó un poco durito, ¿no?
-
Mmmmm, ¿quién te dijo que no me descargué?
-
Ah buenooo, me pareció por lo que sentí
Preferí separarme porque tenía
miedo de no poder contenerme.
-
Sí, me descargué, pero siempre me levanto así –
quise serle completamente sincero esta vez
-
Ah bueno, ¡bendita juventud! – dijo ella
-
¿Por qué lo decís? – le pregunté haciéndome el
inocente
Sabía que su pareja tenía
problemas de erección y que mostrarme erecto le generaba algo, no sabía qué,
pero algo, le generaba.
-
Porque a tu edad están todos los días listos
para la batalla
-
Si, si
-
¡Qué cosa con los adolescentes! ¡Menos mal que
te separé de tu hermana! – dijo ella riendo ahora
Me gustó que se lo tomara de
manera divertida. Yo aproveché el momento y quise sumar distensión
-
¡Si, menos mal! Jajaja, los adolescentes estamos
calientes todo el día – le dije
-
Es entendible, la edad – me reconoció
-
¿Cuándo sos más grande se te pasa? – quise
indagarla
-
No estás todo el día pensando en eso, aunque por
momentos las ganas están, eso no se pierde nunca
Yo me alejé un poco y le miraba
el culo con descaro sin dejar de hacerlo ni un instante, con la miraba fija en
sus nalgas.
Ella sintió tanto mi presencia
como mi mirada y se giró mirándome divertida
-
Lo que está mal es que mires así a tu madre
-
Lo sé, perdoname, pero…
-
¿Pero qué? Que iba a decir…
-
No, nada
-
¡No! ¡Ahora quiero saber! ¿Que ibas a decir?
-
Que tenés un culo perfecto, mami – me sinceré de
manera definitiva
-
Gracias, mi amor, te dejo que me lo mires
-
Gracias – dije
Y en ese momento, sin pensarlo,
me acomodé la pija mientras la miraba. Ella se giró y me enganchó justo
-
¡Bueno tampoco es para que te la toques así! –
me regañó
-
No, no, es que me la estaba acomodando
-
Ah bueno, es que me parece…
-
¿Qué te parece?
-
No nada…
-
¡Ahora quiero saber yo! – le insistí
-
No, dejá
-
No, mami, yo te dije
-
Bueno – terminó cediendo – parece que tenés algo
importante ahí abajo, ¿no?
-
No se
-
Daleee, no te hagas el humilde
-
No, mami, en serio, no se.
Mi madre se da vuelta toda
colorada como nunca la había visto y me dice acercándose peligrosamente
-
A ver apretate el pantalón con la mano para que
se te marque y te digo
-
¿Así?
Me apreté el pantalón con ambas
manos alrededor de mi pija y se marcaba perfectamente todo el contorno
-
¡Ay Dios, Kevin!
-
¡¿Qué pasa, mami?! – le pregunté mirándola a los
ojos
Mi madre se mordía el labio y me
miraba el bulto
-
Que tenés algo muy bueno ahí abajo
-
¿Si?
-
Si, hijo, que no te quepan dudas…
-
Gracias mami
-
Gracias va a decir tu novia – dijo mi madre
totalmente colorada
En ese momento pude ver sus
pezones parados, su cara roja como un infierno y su mirada vidriosa. Me miró y
me dijo:
-
Me voy a refrescar que me hiciste poner toda
colorada
Se fue dejándome ahí, de pie en
la cocina. Mi pija estallaba de calentura. Cuando estaba entrando en su
habitación, tomé coraje y le grité
-
¡No pienses en tu hijo, eh!
Continuará…
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